lunes, 28 de enero de 2019

Veámonos al Espejo

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Venezuela se encuentra en plena tormenta. Esta sufrida nación hermana y su población, han sido víctimas de los excesos y arbitrariedades del populismo de una izquierda de la más baja ralea.
No olvidemos las circunstancias en las que el agonizante régimen bolivariano accedió al poder en el referido país sudamericano.
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Primero, intentaron acceder a través de la fuerza de un golpe militar. Después, se aprovecharon de los desequilibrios y aspiraciones sociales no cumplidas, para acceder al poder. Ya instalados como gobierno, manipularon y cooptaron a la chusma, a través de la entrega de dádivas, para mantener su lealtad y para concluir, se valieron de las bayonetas, para enquistarse y no ceder el control de las instituciones.
Además Chavez inicialmente y de manera posterior Maduro, buscaron el apoyo de los cubanos, de los chinos, norcoreanos, en suma de todos los regímenes totalitarios, para allegarse recursos y contar con apoyo diplomático en los diversos foros internacionales donde sus excesos fueran denunciados. De requerirse, hubieran pactado con el mismo diablo, si hubiera sido preciso.
Y lo que pasó en Venezuela lo conocemos todos: se reprimió al pueblo, se atentó contra la libertad de expresión, de asociación. Se prohibió disentir, se diseñó un gobierno de economía centralizada, se gestó un estado represor y totalitario.
A Venezuela llegó a gobernar la izquierda más aceda, la más arcaica y trasnochada; la que aspiraba emular a Cuba, a China, a Corea del Norte con su control absoluto sobre la población, con su adoctrinamiento, conel férreo control de los factores de la producción, con la represión de la disidencia; no llegó una izquierda moderna, inteligente, que aspirase reproducir los gobiernos actuales de los países escandinavos, con sus altísimos estándares de bienestar.
Por eso la presión social fue acumulándose, hasta que vino finalmente el estallido. Porque la gente puede aguantar hasta cierto límite, pero cuando éste se ve rebasado, se pierde el miedo y da lo mismo luchar para sobrevivir, a riesgo de perder una existencia, que deja de tener condiciones de dignidad y humanidad.
En este momento, Venezuela se debate entre la alternativa de la transición pacífica de entrega del poder y la tentación de la violencia y el subsecuente baño de sangre, que pudiera propiciar un régimen reacio a ceder el poder y sus privilegios, que podría ser completa y definitivamente evidenciado ante el juicio de la comunidad internacional.
El régimen izquierdista, represor y totalitario aún en el poder en Venezuela, habida cuenta de su control de los cuerpos castrenses, encabezado por Nicolás Maduro, ha recibido la censura y el desprecio de las naciones democráticas del concierto mundial. Tan solo las dictaduras y oprobiosamente México, envuelto en el maremágnum de un protogobierno de izquierda, le han manifestado su apoyo. Pero es evidente que las horas de la izquierda bolivariana están contadas y en cualquier momento, van a caer.
Venezuela es pues, un espejo en el que deberíamos vernos. Un espejo en el que se reflejan todos los vicios; flaquezas y defectos del lopezobradorismo. Venezuela es la dura lección que no debiéramos sufrir. Que no se nos olvide. No caigamos en la tentación de transigir a la tentación del culto a un pseudo caudillo, podría costarnos muy caro.
Dios, Patria y Libertad

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