Con motivo del Día Internacional del Recuerdo del Holocausto Wasim ‘Afifi, columnista del portal de noticias egipcio Elmwatin.com, publicó un artículo en el que enumeró “cinco razones que hicieron que el mundo árabe rechazara la veracidad del Holocausto”. Este afirmó que los medios de comunicación inflaron las dimensiones del Holocausto como parte de una conspiración rusa, que deseaba ennegrecer la imagen de Alemania y de Occidente, queriendo establecer un estado para los judíos en Palestina. Auschwitz, agregó, no era ningún campo de concentración, sino una fábrica de pesticidas y los crematorios estaban destinados a incinerar los cuerpos de las víctimas afectadas por el tifus. Las ideas equivocadas del mundo sobre Auschwitz son el resultado de la propaganda creada por Rusia, que controlaba el campo y además fabricaba pruebas falsas allí luego de finalizada la guerra. También según Afifi, los cálculos demuestran que los alemanes no pueden haber exterminado a 6 millones de judíos, ni es posible que su riqueza haya sido confiscada, considerando que ahora poseen “la mayor riqueza del mundo”. Este afirmó además que ningún documento oficial prueba que los nazis tenían una política de exterminar a los judíos. El plan alemán dijo, era crear una patria judía en Madagascar, pero las “dificultades técnicas” y la necesidad de manos laboriosas les impulsaron a utilizar en su lugar a los judíos como trabajadores.
Artículo de Afifi en el portal: “Cinco razones que causaron que el mundo árabe rechazara la veracidad del Holocausto”
Lo siguiente son extractos del artículo:[1]
“Existen 5 razones principales por las que el mundo árabe ondea su estandarte de la no aceptación del Holocausto como un hecho histórico. Lo más obvio es la afirmación de que 6 millones de judíos fueron exterminados. Este número es muy exagerado; según las estadísticas europeas antes de la Segunda Guerra Mundial, el número total de judíos en Europa era de 6,5 millones, lo que significa que en el Holocausto fueron asesinados casi todos los judíos de Europa, lo que contradice otros números de los departamentos de inmigración en Europa, según los cuales, entre los años 1933 y 1945, 1,5 millones de judíos emigraron a Gran Bretaña, Suecia, España, Australia, China, India, Palestina y los Estados Unidos. Según las estadísticas del gobierno alemán, en 1939, 400.000 de los 600.000 judíos de Alemania emigraron. Asimismo, 480.000 judíos emigraron de Austria y Checoslovaquia, como parte del plan para asentar a los judíos en Madagascar, pero terminaron asentándose en otros países. Sus propiedades no fueron confiscadas; de lo contrario, los judíos no tendrían hoy la mayor riqueza en el mundo. Otras cifras muestran que más de 2 millones de judíos emigraron a la URSS.
“Los historiadores señalan que en 1938, existían 16.5 millones de judíos en el mundo y que una década más tarde, es decir en 1948, había 18.5 millones de judíos en el mundo. Suponiendo seguir cónsonos con el argumento de que 6 millones de judíos fueron aniquilados durante la Segunda Guerra Mundial, es inconcebible que los 10 millones restantes se reprodujeran a una tasa que se convirtió en 18 millones una década después, lo que es contrario a las leyes estadísticas y a la tasa de crecimiento en la población humana.
“La segunda razón es la falta de documentación oficial. No existe [un solo] documento oficial que indique los detalles de las operaciones del Holocausto y la mayoría de las declaraciones de Heinrich Himmler en la Conferencia de Wannsee, el 20 de enero, 1942 se referían a la impracticabilidad, en esa etapa, de [implementar] las políticas del gobierno [nazi] alentando la emigración judía hacia Madagascar con el objetivo de convertirla en la patria [judía], debido a las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial y porque Alemania necesitaba de manos hábiles para dirigir su máquina de guerra. Según el historiador francés Paul Rassinier[2], quien escribió en su libro ‘El Drama de los Judíos Europeos’ que el así llamado documento de ‘Solución Final’ fue de hecho un plan para posponer la operación de asentamiento judío en Madagascar, que ya había sido decidido sería completado después de terminada la guerra, debido a la necesidad de manos laboriosas en Alemania y a la espera de abrir canales diplomáticos con otros países para encontrarle una patria adecuada a los judíos de Europa.
“La tercera razón es la propaganda de los medios de comunicación; la intensa cobertura mediática de los campos de detención y los campos de la muerte no tiene ningún fundamento, porque estos campos eran [en realidad] grandes unidades de fabricación para apoyar a la maquinaria de guerra, es decir Auschwitz – fue ocupado por primera vez por las fuerzas soviéticas, que no permitieron que ninguna parte neutral entrara en ello durante 10 años. Se supone que durante estos 10 años la URSS cambió las características del campo y que [desde el principio] no tenían las llamadas cámaras de gas a las que miles de judíos enviaban para envenenarlos, sino que eran pequeñas habitaciones para fabricar pesticidas agrícolas… Hubo algunos crematorios en estos campos, pero estos eran utilizados para quemar los cuerpos de aquellos que murieron de tifus en los últimos años de la guerra, debido a la falta de servicios médicos tras el colapso de las industrias en Alemania… No tiene sentido que Alemania gastara tanto combustible y energía, que hubiese necesitado tanto para la guerra, a fin de incinerar millones de cuerpos.
“La cuarta razón es la falsificación de documentos: Muchas de las fotografías presentadas al mundo y en los juicios de Núremberg, eran en realidad fotografías de los propios archivos alemanes [tomadas] cuando los alemanes intentaron mostrar el alcance de la hambruna y el tifus. En Alemania, en los últimos años de la guerra, las fotos presentadas en los juicios de Núremberg que [supuestamente] muestran la masiva destrucción de los judíos eran, de hecho, los controvertidos bombardeos de los aviones de guerra de los aliados contra Dresde, del 13 al 15 de febrero, 1945.
“La quinta y última razón es la propagación de las teorías de conspiración. Existe una especie de teoría de conspiración: los medios de comunicación exageraron los eventos del Holocausto. La URSS fue parte de esto y difundió estos rumores a fin de expandir su hegemonía en Europa como mejor alternativa en lugar de Alemania y desviar la atención a su maltrato hacia los prisioneros en los campos de trabajo forzado soviéticos del famoso Gulag. Occidente también – que salió victorioso de la Segunda Guerra Mundial y no aceptó la idea alemana de establecer una patria para los judíos en Madagascar, pero favoreció la idea de establecer el Estado de Israel en Palestina como la patria de los judíos del mundo, también fue socio en esta conspiración”.

[1] Elmwatin.com, 27 de enero, 2018.
[2] El político francés Paul Rassinier (1906-1967) es considerado como el padre de la negación del Holocausto. En su libro escrito en 1948 ‘Le Passage de la Ligne’, (Cruzando la Línea) y su libro de 1950, ‘La historia del Holocausto y la Mentira de Ulises’, este argumentó que si bien algunas atrocidades fueron cometidas por los alemanes, éstas fueron exageradas enormemente y que los alemanes no fueron los que perpetraron estas atrocidades – los reclusos que dirigían los campos los instigaron. El enfoque principal de su libro de 1964 ‘El Drama de los Judíos Europeos’ fue la negación de las cámaras de gas en los campos de concentración, la negación de la ampliamente aceptada cifra de 6 millones de judíos exterminados y el descartar el testimonio de los perpetradores luego de transcurrir la guerra. Jewishvirtuallibrary.org/a-brief-history-of-holocaust-denial, consultado el 30 de enero, 2019.