lunes, 4 de febrero de 2019

La mejor defensa contra el cambio climático podría ser el maíz nativo

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El cambio climático ya es uno de los problemas más urgentes que tenemos no solo los mexicanos, sino la humanidad entera. Lo único positivo sobre el asunto es que se ha transformado en un enemigo que nos une a todos. ¿Nuestra meta común? mitigarlo, dentro de lo posible y, aunque no lo creas hay acciones que cualquiera puede tomar para actuar en su contra. 
Nuestra identidad está plenamente vinculada al maíz y en muchos sentidos, también nuestro futuro.
El cambio climático ya es uno de los problemas más urgentes que tenemos no solo los mexicanos, sino la humanidad entera. Lo único positivo sobre el asunto es que se ha transformado en un enemigo que nos une a todos. ¿Nuestra meta común? mitigarlo, dentro de lo posible y, aunque no lo creas hay acciones que cualquiera puede tomar para actuar en su contra. 
Afortunadamente tenemos a la mano una defensa increíble. Se trata del maíz nativo, una de las plantas más increíbles y definitivamente una a la que ya le debemos muchísimo. Es innegable que nuestra identidad está plenamente vinculada al maíz y, en muchos sentidos, también nuestro futuro.
Mientras que el cambio climático es uno de los grandes motivos por los cuales estamos perdiendo nuestra inmensa biodiversidad, paradójicamente, es la biodiversidad la que puede salvarnos. Y, por otro lado, si hay algo que no queremos perder es precisamente el maíz, no solo porque da lugar a nuestras deliciosas y queridas tortillas, también porque es tanto metáfora, como sustento material de nuestra diversidad cultural.  
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La planta que evolucionó de la mano de los mexicanos que la han sembrado por milenios, escapaz de superar plagas, sequías y hasta regular los nutrientes del suelo para sobrevivir.Además, el hecho de que sea mejorada progresivamente a través de la selección constante de las semillas más adecuadas (que realizan las comunidades que la siembran) la vuelve increíblemente resiliente.
Así, las casi 60 razas de maíz que tenemos hoy son un tesoro que, literalmente, hemos cultivado a lo largo de nuestra historia y al cual tenemos que volver a apoyar ya, pues a pesar de que esta planta es vital para los mexicanos, el maíz nativo está en peligro de extinción (y no solo por el cambio climático). Simultáneamente el movimiento para salvarlo es cada vez más grande, sonado y relevante.
A todo esto, te preguntarás: si, es evidente que cuidar la biodiversidad es vital para el medio ambiente, pero, ¿por qué el maíz es nuestra mejor defensa contra el cambio climático? 
5 puntos para entender por qué la siembra de maíz nativo podría ayudar a mitigar los efectos del cambio climático: 
Los ecosistemas terrestres saludables (como la milpa) son “sumideros” de carbono y su existencia contribuye a mitigar el efecto de las emisiones. 
La milpa, el sistema de siembra increíble del que depende el maíz nativo, apuesta por gestionar los territorios de siembra de manera sustentable, privilegiando que la agricultura no sea extensiva y no sea un negocio que necesita talar masivamente los bosques para sobrevivir. 
Los ecosistemas sanos y respetuosos de otros ecosistemas (es decir, no invasivos o extensivos), contribuyen a la mejora general del medio ambiente e incentivan la recuperación de animales y plantas en peligro. 
La siembra al estilo milpa simplemente es más sustentable, pues tiene un enfoque completamente ecológico que privilegia la siembra orgánica, que no utiliza ni fertilizantes, ni insecticidas. Estos últimos dañan el medio ambiente porque aumentan la emisión de gases, resecan la tierra, volviéndola infértil y dañan a especies de plantas y animales que viven en las zonas de siembra.   
Comer maíz nativo, nacido en la milpa es apostarle a las economías colectivas y locales, a la autosuficiencia alimentaria y, simultáneamente a la reducción del impacto ambiental por alimentación: comer de la milpa local, significa importar menos alimentos y, por lo tanto contaminar menos con emisiones de carbono por transporte, fabricación y empaques innecesarios.
La justa combinación entre manos, tierra y semillas mexicanas dio lugar a un maíz fantástico que dos universidades estadounidenses y una empresa transnacional están llamando propio…
El maíz es la planta mexicana por excelencia. Su cultivo, es mucho más que una práctica milenaria, se ha transformado en un acto de resistencia muy contemporáneo, porque el maíz y sus más de 60 variedades son el símbolo máximo de la biodiversidad de nuestra tierra y, por lo tanto, también de la diversidad cultural que nos hace tan complejos y también particulares en el mundo.
Además, el maíz representa nuestro vínculo intenso e indeleble con la tierra, con el campo, el lugar de donde brota la vida; pues la existencia de esta planta depende de nosotros y nosotros dependemos profundamente de ella. El maíz y los mexicanos estamos eternamente unidos. Y en este ejercicio de perfeccionarnos el uno al otro (mexicano al maíz y viceversa), algunas comunidades campesinas han cultivado plantas espectaculares, como el maíz de la Sierra Mixe de Oaxaca.
¿Su gran peculiaridad? Este maíz oaxaqueño se caracteriza por ser resistente a las plagas y no necesitar fertilizantes. Esto lo vuelve una auténtica joya para los productores agrícolas, especialmente para los que siembran alimentos de forma masiva.
Esta increíble cualidad llevó a dos universidad estadounidenses y a una empresa transnacional a piratearse la planta (de una forma particularmente ilegal), pasando por alto regulaciones nacionales, internacionales y, por supuesto a la comunidad ligada a la existencia de este maíz.

¡Se están pirateando el maíz!

Fue la investigación de Paris Martínez para Animal Político la que reveló los detalles de este nefasto hecho: la transnacional Mars Inc. (Snickers, M&M, Milky Way, Orbit, Wiscas y más) y las universidades Davis de California y Wisconsin-Madison de Estados Unidos publicaron una investigación en una revista científica asegurando haber descubierto el maíz de la Sierra Mixe, una planta que existe gracias a los cientos de años de selección tradicional de la semilla.  
Y no solo no lo descubrieron, sino que para el plagio genético que ejecutaron se saltaron al gobierno de México. Claro que las confusiones son excesivamente intrincadas, hay muchas instituciones tomando papeles controversiales y mucha desinformación. El artículo deAnimal Político desentraña cuidadosamente el asunto, pero, sobre todo, nos deja saber por qué es tan relevante este molesto y muy oscuro evento.  

¿Por qué este problema es tan relevante?

Hay muchas razones para prestarle atención a lo que está pasando con el maíz de la Sierra Mixe, pero la principal es elocuentemente explicada por la doctora Yolanda Massieu Trigo que declara para Animal Político: “las variedades de maíz criollo son bienes comunes, pertenecen a toda la comunidad.”
El maíz criollo es justamente ese que se desarrolla por los procesos milenarios de selección e intercambio de semillas, hechos en conjunto y durante toda su historia por una comunidad particular. Así, este maíz nos narra la forma en que esa comunidad (y los miembros que la conforman) se comunica, comparte entre vecinos y, también las cualidades que priorizan o buscan asegurar, al sembrar maíz. Algunos preferirán ciertos sabores o texturas o colores o cualidades como aguantar mejor climas extremos o, como es el caso, poder sobrevivir a las plagas.
Así, estos maíces son en múltiples sentidos propiedades colectivas y nunca deberían ser señalados como el descubrimiento o la labor de uno, menos en las circunstancias tan descaradamente ilegales en las que está ocurriendo esto ahora.
Por otro lado sí es súper relevante ese asunto de la ilegalidad: la forma en la que estas organizaciones se pasaron por alto a las autoridades locales, a las personas de la comunidad y hasta el Protocolo de Nagoya, convenio internacional que protege la diversidad biológica y su uso sostenible.
Y, por si fuera poco, las declaraciones de las universidades y la empresa son tan ominosas que ni siquiera se ha podido confirmar de qué municipio o pueblo de la Sierra Mixe de Oaxaca es la comunidad que podría haber compartido (o a quienes se le arrebató) el secreto de su fantástica semilla.

¿Qué puedes hacer al respecto?

El asunto es muy complejo, pero hay algunas cosas que puedes hacer para apoyar la causa:
  • Firma peticiones y dona a iniciativas que defiendan los maíces nativos y criollos.
  • Cométe la tortilla (y los demás productos de maíz) que realmente te mereces: hechos con la planta local, cultivados de forma tradicional, por comunidades locales. Verás que son mejores y más ricos.
  • No compres productos de maíz chatarra (hechos con harina refinada) o hechos con variantes transgénicas.
  • No apoyes la economía de las grandes transnacionales, que ni siquiera tienen la decencia de hacerse de material biogenético de manera legal. Recuerda que cuando le compras algo a alguien, tú estás financiando sus prácticas. ¿A quién quieres patrocinar?
  • Infórmate sobre lo que está ocurriendo y comparte lo que sabes con los demás.
  • Alza la voz. Recuérdale a estas instituciones que estamos enojados. Contacta aquí a UC Davis, a Wisconsin-Madison o a Mars Inc. Que sepan que los estamos vigilando.
  • Únete a la defensa de los campesinos por nuestra diversidad, en todos los sentidos posibles. Come mexicano y haz milpa, recuerda que es un acto de resistencia.
Ecoportal.net

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