miércoles, 27 de febrero de 2019

Ramos y Maduro

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Jorge Ramos es un periodista combativo. En agosto de 2015, en Dubuke, Iowa, insistió en cuestionar al entonces candidato Donald Trump sin que este le diera la palabra. “Tengo derecho a preguntar”, dijo Ramos. “No, no la tiene –respondió Trump–, regrese a Univisión”. Un guardia de seguridad hizo salir a Ramos de la sala, aunque después se le permitió regresar. “Este es el tipo de cosas que se ve en las dictaduras”, le dijo Ramos posteriormente a CNN.
Este 25 de febrero el enfrentamiento fue entre Ramos y Nicolás Maduro, quien había accedido a darle una entrevista en el Palacio de Miraflores en Caracas. Ramos fue provocador. Dijo que no sabía si llamarlo Presidente, porque millones de venezolanos le dicen “dictador”, y Juan Guaidó, proclamado Presidente encargado por la Asamblea Nacional, se refiere a él como “usurpador”. Ramos le mostró imágenes de video de jóvenes recogiendo comida de la basura. Enfurecido, Maduro se levantó y se fue. Su ministro de información advirtió que no se autorizaba la entrevista. Ramos y sus colaboradores fueron retenidos y se les confiscaron su equipo y materiales grabados. “Le dije (a Maduro) que eso es lo que hacían los dictadores, no los demócratas”, explicó Ramos a Reforma.
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La retención provocó una oleada de reacciones. José Miguel Vivanco, de Human Rights Watch, tuiteó, “Exijo la inmediata liberación de @jorgeramosnews y su equipo de @UniNoticias que se encuentran retenidos en el Palacio de Miraflores por órdenes de Maduro”. El canciller mexicano Marcelo Ebrard publicó otro tuit: “El Gobierno de México ha manifestado al de la República Bolivariana de Venezuela su preocupación y protesta por lo ocurrido en el Palacio de Miraflores hoy a Jorge Ramos y su equipo. Peniley Ramírez de Univisión nos acaba de comunicar que han sido liberados”.
Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que México es neutral, mantiene su reconocimiento a Maduro cuando la mayoría de las democracias han reconocido ya a Guaidó. López Obrador insiste que no tiene intenciones de llevar a México por el camino de Venezuela, pero varios aliados de la cuarta transformación alimentan esos temores. El 25 de febrero una manifestación de la CNTE marchó a la Embajada de Venezuela para manifestar su respaldo a Maduro. Gerardo Fernández Noroña, diputado del PT, se refirió al comportamiento de Ramos como “una provocación”. El académico John Ackerman publicó un video en el que afirmó que “el pueblo venezolano (cuenta) con una enorme solidaridad internacional”.
Chávez y Maduro destrozaron la economía venezolana. Si bien el Gobierno ya no emite información económica, el FMI estima que nada más en 2018 el país se contrajo 18 por ciento. El desplome acumulado desde 2012 puede rebasar el 60 por ciento. La inflación en 2018 fue de 1,698,000%, según la Asamblea Nacional. La producción de petróleo ha caído de 2.4 millones de barriles diarios en 2012 a 1.1 millones en 2018. Unos 3 millones de venezolanos, de una población de 31 millones, han abandonado el país en los últimos años.
Los partidos oficialistas perdieron las elecciones legislativas de 2015, pero Maduro desconoció a la nueva Asamblea Nacional, dominada por la oposición, y formó otra que emitió nuevas reglas electorales, las cuales le permitieron reelegirse en comicios que no han sido reconocidos por la mayoría de los países democráticos.
A pesar del apoyo de López Obrador y de algunos otros aliados, el régimen se tambalea. Quizá por eso Maduro perdió la paciencia con Ramos.
Uno más
Ayer renunció César Franco, tercer comisionado en dejar la CNH en este Gobierno. Pronto todos los comisionados de la CRE y la CNH serán como los candidatos que piensan que un CEL es un celular y no un Certificado de Energía Limpia o tendrán que consultar Wikipedia para saber qué hacen sus instituciones.

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