Ante la inminente caída del Estado Islámico (IS) -que apenas controla ya un pequeño enclave en la localidad siria de Baguz- y la retirada de EEUU de la región, la comunidad internacional se enfrenta a un nuevo reto en la lucha contra el yihadismo. Al menos 800 prisioneros del IS son nacionales de Estados europeos, por lo que el gobierno informal kurdo sirio ha pedido su repatriación para que sean juzgados en sus países. Por su parte, Trump exigió por Twitter a Alemania, Reino Unido y Francia que se hagan cargo de ellos bajo amenaza de liberarlos, con el riesgo de que, o bien traten de reorganizar el califato, o se trasladen a Europa como lobos durmientes. Ningún país puede eludir su compromiso con la derrota definitiva del integrismo islámico.
Conforme a los criterios de
No hay comentarios:
Publicar un comentario