domingo, 28 de abril de 2019

AMLO y la “oposición” sin brújula
@miguelmg28
Cuando Andrés Manuel López Obrador gana la presidencia de México el 1 de Julio del año pasado, hubo un reacomodo en el pensamiento social de aquellos intelectuales que siempre estuvieron al servicio del poder. Este reacomodo incluyó modificar conceptos, categorías y maneras de estudio que servían para intentar comprender la realidad de la política mexicana. Además, también hubo una reestructuración en los análisis, de tal manera que lo que antes se ofrecía a la sociedad como lo deseable y alcanzable –en términos de democracia, justicia e igualdad–, ahora que se está en el camino para obtenerlos, algunos analistas deciden decir: “no, esto no va por ahí”.
Quienes con anterioridad defendían la democracia y aspiraban a ella con ahínco, hoy en día, lo que ofrece el presidente López Obrador pareciera no ser suficiente, de tal modo que siempre encuentran argumentos para decir “esto no es democracia”, “es autoritarismo” o “dictadura”. Además, los mismos que aspiraban a un México con mayores libertades, hoy sostienen que no se ha avanzado nada en materia de libertad de expresión, de pensar o de discernir.
Denise Dresser, Emilio Álvarez Icaza, opositores a AMLO
Imagen: globalmedia.mx
Estos valores deseados, para ellos, son imposibles de alcanzar con un gobierno de izquierda, ya que las propuestas para comenzar a construir un camino menos desigual siempre están en constante cuestionamiento por la “oposición”. Si el presidente decide redistribuir una parte del ingreso para fines educativos, estos saldrán a decir que no es la manera correcta ya que, según ellos, el dinero sólo se ocupa para fines superfluos. Muestra de ello es la controversia de hace unas semanas, en donde algunos jóvenes se tomaron la libertad de capturar en fotografía el dinero que habían recibido de la beca. Según el criterio de una buena parte de la oposición esto implica un derroche de dinero y evidentemente terminan alarmándose porque notan clientelismo en estas acciones.
Cuando el presidente López Obrador decide replicar para defender su punto de vista ante alguna pregunta de los periodistas, inmediatamente es etiquetado por los intelectuales como autoritario o como un individuo que no acepta la crítica ni mucho menos los cuestionamientos. Aunque el mismo presidente ha dicho una y otra vez que él está haciendo uso del la libertad de expresión y la réplica, para los intelectuales, anclados con los gobiernos anteriores, esto no tiene ninguna validez porque, tal parece, la labor del presidente sólo es escuchar, aceptar la crítica y no emitir ningún comentario al respecto.
Estos individuos, cuya lista es muy larga, aún mantienen la idea de gobernar de los presidentes anteriores, los cuales jamás salían a defender un cuestionamiento o crítica, a menos que ésta tocara intereses familiares, económicos o si su reputación estuviera en juego. Dejan de lado por completo que “las mañaneras” no solamente funcionan como un constante juego político en donde el presidente sale todos los días a rendir cuentas a la sociedad, sino que además es un espacio en donde cualquier tipo de pregunta está permitida, sin importar lo irrelevante que pudiera ser, tal como sucedió el día 23 de abril, en donde se le cuestionó si creía que Juan Gabriel estaba vivo o muerto.
La oposición, en estos tiempos, es sumamente reducida, porque su crítica se concentra en discutir sobre los zapatos sucios del presidente, o sobre lo que come y en dónde come algún servidor publico miembro de MORENA. La oposición, no autodenominada a sí misma como tal, tienden a desestimar los 30 millones de votantes porque ahora lo que les ocupa es esa minoría que no votó por Andrés Manuel, pero, ¿no se supone que esa democracia, por la que tanto pelearon y lucharon para alcanzar, es el gobierno de la mayoría?
Felipe Calderón riendo.
Imagen: vice.com
Esto pareciera ya no tener mayor importancia, dado que cada una de las acciones del presidente siempre serán atacadas sin mayor razón. Por ejemplo, los expresidentes Felipe Calderón y Vicente Fox día a día dedican horas a criticar cualquier acción de Andrés Manuel, porque, “evidentemente”, ellos ya tienen las soluciones a todas las problemáticas que aquejan al país. Desataron guerras que hundieron a México en la violencia; dejaron a miles de personas en la calle y muriendo de hambre; derrocharon dinero en estupideces como la llamada “Estela de luz”; etcétera. Pero ahora, casualmente saben cómo resolver todos los problemas que le dejaron al nuevo gobierno.
Está claro que el gobierno de AMLO enfrentará grandes desafíos, puesto que existen problemáticas que son imposibles de resolver en uno o dos años. Llevará tiempo arreglar la realidad putrefacta que dejaron los gobiernos anteriores. Por esta razón es importante sumar esfuerzos para defender aquellas causas que son benéficas para los individuos en la sociedad. Asimismo, la crítica debe ser hecha en aquello que sea criticable; los cuestionamientos deben estar en aquello que sea cuestionable. No es un asunto de criticar por criticar amparados bajo la frase “el gobierno no me representa”. Se deben respetar las decisiones de la mayoría, es decir, respetar la democracia a la que tanto “aspiraron”.

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