martes, 28 de mayo de 2019

¿COMIENZA LA DESBANDADA?

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En un par de días, prácticamente con diferencia de horas, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se vio sacudido con dos renuncias que conmocionaron a la clase política: La de Germán Martínez Cázares, director del Seguro Social y Josefa González Blanco Ortiz, secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Con estas defecciones queda de manifiesto que la cuarta transformación no es una estructura monolítica, a prueba de balas, sino que deja patente su fragilidad, consecuencia de las uniones antinatura de sus integrantes.
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En efecto, así como es antinatural y contrario a todo buen sentido común pretender que pueden ser legales las uniones entre individuos del mismo sexo; de la misma manera, en la política las uniones entre individuos de izquierda y derecha, no dejan nada bueno en sus resultados, ni producen dividendos.
Veamos: Primero se suscitó el caso de Germán Martínez Cázares, el panista traidor, que vendió sus ideales a cambio de unas migajas, pero al que por tratarse quizá de una figura que se sabía no era cercana a los afectos e intereses del presidente de la República, nadie miró con reverencia y a quien precisamente por lo anterior, la Secretaría de Hacienda trató sin miramiento alguno, recortándole su presupuesto y plantilla sin misericordia, situación que a la postre iba a devenir en complicaciones de todo tipo en el quehacer institucional, y a las que Martínez Cázares, prudentemente prefirió no enfrentar, regresando a la comodidad de su senaduría plurinominal, donde si así lo decide, podrá seguir lamiendo las suelas del Ejecutivo federal, tal y como sugieren sus equívocas preferencias.
Dudamos que Martínez Cázares vaya a tener el menor rasgo de hombría y ya estando en el senado, vaya a oponerse a los desvaríos del lopezobradorismo. Lo lógico es que se convierta en uno más de los legisladores sumisos que integran la bancada morenaca.
En su lugar, al frente del Seguro Social, López Obrador propuso a un individuo, carente de toda trayectoria y perfil, cuyo nombre no vale ni la pena traer a colación, por ser uno más de los personajes sumisos a este régimen de corte polpotiano, enemigo de la calidad, la inteligencia y la buena preparación.
La segunda baja, ocurrida a escasas horas de acaecida la primera, fue la de Josefa González Blanco Ortiz, titular de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que se apuntó la ocurrencia de detener el despegue de un avión que debía tomar, y al que acudía con retraso, teniendo la humorada de afirmar a las autoridades aeroportuarias, que se llevaba a cabo en mérito de orden presidencial y que varios pasajeros, criticaron desde redes sociales, propiciando el despido disfrazado de renuncia voluntaria, de la funcionaria de marras.
El suceso, pone de manifiesto la prosopopeya que invade a muchos de los altos funcionarios federales, que se sienten exentos de tener que rebajarse al cumplimiento de la ley y, sobre todo, pone en relieve lo absurdo de que el jefe del Ejecutivo federal y sus colaboradores de más alto rango, no tengan la capacidad de disponer de una flota de aeronaves que les faciliten el cumplimiento de sus obligaciones, sin perjudicar a terceros.
Pero, subrayamos, lo ocurrido deja de manifiesto que el régimen de la “cuarta transformación” es más vulnerable de lo que muchos suponen; y que al interior del mismo, no todo es miel sobre hojuelas, pues se habla de que Alfonso Romo y Marcelo Ebrard han presentado, en al menos un par de oportunidades, sus dimisiones al presidente de la República, sin que éste las haya aceptado. Valdría la pena saber qué pasaría, si emulasen a Martínez Cázares y simplemente le entregasen sus changarros.
Por otro lado, se comenta que la secretaria, cuya destitución es inminente dado el grado de ineptitud que ha hecho gala y la cantidad de insensateces que ha proferido, probablemente al influjo de su amor por la marihuana, es la ex ministra, Olga Sánchez Cordero, a quien la silla del Palacio de Covián le ha quedado no grande, sino inmensa, y ha dejado muy claro que carece totalmente de oficio político y de capacidad de maniobra institucional.
Es fácil percatarse que quienes ocupen los lugares que este par de personajes deja vacantes, serán figuras que se caracterizarán por su abyección y no por su capacidad. Es evidente que los sucesores, no osarán contradecir ni por error, la suprema voluntad del mesías.
Disparate tras disparate, es lo que nos espera con este régimen de pacotilla, diseñado por mediocres, dirigido a borregos, incapaces de todo viso de capacidad analítica y encabezados por un merolico, carente de preparación, sentido común y amor a la Patria. Quede para consuelo, que ni los triunfos ni las derrotas son eternos. ¿Será que acudimos al inicio de la desbandada de los oportunistas que nutren el desgobierno en turno y que se han comenzado a dar cuenta que no es lo mismo criticar que gobernar?
Dios, Patria y Libertad

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