jueves, 2 de mayo de 2019

La familia kamikaze del 'rey' de las especias

Actualizado 
Dos hijos educados y ricos y una nuera están en la foto que los nueve fanáticos del comando se hicieron antes de los atentados. Hubo más de 250 muertos, incluidos 45 niños y los gallegos María y Alberto
Al centro, el magnate Mohammed Yusuf Ibrahim. Le rodean sus hijos, Imsath Ahmed Ibrahim (derecha) e Ilham Ahmed Ibrahim.
Yusuf es un conocido empresario esrilanqués famoso por donar parte de su fortuna a varias organizaciones benéficas locales. El rey de las especias, pues nadie vende y exporta más que él desde su compañía Isham Exports. Sin embargo, la policía asegura que fue él quien dio cobijo bajo su techo a los atacantes de los atentados que llenaron de terror y muerte Sri Lanka. Presuntamente, los kamikazes planearon los ataques suicidas desde su mansión, pues entre los terroristas están su hijo mayor, Imsath Ahmed Ibrahim, de 33 años, y su hermano, Ilham Ahmed Ibrahim, de 31, cuya mujer, Fátima, también es uno de los suicidas. Nadie está a salvo del proceso de radicalización que convierte a las personas en bombas humanas. Ricos o pobres, viejos o jóvenes, si se dan las condiciones adecuadas, hasta las familias más pudientes pueden caer bajo el influjo del fanatismo religioso, como ha sucedido con dos de los siete vástagos, y una nuera embarazada, del multimillonario ceilandés Mohammed Yusuf Ibrahim.
Todos aparecen en la fotografía hecha pública por Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés) mostrando a los atacantes. Fuentes de la policía consultadas por Crónica aseguraron que ella es la que está situada, casi escondida, detrás de Ilham, al que se ve en la instantánea sosteniendo un cuchillo de caza. Un arma similar a la que el IS utilizó en Siria para decapitar a varios periodistas, entre ellos, el estadounidense James Foley.
El multimillonario tiene otros cuatro hijos y tres hijas. Uno de ellos, Ismail Ahmed Ibrahim, el más joven de todos, «también está radicalizado y se encuentra huido y en busca y captura», según indicó el diario indio Swarajya.

UNA VIDA DE LUJO

Se sabe que Imsath y Ilham estudiaron en un colegio privado de la capital, algo a lo que muy pocos tienen acceso en Sri Lanka. Crónica ha contactado con varios de los más prestigiosos, pero todos han asegurado que no cursaron estudios en sus respectivos centros y se negaron a facilitar sus anuarios. Sin duda, el estigma de tener algo que ver con los perpetradores de la peor masacre terrorista de la historia del país está haciendo que muchos nieguen cualquier relación con la familia Ibrahim, propietaria de la mayor empresa exportadora de especies ceilandesas, Ishana Exports Pvt Ltd.
Irónicamente, la policía asegura que Imsath se inmoló en el hotel Cinnamond Grand, el cual lleva el nombre de uno de los productos, la canela, con el que el padre se hizo rico y les dio una vida privilegiada. Su hermano lo hizo en el Shangri-La. Hasta ahora, se ha especulado mucho con el nivel de sofisticación de los ataques, pero poco se ha dicho sobre los errores que cometieron y que condujeron a la policía a su guarida el mismo día de los atentados. Uno de los hermanos, aún no se sabe cuál, se registró en uno de los hoteles dando su nombre y dirección reales, según fuentes policiales. Y ahí vino la gran sorpresa. El terrorista tenía su vivienda en una casa de la urbanización más pudiente de la capital, Mahawela Gardens, en el barrio de Dematagoda, donde vive la élite del país.
Imsath Ahmed Ibrahim tenía 33 años. Se inmoló en el hotel Cinnamond Grand. Poseía hasta una mina de cobre propia.
La casa familiar, una mansión blanca de tres pisos que casi ocupa un bloque entero, sigue rodeada por la policía. «Me quedé impactada. Nunca pensamos que eran este tipo de personas», dijo a The Japan Times Sanjeewa Jayasinghe, una ingeniera de cableado de red de 38 años que trabaja al lado de la residencia de los Ibrahim. Otra vecina, Fazla, afirmó a Reuters: «Siempre me habían parecido buena gente». Sin embargo, cuando la policía ceilandesa llegó al lugar, el nivel de su locura se hizo más que evidente. Fátima, la esposa embarazada de varios meses, se hizo volar por los aires junto a sus dos hijos. Mató a tres agentes.
Imsath tenía un negocio propio, la mina de cobre Colossus Copper, situada al oeste de la capital, donde la policía cree se fabricaron los chalecos explosivos. De allí salieron el metal y los tornillos -la metralla- que cercenó el cuerpo de los fieles congregados en las iglesias y de los turistas que desayunaban en los hoteles. Al menos nueve personas, incluido el director de la compañía, fueron detenidas el pasado domingo.
Hasta ahora hay más de 250 muertos, entre ellos 45 niños y 40 extranjeros, incluyendo a la pareja de jóvenes españoles, María González Vicente y Alberto Chaves Gómez, que murieron en el hotel Kingsbury, en Colombo, uno de los tres establecimientos de lujo donde los kamikazes asesinos se hicieron volar por los aires durante el Domingo de Resurrección. Los otros lugares de la sangría fueron el Shangri-La y Cinnamon Grand, así como tres iglesias cristianas: la de San Antonio, en la capital, la de San Sebastián, en Katana, al oeste, y el templo de Zion, en Batticaloa, al este del país.

"VERGÜENZA AJENA"

El éxito de Yusuf en los negocios podría haberlos hecho disfrutar de una vida sin dolores de cabeza, pero los hermanos escogieron el camino del mal. La empresa de su progenitor, Ishana Exports, se dedica a la exportación de especias y fue fundada en 1986. La resolución para los negocios del padre fue tal que llegó a romper «el monopolio que existía en el mercado de especias del país», según indica la página web de la compañía, hasta que «en 2014 se convirtió en la más rentable» de la isla, ganado algunos de los premios más prestigiosos del mundo. En 2001, el Actuload Award en Ginebra. En 2004, el Bid International Quality Crown Award en Londres y, en 2006, el Indian Excellence Award y el Nce Excellence Award. Además, en 2015, recibió el Premio Presidencial a las Exportaciones en una ceremonia organizada por el Consejo para el Desarrollo y las Exportaciones de Sri Lanka, el ente gubernamental que regula el mercado nacional, y que ahora lo repudia.
Durante la recepción del galardón, Yusuf se ganó el favor de muchos al afirmar que «es necesario pagar generosamente a los granjeros para que puedan mejorar sus vidas», según ha informado el Daily Mirror. «Nuestra prioridad es que crezcan económicamente para que contribuyan a la economía. Por ello, debemos trabajar unidos al margen de las diferencias raciales, religiosas o políticas», añadió durante la recepción junto a su hijo Imsath, vestido con traje y corbata, sonriente. Entonces añadió algo que ahora se ha convertido en una premonición tenebrosa. «No debemos engañar a la gente, porque si lo hacemos tendremos que enfrentarnos a su castigo», declaró con el trofeo en la mano.
Crónica se ha presentado en las oficinas del Consejo, situado a la vera del hotel Cinnamond Grand, donde habló con un empleado bajo la condición de respetar su anonimato. «Sentimos vergüenza ajena por lo que ha pasado, sobre todo porque el señor Ibrahim era muy respetado. Si está implicado, que se pudra en la cárcel».
El líder fanático Zahran Hashim, el único con la cara descubierta, clérigo y predicador extremista, conocido por sus vídeos en YouTube llamando «a matar a todos los infieles». Está rodeado de los que cometieron los múltiples atentados.

LA EMPRESA

Este suplemento también visitó la sede de la empresa, en estos momentos custodiada fusil en mano por soldados del ejército ceilandés, y situada en el número 33 de la calle Old Moor, en el barrio musulmán de la capital, donde se encuentran muchas de las compañías dedicadas a la exportación de especias. La puerta metálica gris de la entrada al edificio rojo estaba cerrada con un gran candado metálico. «La policía vino el domingo, registró las oficinas y luego la cerraron», explicó uno de los trabajadores de la empresa adyacente, Kandy Trade Center, uno de los pocos en hablar. El miedo en su rostro, y en el de sus compañeros, era más que evidente. El temor a las represalias contra la comunidad islámica se ha extendido por todo el país.
«Eran gente es muy rica y a uno de los hijos le gustaba venir a ostentar con el coche de lujo su padre, aunque hace tiempo que no lo veíamos por aquí», explica otro empleado de la empresa E.K.T and Company, situada en la misma calle, refiriéndose al BMW blanco del progenitor, el cual estuvo todo el domingo aparcado delante de la puerta de la mansión familiar. «Me ha sorprendido mucho», añadió. «El padre es un buen hombre, siempre sonriendo y ayudando a sus vecinos. Nadie se esperaba algo así».
Las autoridades gubernamentales consultadas por este suplemento se han mostrado reticentes a hablar de la relación de Yusuf con el Gobierno actual, así como a facilitar cualquier tipo de instantánea. Sin embargo, es sabido que la familia tenía relaciones con las más altas instancias políticas puesto que el padre se presentó a las elecciones con uno de los partidos de izquierdas, el Janatha Vimukthi Peramuna, y era muy amigo del ministro de Comercio, Rishath Bathiudeen, algo normal dada su actividad empresarial. Además, se le había visto en muchas recepciones del ex presidente del país, Mahinda Rajapaksa.

OTRO NIÑO RICO SUICIDA

Los hermanos no son los únicos terroristas pudientes. Abdul Lathief Jameel Mohamed, cuyo ataque contra el hotel de lujo Taj Samudra se frustró cuando el chaleco explosivo no le funcionó, tuvo la sangre fría de «volver a la casa franca donde habían realizado el ensamblado final de los artefactos y lo reparó» -según fuentes de la investigación en marcha-, para luego inmolarse matando a dos personas en una casa de huéspedes cercana, el Tropical Inn, próxima al zoo de Colombo.
Abdul estudió ingeniería aeroespacial en la Universidad de Kingston, al suroeste de Londres, entre enero de 2006 y septiembre de 2007. Seis años después completó un curso de posgraduado en Australia, según confirmó el primer ministro del país, Scott Morrison.
Ilham Ahmed era el menor de los hermanos. Con 31 años, fue responsable del atentado en Shangri-La. Era el más radicalizado de los hermanos.
Allí fue donde se cree que empezó la radicalización que lo transformó en un asesino. «Mi hermano se volvió profundamente religioso cuando estuvo en Australia y al retornar era un hombre muy diferente: se había dejado la barba muy larga y había perdido su sentido del humor. Además, se volvía totalmente loco reprendiendo a los familiares que se había afeitado», ha dicho el hermano en Asian Image.

LA RADICALIZACIÓN

Hasta el momento se desconoce en qué momento los Ibrahim decidieron abandonar el mundo racional para abrazar la locura absoluta. Sin embargo, sí se sabe que la semilla del terrorismo fue plantada por el ideólogo del grupo, el único que aparece a cara descubierta en la foto publicada por la agencia de noticias del Estado Islámico, Amaq.
Es Mohamed Cassim Mohamed Zahran, alias Zahran Hashim, un clérigo y predicador extremista conocido por sus vídeos en YouTube llamando «a matar a todos los infieles», que saltó a la palestra violenta en diciembre de 2017 tras liderar un grupo de extremistas que atacó varios templos budistas en la ciudad de Mawanella, en el centro del país. Desde entonces, el Consejo de las Ulemas ceilandés había estado quejándose y denunciando sus actividades radicales, pero nadie en el Gobierno movió un dedo para detenerlo.
«Zahran es el cerebro de la operación», afirmó el gobernador de la provincia Oeste del país, Azath Salley. «Él es el hombre encargado de la ideología», el hombre «capaz de convencer a todos sus interlocutores», según la CNN. Fuentes próximas a la familia Ibrahim aseguran que Ilham era el más radicalizado, que a menudo expresaba abiertamente sus ideas extremistas y que había participado en reuniones del Nacional Thowheed Jamath, el grupo liderado por Zahran detrás de los atentados, adscrito a la red terrorista del Estado Islámico. También afirman que Imsath era «el más moderado».
Algo que poco le importa a su cuñado, Ashkhan Alaween, propietario de una joyería en la capital, que narró al rotativo The Mirror los últimos momentos antes de que éste abandonara el nido de víboras en el que se había convertido la mansión familiar. «Se marchó el viernes diciendo que se iba de viaje de negocios a Zambia». Pero entonces hizo algo que le extrañó.
Mientras le acariciaba la cara a su hermana le dijo «sé fuerte» como si estuviera despidiéndose para siempre. «Nos pareció un comportamiento muy raro, pero no le dimos importancia», aseguró. Por eso ahora está convencido: «Mi cuñado es un psicópata y merece que lo castiguen en el infierno».
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