La confesión del asesinato machista del ex alcalde de Teherán sacude Irán
"Su carácter particular lamentablemente llevó a que yo cometiera un error así y ella perdiera su vida", dijo Mohamed Ali Nayafi tras asesinar a su segunda esposa
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Ni las dificultades económicas por las sanciones ni la inquietud por la confrontación con EEUU; la comidilla de estos días entre los iraníes es un presunto asesinato machista. Mohamed Ali Nayafi, ex alcalde de Teherán, confesó esta semana el asesinato de su segunda esposa, Mitra Ostad.
Lo hizo tras entregarse en comisaría, siendo atendido cortésmente por los agentes, y frente a las cámaras de la televisión nacional, en un giro rocambolesco que ha invitado a cuestionar la percepción de la violencia machista en Irán, así como la actitud de las élites del país.
"Las discusiones que veníamos teniendo en los últimos días llegaron hoy a su clímax. Me enfadé y cogí la pistola. Ella se fue al baño y la perseguí. Sólo quería amedrentarle y le enseñé la pistola. Le dije: '¿Quieres acabar con esta pelea o no?'. Ella entró pánico y se abalanzó sobre mí", explica Nayafi al presentador, con naturalidad aparente.
El enviado televisivo insiste: "¿Y no hubiese sido mejor resolver las cosas mediante la ley?". Él replica: "Definitivamente hubiese sido mejor, pero durante el año pasado probé diversas formas de hacerlo. Le ofrecí el divorcio varias veces, pero ella no lo aceptó por sus razones propias. No lo hacía por su carácter particular, que lamentablemente llevó a que yo cometiera un error así y ella perdiera su vida".
La mujer, de 36 años, había sido hallada muerta en su casa el 28 de mayo. Según medios locales, su cuerpo presentaba heridas de bala en pecho y brazos. Horas después, el mismo Nayafi, un político reformista que en el pasado llegó a defender en público el derecho de las mujeres a ir tranquilas por la calle, acudió a dependencias policiales y reconoció ser el asesino. El corresponsal de la cadena estatal lo corroboró, sosteniendo la supuesta arma criminal y extrayendo trece balas de su cargador. Faltaban cinco.
El caso ha suscitado una conmoción generalizada que se ha expresado en redes sociales y portadas de periódicos. La razón es que, en el asesinato de Mitra Ostad, ocurrido en el distrito elitista teheraní de Saadat Abat, se solapan cuestiones culturales, sociales e incluso políticas. Mohamed Ali Nayafi, de 67 años, es un veterano político reformista, próximo al campo del presidente Hasan Rohani, que vislumbraba todavía una carrera prominente. Su bancada se encuentra bajo fuerte presión de los rigoristas, crecidos después de que Donald Trump se retirase de un pacto nuclear avalado reiteradamente por Rohani.
Nayafi, reconocido por constante actividad y sus propuestas políticas progresistas, se graduó en el célebre Instituto de Tecnología de Massachussets y ostentó numerosos puestos en Educación. Gobernó la capital iraní entre agosto de 2017 y abril de 2018, cuando fue forzado a dimitir tras las críticas de la línea dura por haber asistido a un recital donde un grupo de niñas bailó.
Las razones de la crisis que desembocó en el crimen no han trascendido. El medio Ensaf informó de que Ostad había contactado con ellos antes para concertar una entrevista y hablar de su matrimonio tormentoso con Nayafi. Murió antes de explicarse. La agencia semioficial ILNA informa de que Nayafi ha explicado a un jurado que una organización estatal, no mencionada, intervenía sus conversaciones y se las proporcionaba a Ostad. Otros medios resaltan que el ex edil había intentado quitarse la vida antes.
Su aparición en antena el 28 de abril, confesando el crimen en comisaría, tomando el té y departiendo cordialmente con los policías añadió el peso final a la controversia. "Disparo al corazón de las reformas", mostró en su portada el periódico rigorista Vatan. "Teherán en shock", tituló el reformista. Otro de la misma línea, el Sharq, escribió: "Destino amargo de un tecnócrata".
En el seno de la mayormente conservadora sociedad iraní, el debate ha alternado la condescendencia con el criminal confeso, con algunas personas enfatizando los renglones oscuros de la asesinada, con denuncias de los sectores feministas, tildando de "injustificada" la muerte de Mitra Ostad. "Las mujeres estamos en peligro", lamenta en las redes sociales una joven periodista iraní, que critica la tolerancia de sus compañeros de trabajo con la violencia machista. Esta actitud se ha reflejado en ocasiones en los medios, que han aireado, sin incluir comentarios reprobatorios, a hombres confesando golpear a sus esposas, y mujeres concediendo el perdón por ello.
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