lunes, 3 de junio de 2019

NO GANA UNO PARA VERGÜENZAS

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Es de risa, ahora el presidente de la República se vio envuelto en una escena barata de celos, digna de vodevil barato, protagonizada por él mismo, su consorte, Beatriz Gutiérrez Müller y la diputada nayarita Geraldine Ponce.
El sainete se verificó en el Congreso del estado de Nayarit, a donde el presidente acudió a develar un busto y una placa, en honor del poeta Amado Nervo, escritor nato de dicha entidad y al que estamos seguros que el primer mandatario, jamás ha leído.
El caso es que tras el acto protocolario, se aproximó al titular del Ejecutivo federal, la diputada, enfundada en un traje sastre de dudoso buen gusto, pero que resaltaba sus encantos, con actitud más propia de vampiresa de vecindad, que de legisladora.
A la vista de ello, la consorte del presidente (que no primera dama), se interpuso entre su marido y la diputada, lo mismo que la “Chorreada” pudiera haber hecho lo propio con “Pepe el Toro”, pero con menos gracia de la que hubiera exhibido Blanca Estela Pavón.
El numerito concluyó cuando la resbaladiza legisladora se tomó fotografías con el jefe del Ejecutivo y su esposa.
Preciso es destacar que la diputada Ponce, una ex reina de belleza, originaria de Tepic, es una fémina que no se caracteriza por la profundidad de su pensamiento, ni por la amplitud de su bagaje cultural, autora de la frase célebre: “si te masturbas pensando en mí, me estás violando”.
Por supuesto, la prensa rosa, amarilla y hasta la roja, consignaron el hilarante episodio, que alguien discurrió debía concluir con una serie de cebollazos asestados a la diputada por la esposa del presidente, para que no digan que a causa de los celos, quedó al borde de un síncope.
Ya sé que más de uno se estará preguntando: ¿por qué rayos un servidor pierde tiempo comentando un episodio digno de la “Ensalada Popof de Barrios Gómez”? Y le contestaré, que si el primer mandatario se dedicara a gobernar, todas estas cosas pasarían de noche.
Pero con un presidente de la República amigo del cotilleo, anécdotas de ésta o aún de más baja ralea nos esperan, porque no se puede esperar que un nopal de tuercas, ¿verdad?
Esperemos que en un tiempo razonable, el oriundo de Macuspana, sepa honrar su palabra y se someta a la revocación de mandato, y cumpla su palabra de marcharse a su rancho, ése de tan sonoro y prosopopéyico nombre, si el pueblo lo despide; a ver si así los mexicanos dejamos de pasar bochornos y vergüenzas, más dignos de las vivencias de los Beverly de Peralvillo, que del trabajo del jefe de la nación.
En tanto sucede cosa semejante, no queda más que hacer de tripas corazón y esperar con impaciencia, porque con la transformación de cuarta, no gana uno para vergüenzas.
Dios, Patria y Libertad

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