“Sí no te gusta, mi chavo, vete a La Tapo”, dijo Rocío Nahle a un usuario del avejentado Aeropuerto Benito Juárez y crítico de que el gobierno de López Obrador haya destruido el NAIM de Texcoco.
Eso ocurrió mientras un apagado ¡Texcoco, Texcoco, Texcoco…!, seguía al apresurado presidente Obrador, de la voz de algunos usuarios que no dejaron escapar la oportunidad de expresar su enojo.
El incidente se produjo cuando Obrador caminaba en los pasillos de la vieja e inservible terminal aérea, en donde cada vez son más y, con mayor frecuencias, las rechiflas y abucheos contra López Obrador.
Pero lo que pretendió ser una gracejada de la titular de Energía –y una de las recaudadoras de dinero negro para la campaña de AMLO–, se convirtió no solo en tendencia en redes sino en símbolo de un gobierno fracasado, chiquito, incapaz de ver y entender que una Terminal Camionera, como La Tapo, no tiene mucha diferencia frente a una Central Avionera, como Santa Lucía.
En pocas palabras, que el “vete a La Tapo” resultó, en los hechos, una parodia del propio gobierno de Obrador, que no da más que para terminales avioneras.
Y es que, en efecto, más allá de la repuesta clasista de la secretaria de Energía y de que el gobierno de López Obrador pretendió convertir el dislate de su incondicional en un supuesto “chascarrillo”, lo cierto es que ese, el de La Tapo, es el tamaño de la visión “chaparra” del gobierno lopista para justificar la destrucción irracional del NAIM y para paliar el problema del transporte en México y en el extranjero.
Y frene a esa “visión chaparra”, aldeana y propia de un presidente ignorante y hasta analfabeta, el regalo navideño llega claro no sólo a los ciudadanos mexicanos sino a todos aquellos que pretenden invertir en México; el de López Obrador es un gobierno enano, indigno de invertir. ¡Y punto!
Pero precisamente aquí es donde aparece otro regalo de López Obrador.
Resulta que las plataformas audiovisuales del diario El Financiero entrevistaron a Javier Lozano, el ex senador y ex secretario de Estado, quien definió como “ignorante” al presidente Obrador, en no pocas de sus decisiones en materia económica; sobre todo al tirar el NAIM de Texcoco.
La entrevista se convirtió en lo más visto en El Financiero, lo que enojó al presidente Obrador quien, en una de sus últimas “mañaneras”, exhibió no sólo su inestabilidad emocional y su intolerancia a la crítica, sino su gusto por la difamación y la calumnia.
El “chiquito” presidente Obrador la emprendió contra Lozano y contra el diario El Financiero, en una más de las formidables muestras de que se cree un tirano bananero, dueño de país y del pensamiento colectivo.
Lo que consiguió, sin embargo, es desatar el morbo colectivo para ver y leer la entrevista que le hicieron panelistas del citado diario, a Javier Lozano. Y, claro abundaron las opiniones sobre la inestabilidad emocional del presidente Obrador.
Y es que los problemas emocionales no sólo están presente en Palacio sino que se extienden al gabinete y al Servicio Exterior.
Lo cierto es que otro de los regalos navideños del gobierno de AMLO –a los mexicanos–, es que Ricardo Valero, ex embajador de México en Argentina, fue designado en el cargo a pesar de que enfrentaba un serio problema emocional que detonó una pulsión de mitomanía.
Para fortuna del ex diplomático, ya es atendido.
Sin embargo, nadie se explica las razones por las que se producen descuidos como designar a un cargo de tal relevancia, como la embajada de México en Argentina, a un hombre con severos problemas de salud emocional.
Pero tampoco ahí terminaron los regalos navideños del fracasado gobierno de AMLO.
El mayor regalo fue la exoneración de la mayor lacra del gobierno de AMLO; Manuel Bartlett.
Como todos saben, por orden de AMLO, la titular de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, simuló una investigación sobre la indebida fortuna de Bartlett, de sus hijos y de su concubina. Al final, la grosera simulación desató una paliza al presidente y a su gobierno.
Y es que Bartlett y la señora Sandoval mataron lo poco que quedaba de la engañosa “honestidad valiente” de AMLO.
Hoy todos saben que el presidente Obrador no es igual sino peor de rata que todos los presidente ladrones.
Así los regalos navideños de López Obrador; regalos que aplaude la gradería.
¡Se los dije, AMLO y su pandilla son las peores ratas de la historia!
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