lunes, 6 de enero de 2020

El duelo y el odio a Trump congregan a millones de iraníes

Actualizado 
La hija de Soleimani advierte a los soldados estadounidenses en la región que "se preparen" y gritos de "muerte a América" suenan en el funeral del general.
Guardias iraníes rodean el ataúd del general Qasem Soleimani y otros víctimas en un funeral multitudiario en Teherán ABEDIN TAHERKENAREH EFE
El general asesinado por EEUUQassem Soleimani ha tenido un funeral a la altura de las máximas iconografías iraníes. En las cuatro décadas pasadas desde la Revolución que derrocó el Sha, punto de partida de la aversión que Washington y Teherán se profesan mutuamente y que llega hasta nuestros días, sólo el ayatolá Jomeini, líder de aquella ola de furia popular, congregó en su sepelio a más personas. Y, sobre todo, a más iraníes de orígenes tan dispares.
"El general Soleimani eligió combatir el terrorismo, Estado Islámico, talibán e Israel afuera de nuestras fronteras para proporcionar seguridad a Oriente Medio y a Irán", explica Elahe, una joven recién llegada de Estados Unidos de visita familiar, pero que esta mañana se unió a millones que abarrotaron los alrededores de la Universidad de Teherán y la céntrica avenida Enghelab. "Venimos a decir que quizás tendremos nuestras diferencias internas, pero al final del día somos una nación unida", añade.
Tal ha sido el logro de Donald Trump, quien ordenó acabar con el ingeniero de la política exterior iraní - y uno de los que más ha confrontado los intereses estadounidenses en la región - justo tras solicitarle al premier iraquí que actuara de mediador con Irán, según reveló este domingo el mismo político. La estima pública hacia Soleimani, el líder iraní más valorado en las encuestas, ha hecho que incluso muchos detractores del sistema cierren filas frente a lo que perciben como una amenaza exterior mayor.
El funeral fue profundamente sentido en una nación acostumbrada a llorar anualmente por el mayor de los mártires chiíes, el imán Hussein. No casualmente, referencias religiosas se entremezclaban con cánticos políticos más explícitos como "ni compromiso ni rendición, ¡venganza!".
En la homilía se elevó al jefe de la Fuerza Quds, el ala de operaciones especiales de la Guardia Revolucionaria, a la categoría de mártir nacional; si Hussein fue martirizado defendiendo el islam, Soleimani lo fue defendiendo Irán.
Las elegías cantadas, una manifestación tradicional de duelo religioso, supusieron el clímax. Mientras docenas de altavoces repartidos por las calles aledañas a la Universidad emitían el recital de Sadiq Ahangaran, uno de los recitadores más famosos - conocido por hacerlo en las trinchera donde combatió Soleimaní en la guerra Irán - Irak de los 80 -, miles de iraníes rompían a llorar desconsolados. Hombres y mujeres se golpeaban el pecho y se llevaban las manos a la cabeza compungidos.
Igual se mostró el Líder Supremo, quien recitó la plegaria frente a los seis féretros de los abatidospor un dron de Washington. Excepto el del iraquí Abu Mahdi Muhandis, que portaba la del país vecino, el resto iban cubiertos con la bandera de Irán. Jameneí rompió en lágrimas ante los restos de su hombre de confianza, al igual que la plana mayor del sistema, que le acompañaba. En un ambiente donde dolor y furia se alternaban, la hija de Qassem Soleimani fue quien pronunció las palabras más duras.
"Loco Trump, no creas que todo está acabado con el martirio de mi padre", dijo desafiante Zeinab Soleimani. A los padres de los soldados estadounidenses estacionados en la región, la vástaga les recomendó que "se preparen". Con el manido "muerte a América" cantándose con una pasión inédita en los últimos años, sobre todo tras la firma del acuerdo nuclear que Trump deshechó, dando lugar a la actual crisis, la hija del general vaticinó un "día negro" para Estados Unidos.

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