jueves, 30 de enero de 2020

OBRADOR MIENTE; SÍ PERSIGUE PERIODISTAS

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Lo dijimos desde la primera conferencia “mañanera” de López Obrador.
Dijimos que ese ejercicio de comunicación era sólo propaganda oficial y que se equivocan quienes creen que el presidente respondería, de manera clara, cierta y contundente las preguntas formuladas.
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Y si aún existen dudas, el presidente la volvió a hacer en la mañanera del miércoles 29 de enero, ahora frente a Denise Dresser.
Articulista de Reforma y Proceso, la señora Dresser explicó que acudió a la “mañanera” por Sergio Aguayo, a quien un juez condenó al pago de 10 millones de pesos por criticar al expresidente del PRI, Humberto Moreira.
Sin duda un golpe mortal a la libertad de expresión.
Por eso la señora Dresser se dijo preocupada por el paquete de reformas judiciales –la llamada miscelánea judicial–, que planean el gobierno federal y el partido Morena y que, entre otras cosas, pretende sancionar con cárcel delitos como la difamación.
Con esos antecedentes, las preguntas fueron claras, directas y certeras:
“¿Presidente, frente al país se compromete a que su gobierno y su partido no impulsarán leyes que permitan acosar judicialmente a periodistas y perseguir a personas que no piensan como usted… Se compromete a que no se hará uso faccioso del aparato del Estado para perseguir una persona, como a veces parecería que ocurre en ésta tribuna?”.
Así intentó responder López Obrador:
1.- Lamentó que lo confundieran con presidentes anteriores.
2.- Aseguró que no tiene nada que ver con la supuesta reforma judicial.
3.- Pero, de ser cierto, dijo, que la Fiscalía es autónoma.
4.- Dijo que la Fiscalía no tiene facultad para promover leyes.
5.- De la nada, dijo que Calderón fue quien exoneró a Moreira.
6.- Que por convicción garantiza la libertad de expresión.
7.- Que siempre va a respetar el derecho de las libres ideas.
8.- Y que su gobierno no va a censurar a nadie.
Como queda claro, de las ideas arriba enumeradas, ninguna responde a las pregunta clara y contundente de la señora Dresser.
Peor aún, López Obrador nunca contestó con un contundente “¡sí, me comprometo…!”. Acaso, algunos nerviosos “¡sí!”, “¡claro que sí!”.
Lo cierto es que asistimos, de nueva cuenta, a la mentira como política pública. Aquí las pruebas.
a).- López Obrador miente cuando dice que nada tiene que ver con la “contrarreforma judicial”, ya que en su gobierno no se mueve una hoja del árbol sin el aval presidencial.
El mismo Obrador reveló, en más de unas ocasión, que en su gobierno nada se hace si no lo consultan a él.
Y no sería extraño que el Poder Judicial, capturado por AMLO, esté detrás de la persecución contra Sergio Aguayo.
De hecho, la presencia de la señora Dresser en la mañanera del miércoles fue negociada a través de Jenaro Villamil, hoy responsable del Sistema Público de Radio y Televisión, de Gobernación.
b).- López Obrador miente cuando asegura que la Fiscalía es autónoma; y miente porque todos saben, en el gobierno federal, que con AMLO nadie se manda solo.
c).- López Obrador miente, ya que sin pruebas dice que Felipe Calderón dejó libre a Moreira.
d).- López Obrador miente cuando dice que, por convicción, garantiza la libertad de expresión. Y miente, porque de todos los medios del Estado han sido purgados los críticos y periodistas independientes, y porque sigue en campaña contra los críticos.
e).- Y miente cuando dice que su gobierno no ha censurado a nadie. Miente, porque recientemente lanzó difamaciones y calumnias contra Ciro Gómez Leyva, contra Héctor De Mauleón y contra Pablo Hiriart. ¿Quieren más censura?
Miente porque detrás de la salida del aire de Carlos Loret y de Brozo, está la mano presidencial.
Y miente porque luego de que lanzó a toda su jauría de bots contra Ricardo Alemán, a quien difamaron y calumniaron a más no poder –y luego que pidió a todos los dueños de medios no contratarlo–, aquí seguimos y seguiremos.
Y, claro, López Obrador ratifica que las mañaneras no son un ejercicio de comunicación sino de confirmación.
Sí, confirma todos los días que se puede engañar a todo un país con dos horas diarias, de lunes a viernes, de desayuno discursivo. ¿Hasta cuándo?
Al tiempo.

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