Ya no sorprende a nadie la irresponsabilidad oficial por el escandaloso incremento en el número de muertos a causa de la violencia y el crimen.
Incluso, hoy callan todos aquellos que se escandalizaban por “los muertos de Calderón” o “los muertos de Peña”, a pesar de que “los muertos de Obrador” son dos y hasta tres veces más numerosos.
Pero a esa cifra de terror pronto se podría sumar otra no menos macabra; los muertos por la pandemia de Coronavirus; contagio que llegó a México ante la indiferencia y la ignorancia totales del gobierno y las instituciones sanitarias y responsables de la gobernabilidad.
¿De qué tamaño podría ser el problema, si en el México de López Obrador se vive el peor momento del sistema sanitario nacional?
¿Quién será capaz de hacer frente a la pandemia, si los hospitales están en ruinas, sin médicos, sin medicinas, sin equipos y, sobre todo, sin recursos económicos?
En China, como saben, se construyó un hospital especial, en sólo diez días, pero en México se destruyó el sistema de salud pública de todo el país en sólo 12 meses.
¿Estamos preparados, como país, para hacer frente a la pandemia más reciente que, por ejemplo, tiene a China en uno de sus peores momentos no sólo de salud, sino económicos en una década?     
La respuesta es clara.
Con el gobierno del estulto presidente Obrador nada bueno se avecina frente a la casi inminente propagación de la nueva mutación del Coronavirus; epidemia que llegó a México sin que nadie hiciera nada para evitarlo.
Y si existían dudas de la estulticia, la indolencia y la irresponsabilidad del gobierno de López Obrador, muy pronto se convencerán los últimos fanáticos.
Y es que, a pesar de que es un hecho que llegó a México la pandemia del “coronavirus” chino, a nadie en el gobierno de México le importa; ninguna autoridad hace lo pertinente y menos se toman las medidas elementales para advertir a la población del riesgo inminente.
Nadie parece entender el tamaño de la pandemia, en un país cuyo sistema de salud está colapsado por las torpezas oficiales y en donde no existen campañas sanitarias de prevención, porque al presidente Obrador le parece que gastar dinero en publicidad oficial es derroche.
Nadie, ni la casa presidencial, ni en el Instituto Nacional de Migración, ni el Sector Salud se enteraron de la entrada a México de un ciudadano chino que –además de esparcir el contagio de “coronavirus” chino en el aeropuerto y en su hotel–, paseó por distintos lugares de la Ciudad de México.
Debieron ser la empresa de transporte digital, Uber, y el gobierno de Estados Unidos, quienes advirtieron a México del inminente contagio, luego que el mismo chino fue aislado a su llegada a Los Ángeles, California, en donde le confirmaron que era portador del virus.
Aún así y a pesar de que es casi un hecho que está en nuestro país el contagio del mortal virus, hasta hoy no existe un solo protocolo de protección; nadie ha seguido la pista a los posibles infectados y menos se han activado protocolos preventivos.
Queda claro, de nueva cuenta, no sólo que todo el gobierno de López Obrador está en manos de los servidores públicos más incompetentes –empezando por el propio presidente–,  sino la irresponsabilidad oficial y hasta el “valemadrismo” de AMLO; presidente al que la salud y la vida de los ciudadanos le importan un cacahuate.
Se los dije.