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El enfrentamiento que está generando el movimiento Un Día Sin Mujeres, propuesto para el 9 de marzo, está alcanzando niveles sorprendentes. La izquierda, que en otros sexenios habría apoyado esta causa sin chistar, hoy se divide y se lanza descalificaciones entre sí.
La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, cuestionó la iniciativa porque, a su juicio, busca “que nos quedemos en casa tentadas a lavar platos y arreglar ropa”. Para ella, quienes apoyan este movimiento de “derecha” son “fakeministas”. Lydia Cacho le respondió que le sorprende que “tú que siempre fuiste libre, ahora descalifiques al movimiento de mujeres y encima digas que ‘lavaremos platos’”. Sabina Berman, a su vez, afirmó que la iniciativa es “una propuesta auténtica”.
Tan dividida está la izquierda que Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente López Obrador, primero apoyó el movimiento, solo para después invitar a las mujeres a acudir a trabajar el 9 de marzo, sin ninguna explicación del cambio.
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La posición de quienes están cercanas al poder ha sido marcada por el propio Presidente, quien ha declarado: “Si las mujeres quieren marchar que marchen. Pero mucho ojo: ya los conservadores se volvieron feministas”.
La división se está extendiendo a todo el país. Algunas empresas han apoyado el movimiento mientras que otras se resisten porque saben que puede interrumpir de manera importante sus servicios, o enemistarlas con un poderoso y vengativo Mandatario. Las más castigadas serán, injustamente, las que más mujeres tengan contratadas. Hay una gran presión a firmas y organizaciones para unirse al movimiento.
La Concanaco Servytur ha señalado que “no suele promover este tipo de actos”, pero que respeta el derecho de manifestación y expresión de las ideas. Si realmente se realiza un paro total de mujeres, sin embargo, calcula que el costo podría ascender a 26 mil 300 millones de pesos. El Consejo Coordinador Empresarial pidió a las empresas “ser empáticas con las mujeres que decidan ausentarse”. La Coparmex fue más contundente: “Nos sumamos a la exigencia de justicia, de paz y de igualdad”.
¿Mi posición? Hay que tomarla con un granito de sal porque soy hombre y las mujeres deben tomar estas decisiones. Me parece condenable que empresas encabezadas por hombres estén anunciando públicamente si “dan permiso” o no a las mujeres para faltar el 9 de marzo.
Los agravios que expresa el movimiento son verdaderos. Las agresiones a mujeres son una ocurrencia habitual en nuestro país. Pero ni las manifestaciones ni un paro ayudarán en nada a resolver el problema. ¿Cuántos feminicidios se evitarán si las mujeres dejan de trabajar un día? Supongo que ninguno.
Sí creo, con el Presidente y la secretaria Sandoval, que el tema se ha politizado. Muchos grupos opositores han encontrado súbitamente un resquicio por el que pueden atacar a un Presidente extraordinariamente popular. Pero López Obrador y sus funcionarios no han ayudado a su causa al descalificar de manera tan burda a sus tradicionales aliadas feministas.
A final de cuentas todos se están equivocando. La violencia que sufren las mujeres es tan profunda que realmente hay que tomarla en serio. No se trata de aumentar cinco años las penas por feminicidio, como hicieron los diputados, ni de dejar de ir a trabajar un día, sino de otorgar a las mujeres una protección real del Estado cuando son agredidas, especialmente por sus parejas. En esto todos los mexicanos deberíamos estar unidos. Pero somos más dados a descalificarnos unos a otros.
Desconstrucción
La construcción cayó 12% en los 12 meses concluidos en diciembre de 2019. La industria está sufriendo un desplome muy superior a cualquiera, incluso los de las grandes crisis del período neoliberal.
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