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iguen vivos los contrapesos en México.
Siguen vivos los contrapesos a pesar de que, ante la derrota inminente en el Senado, los diputados de Morena “recularon” con el cuento de que la pandemia del Covid-19 recomendaba no convocar a sesiones del congreso.
Siguen vivos porque a pesar de la orden presidencial, “el palo” ya está dado; los ciudadanos y los opositores partidistas no están dispuestos a dejar pasar los abusos y los excesos del gobierno de AMLO.
Contrapesos que, en el Senado de la República, anunciaron que echarían  abajo la intención dictatorial del presidente Obrador, de apoderarse del control total del presupuesto federal, con fines electoreros.
Contrapesos reales que de senadores de oposición –PAN, PRI, PRD y MC–, quienes al final de cuentas hicieron valer el reclamo popular a favor del respeto a Constitución y sus leyes.
Contrapesos a los que se sumó, de manera abierta y clara, la sociedad toda; los ciudadanos en particular y las organizaciones sociales, en general, quienes empujaron, reclamaron, exigieron, señalaron, acusaron y denunciaron hasta lograr que los opositores partidistas asumieran su papel, el de contención de los excesos y las ambiciones presidenciales sin límite.
Contrapesos que hicieron entender a los ciudadanos que el mandato popular se otorga al presidente y a los legisladores –diputados y senadores–, para respetar la Constitución y sus leyes y no para la modificación caprichosa de la misma Constitución y sus leyes. 
Contrapesos de un puñado de valientes legisladores que le espetaron al presidente un sonoro “¡noooo!”; al negarle el aval para disponer del dinero público a su antojo; que rechazaron las presiones políticas y dictatoriales, que se negaron a la posibilidad de que el presidente Obrador pudiera usar los recursos de todos, para financiar sus caprichos faraónicos y no sus obligaciones sanitarias que salvan vidas.
Contrapesos que unificaron a los ciudadanos de casi todos los credos políticos –y de las tendencias religiosas–, en la defensa de bien común; de la democracia, de la Constitución, de sus leyes y, en especial, de la División de Poderes.
Contrapesos que, en plena pandemia y a pesar de las limitaciones, hicieron “el milagro ciudadano” de que las ideas, los reclamos, las exigencias y el reproche por los abusos del poder, salieran del encierro, del claustro de la cuarentena, para ser escuchados por millones que no se quedaron callados desde su ventana virtual que son las redes y plataformas digitales.
Sin duda que el 1 de mayo del 2020 ya es un día histórico, porque los contrapesos sociales, los contrapesos políticos y los contrapesos de la razón y la legalidad se impusieron a los abusos del poder totalitario y dictatorial del gobierno de López Obrador.
El 1 de mayo del 2020 es un día histórico porque fueron exhibidos y contenidos los excesos presidenciales; los abusos de López Obrador, su partido, sus legisladores y sus aplaudidores, quienes pretendieron –y lo seguirán buscando–, convertir a la democracia mexicana en una dictadura bananera, en el poder en un solo hombre.
         Y el 1 de mayo del 2020 es histórico, porque sigue vivo el INE, ese otro puñado de valientes que dictó medidas cautelares para frenar la abusiva propaganda del propio presidente Obrador, cuyo nombre apareció en millones de créditos otorgados a su clientela electoral.
En efecto, el 1 de mayo del 2020 será recordado como un día histórico para la democracia mexicana, ya que un puñado de valientes legisladores, mujeres y hombres, frenaron las ambiciones dictatoriales de AMLO.
Sin embargo, esos contrapesos deben seguir vivos y deben seguir creciendo porque el tirano volverá con nuevos intentos dictatoriales.
Se los dije, López es un dictador chiquito.