miércoles, 26 de agosto de 2020

La arqueología del siglo XXI es una moderna máquina del tiempo: Eduardo Matos Moctezuma

La arqueología del siglo XXI es una moderna máquina del tiempo: Eduardo Matos Moctezuma
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  • El Colegio Nacional 
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    mar. 25 de ago. a las 18:21
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    25 de agosto 2020
    ECN/ 204
    Coloquio
    La Humanidad
    y la máquina

    LA ARQUEOLOGÍA DEL SIGLO XXI ES UNA MODERNA MÁQUINA DEL TIEMPO: EDUARDO MATOS MOCTEZUMA

    *El Colegio Nacional transmitió en vivo el 24 de agosto la mesa La máquina en la antigüedad y en la investigación geológica y arqueológica que forma parte del coloquio La humanidad y la máquina, coordinado por el colegiado Luis Fernando Lara

    *El arqueólogo Matos Moctezuma, integrante de El Colegio Nacional agregó que con el concurso de otras disciplinas, la arqueología del siglo XXI es una gran invención humana para ir en busca del tiempo

    *La colegiada Linda Rosa Manzanilla Naim impartió las conferencias Las máquinas y la investigación arqueológica: el estudio de sitios, objetos y restos humanos y La ‘revolución urbana’ de Mesopotamia y los desarrollos tecnológicos concomitantes: la rueda, el arado, el bronce, la escritura. Jaime Urrutia, adscrito a la misma institución dictó la sesión La vida a través del tiempo geológico



    Como parte del coloquio La Humanidad y la Máquina, coordinado por Luis Fernando Lara, integrante de El Colegio Nacional, la tarde de este lunes 24 de agosto tuvo lugar la segunda mesa titulada La máquina en la antigüedad y en la investigación geológica y arqueológica dedicada a revisar la evolución histórica de las máquinas y sus aplicaciones más recientes en la investigación arqueológica.


    El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, la también arqueóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, y el geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi, los tres integrantes de El Colegio Nacional, abordaron el tema en el que coincidieron que la arqueología moderna ha evolucionado en las últimas décadas un nivel insospechado, gracias a su vocación inter y multidisciplinaria, y al uso continuo e innovador de las máquinas.

    Eduardo Matos Moctezuma inició la mesa con una presentación en la que reivindicó a la arqueología como una disciplina científica moderna, y no sólo como una rama ancilar de la historia y de la antropología. La arqueología, aseguró, es la disciplina antropológica por esencia, toda vez que nos permite un acercamiento único y profundo al conocimiento de los seres humanos. 

    La arqueología, mencionó, se apoya en la historia, pero al mismo tiempo requiere de la colaboración de otras disciplinas científicas, como la física, la geología y la biología, hasta convertirse en una verdadera máquina del tiempo capaz de penetrar en el pasado.

    En ese sentido la arqueología puede verse como una “antropología integral”, que permite una articulación interdisciplinaria de todo el conocimiento, y para lo cual los usos de las máquinas modernas nos pueden ayudar a obtener una mayor claridad sobre el pasado.

    “La arqueología, puede tomar en sus manos un pedazo de cerámica y reconstruir con sus múltiples herramientas no solo a la pieza sino restituirla en el tiempo. Se encarga de la cronología universal de los procesos históricos y de observar el paso del tiempo en el desarrollo de las sociedades”, aseguró.

    A partir de fundar sus prácticas en tres conceptos fundamentales: lo espacial, lo temporal, y lo cultural, la arqueología puede hacer realidad lo que el escritor Julio Verne imaginó en su novela sobre el viaje al centro de la tierra, o el poeta Dante en su recorrido por el mundo de los muertos de la mano de Virgilio. “Esa pasión por llegar a los sótanos del tiempo es lo que inspira a un escritor, a un poeta, y a un arqueólogo”, comentó.

    Por su parte Linda Rosa Manzanilla Naim, integrante de El Colegio Nacional, presentó dos ponencias Las máquinas y la investigación arqueológica: el estudio de sitios, objetos y restos humanos y La ‘revolución urbana’ de Mesopotamia y los desarrollos tecnológicos concomitantes: la rueda, el arado, el bronce, la escritura.

    En ambos casos, la también integrante del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM expuso en extenso el marcado carácter colaborativo con otras disciplinas científicas que caracteriza a la práctica de la arqueología contemporánea.

    Explicó que para armar ese gran rompecabezas que son las sociedades humanas que no dejaron un legado escrito, la arqueología colabora en el presente con la química, la biología, la física, la genética, la osteología y los isótopos, entre otras disciplinas científicas, en clara diferencia con la arqueología del siglo XIX.

    La arqueología articula todos estos conocimientos, y para ello mencionó diversos casos específicos en los que en sus investigaciones ha colaborado con otras instituciones como el Instituto de Física y el Instituto de Geología de la UNAM, la Facultad de Medicina, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del IPN, El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, el Laboratorio Universitario de Radio Carbono de la UNAM, entre muchas otras.

    Se refirió a las exploraciones láser con la técnica LIDAR, que nos permiten reconocer restos arqueológicos en sitios cubiertos por la maleza, la arqueo-botánica, la espectrometría, el arqueo magnetismo, la termoluminiscencia, la osteopatía, e incluso la odontología, que aportan en la actualidad sus conocimientos para conocer las características físicas, la condición de salud, los patrones de migración, de nutrición, los hábitos alimenticios, edad, e incluso las rutinas laborales de los pobladores de las civilizaciones mesoamericanas.

    Finalmente, el geofísico Jaime Urrutia, integrante de El Colegio Nacional, quien desarrolló el tema La vida a través del tiempo geológico mencionó “que las máquinas nos permiten no sólo reconstruir el pasado, sino entender cómo estamos hechos los organismos en la tierra, e incluso ahora podemos modificar nuestros códigos genéticos. Lo cual representa una frontera que demanda una gran responsabilidad. Entre mayor capacidad, mayor responsabilidad de los científicos”, apuntó.

    Indicó que tenemos cada vez máquinas más sofisticadas para entender la materia, como los aceleradores de partículas que nos ayudan a comprender el origen del universo; o los satélites artificiales para entender sistemas complejos como el clima; además de su contribución a las telecomunicaciones.

    “Tenemos también ahora máquinas autónomas como las naves Voyager lanzadas en 1977, que ya salieron del espacio planetario y seguirán explorándolo aún cuando la humanidad pudiera llegar a su fin; o bien las máquinas de  inteligencia artificial,  sean capaces de tomar decisiones con base en la experiencia adquirida. Las máquinas nos permiten ver hacia atrás en el pasado y el reto es saberlas usar de una manera que no destruyan a la misma humanidad”, concluyó el colegiado.

    La mesa La máquina en la antigüedad y en la investigación geológica y arqueológica, que forma parte del coloquio La Humanidad y la Máquina se encuentra disponible en la página de YouTube de El Colegio Nacional: elcolegionacionalmx. 

                                                     
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