Lo que cuentan son los resultados
De acuerdo con las proyecciones del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Washington, para el 1 de diciembre próximo se estima que el número de personas fallecidas en México por causa del Covid-19 será de 118,810 mexicanos, de acuerdo a la trayectoria que hasta ahora ha seguido la pandemia. Sin embargo, la proyección también muestra que en caso que se relajen las medidas de distanciamiento social, el número de fallecidos podría llegar a ser de 153,189 personas.
Ahora, el IHME también estima que en caso de que se promueva el uso del cubrebocas, el número de fallecidos al 1 de diciembre podría ubicarse en 104,803 mexicanos. Esto significa que si el subsecretario Hugo López Gatell se decidiera a aceptar de una vez por todas que el cubrebocas sí puede ser un elemento clave para contener los contagios, y por tanto también los fallecimientos, y en consecuencia convenciera al presidente López Obrador de la importancia de promover que todos utilicemos cubrebocas, al menos cuando estemos frente a otras personas con las que no coincidamos en el confinamiento, se podría evitar que mueran entre 13,997 y 48,886 mexicanos.
Así, sin que se requiera hacer un esfuerzo presupuestal considerable, con tan solo enfocarse a enviar un mensaje claro a la población sobre lo indispensable que resulta el uso del cubrebocas, el subsecretario López Gatell y el presidente López Obrador evitarían que entre el 20 de agosto y el 1 de diciembre al menos 14 mil familias se cubran de dolor.
Esto lo escribo mientras escucho al presidente en su conferencia mañanera de hoy 7 de agosto, jactarse no solo del supuesto buen trabajo que ha hecho López Gatell, incluso mientras presume que “no hay en el mundo un equipo así (de expertos), que estén (sic) manejando la pandemia. Y gracias a ellos hemos podido enfrentar esta pandemia”. De hecho, también lo escucho empeñarse en hacer la comparación con otros países a los que les ha ido, o les fue peor que a México. En un ejercicio de objetividad, el presidente bien podría también hablar de los países cuyos tamaños poblacionales se acercan más al de México, ahí, la comparación es terriblemente desfavorable para nuestro país.
Por ejemplo, mientras México ocupa el lugar número 13 al revisar fallecimientos por cada millón de habitantes, Rusia, Filipinas, Japón y Etiopía, que son los países que están más cerca de México por su número de habitantes, se ubican en los lugares 57, 104, 129 y 166. Así que es momento de reconocer que no, que frente a países de tamaño poblacional similar, incluso de menor desarrollo que México, en nuestro país no se han hecho bien las cosas. Se supone que la 4T sería mucho más objetiva que los gobiernos anteriores, pero oh sorpresa, no lo es.
Además, el presidente no puede insistir en comparar el desempeño de México contra el de Italia, Francia o España, porque gracias a las horribles experiencias que ellos enfrentaron en las primeras semanas que se esparcía la pandemia, los médicos de México y muchos otros países si bien siguen enfrentando con complicaciones el terrible virus del SARS-COV-2 que provoca la enfermedad del Covid-19, ahora tienen mucho más certezas sobre qué errores se deben evitar y que tratamientos funcionan relativamente mejor. Es decir, el personal de la salud se enfrenta ahora a algo mucho menos desconocido que lo que le tocó enfrentar al personal de la salud de aquellos primeros países.
Ya llegará el momento para evaluar con mayor detenimiento y mayor amplitud y profundidad de datos lo que México hizo bien y lo que hizo mal. Por ahora, la información apunta a que no se han hecho bien las cosas y que miles de mexicanos seguirán muriendo porque el gobierno no quiso hacer mejor su trabajo. En ese momento, como dijo hoy el presidente, lo que contarán serán los resultados.
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