Un arma nueva, ya utilizada a principios de julio en el Golfo Pérsico contra 7 barcos iraníes ‎‎ [1], fue utilizada nuevamente, este martes ‎‎4 de agosto de 2020, en el puerto de Beirut.‎
Al igual que en el Golfo Pérsico, en Beirut se observó algo muy similar al “hongo” característico ‎de las explosiones atómicas, muy diferente de lo que puede verse en las explosiones ‎convencionales.‎
A pesar de su enorme potencia, la explosión en el puerto de Beirut no dejó cráter sino que hizo ‎temblar el suelo en un radio de 200 kilómetros. El centro alemán de investigación de ciencias de ‎la tierra GFZ reportó una sacudida de 3,5 en la escala de Richter. Lo que causó la grave ‎destrucción registrada en numerosos barrios de Beirut no fue la onda expansiva de la explosión ‎sino esa vibración del suelo. ‎
La explosión provocó también una ola gigante y destruyó automóviles que se hallaban en la zona ‎del puerto, pero no empujándolos lateralmente sino como si algo hubiese ejercido una fuerte ‎presión desde arriba sobre el mar y sobre los terrenos inmediatos al epicentro del desastre. ‎
La explosión registrada en Beirut se produjo precisamente en momentos en que el Tribunal ‎Especial de las Naciones Unidas para el Líbano estaba a punto de emitir un dictamen –el 7 de ‎agosto [2].‎
[1] Ataque mencionado en el artículo «Líbano ante sus responsabilidades», ‎por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 21 de julio de 2020.
[2] «Revelaciones sobre el asesinato de Rafik Hariri», por Thierry Meyssan, ‎‎Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 29 de noviembre de 2010.

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