miércoles, 30 de septiembre de 2020

México no invierte en su futuro

 

México no invierte en su futuro

29 septiembre, 2020

La alternativa al gobierno obeso que legaron los panistas y los priistas no es el gobierno anémico que está construyendo Andrés Manuel López Obrador. Lo que toca es dotar al país de un aparato público capaz de dar a sus ciudadanos capacidades para construir un futuro más sano, más justo, más sustentable

Twitter: @eugeniofv

Si una transformación -inclusive una cuarta transformación- quiere ser de largo plazo y servir para que el futuro sea mejor que el presente, esa transformación deberá invertir en ser ambientalmente sustentable. Sin embargo, este gobierno, igual que los anteriores, se niega a hacer esas inversiones, y por eso el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación asigna al sector ambiental del gobierno federal un monto notoriamente insuficiente, de algo menos de 31 mil millones de pesos.

En términos reales, tomando en cuenta la inflación de un año para otro, el presupuesto asignado a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y sus organismos desconcentrados y descentralizados es prácticamente el mismo que el año pasado. Aunque eso no basta ni de lejos, al menos podemos celebrar que se detuvieron los recortes al sector como tal, porque el año pasado la administración de Andrés Manuel López Obrador recortó a Semarnat casi 7 por ciento de su presupuesto, en el primer ejercicio que programó plenamente. Ese recorte vino después de que los priistas redujeron el presupuesto de Semarnat a la mitad entre 2015 y 2018. 

Hay, además, señales preocupantes sobre cómo se distribuirá ese presupuesto al interior de la Secretaría. Por ejemplo, los rubros etiquetados como “Apoyos para el Desarrollo Forestal Sustentable” disminuyeron en un 20 por ciento del proyecto presentado en 2019 al presentado en 2020. Si en el documento entregado el año pasado a la Cámara de Diputados sumaban mil 525 millones de pesos, en el de ahora apenas llegan a mil 220 millones de pesos. 

Lo mismo ocurre con el presupuesto contemplado para la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). Según las cifras que se pueden ver en el proyecto de presupuesto de egresos, la Procuraduría sufrirá un recorte del 5 por ciento de sus recursos. Esto implica dejar prácticamente sin dientes a una institución que debe velar por el cumplimiento de la legislación ambiental desde el último arrecife del golfo hasta el último pino del Ajusco, evitando una larguísima lista de delitos ambientales que se cometen en todo el territorio nacional. 

Inclusive la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, que conserva más o menos intacto su presupuesto como tal, sufrirá recortes que están escondidos en el documento presentado a la Cámara de Diputados. Ahora tendrá menos recursos para atender a las áreas que ya tenía a su cargo, y tendrá que dedicar recursos a nuevas responsabilidades que se le han asignado este sexenio, sin que se le asignaran mayores montos. 

Detrás de estos recortes está la convicción de que, puesto que los gobiernos neoliberales se sirvieron con la cuchara grande en los últimos 15 o 20 años y multiplicaron los puestos y los sueldos de los funcionarios, entonces con el aparato gubernamental no hay nada que hacer más que recortarlo. Esto es falso. La alternativa al gobierno obeso que legaron los panistas y los priistas no es el gobierno anémico que está construyendo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La alternativa es un gobierno sano, fuerte.

Tiene razón el presidente de la República cuando acusa a sus antecesores de corruptos y de construir un Estado que no hacía más que reprimir o repartir dinero. Lo que toca es transformar verdaderamente el gobierno de México y dotar al país de un aparato público capaz de dar a sus ciudadanos capacidades para construir un futuro más sano, más justo, más sustentable. Hace falta una procuraduría capaz de hacer valer las leyes. Hace falta una Comisión Nacional Forestal capaz de reconducir el manejo de los ecosistemas forestales para hacer de ellos un motor del desarrollo. Hace falta una Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas que pueda velar por el patrimonio natural de todos los mexicanos. 

No estamos viendo nada parecido. Más bien, presenciamos la complicidad del gobierno con los ecocidas del país y del mundo, aunque sea por omisión.

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