jueves, 1 de octubre de 2020

Brutal golpe a ciencia, educación, salud y cultura

 

Brutal golpe a ciencia, educación, salud y cultura

La desaparición de los fideicomisos de la Administración Pública Federal (ordenada por la Presidencia de AMLO) con el  pretexto de acabar con la corrupción, pero que en realidad busca contar con mayores recursos de manera directa, es una nueva embestida contra las instituciones del Estado mexicano. Destruyen todo lo que sea en su afán de sacar dinero de donde sea posible con tal de financiar sus disparates y de concentrar aún más poder en su persona. Con esta decisión se da un golpe brutal e irracional al medio ambiente, a los Derechos Humanos, a la ciencia, la educación y las actividades artístico-culturales. ¡Un atraco para disponer de miles de millones de pesos! 68 mil millones de pesos.

Para deshacerse “del agua sucia” -dicen ellos- arrojan la tina con todo y niño, como diría el refrán popular. Cree el león que todos son de su condición porque pareciera que tienen la certeza de que todo fideicomiso es igual de turbio como aquel que Morena creó para supuestamente ayudar a los damnificados por los sismos de 2017 pero que en realidad sirvió para dispersar más de 44 millones de pesos en efectivo para financiar ilegalmente sus campañas del 2018, razón por la que el Instituto Nacional Electoral decidió sancionarlos (lo que lamentablemente fue revertido por el Tribunal Electoral). Son unos sinvergüenzas sin pizca de estadistas que en lugar de pensar en las generaciones venideras, están pensando en las próximas elecciones.

Como señala el académico Leonardo Núñez (en Revista Nexos), “más que una operación quirúrgica que permita arreglar y eliminar aquellas masas cancerosas de despilfarro o corrupción (que efectivamente hay en varios fideicomisos) para enfrentar la crisis con mayores recursos y capacidades, el presidente parece querer aplicarle a la administración pública una sangría medieval” que, como ya está visto, será en beneficio de sus prioridades personalísimas, que no son las del país.

Baste señalar que entre los 109 fideicomisos que desaparecerían están 65 fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 26 fondos correspondientes al CIDE y a otros centros de investigación, ¡el Fondo de Desastres Naturales!, el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento, el Fideicomiso de Inversión y Estímulos al Cine, el Fondo para el Cambio Climático y el Fondo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Ni el neoliberal más ortodoxo hubiese soñado con tan salvaje liposucción al Estado.

Al momento de escribir esta columna, la iniciativa de Morena para desaparecer los fideicomisos ya había sido aprobada en lo general por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados (20 votos a favor, 15 en contra y una abstención). Como señaló el diputado perredista Antonio Ortega Martínez, se está engañando a la ciudadanía porque de nada sirve convocar a un parlamento abierto (como se dispuso) si no se le escucha, atiende, ni se modifica lo que el irregularmente sobrerrepresentado grupo parlamentario del partido gobernante propone por órdenes de su mandamás.

Así Morena y su dirigente, el presidente López Obrador, asestan un nuevo golpe para seguir destruyendo lo mejor que por años ha costado tanto edificar en su objetivo de caminar hacia atrás, hacia el país de un solo hombre y de una obediencia ciega, requisito que demanda el obradorismo que no sabe de ciudadanía sino de “animalitos”, que tiene presente al dictador Mussolini mientras pisotea el legado de Juárez, que es alérgica a la crítica y pretende imponerle a la sociedad el pensamiento único. Solo una amplia alianza opositora que restablezca la necesaria pluralidad en el poder legislativo detendrá los golpes de este gobierno autoritario contra la democracia, e impedirá que continúe el deterioro económico, la imparable violencia y el desastre sanitario potenciados por la incapacidad generalizada que prevalece en esta administración. En eso debe seguirse trabajando, construyendo acuerdos para que de la mano de las organizaciones civiles, sociales y agrupaciones y partidos políticos podamos conformar una nueva mayoría en la Cámara de Diputados en el 2021. Ahí está la clave.

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