miércoles, 27 de enero de 2021

El silencio de la chachalaca

 El silencio de la chachalaca

Por Bernardo Caamal Itzá

Aún aclara en las veredas de las milpas. Los pantalones están empapados por el sereno y llenos de garrapatas. El canto de las aves deleita la caminata, uno en particular llama la atención de los milperos. Es un pájaro muy ruidoso.

Su nombre, «chachalaca», es onomatopéyico de las cuatro notas de su grito, que se repiten rápidamente a intervalos de pocos segundos. La voz del macho es claramente más honda y gruesa, la hembra grita mucho menos.

En invierno, estas aves gritan más y cuando no lo hacen se ocultan en los matorrales siendo difícil encontrarlos. Cuando se les espanta, vuelan dificultosamente entre los árboles o trepan graciosamente y se deslizan de rama en rama presentando un blanco difícil para los depredadores.

Entre el canto de los pájaros y las vaciladas milperas, en el Mayab fluyen antiguos relatos que interpretan ese canto, pues la chachalaca es un pájaro bio indicador: avisan lluvias. Escucho que los milperos bromean con las chachalacas:

Tu’ux ka bin, tu’ux ka bin -¿A dónde vas? ¿A dónde vas?

Wáaj ka in chukeche’ kin chakikech -Si te pesco, te pongo en la olla…

Otros, nos dan más risa porque aluden a los temas eróticos, que a la vez aluden a temas amorosos, incluso, para vacilar a sus hijos que se escapan a las lagunas de Bacalar, y de esto relatan.

Tu’ux ka bin, tu’ux ka bin -¿A dónde vas? ¿A dónde vas?

¡A Bacalar! ¡A Bacalar!

Claro que este último tiene dos intenciones: decir a los hijos “no se les ocurra ir de nuevo así, porque hay castigos”, y por otro, reírse de los malos momentos.

Las chachalacas tienen particularidades en sus cantos. Quienes han tenido la oportunidad de ir a las milpas muy temprano lo saben. En el despertar es común observar estos pájaros balancearse en busca de frutillas de los árboles del béek (roble), o del chi’ kéej (unas frutillas muy chicas con sabor al caimito).

Los abuelos conocedores del monte y de sus secretos enseñan a sus nietos que si estos pájaros cantan alrededor de las 2 a 4 de la mañana, significa lluvias. Su canto nos dice: “Prepárense, no hay tiempo que perder, hay que aprovechar las lluvias para trasplantar o poner las semillas al suelo”.

El ser ichkolil o milpero significa todos los días estar bien atentos a los indicadores del tiempo, para aprovecharlos en las diversas actividades que se relacionan con los cultivos. Si el día es muy soleado es posible secar las semillas de la calabaza y del maíz. En cambio, en estos meses de enero a febrero no atender el pronóstico de lluvias tiene el riesgo de perder los granos del frijol y de los ibes. De ahí radica la importancia de estas aves.

Las chachalacas se incluyen entre los pájaros a estudiar por el colectivo Xok k’iin, como parte del resultado de sus investigaciones en cuanto al pronóstico del estado del tiempo.

Científicos de Audubon, especialistas en aves, informan que la chachalaca oriental (Ortalis vetula) “es el único representante de América del Norte que pertenece a una característica familia tropical. Las chachalacas del golfo son comunes en un área limitada del sur de Texas, donde sus bandadas viven en matorrales o en bosques de ribera. Con frecuencia, especialmente al amanecer y al atardecer, una bandada se posa en un árbol alto y entona un coro desorganizado y estrepitoso.”

Ellos han utilizado 140 millones de observaciones de aves y modelos climáticos sofisticados para proyectar cómo el cambio climático afectará la zona de distribución de esta ave en el futuro.

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