martes, 30 de marzo de 2021

'Derrota mundial': el libro que inició tus sospechas de que el Holocausto no sucedió

 

'Derrota mundial': el libro que inició tus sospechas de que el Holocausto no sucedió

Por: Rodrigo Ayala Cárdenas - 
 
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'Derrota mundial' ha pretendido minimizar o negar el Holocausto judío y justificar las acciones de los alemanes para cometer uno de los peores crímenes en la historia.

Entre 15 y 20 millones de personas murieron o estuvieron prisioneras en los campos de concentración nazi. En su mayoría eran judíos, pero también hubo gitanos y homosexuales, todos ellos del completo desagrado del Tercer Reich. Lo anterior ha sido investigado y dado a conocer por el Holocaust Memorial Museum de Washington mediante su proyecto Enciclopedia de Campos y Guetos.


Sin embargo, aún hay quienes son capaces de defender al mal pese a las monstruosidades que en nombre de éste se han cometido. Un ejemplo de ello es el del periodista, escritor y revisionista mexicano Salvador Borrego, quien en 1938 comenzó la escritura de su obra más emblemática: Derrota mundial, editada en 1953 y en la que no oculta su simpatía por el régimen nazi y su rechazo a los Estados Unidos, a quien considera la nación que ha esparcido el auténtico mal en el mundo a través del capitalismo. José Vasconcelos, simpatizante nazi y primer secretario de Educación Pública de México, se ofreció a escribir el prólogo de esta obra en su segunda edición, dedicando encendidos comentarios como: «En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda».


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Derrota mundial ha pretendido minimizar o negar el Holocausto judío y justificar las acciones de los alemanes no sólo para pelear en la Segunda Guerra Mundial, sino para cometer uno de los peores crímenes en la historia de la humanidad. Para él, las cifras han sido infladas para beneficio de los judíos y coloca a Alemania como una víctima de la historia que ha tenido que desembolsar enormes cantidades para resarcir los daños. «Eso de los 6 millones de muertos fue una cifra inflada para cobrar indemnizaciones y, a la fecha, Alemania ha tenido que pagar más de 150 mil millones de dólares por compensaciones de guerra; primero cobraron por cada judío muerto, luego por los que estuvieron trabajando en los campos de concentración y luego por los que tenían un seguro de vida», afirma en una entrevista concedida a Animal Político.


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Una de las páginas de esta obra niega que los crímenes contra los judíos hayan sido tan elevados como la historia se ha encargado de dar a conocer con cifras comprobables: «Antes de la guerra había 6 millones de judíos en toda Europa, y de haber sido asesinados 6 millones, no habría quedado ni uno, lo cual es absolutamente falso. En todos los países las tropas aliadas encontraron numerosas colonias de israelitas y a otros muchos se les libertó de los campos de concentración. Aun antes de que terminara la contienda, a fines de 1944, Himmler accedió a que emigraran a través de Suiza mil 200 hebreos semanariamente [sic], y el 19 de abril de 1945 (antes de que terminara la guerra) Norbert Masur, del Congreso Mundial Israelita, llegó a Berlín a gestionar ante Himmler que los judíos detenidos no fueran cambiados de campamento, a fin de evitarles posibles represalias durante su traslado».


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Mediante palabras como las anteriores, muchos creyeron que el Holocausto no ocurrió o que no sucedió en la magnitud que la historia nos ha dicho. Ello ha dado pie a preguntar qué habría ocurrido si Hitler se hubiera alzado con la victoria. Según la visión de Borrego, las consecuencias de que Alemania no haya ganado la guerra ha sido la llegada a México y otros países de tendencias “malignas” como «la defensa del aborto, las bodas entre homosexuales, la rebeldía de la juventud hacia los padres, la pornografía desatada, la legalización de las drogas, todo eso es consecuencia de la derrota de Alemania. Ese mal era contenido por el nacional-socialismo y por la Iglesia Católica».


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Toda defensa histórica es una apología a una idea y sus acciones y consecuencias. Tras la Segunda Guerra Mundial, se ha hablado de que los Aliados liberaron a Europa y Alemania del horror de los nazis. En la obra de Borrego se menciona la otra cara, la supuestamente verdadera: el mal que la victoria de los Aliados ha traído al mundo occidental y la manera en que el pago de indemnizaciones de Alemania hacia los perjudicados ha servido para financiar ataques y crímenes como los que sufren el pueblo palestino. Es un libro que pretende quitar la "venda de los ojos" a todos los occidentales víctimas de una historia que favorece a los Aliados y deja a los nazis como los villanos.


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Derrota mundial contradice datos que históricamente están comprobados como ciertos: «Para elaborar el mito de los 6 millones de judíos muertos (todos los que habitaban en Europa) no se omitieron trucos. Por ejemplo, un bombardeo aliado había devastado la población alemana de Weimar, poco antes de que terminara la guerra, y eran tantos los muertos que el jefe de la policía, Walter Schmidt, optó por incinerarlos, de lo cual tomó fotos. Pues bien, esas fotos de alemanes muertos por los aviones aliados fueron luego exhibidas como si se tratara de israelitas asesinados».

 

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Al igual que un ferviente admirador de los nazis y su líder, a quien veía como una especie de salvador para la humanidad que impediría el desencadenamiento de los males y vicios de Occidente, Borrego admiraba a Francisco Franco, el fascista y cruel dictador español que ordenó raptar miles de niños y horrorizó a toda Europa. Toda persona tiene la libertad de expresar sus opiniones e ideas respecto a un acontecimiento y sostener las ideas políticas que mejores le parezcan; sin embargo, defender a un partido como el nazi, que hizo tanto daño por medio de los campos de concentración o los crueles experimentos que practicaron con inocentes, es una postura que también debería tomar en cuenta a los que sufrieron y murieron siendo inocentes para guardarles el merecido respeto. 


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