El día que abandonemos la milpa iniciará nuestra agonía
Bernardo Caamal Itzá
En Peto, la semana que recién concluyó el kilo de tortilla subió de 15 pesos a 16 pesos, mientras que los demás productos de la canasta básica aumentan de precio en forma sigilosa, volviendo cada vez es más inaccesible la canasta básica para los campesinos mayas.
“Esto nos pasa porque no cultivamos la tierra. Muchos de nosotros hemos visto que es más fácil obtener el dinero en las ciudades, y nuestros hijos estudian carreras que los alejan del campo”, explicaron lugareños de esta villa.
“Trabajar el campo no es fácil. Nuestras cosechas dependen en buena parte del temporal y no hemos tenido años muy lluviosos.
“Si obtenemos buenas cosechas, los intermediarios de inmediato le bajan de precio a la producción y la economía de quienes fincamos nuestras esperanzas en esta labor, cada vez empeora.
En las zonas rurales de Yucatán muchos no nos damos cuenta de lo que sucede, pero la escalada de precios en los productos básicos dificulta el comer bien y a eso se suma que la COVID-19 ha sido letal con la gente que no come bien. “Esta es nuestra realidad: estamos de mal en peor”, resaltan en las reuniones campesinas del sur de Yucatán.
A pesar del efecto de las plagas, ciclones, inundaciones, varios años de sequía, décadas de abandono a la agricultura peninsular y el impacto de modelos educativos ajenas a la realidad territorial, sí hay futuro en el campo. Lo importante es frenar y revertir el alejamiento de la juventud en el campo. Los antiguos milperos de Peto dicen:
“Ma k’a’ana’an k p’atik u meeyjil le ich koolo’ {No debemos abandonar el trabajo en las milpas}, Le k’iin kéen k p’ate’, ts’oka’anto’oni’ {el día que abandonemos la milpa empezará nuestra agonía}. “Tumen le kun a’albilto’one’ le ken k beetej kex táan k ilik ma’ keet yéetel k tuukuli’ {ese día lo que nos digan, eso haremos, aunque sepamos que no está acorde a nuestra forma de vida}.
Ts’o’oka’an beyo’, yaan k nat’ache’eta’al tumen le ts’uulo’obo’, u talamile’ k paalale’ chéen ken u yilo’ob, tumen ma’atáan u na’atiko’ob ba’ax ku yúuchul to’on yéetel ichil u kuxtalo’ob xan {Ese día será nuestro final, porque quienes tienen el dinero nos esclavizarán. Lo peor es que está a la vista de nuestros hijos, ni entenderán, aunque los afecte también”.
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