“LO QUE DIGA EL PRESIDENTE”: DELFINA GÓMEZ DICE SÍ A AMLO Y NO A LOS MAESTROS

La titular de la SEP no va a confrontarse con su jefe por el regreso a clases presenciales: en una reunión con representantes de escuelas públicas dijo que su trabajo no es contradecir a AMLO. “No se puede tener todo”, les señaló, ante sus temores de contagio.

Por Redacción EMEEQUIS
20 mar 2021

Delfina Gómez el 15 de febrero, cuando fue oficializada en la SEP. Foto: Especial.

EMEEQUIS.– Con solo unas semanas como la segunda titular de la Secretaría de Educación Pública del sexenio morenista, la maestra Delfina Gómez ya demostró que siente añoranza por las viejas formas priístas.

Del “¿qué hora es? la hora que usted diga, presidente”, la excandidata al gobierno mexiquense pasó al “yo haré lo que me diga el presidente”.

Esas fueron sus palabras durante una reunión con delegados de la SEP a principios del mes, quienes le expresaron sus preocupaciones por un anticipado regreso a clases presenciales mientras se espera que una tercera ola de contagios agrave la pandemia. 

Entre esas preocupaciones están que, en cientos de escuelas, no hay agua potable para lavarse las manos; tampoco hay termómetros para revisar si un alumno o maestro tiene fiebre; y, mucho menos, personal suficiente para desinfectar pupitres que los estudiantes deben compartir.

“Maestra, no hay condiciones para regresar, no al menos con la cantidad de vacunas que se han puesto. No estamos lo suficientemente protegidos”, le dijo uno de los representantes estatales de las escuelas públicas, quien relató a EMEEQUIS este encuentro, pero pidió omitir su nombre por miedo a perder su empleo.

Delfina Gómez, con el rostro serio, lanzó una mirada dura a su subalterno y aseguró que la decisión no le correspondía a ella, sino a Andrés Manuel López Obrador.

“Yo haré lo que me diga el presidente. Si él me dice que hay que regresar a clases, mi trabajo no es contradecirlo, sino encontrar el modo en que pase”, dijo, sorprendiendo con su candidez a los asistentes a la reunión.

¿Y LAYDA?

Desde inicio de año, el presidente se ha empecinado en el regreso a clases presenciales para abril en Campeche, uno de los estados menos golpeados por la pandemia y que nunca se pintó de rojo en el semáforo epidemiológico.

La versión oficial para la vuelta a la normalidad académica en dicha entidad es que se reactivaría la economía y se le quitaría presión a los padres, quienes han batallado con las clases a distancia y en línea.

Sin embargo, los críticos del presidente aseguran que se trata de una estrategia electoral para beneficiar a su amiga Layda Sansores, quien compite en las elecciones de este año para la gubernatura de Campeche, donde acumula muchos puntos negativos en las encuestas.

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“Podrían reiniciar clases presenciales regresando de Semana Santa, sería el primer estado, una vez vacunados todos los maestros, maestras y trabajadores de la educación, y también los adultos mayores”, afirmó el mandatario federal a principios de este mes.

Sin embargo, en la SEP dudan que, al paso que va la campaña de vacunación, sea posible que, en un par de semanas, los 17 mil profesionales de la educación de Campeche estén vacunados, junto con el 100% de los adultos mayores y todas y todos los profesionales de la salud. Aunque los datos oficiales indican que, por lo menos en el rubro de maestros, las dosis están prácticamente cubiertas.

UN MAESTRO CONTAGIADO ES UN RIESGO

Una promesa que, aseguran, se vuelve cada vez más difícil de cumplir, porque desde el gobierno federal se siguen sumando grupos prioritarios a la vacuna, como si las dosis sobraran.

El último ejemplo son los deportistas de alto rendimiento y sus entrenadores que irán a los Juegos Olímpicos de Tokio, Japón, a quienes la Secretaría de Salud ya comenzó a inocular, cuando aún faltan muchos médicos, públicos y privados, por recibir sus dosis.

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“La mayoría de los maestros en Campeche, y en muchas otras zonas del país, son adultos mayores. O rozan los 60 años, pero con comorbilidades serias, que se agravan por los bajos salarios que perciben los maestros de la SEP. Y sin garantías de que las vacunas lleguen, el presidente quiere que nos metamos a las aulas.

“Es cierto que los niños no son tan vulnerables al virus, pero también es cierto que pueden transmitirlo. Y una maestra y maestro contagiado, aunque tenga la vacuna, puede ser mortal para el resto de sus familiares”, dijo la fuente consultada por EMEEQUIS.

Los representantes estatales de las escuelas públicas insistieron en la petición que hicieron, desde hace meses, a Esteban Moctezuma, quien dejó la SEP para convertirse en embajador de México en Estados Unidos: la vuelta a clases presenciales sólo podría ser discutida hasta que la mitad de la población esté vacunada, no mientras haya planes para que eso suceda.

LO QUE ÉL ORDENE A ELLA

Durante una media hora, los representantes estatales de la SEP le dieron a Delfina Gómez, uno a uno, sus argumentos para oponerse a las clases presenciales, pero todas las razones cayeron en oídos sordos.

La morenista se limitó a escucharlos, anotar un par de ideas en su libreta e insistir en que ella no se metería en ese tema porque no desea antagonizar con su jefe, aunque eso signifique ir contra los deseos de sus representados.

“No se puede tener todo”, masculló la titular de la SEP, probablemente en referencia a que una de sus primeras tareas en la Secretaría fue arrancar un plan de austeridad que le fue cortado de tajo por los maestros.

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Esa estrategia para ahorrar dinero implicaba pedirle a subsecretarios, directores generales, titulares de Órganos Desconcentrados y Entidades Paraestatales que le entregaran una lista de personal que podría ser despedido en un agresivo recorte de personal.

La filtración en redes sociales de un comunicado con esa petición, firmado por Delfina Gómez, amenazó con crear la primera gran crisis de la era de la maestra normalista en la SEP, por lo que rápidamente la dependencia echó reversa en esa estrategia.

Entre los maestros de la SEP dicen que Delfina Gómez está usando ese movimiento para hacer un trueque político: a cambio de no recortar puestos de trabajo, las profesoras y profesores deberán regresar a clases cuando ella lo ordene.

O, mejor dicho, cuando el presidente se lo ordene a ella. Y ella lo ordene.