Por Nadia Khan para The New Arab

 Las mujeres formaban parte de las ceremonias espirituales sufíes, incluso actuaban junto a los hombres [Getty]

Un grupo de derviches dirigido por mujeres con sede en Afganistán está recuperando la arraigada herencia sufí del país. Continúa con una centenaria tradición, en donde el sufismo es la forma mística de la religión islámica que busca la conexión interior con Dios.

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Fahima Mirzaie, una estudiante de 24 años, fundó un grupo sufí de danza y artes escénicas, con sede en Kabul y, aunque participan miembros de ambos sexos, tiene un fuerte protagonismo femenino. El grupo se llama Shohod Arefan que significa “La intuición de los místicos”. Fahima se propone enseñar a los miembros del grupo la prácticas del ritual, incluso cuando algunos de sus alumnos tienen apenas seis años.

A pesar de que el concepto de un grupo de danza sufí femenino pueda sonar extraño para una audiencia occidental, la conexión entre las mujeres y el misticismo sufí tiene una larga historia que se remonta a los primeros días del islam. La primera mujer sufí conocida fue una musulmana llamada Rabiah Al Adaviyah que vivió en el siglo VIII en la ciudad de Basora, Irak. Sin embargo, no fue la única. Hubo muchas otras mujeres conocidas, pero de menor protagonismo a lo largo de la historia.

Actualmente, Fahima está enseñando el sema (ceremonia en memoria de Dios a través de la música y la danza) y la práctica giratoria de los derviches. Ambas requieren tiempo y bastante paciencia para poder dominarlas. Se dice que la tradición de la ceremonia del derviche giratorio se originó con el filósofo y poeta del siglo XIII Jalaluddin Rumi, originario de Afganistán. Éste fundó la orden sufí ‘Mevlevi’ y sus miembros fueron quienes propusieron esta hermosa danza espiritual sincronizada.

Este ritual es inmensamente estimado por su belleza y cualidades místicas; la práctica navegó por el mundo e incluso se hizo popular entre las audiencias occidentales. Rumi, así como otros líderes de Mevlevi, tenían discípulas. Las mujeres formaban parte de las ceremonias espirituales sufíes, donde, a veces, hombres y mujeres actuaban uno al lado del otro: la interpretación ortodoxa y literal de la religión en Afganistán es, en realidad, un fenómeno más reciente. Aunque los talibanes suprimieron las prácticas del sufismo, desde su caída, parece estar regresando.

El sufismo tiene una larga tradición en Afganistán. Además de la influencia de Rumi, las órdenes Naqshbandi, Qadriyya y Chishti siguen ocupando un lugar destacado en la historia del país. De hecho, Afganistán fue el hogar de muchos santos sufíes y sus santuarios. Los cantos devocionales y las danzas eran algo común aquí, y su avivamiento le dio al pueblo afgano una ruta de liberación emocional y una forma de descargar sus almas de los problemas mundanos.

Afganistán también tiene una larga historia de mujeres dinámicas y fuertes, y mujeres como Fahima ciertamente están haciendo su parte para conectar a la población con su pasado olvidado. “Me interesé en el sema cuando tenía 12 años”, dijo a The New Arab y continuó: Traté de aprender más porque me fascinaba. Ahora soy una de las primeras mujeres que practican los ritos derviches en Afganistán”.

Este pareciera ser un movimiento arriesgado de Fahima, especialmente cuando todavía existe inestabilidad en el país, pero ella está comprometida con su pasión. Además, las cosas parecen estar cambiando en Afganistán, aunque sea lentamente. Para una gran parte de la población y de la vida cotidiana afgana, las prácticas sufíes claramente no desaparecieron de los corazones de la población, y este resurgimiento está ganando gran popularidad. “Es una forma de que las personas se conecten con la espiritualidad y encuentren la paz interior en un país devastado por la guerra”, agregó Fahima.

Shohod Arefan ensaya en los pasillos de las escuelas del barrio y realiza presentaciones para conmemoraciones religiosas y culturales, como el cumpleaños de Rumi. En cada uno de sus actos, usa música en vivo tocada con instrumentos tradicionales, detalle que ayuda a crear ese ambiente y conexión espiritual perfectos.

Los sufíes tradicionalmente creen que la naturaleza es música, por lo que los sonidos que usan en su conmemoración espiritual se parecen a estos sonidos balsámicos naturales que están diseñados para penetrar en el corazón.

Es reconfortante ver a mujeres como Fahima estar desempeñando un papel importante en la restauración de la tradición sufí del sema y en la danza espiritual en este rincón de Afganistán. En las sociedades tradicionales las mujeres desempeñan papeles importantes, aunque no siempre obtienen el reconocimiento que merecen.

Sin lugar a dudas, las mujeres fueron la clave para la transmisión de la tradición, a menudo a través de la enseñanza de sus hijos o de toda la comunidad. La tradición sufí se transmite de igual manera, de maestro a alumno. Por eso, ver a una mujer asumir un papel de liderazgo en la recuperación del pasado sufí del país resulta totalmente adecuado.

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Nadia Khan es historiadora y escritora. Asimismo, es la fundadora de Golden Threads, un proyecto que explora la historia, la cultura y el arte compartidos en todo el mundo islámico y más allá de sus fronteras.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 4 de febrero de 2021.