viernes, 3 de septiembre de 2021

Prologo José Vasconcelos

 

Prologo José Vasconcelos

  los

sucesos que conocemos bajo el nombre de la Segunda Guerra Mundial.
Colocados nosotros del lado de los enemigos del poderío alemán, es natural que
todas nuestras ideas se encuentren teñidas con el color de la propaganda aliada. Las
guerras modernas se desa-rrollan tanto en el frente de combate como en las páginas
de la imprenta. La propaganda es una arma poderosa, a veces decisiva para engañar
la opinión mundial. Ya desde la primera guerra euro-pea, se vio la audacia para
mentir, que pusieron en práctica agencias y diarios que disfrutaban de reputación
aparentemente intacha-ble. La mentira, sin embargo, logró su objeto. Poblaciones
enteras de naciones que debieron ser neutrales, se vieron arrastradas a participar en
el conflicto, movidas por sentimientos fundados en informaciones que después se
supo, habían sido deliberadamente fabricadas por el bando que controlaba las
comunicaciones mun-diales.
Y menos mal que necesidades geográficas o políticas nos ha-yan llevado a
participar en conflictos que son ajenos a nuestro destino histórico; lo peor es que nos
dejemos convencer por el engaño. Enhorabuena que hayamos tenido que afiliarnos
con el bando que estaba más cerca de nosotros; lo malo es que haya sido tan
numerosa, entre nosotros, la casta de los entusiastas de la mentira. Desventurado es
el espectáculo que todavía siguen dando algunos «intelectuales» nuestros, cuando
hablan de la defensa de la democracia, al mismo tiempo que no pueden borrar de sus
frentes la marca infamante de haber servido dictaduras vernáculas que hacen gala de
burlar sistemáticamente el sufragio
. Olvidemos a estos seudo-revolucionarios, que no
son otra cosa que logreros de una Revolución que han contribuido a deshonrar, y
procuremos despejar el ánimo de aquellos que de buena fe se mantienen engañados.

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