viernes, 1 de octubre de 2021

Coronavirus. Por qué hay gente que no quiere vacunarse

 

Coronavirus. Por qué hay gente que no quiere vacunarse

La resistencia a la vacunación tiene origen en el desconocimiento y creencias religiosas o políticas.

14-09-2021

Por Naix’ieli Castillo, Ciencia UNAM-DGDC

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La resistencia a la vacunación y los movimientos antivacunas no son precisamente lo mismo. El doctor José Ramón Orrantia Cavazos realiza una estancia posdoctoral en el Programa Universitario de Bioética de la UNAM. Entre sus investigaciones está la inadecuación de la narrativa de la posverdad para abordar el problema de los grupos antivacunas.

Le dice a Ciencia UNAM que la resistencia a la vacunación surge cuando alguna o varias personas tienen dudas y la evitan. En cambio, los movimientos antivacunas son grupos organizados que tienen una oposición abierta a la vacunación en general. Se trata de organizaciones más estructuradas que tienden a creer teorías de la conspiración, difundir información falsa y mezclar sus argumentos con posturas políticas.

Ambos tipos de rechazo han existido en el mundo desde que Edward Jenner desarrolló la primera vacuna. 

Al principio la resistencia se daba principalmente en la clase trabajadora, y se podía pensar que sus argumentos reflejaban falta de información científica, sin embargo, en los últimos años se ha observado que se presenta también en las clases medias que cuentan con estudios y eso ha llamado la atención de los especialistas.

Probablemente en esos casos existe un problema de evaluación de costo-beneficio porque aunque las vacunas tienen un alto grado de seguridad y eficiencia, es un hecho que ninguna es 100% segura, señala el especialista. Actualmente existen movimientos antivacunas afines tanto a ideologías de izquierda como de derecha.

Argumentos antivacunas

Algunos argumentos contra las vacunas son: que es mejor la inmunidad natural (es decir adquirir la enfermedad y curarse) que ser vacunado. También consideran que es preferible tratarse con productos naturales y tener un sistema inmune naturalmente fortalecido.

También hay desconfianza hacia los adyuvantes, se tiene la creencia de que causan daño. Algunos padres no quieren aplicar a sus hijos todas las vacunas recomendadas en un tiempo corto y prefieren espaciarlas a lo largo de varios años. 

Asimismo, hay quienes aceptan las vacunas individuales pero rechazan las que se administran juntas como la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola). A esta se le atribuyó provocar autismo en niños, aunque después se demostró plenamente que era falso.

El doctor Orrantía Cavazos señala que hay otros argumentos contra las vacunas que no son relativos a hechos ni a estadísticas y que por lo tanto, no pueden combatirse simplemente con información y conocimiento.

Parte de la resistencia a la vacunación está relacionada con creencias religiosas y con concepciones sobre la propiedad del cuerpo y de los hijos y los límites que tiene el Estado frente estos. 


Los movimientos antivacunas en el siglo XIX brotaron entre las clases trabajadoras asociando la vacunación con un control del cuerpo del trabajador; se defendía la concepción del cuerpo como un lugar de resistencia a los poderes de intromisión del Estado.

En México, de acuerdo con una investigación que está llevando a cabo el doctor Orrantia Cavazos, la resistencia a la vacunación surgió como una resistencia a los poderes autoritarios del gobierno de Porfirio Díaz o de Plutarco Elías Calles.

El hecho de que fuera obligatorio vacunarse generaba una resistencia enorme a recibir la inmunización. Durante el gobierno de Calles, los movimientos antivacunas se unieron al boicot al gobierno de este presidente por las leyes que limitaban los privilegios de la Iglesia.

  • Cuando se analiza lo que ocurrió en México en las campañas de vacunación durante la presidencia de Plutarco E. Calles y más adelante con el Cardenismo, es una realidad que había problemas en la inmunización; era muy complicado transportar las vacunas porque no había refrigeración ni transportes eficientes como los hay ahora.

El caso de las vacunas y COVID-19

Al principio se pensó que los movimientos antivacunas retrocedieron en el caso de la COVID-19 porque las personas al estar tan asustadas por la pandemia estaban cambiando su postura y aceptando las vacunas.

Sin embargo, con el tiempo, hubo movimientos que creían que la pandemia fue una situación planeada o natural pero los gobiernos aprovecharían para desarrollar una vacuna para controlar a la humanidad enfermándola o incluso esterilizándola.

Por ejemplo, en Estados Unidos, más de 40 por ciento de la población afro no quería vacunarse por tener desconfianza hacia el personal sanitario y por la experiencia del racismo médico, como sucedió en el estudio Tuskegee sobre sífilis no tratada en varones negros.

Por otro lado, las llamadas “fiestas covid”, tenían la finalidad de provocar supuestamente un contagio acelerado que llevara a una inmunidad natural y después a la inmunidad de rebaño. La idea de lograr esta inmunidad colectiva “no tenía mucho sentido porque pronto se supo que una persona se podía contagiar mas de una vez”.

Además, el hecho de que la vacuna se desarrollara en tiempo record sembró rechazo. En México el grupo “Médicos por la verdad” es el movimiento antivacunas más fuerte. Tienen una ideología de derecha que mezclan con su resistencia a la vacunación y difunden desinformación sobre la COVID-19 con una apariencia de discurso científico.

  • Desde la década de los 30, México emprendió campañas muy exitosas de vacunación. Durante la década de los 60 y 70 fue la época dorada de vacunación en México. Se erradicó la viruela, el país era autosuficiente en la producción, no solo producía el cuadro básico sino el aumentado y se exportaban vacunas. A partir de la década de los 80 y 90 México se vuelve un país importador de vacunas.

     Obstáculos contra las campañas de vacunación

    Es importante considerar que los argumentos políticos y religiosos no son relativos a hechos ni a estadísticas y que por lo tanto no pueden combatirse simplemente con información y conocimiento. Por eso, el especialista considera que al planear campañas o estrategias de vacunación, la difusión científica es totalmente importante, pero no será suficiente.

    Señaló que, analizando las experiencias históricas, ha observado que cuando en una campaña de vacunación hay cláusulas de que no es obligatorio, que puede haber una objeción de conciencia o una salida a la vacunación, entonces la resistencia a la vacunación y los movimientos antivacunas son mucho menos virulentos.

    Los movimientos antivacunas ya como grupos organizados sí pueden ocasionar daño a la sociedad, por ejemplo, contribuyen a que haya brotes de enfermedades que se pensaban erradicadas como el sarampión y la poliomielitis.

    Por eso, comenta, al planear estrategias de vacunación es muy importante asegurarse que se están conduciendo con los principios bioéticos de autonomía, consentimiento informado, transparencia y acceso a los datos sobre la seguridad y eficacia de las vacunas.

    También será mejor cumplir con el principio de justicia y evitar el acaparamiento de vacunas. Esto podría ocasionar que haya países que no puedan cumplir con sus esquemas de vacunación hasta el año 2025.

    Todo lo anterior pone de manifiesto la importancia de los estudios bioéticos sobre vacunación para tomar buenas decisiones y hacer una crítica bien informada a las políticas de salud pública.


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