jueves, 7 de octubre de 2021

El Talibán pone la vista en el submundo afgano de la droga

 

El Talibán pone la vista en el submundo afgano de la droga

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El Talibán, que ahora domina Afganistán sin discusión, se ha propuesto acabar con la lacra de la adicción a los narcóticos, aunque sea por la fuerza.

Al anochecer, combatientes curtidos en batalla y convertidos en policía recorren el submundo de la droga en la capital del país. Bajo los bulliciosos puentes de Kabul ente montones de basura y arroyos inmundos, cientos de hombres sin hogar adictos a la heroína y las metanfetaminas son reunidos, golpeados y llevados por la fuerza a centros de tratamiento. The Associated Press logró un inusual acceso a una de esas redadas la semana pasada.

La escena ofrecía un atisbo del nuevo orden bajo el control talibán. Los hombres -muchos con enfermedades mentales, según los médicos- se sentaban contra muros de piedra con las manos atadas. Les dijeron que dejaran las drogas o serían golpeados.

Los agresivos métodos fueron bien recibidos por algunos trabajadores de salud, que no han tenido más opción que adaptarse al gobierno talibán. “Ya no estamos en una democracia, esto es una dictadura. Y el uso de la fuerza es la única forma de tratar a esta gente”, dijo el doctor Fazalrabi Mayar, que trabaja en un centro de tratamiento. Se refería en concreto a los afganos adictos a la heroína y las metanfetaminas.

Poco después de que el Talibán tomara el control del país el 15 de agosto, el Ministerio de Salud talibán emitió una orden para esos centros en la que recalcaba sus objetivos de controlar con firmeza el problema de la adicción, según médicos.

Los detenidos, delgados y con la mirada perdida, eran un reflejo de vidas afganas perdidas por una accidentada sucesión de guerra, invasión y hambre en el país. Eran poetas, soldados, comerciantes, campesinos. La mayoría de la heroína del mundo procede de los grandes campos de amapolas de Afganistán, y el país se ha convertido en un importante productor de metanfetaminas. Ambas han provocado un enorme problema de adicción en todo el país.

Viejos o jóvenes, pobres o antes adinerados, los talibanes ven a todos los adictos del mismo modo: Una mancha en la sociedad que quieren crear. El consumo de drogas va en contra de su interpretación de la doctrina islámica. Los adictos también están estigmatizados por la más amplia, y en su mayoría conservadora, sociedad afgana.

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