martes, 26 de octubre de 2021

http://www.analesiie.unam.mx/index.php/analesiie/article/view/2726/3503

 

de 41
ANALES
DEL
INSTITUTO
DE
INVESTIGACIONES
ESTÉTICAS,
VOL.
XLII,
NÚM.
117,

9
Verde, blanco y encarnado: los retratos de Ángela Peralta
durante el Segundo Imperio Mexicano
Green, White, and Flesh-Color: the Portraits of Ángela Peralta during
the
S
econd Mexican Empire
Artículo recibido el 7 de junio de

19; devuelto para revisión el
8 de enero de

; aceptado el
11
de may
o de

; https://doi.org/1
.

1/iie.187
3
6
e.

.117.
7
6
Gustav
o Amézaga Heiras
Univ
ersidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filo-
sofía y Letras, fotografiasdelsigloxix@gmail.com, https://orcid.
org/

-

3-1
18-
584
Líneas de investigación
Arte moderno; fotografía del siglo

; fotógrafos y estudios fotográfi
-
cos del siglo

; fotografía y pintura.
Publicación más relevante
De tu piel espejo. Un panorama del retrato en México, 1860-1910
(Méxi-
co: M
useo del Estanquillo),

19.
Resumen
En no
viembre de 1865, la soprano Ángela Peralta regresó a su patria
para presentarse ante el público de la capital y de otros departamentos
del Imperio Mexicano. Las crónicas periodísticas reseñaron su llega-
da y recepción como un hecho sin igual. Este artículo aborda los usos
y la circulación de los retratos de la artista en el contexto de la transi-
ción política del Imperio Mexicano a la República Restaurada, a par-
tir de una investigación basada en la consulta de bibliohemerografía,
colecciones particulares, archivos y otras fuentes primarias. El regreso
de Ángela Peralta a México y la demanda de sus retratos manifestaron
la proyección en el imaginario sobre su figura de una representación
de la nación mexicana.
Palabras clav
e
México; fotografía; r
etrato; siglo

; nacionalismo; identidad; Ánge
-
la Peralta;
carte-de-visite
; impresos; ópera; soprano; Segundo Imperio;
República Restaurada.
Abstract
Soprano Ángela P
eralta returned to her country of origin November
1865, to perform before audiences in the capital and other cities of
Maximilian’s Mexican Empire. Reports chronicle that all of her per-
formances were greeted with unprecedented enthusiasm and were a
spectacular success. This article draws on research in bibliographic and
hemerographic sources, private collections, archives and other primary
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
1
sources, in order to address the subsequent circulation of portraits of
the artist and their utilization in the context of the political transition
from the Mexican Empire to the Restored Republic. Ángela Peralta’s
return to Mexico and the demand for her portraits reveal the projec-
tion in the imaginary of her figure as a representation of the Mexican
nation.
Ke
ywords
Mexico;
photography; picture; 19th century; identity; Ángela Peralta;
visiting cards; opera; soprano; Second Empire; Restored Republic.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
11
GUSTAVO AMÉZAGA HEIR AS
fa
ulta
f
l
s
a y l
t
as
, una
Verde, blanco y encarnado:
los retratos de Ángela Peralta durante
el Segundo Imperio Mexicano
Para el maestro Fausto Ramírez Rojas
Estrella negra
D
el éxito estruendoso a la adversidad y desgracia, así puede resumir-
se la vida de la soprano Ángela Peralta. Según un testimonio de Jus-
to Sierra, la cantante mexicana le confió que, una “estrella negra” la
había acompañado durante toda su vida,
1
signo inequívoco de una existencia
llena de penurias y desgracias, en contraste con una carrera de grandes logros
y éxitos. En pleno Segundo Imperio (1864-1867), la imagen de la Peralta tuvo
un culto sin precedente para una figura pública que no fuera un gobernan-
te, político o militar. El retorno triunfal de la joven soprano venida de Euro-
pa, a finales de 1865, a poco más de un año después de haberse establecido el
imperio de Maximiliano en México, coincidió con la efervescencia de las foto-
grafías en formato
carte-de-visite
;
mismas que, al mediar la década de 186
,
habían cobrado una moda febril entre las clases medias y altas de la sociedad
1.
Justo Sierra,
Obras completas XIV. Epistolario y otros papeles privados
(Ciudad de México:
U
niversidad Nacional Autónoma de México, 1991), 68.
.
Las
c
arte-de-visite
fueron fotografías en papel montadas en un soporte de cartón que me-
dían alrededor de 6.3
×
1
.
centímetros.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
1
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as
mexicana.
La gran circulación de los retratos de los emperadores extranjeros
había impulsado tal fenómeno.
3
Durante los años del breve imperio, la efigie de Ángela Peralta en forma-
to
carte-de-visite
se multiplicó en una buena cantidad de fotografías, dando
a
conocer a la cantante y
, ayudando a acrecentar su reputación. Su talento, así
como la gran circulación de su imagen la consolidan como la primera perso-
nalidad mexicana en tener un amplio repertorio de retratos en dicho formato.
Sin contar la gran demanda y comercialización que en 1864 tuvieron las
fotografías de los emperadores extranjeros Maximiliano y Carlota en México,
se puede considerar que antes de 1865 sólo circularon ampliamente los retratos
de dos figuras públicas: los del presidente Miguel Miramón y la del militar
texano Ignacio Zaragoza,
4
ello antes del regreso de Ángela Peralta a su país.
Por medio de la pintura, la litografía y la fotografía, la figura del célebre
general Miguel Miramón fue popular antes y después de su breve presiden-
cia. El 7 de enero de 186
, después de v
arias campañas militares en diversos
estados del interior de la República, el joven presidente regresó a la Ciudad de
México, por lo cual se ofreció un
Te Deum
en la Colegiata de Guadalupe y se
realizaron otras celebraciones en la capital. Aquel día, algunas casas y edificios
públicos se adornaron e iluminaron especialmente por su retorno, destacando
el edificio de la Diputación en donde se colgó, entre los dos balcones principa-
les de la fachada, el retrato al óleo del presidente, obra del pintor Jesús Corral.
5
En ese mes se comercializó una partitura llamada “Los triunfos de Miramón”,
schotis
para piano compuesto por doña Manuela del Castillo, e ilustrada en la
portada con la efigie del “excelentísimo señor presidente”.
6
El editor Juan N.
del Valle le dedicó su guía
El viajero en México
donde además se incluyó su
3.
Arturo Aguilar Ochoa,
La fotografía durante el imperio de Maximiliano
(Ciudad de Mé-
xico: U
niversidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Estéticas, 1996).
4.
En décadas anterior
es la figura del presidente Antonio López de Santa Anna tuvo un culto
importante por medio de grabados y litografías y no con base en reproducciones fotográficas.
Mariana Rubio de los Santos plantea la variedad de retratos litográficos y en otros soportes
que se realizaron a lo largo de los gobiernos de Antonio López de Santa Anna. Mariana Rubio
de los Santos, “Retratos de luz, mercurio y plata: dos daguerrotipos del Museo Franz Mayer”,
tesis de maestría (Ciudad de México: Universidad Nacional Autónoma de México-Facultad de
Filosofía y Letras,

16),
9-46.
5.
“Entrada
del general presidente en México”,
La Sociedad
, Ciudad de México, 8 de enero
de 186
, 3. E
n la transcripción de citas hemerográficas se respetaron los estilos tipográficos y la
ortografía original de las notas.
6.
“Los triunfos
de Miramón”,
Diario de Avisos
, Ciudad de México,
6
de enero de 186
,
3.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
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13
retrato.
7
Posterior a su fusilamiento en el Cerro de las Campana, junto al empe
-
rador Maximiliano y el general Tomás Mejía en 1867, su retrato sería altamente
reproducido en formato
carte-de-visite
, en muchos fotomontajes y composi-
ciones luctuosas sobre el trágico final del Segundo Imperio.
En el caso del joven general Ignacio Zaragoza, tras su gran triunfo militar
en la batalla de Puebla el 5 de mayo de 186
, su efigie no se comer
cializó en
fotografías
carte-de-visite
ni tampoco al acontecer su muerte ese mismo año
de 186
; sin embargo, su imagen fue popularizada por medio de la litografía,
técnica utilizada para tirajes may
ores previamente al auge de las
carte-de-visi
-
te
. En los diferentes acervos que se consultaron no hay registro de los retratos
fotográficos de Zaragoza fechados antes de 1867, como tampoco se encontra-
ron referencias hemerográficas de que se hubieran vendido. Su imagen se pro-
movió mediante la fotografía hasta después de caído el imperio, tras el triunfo
de la República Restaurada; fue sólo entonces que la imagen de Zaragoza se
integró a la iconografía y martirologio liberal.
En este contexto, a excepción del fenómeno social y comercial que repre-
sentaron los retratos de los emperadores en 1864, se confirma que los de Ángela
Peralta fueron entonces las primeras
carte-de-visite
de una celebridad mexicana
que se difundieron al año siguiente en este formato en boga.
Entre las colecciones fotográficas públicas y privadas, del siglo

, l
la-
ma la atención la constante presencia de la soprano.
8
Para los mexicanos de la
segunda mitad de ese siglo fue común integrar, entr
e las páginas de sus álbu-
mes, las fotografías de distinguidos políticos y gobernantes, militares connota-
dos, miembros de la realeza, altas autoridades eclesiásticas o célebres cantantes,
bailarinas y actrices, tanto mexicanos como extranjeros. Esta costumbre
procuraba la ilusión de tener una cier
ta “familiaridad” con aquellas personali-
dades, cuyas vidas y logros se reseñaban en las crónicas de la prensa nacional.
José Juan Tablada recordaba en sus memorias aquel viejo álbum familiar de
cordobán “gaufré”, que guardaba muchas fotografías de amigos y parientes, y
entre ellos, el de Ángela Peralta, a quién evocó como “la diva”.
9
Pero, ¿qué representó en particular la figura de Ángela Peralta?, ¿a qué
se
7.
“El viajero en México”,
Diario Oficial del Supremo Gobierno
, Ciudad de M
éxico,
3 de
may
o de 186
,
.
8.
Entr
e las colecciones públicas podemos citar el acervo reunido por el escritor y cronista
Carlos Monsiváis, entre los álbumes que reunió son frecuentes las fotografías de la cantante
Ángela Peralta.
9.
Juan
José Tablada,
La feria de la vida
(Ciudad de México: Ediciones Botas, 1937), 5
-51.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
14
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as
debía esa altísima celebridad?, ¿cómo cir
cularon sus imágenes? En este texto
se
exponen algunos testimonios y cr
ónicas de cómo la joven cantante se con-
virtió, durante la intervención francesa, en un emblema de la patria para los
dos sectores de los mexicanos, y cómo sus retratos resultaron ser un objeto de
gran popularidad, a partir de los años del Segundo Imperio mexicano.
Un fulgurante inicio
Ángela Peralta Castera nació en la Ciudad de México el 6 de julio de 1845,
según Agustín F. Cuenca, biógrafo contemporáneo de la cantante, provenía
de una familia de origen humilde.
1
Poco se sabe de su niñez y adolescencia.
Ignacio Manuel Altamirano, al referirse a la situación de muchas mujeres de la
época, señaló que estaban destinadas a ser “esclava[s] de la miseria, del ocio y
la ignorancia”.
11
Ángela Peralta fue una mujer a la que, por su vocación e ins-
trucción artística, se le había permitido liberarse de esa educación “viciada aquí
por las antiguas costumbres: que se formaba desde su infancia entre el fraile
que la hacía temblar ante el diablo, y la esclavitud doméstica, que la encerraba
en la estrechez de una vida conventual y mezquina”.
1
Cuando la pequeña Ángela dio muestras de su talento vocal empezó a
recibir sus primeras lecciones de solfeo. Con tan sólo ocho años de edad,
en 1854 fue presentada ante la célebre
primadona
Henriette Sontag, que se
encontraba en la Ciudad de México, y a quien le habían llegado noticias de
que una niña prodigio la imitaba. El encuentro se dio en la casa en que se
hospedaba la diva;
13
ahí la pequeña interpretó algunas notas y escalas que
impresionaron a la soprano alemana. Según Agustín F. Cuenca, la Sontag le
auguró: “Si tu padre te llevase a Italia, serías una de las más grandes cantan-
tes de Europa.”
14
1
.
Agustín F. C
uenca,
Ángela Peralta de Castera. Rasgos biográficos
(Ciudad de México: Valle
Hermanos Impresores, 1873), 11.
11
Ignacio M
anuel Altamirano, “Discurso”,
El Siglo Diez y Nueve
, Ciudad de México, 4 de
abril de 187
, 3.
1
.
Altamirano, “Discurso
”.
13.
Henriette S
ontag, condesa de Rossi, se hospedó en una residencia “ricamente amueblada”
en la calle de Corpus Christi, véase “Los artistas de la ópera”,
El Universal
, Ciudad de México,
15 de abril de 1854, 3.
14.
C
uenca,
Ángela Peralta de Castera
, 11.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
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15
Ángela estudió solfeo con el maestro Luis Barragán, también canto y pia-
no con el maestro Agustín Balderas.
15
Con la educación que había logrado a
sus 15 años de edad, el 18 de julio de 186
, debutó en el G
ran Teatro Nacio-
nal en una función de beneficio de
Il Trovatore
, en el papel de Leonor, una de
las protagonistas de la ópera de Verdi. Su éxito fue tan aclamado, que varios
periódicos de la Ciudad de México le dedicaron extensas notas a la debutante
por su interpretación, destacando que “todos los artistas fueron muy aplaudi-
dos. Las Sritas. Peralta y González repetidamente llamadas al palco escénico,
recibieron ramilletes y coronas”.
16
Muy al estilo de la época, los seguidores de
la Peralta dejaron caer desde la galería ramilletes y volantes con poemas impre-
sos, dedicados a la cantante.
A principios de 1861, Ángela partió a Europa acompañada de su padre y de
su maestro Agustín Balderas, con la idea de perfeccionar sus estudios de com-
posición y canto en Roma y Milán; con la empresa nada fácil de desarrollar una
carrera como intérprete en el Viejo continente. Cómo pudieron sufragar este
viaje y la estancia en Europa no queda claro, existen pocos testimonios al res-
pecto; su hermano Manuel Peralta Castera afirmó que lo pagaron con su
propio peculio y mil pesos que apor
tó el señor Santiago de la Vega.
17
Tras una estancia en Cádiz, España, reseñada por la prensa capitalina,
18
la joven cantante debutó en los escenarios italianos contando apenas con 16
años, en el Teatro Carcano de Milán; según la prensa mexicana con “una con-
currencia tan numerosísima, pues ni de pie se cabía en el teatro”;
19
después
se
presentaría en el escenario del teatr
o de Santa Radegunda y en la Scala de
15.
Manuel Peralta Castera, “Ángela Peralta”,
Revista Artística
, Ciudad de M
éxico (septiem-
bre de 19
1): 95.
16.
“Función lírica de antenoche
”,
Diario Oficial del Supremo Gobierno
, Ciudad de México,
21 de julio de 1860, 3.
17.
Peralta Castera, “
Ángela Peralta”, 95. Sobre los rumores de que el gobierno la había apo-
yado económicamente, su hermano aclaró en este mismo artículo: “varias veces se ha dicho
que el gobierno pensionó a Ángela Peralta para que estudiase en Italia, y mal podía pensionar
el Gobierno en enero de 1861, cuando hacía sólo un mes que había tomado la capital, lo cual
aconteció la noche del
5 de diciembr
e de 186
, y el que asiente lo contrario será por
que des-
conoce la historia patria.”
18.
Sobr
e la estancia en Cádiz se puede ver “La Srita. Ángela Peralta” y “La señorita Peralta”,
ambas noticias son reproducciones del periódico gaditano
El Movimiento
, en donde la llaman
“el ruiseñor mexicano”.
19.
“La señorita Ángela Peralta
”,
El Siglo Diez y Nueve
, Ciudad de México, 7 de junio de
186
, 4.
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as
M
ilán, desempeñando, en este último con gran éxito, el rondó final de
Lucía de
Lammermoor
, pieza de lucimiento para sopranos de coloratura, y papel reser-
vado para cantantes muy capaces.
De este periodo inicial en Milán, Italia, existen al menos tres fotografías
de Ángela Peralta, tomadas en esa ciudad por Giovanni Battista Ganzini, pro-
bablemente entre 1864 y 1865, cuando su estudio se ubicaba en la Via dell’
Unione, 4. En una de esas imágenes, la soprano aparece tocando el piano,
acompañada por un flautista, ambos de perfil; la representación en el estudio
se complementa con la presencia del maestro Agustín Balderas quien, soste-
niendo un sombrero de copa y posando a manera “de llegar” a la escena, parece
aprobar lo que escucha de sus alumnos (fig. 1). En los otros dos retratos indi-
viduales, Ángela posa en personaje, se muestra gesticulando ante la cámara;
probablemente, se trate de la representación de Lucía Ashton, del drama trá-
gico
Lucía de Lammermoor
, ya que porta el característico vestido blanco de la
protagonista; las poses pueden aludir a los desvaríos de la dama que enloque-
ce de amor (figs.
a
y b). Estos retratos debieron realizarse para que circularan
y se conociera a la novel cantante, entre un sector de empresarios, composito-
res, críticos y colegas, y con seguridad estuvieron a la venta a todo el público
italiano, fervientes seguidores del arte de la ópera.

Ángela Peralta inició una primera gira de presentaciones operísticas por
múltiples ciudades de Italia, España, Portugal y Egipto, inclusive, cantó en
“salones aristocráticos” de París.
1
Las crónicas de sus éxitos en Europa se publi-
caron en los periódicos mexicanos, tanto de talante conservador, como liberal.
Durante la estancia de la cantante en Europa, el proyecto republicano en
México encabezado por el presidente Benito Juárez enfrentaba la interven-
ción francesa de Napoleón III de Francia, que no sólo costó la vida de miles
de hombres de ambos bandos,

sino que implicó la imposición de un empe
-

.
Desde principios de la década de 186
los fotógrafos de las grandes capitales ofr
ecieron
galerías de celebridades a la venta, algunos de ellos inclusive por medio de catálogos.
1.
“Anjela P
eralta”,
El Pájaro Verde
, México, 18 de noviembre de 1865,
. E
l diario conser-
vador reprodujo información de los periódicos
Le Monde Artistique
de París,
Diritto
de Turín,
Democrático
de Forlì y de
Discussione
.

.
No hay r
egistro oficial del número de muertos durante la guerra de Intervención francesa
y el Segundo Imperio. Basilio Pérez Gallardo calculó en 1875, en un folleto titulado
Martirolo
-
gio de los defensores de la Independencia de México
, que, en un total de 1,

acciones de guerra,
los imperialistas sufrier
on 1
,

9 bajas, y los r
epublicanos 73,
37, entr
e muertos, heridos
y
prisioneros. Como sea, José María Vigil advierte que estas cifras son más bien aproximadas;
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
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
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y
n
a
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
17
rador extranjero dispuesto por el monarca francés: Maximiliano de Habsburgo,
quien gobernó el imperio mexicano tan sólo tres años, de 1864 a 1867. Duran-
te su estadía en Europa, Ángela Peralta conocía la situación por la que atrave-
saba la nación mexicana. En 1864, el escritor José González de la Torre refirió
una dedicatoria que escribió la cantante en una fotografía, en la que se refleja-
ba su sentir: “Nuestra compatriota está en Italia; pero su corazón está aquí. Ella
sufre, porque se mira ausente de su patria, y al escribir una dedicatoria en el
retrato que regalaba a un amigo, dejó hablar a su corazón y exhaló un gemido
José María Vigil,
México a través de los siglos
, vol. V (Ciudad de México y Barcelona: Ballescá
y
Comp
./Espasa y Comp., 1884), 861. A su vez, Jesús León Toral calcula en

,

las bajas
entr
e las tropas extranjeras (Jesús de León Toral,
Historia militar. La Intervención francesa en
México
[Ciudad de México: Congreso Nacional de Historia para el Estudio de la Guerra de
Intervención, 196
]),
99-3

. Agrade
zco a Patricia Galeana estas referencias.
1. Giovanni Battista Ganzini, Ángela
Peralta, Agustín Balderas y otro
personaje no identificado,
ca
. 1865,
albúmina, 6.3
×
1
.
cm.
Colección particular.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726
18
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
as
d
e angustia, un grito de amor patrio, sentido y tierno como no lo habría sido el
fino pensamiento de un literato.”
3
En 1865, Ángela Peralta de tan sólo

años, fue contratada para volver a
México por el empr
esario Annibale Biacchi,
4
quien anunció su regreso de la
siguiente forma: “Esta joven que ha llevado con gloria el nombre de México
por toda Europa y hasta en los apartados climas de África, ha desechado par-
tidos brillantes por volver, aunque sea por poco tiempo, a visitar su adorada
patria, a dar un abrazo a sus paisanos y amigos.”
5
El inicio de la mitificación
de su figura pública fue una construcción de una nación que se debatía entre
dos proyectos abismalmente diferentes.
El recibimiento triunfal
Pese a la inestabilidad política, a los incesantes cambios de gobiernos, aunado
a las invasiones extranjeras, a lo largo del siglo

mexicano se desarr
olló una
intensa vida cultural. El género lírico sirvió como articulador de intenciones
de grupos que, si bien, con ideas políticas a veces antagónicas, se desenvolvie-
ron en una especie de proyecto que a la distancia forjó identidad, cultura, y
funcionó como instrumento “civilizador”.
6
Para comprender el contexto del retorno de la soprano a su país, hay que
señalar que hacia finales de 1865, en Francia se debatía la inminente retirada
de las tropas y los ejércitos intervencionistas de Napoleón III, lo que augura-
ba el desmoronamiento del Segundo Imperio mexicano. En el puerto de Vera-
cruz la joven cantante coincidió con la emperatriz que partía a una gira por la
3.
“La señorita Peralta
”,
El Pájaro Verde
, Ciudad de México, 9 de marzo de 1864, 3.
4.
Mucho se ha r
eferido en el favoritismo de Maximiliano hacia Biacchi, aunque poco se
ha
podido compr
obar. El Archivo General de la Nación resguarda una carta del
de octubr
e de
1865 en la que el empresario italiano solicitó una audiencia con su majestad, la cual le fue
nega
-
da; el secretario del gabinete Imperial le pidió por escrito su comunicación al emperador.
Fondo
Segundo Imperio
, caja 7, exp.

4. Agrade
zco a la investigadora Áurea Maya la referencia de
este documento.
5.
“Gran
Teatro Imperial. Ópera italiana. Prospecto”,
La Sociedad
, Ciudad de México, 16
de agosto de 1865, 3.
6.
Áur
ea Maya, “La ópera en el siglo

en M
éxico: resonancias silenciosas de un proyecto
cultural de nación (18
4-1867)”,
en
Los papeles de Euterpe. La música en la Ciudad de México
desde la historia cultural. Siglo
xix
(Ciudad de México: Instituto de Investigaciones Dr. José
María Luis Mora,

14),

9-33
.
https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2020.117.2726

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