sábado, 1 de enero de 2022

Los esclavos fugitivos que huyeron de Estados Unidos a México

 

Los esclavos fugitivos que huyeron de Estados Unidos a México

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México fue de los primeros países en abolir la esclavitud y el primero de América en tener un presidente afrodescendiente. Te contamos cómo se convirtió en el refugio de los esclavos que huyeron de Estados Unidos.

En México el proceso de abolición de la esclavitud inició con el movimiento insurgente de 1810, que proclamaba simultáneamente la independencia España. Tanto Miguel Hidalgo y Costilla, como José María Morelos y Pavón se pronunciaron contra la posesión de esclavos. En el texto Sentimientos de la Nación se lee:

“Que la Esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de Castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un Americano de otro el vicio y la virtud.”

Sin embargo, la abolición de la esclavitud no se dio sino hasta 1829, ya que los insurgentes no accedieron al poder inmediatamente en 1821. Inicialmente en 1824 se proclamó la libertad de quienes llegaran al país en calidad de esclavos y se prohibió su comercio. Para 1837 ocurrió la abolición plena que en algunos casos incluyó indeminizaciones o actos paulatinos para no afectar el derecho de propiedad.

José María Morelos y Pavón.

Los esclavos, indispensables en la colonización de Texas

Durante el Primer Imperio Mexicano, existía el proyecto de poblar la zona norte de México, la cual peligraba ante la presencia de colonias inglesas y francesas, los ataques de los grupos indígenas rebeldes y el expansionismo estadounidense. Para ello, en 1819 Moses Austin recibió permiso de parte del gobierno virreinal para establecerse en Texas con trescientas familias. Con la entrada en vigor del gobierno de Agustín de Iturbide, se ratificó el proyecto de colonización de Texas. Junto con el proyecto colonial, el comercio de esclavos afrodescendientes aumentó. Al inicio del siglo XIX los censos registraron la presencia de 33 esclavos en la región, pero sólo cuatro años después del establecimiento de los colonos la cantidad aumentó a 443.

Vicente Guerrero, el primer presidente afrodescendiente de México.

Las nuevas colonias anglosajonas dependían fuertemente de la mano de obra de los esclavos, por lo que las reformas de abolición afectaban directamente sus intereses económicos. Cuando el presidente Vicente Guerrero decretó la ley de abolición de la esclavitud en octubre de 1829, el jefe departamental Ramón Músquiz retuvo su publicación y pidió un excepción al gobierno de Texas-Coahuila. El gobierno de Guerrero accedió a la excepción, pues la amenazas de una revuelta armada para defender los derechos de propiedad eran latentes. Sin embargo, continuó haciendo esfuerzos para terminar con el comercio y posesión de esclavos en todo el territorio.

Texas independiente de México

En 1830 se promulgó otra ley que prohibía el flujo migratorio en la frontera norte, así como la introducción de esclavos. Sin embargo se reconocía la presencia de esclavos en Texas y los colonos buscaron formas de burlar las leyes para continuar con el tráfico de personas. Intelectuales como Lucas Almán emprendieron grandes esfuerzos para evitar que los anglosajones siguieran introduciendo esclavos. Finalmente la crisis estalló en 1836 y el Texas fue anexado a Estados Unidos en 1845. Entre los argumentos de la independencia de Texas se encontraba la falta de garantías del gobierno mexicano para defender la propiedad privada, la cual incluía a los esclavos.

Tras la separación de Texas, en Estados Unidos se garantizó la posesión e importación de esclavos africanos. Asimismo, se prohibió la liberación de nuevos esclavos, a excepción de los que ya habitaban dentro del territorio. Por su parte, las personas libres de color no tenían derechos de propiedad ni ciudadanía. Por ello, además de esclavos, en México se comenzaron a refugiarse negros libres que sufrían duras restricciones en su lugares de residencia.

El crecimiento económico de Texas fomentó la esclavitud en la región. De acuerdo con las estadísticas, un cuarto de las familias texanas tenía esclavos en 1850, lo que constituía un 30% de la población de Texas. La magnitud de la esclavitud fue semejante a estados como Virginia, replicando patrones de maltrato por parte de los colonos.

México, un destino para los esclavos

Existen diversos testimonios de las intenciones de escape y fugas de esclavos afroamericanos a México. De acuerdo a una publicación del Federal Writer’s Project de 1937 que recopila testimonios de personas que habían estado en condiciones de esclavitud, se tenía la percepción de que México era un país destino para la obtención de la libertad. El testimonio de Felix Haywood, ex esclavo americano, narra:

“Algunos de ellos (los abolicionistas) llegaban y nos animaban a escapar hacia el norte para alcanzar la liberación. Nosotros nos reíamos de ello. No había razón para huir hacia el norte, todo lo que teníamos que hacer era caminar, pero caminar hacia el sur, donde obtendríamos la libertad tan pronto cruzáramos el río Grande. En México se podía obtener la libertad, no les importaba de qué color fuera tu piel, negra, blanca, amarilla o azul. Cientos de esclavos huyeron hacia México y les fue bien. Supimos de ellos y de que se hicieron mexicanos. Criaban a sus hijos para que hablaran sólo mexicano.”

Testimonios llenos de dolor

Del mismo modo que Haywood, numerosos afroamericanos reportaron la percepción de México como un lugar para que los esclavos encontraran su libertad y mejoraran sus condiciones de vida. La idea de México como “cielo de los negros” perduró aún hasta el siglo XX. Incluso durante la guerra de secesión México fue reconocido como un país refugio para los esclavos afrodescendientes, quienes esperaron a que se proclamara su libertad para poder volver con sus familias en los plantíos de algodón.

De acuerdo con el testimonio de Sally Wroe, hija de esclavos nacida en un plantío, su padre regresó afirmando que había vivido bien en México e incluso hablaba un español perfecto. No todos los casos era iguales, existe, por ejemplo, el caso de Bill Thomas, quien fue llevado a México por su propietario, quien nunca lo azotó. De acuerdo con la hija de Thomas, el caso era una excepción, pues lo común era que quienes se fugaban a México y eran atrapados eran azotados terriblemente.

La solidaridad de los mexicanos norteños con los esclavos

Rápidamente México fue considerado un riesgo para los propietarios de esclavos en Estados Unidos. Una vez cruzada la frontera era casi imposible recuperar a los fugitivos, quienes eran protegidos por mexicanos. Ante ello, los esclavistas solían ofrecer recompensas y exagerar las situaciones para forzar la devolución, lo cual difícilmente sucedió. La empatía de los mexicanos hacia los esclavos hizo que se les acusara de cómplice e instigadores de los fugitivos. En 1842 se registraron casos de muerte y tortura de mexicanos por procurar la fuga de esclavos en el condado de Jackson. Por su parte, el periódico The Indianola Bulletin acusó en 1855 a los peones mexicanos de “seducir a los esclavos para que escaparan”.

México y Estados Unidos, países donde el racismo perdura

En contraste con lo sucedido en la frontera norte de México, en los estados del sureste la población afrodescendiente aún enfrenta retos como la marginación y pobreza. Hasta el año 2019, los afromexicanos no eran reconocido como un grupo étnico y el estigma del sistema de castas aún perdura sobre ellos. México fue el primer país americano en tener un presidente afrodescendiente y fue pionero en abolir la esclavitud. Sin embargo, la pigmentocracia y la discriminación son vigentes en la estructura social del país.

Por su parte, los esclavos estadounidenses rompieron las cadenas en 1865 e iniciaron una larga carrera para lograr la igualdad de derechos. En 2008 por primera vez un afrodescendiente se convirtió en presidente de Estados Unidos, empero la discriminación racial sigue siendo un tema vigente.

“Que todos los dueños de esclavos deberán darles la libertad, dentro del término de diez días, so pena de muerte […]”

Miguel Hidalgo y Costilla, diciembre de 1810.

Fuente: María Camilia Díaz Casas, “Desde el norte hacia el sur: escla

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