La seguridad internacional ha tenido en los últimos días, una de las más significativas reuniones para definir un plan estratégico frente a las evidentes amenazas a la comunidad global, por parte de la Federación Rusa y la República Popular de China (RPCh).  La Reunión de Madrid de la OTAN, en dónde se dieron cita las 30 naciones miembros, futuros adherentes e invitados estratégicos, ha establecido como serán sus futuras acciones, ante las tensiones que van incrementándose a causa de la definición del orden global.

 

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Por esta causa, es importante considerar una serie de reflexiones de John Keegan, en su obra, Historia de la Guerra, ya que considera: “… la guerra no es la continuación de la política por otros medios. El mundo sería más fácil de entender si fuese cierto este axioma de Clausewitz… lo que en realidad dijo fue que la guerra es la continuación de la relación política (des politischen Verkehrs) con la intrusión de otros medios (mit einmischung anderermittel)… sin embargo, en cualquiera de los dos casos, el concepto de Clausewitz es incompleto, pues implica la existencia de Estados, de intereses de Estado y de cálculos racionales a propósito de cómo se debe lograr.  Pero la guerra antecede a los Estados, a la diplomacia y a la estrategia en varios milenios; la guerra es casi tan antigua como el hombre mismo y está arraigada en lo más profundo del corazón humano…

 

La reflexión del historiador militar británico, hoy más que nunca son para considerar como habrá de ser, el desarrollo de las relaciones internacionales, ya que de acuerdo al documento emanado de esta reunión definido como NATO 2022 Strategic Concept, se establecen 49 puntos en los que se fortalece a esta alianza, pero aún más, se dan las debidas condicionantes mediante las cuáles, se facilitan las condiciones para repensar los espacios de la territorialidad, zonas de influencia, zonas de conflicto, áreas tapón, regionalismo y ante todo, hacía donde va el pensamiento del Arte de la Guerra.  Desde la invasión rusa a la soberanía de Ucrania, en dónde ha estado presente como parte de la estrategia de las naciones involucradas, la provocación y la disuasión, la OTAN está demostrando con la reunión, una manera más, de concretar espacios para la negociación, antes de llegar a la condición de una confrontación plena en el marco del territorio europeo.

 

En una serie de encuestas que se hicieron tanto en Finlandia como en Suecia, ofrecidas por el geopolítico Ian Bremmer en su cuenta de Twitter, ambos países entre octubre de 2021 y enero de este año, sus ciudadanos consideraba respectivamente, una baja posibilidad de afiliarse a la OTAN, pero tras la terrible agresión rusa sobre la soberanía ucraniana, las percepciones llegaron a estar entre el 60 y 76%, la necesidad de unirse a esta alianza.

 

Tal cambio de mentalidad, tal vez desde Latinoamérica es paradójica, pero la realidad de vivir en un continente que ha estado a salvo de una guerra a gran escala, como sí lo han vivido en Europa y más aún, en el siglo XX con dos guerras mundiales, la desintegración de Yugoslavia y su sangrienta guerra, como también, la proximidad de las amenazas latentes a razón de la alta conflictividad en Medio Oriente y en el Golfo Pérsico, hace revalorar la virtud de la concepción de la seguridad e intereses nacionales, en Estados que tradicionalmente habían hecho uso de la neutralidad su mejor mecanismo para ejercer las garantías a su integridad soberana.

 

Ahora bien, si Suecia (socialdemócrata) y Finlandia (coalición de partidos socialdemócratas y de izquierda), han cambiado de proceder con respecto a una real y latente amenaza proveniente desde Moscú; de igual manera, Ian Bremmer, en otra encuesta ofrece la opinión de la población sobre la RPCh en naciones como Japón, Australia, Corea del Sur, Canadá, Países Bajos Alemania o Gran Bretaña, es altamente desfavorable a causa del apoyo abierto que ha enfatizado en gobierno de Xi Jinping, este tipo de encuestas realizadas, fuera del entorno latinoamericano, dan una muestra fehaciente de lo que es la tensión que ha despertado, las ambición por ejercer e imponer su hegemonía, modificando el estatus quo, prevaleciente en una amplia parte del mundo.

 

Sin embargo, la OTAN está haciendo su trabajo y para ello, se logró que los futuros socios, Suecia y Finlandia negociaran exitosamente con Turquía, para modificar la condición de asilados políticos, de varios turcos y kurdos, considerados como terroristas, lo que al mismo tiempo obliga al gobierno de Ankara, a mostrar una mayor fidelidad a la propia Alianza Atlántica. Pero al mismo tiempo, se ha puesto mucha atención a la ciberseguridad, a las condicionantes del cambio climático, a la propaganda mediática (fake news) proveniente desde Moscú o Beijing, a las condiciones de inestabilidad en el Magreb y en el Sageb, para lo cuál, se dara más apoyo en inteligencia y cooperación militar a Mauritania y Túnez, ante la muy alta posibilidad, que se promueva una escalada migratoria africana, que provoque problemas de seguridad en el entorno del Mar Mediterráneo.

 

Otro de los logros de la OTAN, es en España, ya que la base aérea de Torrejones (Torrejón de Ardoz, Madrid) junto con la base naval de Rota (Cádiz), tendrá una importancia fundamental, pues habrá de dar cabida a una mayor presencia estadounidense, ya que el flanco sur (Mar Mediterráneo, Medio Oriente y África), deben de tener una mayor atención para evitar una escalada de conflictos, que coadyuven a favor de la Federación Rusa en su guerra contra Ucrania.

 

A su vez, la OTAN identificó con total claridad la posición que abiertamente muestra Beijing, calificando a su gobierno como ambicioso, de políticas coercitivas, que ya es un desafío para los intereses, valores y seguridad de la alianza, de ahí la importancia de la presencia en la Reunión de Madrid de los lideres de Japón (Fumio Kishida), Corea del Sur (Yoon Suk-Yeol) y de Australia (Anthony Alabanese), para definir con los socios del QUAD y del AUKUS, las políticas de seguridad regional, coordinadas con las que se lleven en Europa y su entorno inmediato, para formar una sólida alianza, que de certidumbre a la estabilidad que requieren la mayoría de las naciones, máxime tras las repercusiones del COVID-19.

 

Los pactos, las alianzas, la certidumbre, la visión de fortalecer la identidad occidental y evitar el arribo del populismo nacionalista y dictatorial, es lo que han hecho un éxito a esta Reunión de la OTAN, que más allá de lo lamentable de lo que a diario acontece en Ucrania, la guerra hace repensar que lo global es fundamental, para el propio devenir de las naciones, su cultura e identidad. En ese sentido, Keegan tiene razón al reflexionar sobre la guerra y esta es parte intrínseca del ser humano y por ende, de las sociedades y naciones, si bien el ideal máximo es la paz y la cooperación internacional, lo que hoy vivimos, es la Real Politik, que obliga a las naciones y a sus liderazgos, considerar las lealtades y el pragmatismo de la realidad global.

 

Mientras tanto en Palacio Nacional, macanear, desmentir, difamar, señalar y humillar con adjetivos oprobiosos y deleznables, son el común del día a día, los problemas de la migración no importan, la quinta ola de COVID-19 no importa, la seguridad global no importa, lo único válido es la imagen y perpetuar la visión de nación cuatrera. Tarde o temprano los errores se cobran.