¿Qué ocultan el presidente mexicano y los militares, marinos y guardias nacionales quienes, a toda costa, pretenden minimizar al jaqueo a los archivos de la Sedena?

    ¿Hasta dónde llega la complicidad de López Obrador y de militares, marinos y guardias nacionales con las bandas el crimen organizado en todo el país, al extremo de que ya es un tema que escandaliza a México y el mundo?

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    ¿Qué podredumbre esconden militares como Luis Cresencio Sandoval, quien igual que generales, almirantes y mandos de la Guardia Nacional se niegan a comparecer ante el Congreso?

    ¿De qué tamaño es el saqueo al dinero público, en el que han incurrido militares, marinos y guardias nacionales en las obras faraónicas como AIFA, Tren Maya y Refinería dos Bocas?

    ¿De qué tamaño es el fracaso del gobierno de López que ya canceló sus viajes en líneas comerciales y cada día debe ser más custodiado por decenas de “guaruras”, ante el reclamo popular en todo el país?

    ¿Hasta cuándo el presidente Obrador seguirá mintiendo en temas sensibles para los que menos tienen, como la inflación sin freno, la pobreza lacerante, el desempleo creciente, la ofensiva y criminal carencia de medicamentos y el escandaloso endeudamiento externo…?

    Las anteriores son sólo un “botón de muestra” de una montaña de interrogantes que se formulan millones de mexicanos todos los días, ante el caos, la ingobernabilidad y el fracaso descomunal del gobierno más corrupto de la historia; el de López Obrador.

    Lo peor del caso, sin embargo, es que desde Palacio los estrategas oficiales responden con el sello de la casa: “cortinas de humo” que gustosos se tragan millones de mexicanos.

    Por ejemplo, ante la creciente exigencia de que comparezcan ante el Congreso los titulares de la Sedena, Semar y Guardia Nacional, el mandatario mexicano no solo respondió con una risa cínica y el regaño a los paleros de sus mañaneras –a quienes les gritó que eso no era “nota”–, sino que echó a caminar la maquinaria para fabricar montajes “engañabobos”.

    Uno de esos montajes fue una entrevista al Fiscal de Delitos Electorales, José Agustín Ortiz Pinchetti –uno de los mayores lacayos de AMLO–, quien dijo que a Pío, hermano del presidente López, se le había iniciado un proceso judicial por el dinero que de manera pública recibió en sobres amarillos.

    La declaración basura desató una escaramuza de dimes y diretes que no terminaron más que ruido para ocultar los verdaderos problemas del país, mientras todos saben que la familia presidencial es intocable.

    Casi al mismo tiempo aparecieron en redes imágenes del primogénito presidencial, como espectador a un juego de béisbol en Texas.

    Es evidente –para cualquier ojo observador–, que las imágenes fueron obtenidas por el personal de seguridad del hijo rico, neoliberal y fifí del pobre presidente mexicano; imágenes que se difundieron masivamente con el fin de desviar la atención.

    Y claro que lograron su objetivo.

    También de manera simultánea, el AICM –que es operado por la Marina–, difundió un video en donde aparece el locuaz diputado Fernández Noroña, cuando protagoniza uno más de sus clásicos escándalos públicos.

    Sin duda otra “cortina de humo” destinada a la propaganda “engañabobos”, que también resultó efectiva.

    Todo ello en medio de una glamorosa y bien armada propaganda distractora de presidenciables como Marcelo Ebrard, quien se coló al Festival de Cine de Morelia, en tanto que la señora Claudia Sheimbaun viaja por el país en actos proselitistas, cuando la CDMX es un caos total.

    Lo cierto es que pueden montar tantas cortinas de humo como crean necesario… pero nunca podrán ocultar la escandalosa corrupción del gobierno de Obrador; no podrán borrar los vínculos inocultables de militares, marinos y guardias nacionales con el crimen organizado y tampoco la ingobernabilidad lacerante.

    Se los dije, son un fracaso.