jueves, 20 de octubre de 2022

¿Se arrepentirá EEUU de su papel en la guerra de Ucrania?

 

¿Se arrepentirá EEUU de su papel en la guerra de Ucrania?

Un coronel retirado del ejército estadounidense aseguró que nadie en la Casa Blanca se propuso conscientemente convertir la guerra ucraniana en un "colapso social competitivo" entre Rusia y la OTAN.

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    ¿Se arrepentirá EEUU de su papel en la guerra de Ucrania?

Estados Unidos puede lamentar su papel en la guerra de Ucrania, según una valoración que publica en el sitio The American Conservative Douglas Macgregor, Coronel (retirado), miembro senior del sitio web, exasesor del Secretario de Defensa en la administración Trump, veterano de combate condecorado y autor de cinco libros.

De la guerra de Vietnam, Henry Kissinger, exasesor de seguridad nacional y secretario de Estado bajo los presidentes Nixon y Ford, dijo: "Nunca debimos estar allí". Dentro de poco, los estadounidenses, incluso los políticos de dentro del Beltway, llegarán a la misma conclusión sobre la guerra indirecta de Washington contra Rusia en Ucrania, señaló el autor.

Macgregor argumenta en el artículo que nadie en la Casa Blanca, el Senado o la Cámara de Representantes se propuso conscientemente convertir la guerra ucraniana por delegación con Moscú en una contienda de "colapso social competitivo" entre Rusia y la OTAN.

Nadie imaginó que la administración Biden y el partido bipartidista de la guerra llevarían a los estadounidenses y a los europeos a un valle de la muerte político, militar y económico, del que no hay una salida fácil. Sin embargo, eso es precisamente lo que está ocurriendo, acentuó el exmilitar.

Señaló Macgregor, que por el momento, Washington permanece ciego a estos acontecimientos. Ya sea en la prensa, la radio, la televisión o en Internet, la narrativa es clara: a pesar de las terribles pérdidas -al menos 400 mil bajas en el campo de batalla ucraniano, incluyendo 100 mil soldados muertos en acción- las fuerzas ucranianas están ganando. Además, la narrativa dice que el dominio financiero y económico de Estados Unidos acabará por abrumar a la engañosamente débil economía rusa.

El exmilitar recrea esta situación sin ocultar que es una manipulación que trata de describir a Rusia y a su ejército de la peor forma, incluso revirtiendo el escenario bélico a favor de los estadounidenses, ucranianos y aliados.

Pero también hay una medida de "fe verdadera" en el trabajo, una condición de narcisismo nacional, dentro del Beltway que cree que Washington puede controlar lo que sucede a miles de kilómetros de distancia en el este de Ucrania. El mensaje resuena en el Congreso porque se basa en un supuesto estratégico crítico que los ciudadanos estadounidenses aún no han cuestionado: que el poder nacional estadounidense es ilimitado y sin restricciones, como si una serie de fracasos estratégicos, desde Vietnam hasta Afganistán, nunca hubieran ocurrido, explicó.

Explica Macgregor que el estupefaciente aire de autosuficiencia que asume la administración Biden cuando ataca a antiguos socios estratégicos como Arabia Saudita o da lecciones de moral a los dirigentes de Pekín, o cuando sus sustitutos mediáticos expresan su desprecio por el Estado ruso, es francamente peligroso. Las figuras políticas de Washington están dispuestas a consentir cualquier transgresión si se comete en nombre de la destrucción de Rusia.

Son los mismos que no ven la política exterior de Estados Unidos en el contexto de una estrategia más amplia, ni comprenden la capacidad de Rusia para hacer daño a Estados Unidos, un juicio extraño sobre el potencial militar y económico real de Rusia.

El resultado es un clima tóxico de odio ideológico que hace difícil imaginar a un secretario de Estado estadounidense contemporáneo firmando un acuerdo internacional que renuncie a la guerra como instrumento de la política nacional de Estados Unidos, como hizo el secretario de Estado Frank Kellogg en 1928. Pero como advirtió uno de los personajes de Shakespeare en el Mercader de Venecia, "la verdad saldrá a la luz".

Valora Macgregor  que las pérdidas ucranianas han sido catastróficas y, en noviembre, anticipó, las fuerzas rusas estarán en condiciones de asestar un golpe de gracia.

Hoy en día, dijo el exmilitar, hay rumores en los medios de comunicación de que Kiev puede estar bajo presión para lanzar más contraataques contra las defensas rusas en Kherson (sur de Ucrania) antes de las elecciones intermedias de noviembre. En este momento, gastar lo poco que queda de la sangre vital de Ucrania para expulsar a las fuerzas rusas de Ucrania no es sinónimo de preservación del Estado ucraniano. También es dudoso que más sacrificios de los ucranianos ayuden al gobierno de Biden en las elecciones de mitad de período, agregó.

La caída de Europa en el olvido económico este invierno también es real, al igual que el apoyo a la causa rusa en China e India y la creciente fuerza militar de Moscú, subrayó el exconsejero. No es la primera vez que los líderes políticos estadounidenses juzgan mal la verdadera naturaleza de una situación, aseguró Macgregor.

En 1969, Kissinger aconsejó al presidente Nixon en contra de la desescalada con el argumento de que mantener a las tropas estadounidenses luchando en Vietnam seguía siendo una de las pocas armas de negociación de Washington en sus negociaciones con Hanoi. Kissinger se equivocó. Washington no ganó nada en la mesa de negociaciones con Hanoi sacrificando más estadounidenses en Vietnam después de enero de 1969.

Valoró el experto que en vista de las sombrías perspectivas de Ucrania de recuperar algún día el territorio perdido y de su deteriorada salud estratégica, su futuro está ahora en manos de Rusia. Para Washington, existe una respuesta moralmente responsable y práctica: Kiev debería detener el derramamiento de sangre y hacer la mejor paz posible con Moscú. Por desgracia, para Washington esta solución es impensable, precisó.

Mientras Washington entregue dinero en efectivo, asistencia militar y equipos a Ucrania, Kiev luchará en su guerra imposible de ganar, y la clase política gobernante de Washington se beneficiará de la transferencia de dinero en efectivo al Pentágono y a la Base Industrial de Defensa de Estados Unidos. Pero Washington, sus aliados de la OTAN y los ucranianos no ganarán nada de valor estratégico, mientras que Rusia probablemente se fortalecerá. Es un hecho que Washington lamentará, advirtió el coronel estadounidense.

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