Rusia lanza una doble amenaza a Europa y despliega bombas nucleares tácticas en el Báltico por primera vez en 30 años
Rusia comenzó a desplegar buques con armamento nuclear táctico en el Mar Báltico por primera vez en los últimos 30 años, reportó este martes el Servicio de Inteligencia noruego en su informe anual. El documento se publicó el mismo día en que Moscú desmintió un supuesto plan para desestabilizar la vecina Moldavia, que cerró en respuesta su espacio aéreo, en un momento en que los expertos, incluidos los autores del informe, temen una posible escalada de la guerra en Ucrania.
En el documento de 72 páginas, el Servicio de Inteligencia Noruego señaló que “la parte clave del potencial nuclear se encuentra en los submarinos y buques de superficie de la Flota del Norte”.
Los buques de guerra de la Flota del Norte, la base principal de la Armada de Rusia, salían regularmente al mar con armas nucleares durante la época de la Guerra Fría, pero es la primera vez que la Federación Rusa moderna hace lo mismo, añadió el documento.
Aunque Rusia también dispone de capacidades submarinas, armas antisatélite y capacidades cibernéticas que podrían amenazar a Noruega y a la alianza militar de la OTAN, las armas nucleares tácticas son “una amenaza especialmente grave en varios escenarios operativos en los que pueden participar países de la OTAN”.
La inteligencia noruega también señaló que no puede descartarse una escalada de una guerra localizada a un conflicto más amplio que implique a Estados Unidos, la OTAN y Noruega.
Tensión con Moldavia
Mientras tanto, Rusia desmintió este martes un supuesto “plan para desestabilizar Moldavia” al día siguiente de que la presidenta de ese país, Maia Sandu, acusara a Moscú de conspirar para derrocar a su gobierno pro-europeo.
Las afirmaciones de la presidenta moldava “son absolutamente infundadas y carecen de pruebas”, dijo el ministerio ruso de Relaciones Exteriores en un comunicado. La cancillería rusa acusó a Ucrania de estar detrás de esta “desinformación” con el objetivo de alimentar las tensiones entre Rusia y Moldavia.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, había la semana pasada que los servicios de inteligencia de su país interceptaron documentos que hacían referencia a un plan para desestabilizar esta exrepública soviética de 2,6 millones de habitantes, situada entre Rumania y Ucrania.
“El plan incluye atentados contra edificios estatales y la toma de rehenes por saboteadores militares que se harían pasar por civiles”, detalló Sandu a la prensa el lunes.
En este contexto, anunció una propuesta legislativa para dotar a fiscales y servicios de inteligencia de “las herramientas necesarias para combatir eficazmente los riesgos para la seguridad nacional”.
Moldavia, candidata a entrar en la Unión Europea desde mediados de 2022, ha sufrido varias crisis desde el inicio de la guerra en Ucrania y lleva varios meses denunciando el “chantaje energético ruso”, que ha reducido a la mitad sus entregas de gas.
“Nuestro estatus neutral no significa que no debamos construir defensas para mantener a salvo a nuestro pueblo”, zanjó. “El objetivo es derrocar el orden constitucional y sustituir el poder legítimo en Chisinau por uno ilegítimo”, añadió la jefa de Estado, en el cargo desde diciembre de 2020.
Un día después de las declaraciones de Sandu, Moldavia cerró momentáneamente su espacio aéreo.
“En este momento el espacio aéreo de la República de Moldavia está cerrado, estamos a la espera de la reanudación de los vuelos”, informó la aerolínea Air Moldova, quien ha pedido a los pasajeros que se vieran afectados que “mantengan la calma” y sigan las instrucciones de los trabajadores del aeropuerto.
La restricción estará vigente hasta las 16.00 horas, hora local, según ha precisado el portal de noticias Unimedia, tras la confirmación de la portavoz del Aeropuerto Internacional de Chisinau, Rodica Rusu.
La semana pasada Sandu ya había denunciado la violación del espacio aéreo moldavo por un misil ruso y añadió que su país “merece paz y seguridad”, y que tomaría “todas las medidas necesarias para conseguirlo”.
El enclave de Transnistria
Las principales preocupaciones de Moldavia se centran en su región de Transnistria, una franja de territorio que se extiende por la frontera oriental del país, el límite con Ucrania, que es controlada por separatistas prorrusos.
Esta región se separó del territorio moldavo tras una breve guerra civil en 1992, en la que contó con la ayuda rusa, y provocada tras el desmembramiento de la Unión Soviética, de la cual tanto Moldavia como Ucrania formaban parte.
Sin reconocimiento internacional, ni de Rusia, se proclamó como república el 29 de octubre de 1990 y cuenta con un 12% del territorio moldavo y un 23% de la producción industrial, más el estratégico control de vías de transporte y gasoductos.
De unos 500.000 habitantes, tiene su propia moneda pero es sumamente dependiente de Rusia, que le suministra gratuitamente gas y tiene desplegados unas 20.000 toneladas de armamento de la época soviética. Rusia tiene 1500 soldados en la región. Además, Moscú sostiene que los rusoparlantes de Transnistria son hostigados por el Gobierno de Sandu.
Durante la invasión de Ucrania, generales rusos dijeron que uno de los objetivos de Rusia era conquistar todo el este y sur rusoparlante de Ucrania hasta llegar a Transnistria, que limita con Ucrania por el oeste.
Por su parte, las autoridades de Transnistria y Rusia han denunciado atentados con explosivos, incluyendo contra edificios públicos, torres de transmisión radial y depósito de municiones del Ejército ruso.
Agencias AFP y Reuters
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