lunes, 3 de julio de 2023

NUEVOS LIBROS PONEN EN CUESTIÓN LA TEORÍA Y LA PRAXIS DE LA “IDENTIDAD DE GÉNERO”

 

NUEVOS LIBROS PONEN EN CUESTIÓN LA TEORÍA Y LA PRAXIS DE LA “IDENTIDAD DE GÉNERO”

“La Secta”, de Carola López Moya, es el último título aparecido

En un período de menos de dos años, han visto la luz libros publicados en castellano y otras lenguas del Estado español que interpelan y ponen en cuestión los principios de la denominada ideología de la “identidad de género”, influida por la teoría queer. La presentación de estos trabajos no ha estado exenta de intentos de cancelación, alguno consumado, y ataques de diverso tipo por parte de grupos “tranactivistas”.

 

 

   Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

 

   La que se ha dado en llamar "ideología de la identidad de género”, defendida por el movimiento trans-queer (1) y camuflado en las siglas LGTBIQ+, se ha convertido en una tendencia poderosa -siempre bien financiada- a nivel internacional.

 

   Esto es así, porque dicha tendencia no plantea ningún desafío al sistema socio-económico imperante, sino que más bien refuerza su agenda neoliberal, como hemos tratado de demostrar en otros artículos.

 

   De lo dos pilares, conservador y progresista, sobre los que se sustenta la estructura de las democracias liberales, es este último el que se ha hecho portavoz de la “identidad de género”, que ya no es sólo una identidad más de su “política de las identidades”, sino la más privilegiada.

 

   A través de este canal institucional, la ideología de la identidad de género ha logrado tomar el control de buena parte de las universidades, escuelas y los medios de comunicación.

 

   El léxico particular desarrollado por el movimiento trans/queer está presente en artículos periodísticos y académicos, programas de radio y televisión, protocolos escolares y textos legales como, ciñéndonos al Estado español, la conocida como Ley Trans (con sus previas versiones autonómicas).

 

   Otro logro de la ideología de la identidad de género y sus adeptos “transactivistas” ha sido elaborar un elenco de sanciones a quienes expresan críticas o, directamente, no asumen sus postulados.

 

   Estas sanciones pueden ser intimidatorias, como estampar el sello de “transfobia” o “terf” a la persona o grupo disidente, acosarla, amenazarla o agredirla físicamente; económicas en forma de multas; laborales a través del despido de la persona sancionada o su inhabilitación profesional; y penales, como ha ocurrido en otros países, en forma de detención policial e incluso encarcelamiento.

 

   La puesta en vigor de tal entramado coactivo tiene dos lecturas: por un lado, indica que la teoría de la identidad de género no convence a buena parte de la población y de ahí que se recurra a una novedosa versión de “la letra con sangre entra”. Y, por otro lado, esta nueva “ley mordaza” atenta contra un principio básico de cualquier Constitución que se considere democrática, como es la libertad de pensamiento y expresión.

 

   Una libertad particularmente afectada por la imposición de la ideología de la identidad de género es la de cátedra. Ya hay, incluso en el Estado español, profesoras sancionadas por expresar sus discrepancias con la nueva política trans-queer (2), lo cual recuerda mucho al conflicto que irrumpió en el siglo XIX (décadas de los 60 y 70) en las aulas españolas, llamado “la cuestión universitaria”.

 

   En aquella “cuestión” lo que se dirimió fue la adhesión obligatoria al dogma católico y la fidelidad a la monarquía (el Altar y el Trono) por parte del cuerpo docente.

 

   Los catedráticos, profesores y estudiantes que defendían unos criterios racionalistas, laicistas y/o con simpatías republicanas lideraron las protestas y, por ello, fueron objeto de expedientes, destierro e incluso en algún caso confinamiento. Sólo el Sexenio revolucionario puso un paréntesis a esta persecución.

 

   Hoy el dogma al cual se exige adhesión en las aulas y otros espacios profesionales ya no es el católico, sino el trans/queer.

 

   El entramado punitivo -o lo que se ha dado en llamar queerinquisición- disuade a muchos de expresar disentimiento; pero, no obstante, en el Estado español, como en otros países, las voces críticas se abren paso, no sin alguna dificultad.

 

   La pena es que, siendo el ala "progresista" de la política institucional la valedora de la ideología de la identidad de género, son los medios de comunicación y las editoriales de tendencia "conservadora" prácticamente los únicos espacios abiertos a estas voces críticas, con el consiguiente rédito político que obtienen de ello, por supuesto no por voluntad de las autoras y los autores que publican en ellos.

 

   A los numerosos artículos periodísticos y traducciones de libros como el de Abigail Shrier, “Un daño irreversible” o el de C. Masson y C. Eliacheff “La fábrica de los niños transgénero”, se añaden ya producciones autóctonas como los libros “Nadie nace en un cuerpo equivocado” (Errasti y Pérez, 2022), “La coeducación secuestrada” (Carrasco et al, 2022), “Mamá, soy trans” (Errasti, Pérez y de Anquer, 2023) y “La Secta” (López Moya, 2023), escritos por profesionales de la psicología y la enseñanza.

 

 

EL ACTIVISMO TRANS Y CÓMO NOS MANIPULAN, DE CAROLA LÓPEZ MOYA

 

   El último citado y publicado, que lleva por subtítulo “El activismo trans y cómo nos manipulan”, lo ha presentado recientemente en la Feria del Libro de Madrid su autora, Carola López Moya.

 

   Esta psicóloga, especializada en atención a mujeres y psicología perinatal, fue denunciada en 2021 por dos asociaciones transactivistas de Andalucía, que interpretaron como delito las opiniones críticas sobre la proyectada Ley Trans, vertidas en su cuenta de Twitter.

 

   Carola López Moya, madre de una niña con discapacidad severa, estuvo durante medio año con la espada de Damocles de una posible multa, que podía ascender a 120.000 euros, y de 5 años de inhabilitación profesional, pendiente sobre su cabeza. Es decir: su futuro en juego.

 

   Finalmente, la Junta de Andalucía archivó el expediente sancionador, aclarando que sus publicaciones forman parte de su opinión personal amparada en la libertad de expresión.

 

   En este su segundo libro, prologado por la periodista feminista Nuria CoronadoCarola López Moya, dedica sus dos primeros capítulos a hacer una analogía entre las llamadas sectas destructivas y el transactivismo, analizando minuciosamente las técnicas y los métodos utilizados por ambos.

 

  A continuación, examina, desde una perspectiva feminista pero también aplicando sus conocimientos en psicología, la llamada “disforia de género”. Tras un capítulo en el que describe la persecución a que han sido sometidas escritoras y otras profesionales fuera y dentro de nuestras fronteras, concluye con unos consejos a las familias sobre cómo actuar si sus hijos e hijas muestran inquietudes con su “identidad de género”.

 

   Las 214 páginas de La Secta, escrito en un lenguaje sencillo, se dirigen, en palabras de la autora, “a todas aquellas personas que son ajenas a la cuestión trans”, aunque para este fin habría sido necesaria una explicación más detenida de determinados conceptos claves. Esta posible carencia se compensa con la cantidad de referencias a artículos, libros, entrevistas y otros materiales didácticos que la autora reseña.

 

   Esperamos que el debate abierto, el contraste de fuentes y de hipótesis, que es la base de la ciencia, se impongan ante los grupos de presión trans-queer que intentan silenciarlo y, lo que es peor, penalizarlo; especialmente porque estos grupos  están haciendo diana en un grupo social muy vulnerable: la infancia y la adolescencia.

 

 

Notas:

 

(1) Aclaro que hablo de movimiento trans/queer, no de personas transexuales, homosexuales o bisexuales, entre las cuales las hay, por cierto, muy críticas con dicho movimiento.

(2) Entre las mujeres "castigadas" por expresar su desacuerdo con la ideología de la identidad de género, están la profesora Juana Gallego, de la Universidad Autónoma de Barcelona, su compañera Maden Castillo; Amparo Mañes, profesora de la Universidad de Valencia; la psicóloga Laura Redondo, la abogada Paula Fraga y la periodista Nuria Coronado.

 

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