sábado, 6 de enero de 2024

Palestina. La solución final de Netanyahu

 

Palestina. La solución final de Netanyahu

Por Pedro Miguel, Resumen Latinoamericano, 5 de enero de 2024.

En casi tres meses de bombardeos aéreos y terrestres, el gobierno de 

Israel ha asesinado a 22 mil 313 habitantes de Gaza y ha lesionado a 

otros 57 mil 296. O sea que, en números redondos, uno de cada 100 

gazatíes ha muerto por órdenes de Benjamin Netanyahu y que más de la 

cuarta parte de la población de la franja ha resultado herida en algo 

a lo que los medios denominan guerra, pero que es, simple y 

llanamente, una operación de exterminio.

Para ponerlo en la dimensión mexicana, lo que el régimen de Tel Aviv 

perpetra en Gaza equivale a que un enemigo externo nos hubiera matado, 

del 8 de octubre del año pasado a la fecha, a un millón 267 mil 

habitantes, nos hubiese lesionado a más de 32 millones, nos hubiera 

dejado sin electricidad, agua potable y telecomunicaciones y nos 

hubiera bloqueado el ingreso al país de alimentos y medicinas. O como 

si Estados Unidos hubiese perdido en tres meses 3 millones 359 mil 

vidas como consecuencia de una agresión extranjera, una mortandad que 

no habría podido ocurrir ni siquiera si Al Qaeda hubiese perpetrado 

diariamente, durante tres meses, ataques tan mortíferos como el del 11 

de septiembre de 2001.

Desde luego, no hay sociedad estructurada capaz de resistir una 

masacre de esas magnitudes; algo semejante impacta todas las formas de 

organización social y desbarata a la mayoría de ellas. Con más de 80 

periodistas asesinados en la franja, no es fácil de saber al detalle 

lo que ocurre allí, pero no es necesario forzar mucho la imaginación 

para visualizar un escenario de hordas de desamparados, hambreados, 

desalojados y privados de todo lo necesario para subsistir, huyendo 

desesperadamente en una estrecha ratonera.

En esas circunstancias, no deja de ser alucinante que el ministro de 

Defensa de Israel, Yoav Gallant, anuncie una siguiente fase de la 

operación con un nuevo enfoque de combate en el norte y un enfoque 

sostenido en atacar a los líderes de Hamas en el territorio del sur 

(https://shorturl.at/elwLZ). Proseguir los combates en tales 

condiciones sólo puede significar la continuación del exterminio de la 

población gazatí y la decisión correspondiente se parece mucho a la 

tristemente célebre solución final del Tercer Reich, cuando sus mandos 

decidieron que para resolver el problema judío había que matar a todos 

los judíos a su alcance.

Gallant divulgó también un apartado del plan de Tel Aviv denominado El 

día después, en el que se dibuja este escenario: tras el fin de las 

incursiones, destrucción de túneles terroristas, actividades aéreas y 

terrestres y operaciones especiales, Gaza ya no estará controlada por 

Hamas, dejará de representar una amenaza a la seguridad de los 

ciudadanos israelíes y la franja quedará sometida a control militar 

con plena libertad de acción operativa de las fuerzas de Israel en el 

sitio. O sea que lo que quede para entonces de la población palestina 

se verá confinada en una suerte de prisión de Guantánamo erigida en su 

propio territorio.

El gobierno de Estados Unidos, por su parte, proyecta un cuento de 

hadas en el que una revitalizada Autoridad Nacional Palestina podrá 

extender su control a Gaza. No deja de ser paradójico, si se recuerda 

que desde los años 80 del siglo pasado Washington y sus aliados 

occidentales se embarcaron en la destrucción de los gobiernos laicos y 

progresistas en el mundo árabe e islámico –empezando por el de 

Afganistán– y a impulsar a las formaciones fundamentalistas más 

radicales, incluso después de la desaparición de la Unión Soviética. 

Su apoyo a los integristas afganos facilitó el surgimiento de Al 

Qaeda, en tanto que el derrocamiento de los regímenes de Bagdad y 

Trípoli y la desestabilización del de Damasco creó huecos de poder que 

fueron de inmediato aprovechados por el Estado Islámico, en tanto que 

las llamadas primaveras árabes fortalecieron a los sectores más 

clericales y reaccionarios de la región. En concordancia con esa 

estrategia, a principios de este siglo el gobierno de Israel –entonces 

encabezado por Ariel Sharon– redujo la Autoridad Nacional Palestina 

(que encabezaba Yasser Arafat) a una mera instancia municipal acotada 

y debilitada y para hacerle contrapeso, impulsó, no es ningún secreto, 

el empoderamiento de Hamas.

Más allá de las historias rosas que se cuenta a sí misma la Casa 

Blanca, los sobrevivientes de Gaza serán partidarios más fervientes de 

Hamas de lo que pudo serlo un sector de su población hasta octubre 

pasado, por la simple razón de que esa formación integrista, o lo que 

quede de ella, está haciendo lo único que se puede hacer hoy en día en 

la franja, salvo dejarse matar: luchar contra las fuerzas del exterminio.

Tal vez para Netanyahu y sus secuaces los ataques del 7 de octubre 

hayan sido una bendición y una salida inmediata ante el acoso judicial 

que enfrentan en lo interno. Pero la manera inocultable en que han 

venido ejecutando la solución final para el asunto palestino es una 

muerte tendrá, por desgracia, una cosecha abundante.

tremenda derrota para Israel. Esta siembra de odio, destrucción y muerte tendrá, por desgracia, una cosecha abundante.

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