martes, 27 de febrero de 2024

La vergüenza de Irlanda: la traición a Palestina

 

La vergüenza de Irlanda: la traición a Palestina

No son las bombas de nuestros enemigos lo que más nos duele, sino la duplicidad de nuestros amigos y la traición de sus actos.

  • La vergüenza de Irlanda: la traición a Palestina
    La vergüenza de Irlanda: la traición a Palestina

Durante 800 años los irlandeses han luchado contra una ocupación británica genocida. Ocho siglos de limpieza étnica, desmontes de tierras, masacres, hambruna, colonización y una brutal opresión militar.

Generaciones sucesivas de hombres y mujeres, niños y niñas irlandeses han combatido clandestina y abiertamente para liberar a su patria del control imperialista extranjero.

Irlanda fue la primera conquista de Gran Bretaña

El Imperio Británico pasó a ocupar e incluso colonizar aproximadamente tres cuartas partes de la masa terrestre y de la ciudadanía del mundo.

Australia, Canadá, Nueva Zelanda, América del Norte, Sudáfrica, Egipto, India, China, por nombrar solo algunos.

La única diferencia entre la ocupación británica de Irlanda y la sionista de Palestina es de tiempo y escala.

Irlanda soportó una hambruna impuesta por los británicos

En 1847 la "plaga de la patata" destruyó un gran porcentaje de la cosecha y provocó una escasez de un alimento básico y su posterior aumento del precio.

Irlanda, que había sido invadida siglos antes, era ahora una tierra de inquilinos gobernados por terratenientes ausentes. Sectores de la aristocracia británica poseían grandes extensiones de tierras  robadas durante la ocupación militar.

Los irlandeses fueron desposeídos de sus hogares y granjas y obligados a convertirse casi en esclavos contratados, labrando la tierra y criando ganado sólo para obtener las ganancias de su trabajo por la generosidad de un ocupante extranjero que promulgó leyes para oprimir a la población indígena y al mismo tiempo proteger al invasor.

Una ley para los ocupados, una ley separada para el ocupante

Dos millones murieron o emigraron. Por eso existen comunidades en todo el mundo. 54 millones de norteamericanos afirman ser de ascendencia irlandesa.

El pueblo irlandés pasó hambre deliberadamente. El hambre y la hambruna se utilizaron como arma de guerra para poner fin a "la cuestión irlandesa" en el centro de la política británica.

Quienes resistieron la ocupación fueron asesinados, encarcelados o deportados como delincuentes a Australia, América y el Caribe.

Masacres, robo de tierras, colonización, hambruna, encarcelamiento, limpieza étnica. Estas eran las armas del opresor. Este es el destino de todas las personas que viven bajo la ocupación. Esta es la historia de Irlanda. Un legado de sufrimientos antes de la liberación parcial.

El pueblo de Irlanda apoya al pueblo de Palestina. Eso es un hecho

Existe el imperativo moral de que todas las personas que sufren o han sufrido bajo la ocupación o colonización extranjera se apoyen mutuamente.

Irlanda obtuvo una independencia parcial en 1922 cuando Gran Bretaña se retiró de 26 de los 32 condados después de una guerra de liberación nacional emprendida por el pueblo.

Esto resultó en la Guerra Civil Irlandesa en la cual aquellos que se oponían a la partición fueron atacados con armas y artillería británicas operadas por otros irlandeses.

El encarcelamiento, la tortura y las ejecuciones sumarias que alguna vez fueron utilizadas como tácticas de guerra por el opresor, fueron adoptadas luego por los irlandeses partidarios de la partición. Una vez plenamente adoptados, estos métodos de represión recayeron sobre los verdaderos herederos de los ideales de una República soberana y totalmente independiente: los republicanos contrarios al tratado y a la partición.

¿Algo de esto le suena familiar en Asia occidental?

En 1969 una nueva generación de oprimidos en el Estado de Irlanda del Norte creado por los británicos luchó por reunificar el país.

Después de 30 años de contienda llegaron a un acuerdo de paz entre los protagonistas, el Movimiento Republicano Irlandés, el Gobierno británico, el irlandés y los escuadrones de la muerte contrarrevolucionarios, armados y dirigidos por la inteligencia británica junto con sus fuerzas mercenarias reclutadas localmente.

A lo largo de todos esos años de resistencia política armada, el Movimiento Republicano Irlandés, apoyó a sus camaradas en Palestina. Desde los fedayines pasando por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) hasta la Autoridad Palestina.

Ahora, en Irlanda del Norte se ha hecho historia ya que, por primera vez en el país, un republicano de la nación es Primer Ministro. Un partido al que he apoyado hasta hace una década está ahora en el gobierno.

La reunificación es ahora sólo una cuestión de tiempo.

Lamentablemente, el Movimiento Republicano Irlandés en forma de Sinn Féin ya no es radical. Es una sombra ahuecada de su antigua gloria.

En este momento, un partido constitucional nacionalista ha abrazado a las instituciones británicas e irlandesas junto con los símbolos del poder; y aunque todavía cuenta con el respaldo de muchos, abandó sus raíces revolucionarias y se unió al neoliberalismo.

Hay un coro creciente en Irlanda que exige a los políticos que no asistan a las tradicionales celebraciones del Día de San Patricio en la Casa Blanca el 17 de marzo de 2024.

Si bien los miembros del partido Sinn Féin y sus representantes electos en el norte y en el sur, asisten e incluso organizan o controlan algunas de estas manifestaciones que piden un alto al fuego han afirmado públicamente su intención de ir a Washington.

Mientras el Sinn Fein y otros políticos irlandeses respaldados por las corporaciones dejan caer su trébol junto al genocida presidente de Estados Unidos, Joe Biden y posan para selfies, los palestinos se ahogan en su propia sangre o se asfixian lentamente hasta morir bajo los escombros.

A medida que aumenta el número de muertos bajo las bombas imperialistas estadounidenses, recuerden siempre la traición del Sinn Féin.

No son las bombas de nuestros enemigos lo que más nos duele, sino la duplicidad de nuestros amigos y la traición de sus actos.

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