lunes, 30 de septiembre de 2024

El poder global de Arabia Saudita en ascenso

 

El poder global de Arabia Saudita en ascenso

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Los reyes saudíes han rejuvenecido la nación, desarrollado su visión y mejorado sus capacidades a lo largo de los años (Archivo/AFP)
Los reyes saudíes han rejuvenecido la nación, desarrollado su visión y mejorado sus capacidades a lo largo de los años (Archivo/AFP)
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El concepto de “poder” del título de este artículo se refiere al reconocimiento que se otorga en diversos foros internacionales a cualquier país que posea capacidades distintivas, lo que le ha valido el calificativo. El poder es multidimensional. En primer lugar, denota una influencia política significativa. En segundo lugar, surge de una fortaleza económica que impacta en múltiples niveles. En tercer lugar, abarca un papel espiritual sustancial. Esto no pretende ser un mero halago. Sin embargo, incluso cuando se lo ve desde este punto de vista específico, es esencial reconocer cuando una entidad tiene éxito donde otras, a pesar de tener todos los recursos necesarios, se han quedado cortas.

Reconocer el verdadero valor de las personas es un principio fundamental. En este contexto, el Reino de Arabia Saudita, que celebró el lunes su 94º Día Nacional, se ha ganado con justicia su posición como potencia a tener en cuenta en el escenario mundial. Desde la era de su fundador, el rey Abdulaziz, hasta el liderazgo del rey Salman y el príncipe heredero Mohammed bin Salman, los reyes saudíes han rejuvenecido la nación, desarrollado su visión y mejorado sus capacidades a lo largo de los años.

Sin embargo, el ascenso de Arabia Saudita como potencia mundial ha estado marcado por muchos enfrentamientos. En el plano interno, el camino del Reino hacia la modernización ha encontrado resistencia por parte de fuerzas que se oponen al cambio en todos los ámbitos. El más peligroso de esos enfrentamientos fue -y sigue siendo- con los movimientos que se resisten a un cambio para mejorar en todos los ámbitos, especialmente en el del desarrollo humano. Esas fuerzas, disfrazadas de retórica religiosa, plantearon desafíos importantes al impulso hacia adelante del Reino.

Los reyes saudíes han rejuvenecido la nación, desarrollado su visión y mejorado sus capacidades a lo largo de los años.

Bakir Oweida

Yo, como muchos otros de mi generación, seguí de cerca durante los años 1980, 1990 y principios de los años 2000 la magnitud de los enfrentamientos intelectuales entre los pensadores progresistas y los que se resistían al cambio. En cuanto a los niveles árabe e islámico, así como a nivel regional, Arabia Saudita estaba destinada a permanecer en una confrontación casi constante con los bandos regionales e internacionales cuyo único propósito es perturbar su seguridad y desestabilizar a su pueblo.

Sin embargo, los dirigentes saudíes han contrarrestado eficazmente estas amenazas a su pueblo manteniendo el foco en seguir construyendo la nación y defendiendo su lugar en el mundo árabe, así como su posición internacional, sin dejarse influenciar por las voces de escepticismo que son rechazadas principalmente por el pueblo saudí, que confía en la sabiduría de su liderazgo.

Sin embargo, los peores intentos de abrir una brecha entre los ciudadanos saudíes y sus vecinos árabes y la extensión islámica de su afiliación fueron -y siguen siendo- aquellos que utilizan la causa, el pueblo y la tragedia palestina para servir a los propósitos de poderes maliciosos cuya última preocupación es el sufrimiento de los palestinos. Esta situación se ha acentuado en los últimos meses, desde que comenzó la brutal guerra de Benjamin Netanyahu en la Franja de Gaza y en Cisjordania.

La firme posición de Arabia Saudita respecto de Palestina no necesita defensa y basta con que el pueblo y los dirigentes saudíes se adhieran al acertado dicho: “Responde al mal lo que sea mejor. Sabemos bien lo que dicen”, porque, tarde o temprano, la verdad prevalecerá.

  • Bakir Oweida es un periodista palestino que inició su carrera profesional en el periodismo en Libia en 1968, donde trabajó en el periódico Al-Haqiqa en Bengasi, luego en Al-Balagh y Al-Jihad en Trípoli. Ha escrito para varias publicaciones árabes en Gran Bretaña desde 1978. Trabajó en el periódico Al-Arab, la revista Al-Thadamun y el periódico internacional árabe Asharq Al-Awsat. También trabajó como consultor en el periódico digital Elaph.

Este artículo apareció por primera vez en Asharq Al-Awsat.

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