martes, 30 de agosto de 2011

La mentira libia

La mentira libia

No creo en bombardeos aéreos humanitarios que acontecen en el Kosovo o en Trípoli, supuestamente para salvar vidas civiles, matando civiles y militares desde el aire.

No creo en la OTAN defendiendo los derechos de las mujeres en Afganistán oprimidas por los talibanes, y apoyando a talibanes libios respaldado por las monarquías hipermachistas del Golfo Pérsico.

No creo en la democracia que Estados Unidos va a construir en Irak, Afganistán y Libia, a punta de bombardeos y soldados, que hasta hora lo único que han construido es el caos y la violencia perpetua.

Menos creo en que los rebeldes libios apoyados por Arabia Saudita, Emiratos árabes y otras monarquías petroleras, tengan el menor interés en la democracia en su país.

No creo en que estemos ante una rebelión a favor de los derechos humanos de los libios, si todos sus jefes son ex funcionarios del régimen que ahora acusan de tiránico y genocida y está
No creo en la ONU y sus resoluciones tramposas que justificaron un bloqueo aéreo “para proteger a los civiles de la actuación de los aviones del gobierno de Kadafi, y que permitieron que ese mandato se interpretara como autorización para que Francia y Estados Unidos lanzaran sus aviones sobre el país africano y para que Occidente y sus aliados contrabandeara n armas para la rebelión.

No creo que Estados Unidos y Europa puedan limpiarse de los crímenes y excesos del régimen libio, al que hicieron su amigo y protegido después de la caída del muro de Berlín, pero que al igual que Hussein, Noriega y otros, en el momento debido fue expulsado del purgatorio cuando eso convino a los intereses imperiales.

No creo que las rebeliones populares como las de Egipto, Túnez y otras, se conviertan espontáneamente en ejércitos.

No creo que Estados Unidos y sus aliados garanticen la paz en ninguna parte del mundo.

No creo que lo de Libia sea parte de la primavera democrática de los países árabes, es más bien un torcimiento para convertirlo en contraofensiva occidental. La caída de los gobiernos de Egipto y Túnez, y la crisis en varias otras naciones se desarrolló contra el control de estos gobiernos por Occidente y el ajuste económico del FMI. Con Libia se ha volteado la tendencia y apunto a Siria y a otros miembros del “eje del mal”. La perspectiva es una gran desestabilización internacional en un contexto de crisis mundial. La tormenta perfecta que se insinúa en el horizonte.

No creo que occidente, especialmente Francia, Italia y Estados Unidos, vayan a irse de Libia por muchos años. Después de tumbar a Kadafi alguien tendrá que regular la explotación del petróleo, las reservas de oro y otras maravillas de un país tan grande, tan rico y tan despoblado.

No creo en los periodistas occidentales que mostraron en cadena, como hijo de Kadafi a quién no lo era. ¿Cuántas mentiras más nos habrán estado contando sobre lo que ocurre en esa sufrida nación del norte de África?

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