miércoles, 11 de abril de 2012

«El Islam es la Revolución y la Mística de los tiempos»

«El Islam es la Revolución y la Mística de los tiempos»
Por Abdennur Prado-www.webislam.com
A sus treinta años, Kamel Gomez el Cheij se ha convertido en uno de los intelectuales y dirigentes islámicos más activos en la Argentina. Formado en Irán y de adscripción chiíta, es secretario del Centro Islámico Marplatense y colaborador de la web Islam en Mar de Plata. Nieto de árabes por parte de madre (de ahí su segundo apellido El Cheij), Kamel Gomez es presidente de la Sociedad de Beneficencia Unión Árabe, una entidad que pretende estrechar vínculos de amistad entre los miembros del colectivo de origen árabe en la Argentina.


Abdennur Prado: En primer lugar, saludarte en nombre del equipo de Webislam: as salamu aleykum, que la paz sea contigo. ¿Puedes contarnos tus primeros pasos en el islam?
Kamel Gomez el Cheij: Ua aliekom salam ua rahmatullah. Gracias Webislam y Abdennur por tenerme en cuenta y poder llegar a todos los seguidores de tan prestigiosa página, referencia para todos los musulmanes de habla hispana.
Mi encuentro con el Islam se dio en el momento de mi concepción. Soy de origen árabe materno y mi familia siempre ha sido practicante del Islam, desde una perspectiva shii pro árabe. Fue mi querida sette (así decimos en idioma árabe abuela) la que eligió mi nombre, pensando en su marido, yidde (abuelo) Kamel, religioso (sheij) de las aldeas de Tartus, Siria.
Entonces, el Islam que encuentro es muy árabe, casi que es justo decir que se percibía un arabismo islamizado. Mi educación islámica, luego de la autorización de mis padres, es tomada por mi tío Emir El Cheij, actual presidente del Centro Islámico Marplatense, y quien hiciera la primera mezquita de la ciudad. Él se encargó de enseñarme el salat(plegaria), y la recitación del Corán, cuya primera traducción al español fue obsequio de mi mamá. A diferencia del resto de mi familia, no era –de hecho, no soy- muy bueno para memorizarlo. Me siento más atraído por el contenido, por decirlo de alguna manera. Recuerdo hasta el día de hoy un libro que me obsequió mi tío y que cambió toda mi perspectiva: el Nahyul Balaga, conocido como Cimas de la Elocuencia: cartas, dichos y discursos del Imam Alí (p).
Luego, será mi querido viejo el que me llevará a un par de mezquitas en Buenos Aires, y de la mezquita At-Tauhid y sus clases, sus libros, me quedan hermosos momentos vividos. Ya había leído biografías del Mensajero de Dios Muhammad (p), pero la de Ya’far Subhani hasta el día de hoy me parece una de las mejores.
En fin, con libros, conocí la Revolución Islámica de Irán. Y al Imam Jomeini. En mi casa, como en general en toda familia árabe, las cuestiones políticas eran normales. Es cierto que muchas veces, incluso hasta nuestros días, se habla poco de nuestro país y mucho de Palestina, Siria, Líbano, etc. En mi casa aprendí qué significaba para el mundo EE.UU e Israel. Ya con 15 años tenía una formación relativa sobre el Islam y fue gracias a la revolución que me fui desprendiendo de lo “arabizado”, si se me permite el término. Dejé de pensar en Panarabismo y entendía –y lo sigo haciendo- al Islam como proyecto revolucionario. Y luego llegó Hamas, Hezbollah, etc…
– ¿Por qué el chiísmo? ¿Qué es lo que te atrae de esta corriente que no encuentres en otras corrientes islámicas?
Espero no parecer proselitista, siempre tengo en cuenta la unidad de los hermanos cuando trato estos temas. Pero siempre digo que la unidad debe ser encontrada en base a debatir afablemente nuestras ideas y conociendo nuestros puntos de vista tal cual son. Es mejor que ocultarlos. Daré una respuesta bien personal, evitando hacer mención a lo que muy buenos libros indican sobre el tema. Y por supuesto, el ser shií no me evita reconocer en las otras escuelas de pensamiento grandes pensadores, místicos, sabios, que deben ser siempre mencionados porque se han ganado páginas destacadas en el desarrollo del Islam. Lo que se denomina Sunnismo Tradicional, y el Sufismo –tanto sunní como shií- son mares profundos de sabiduría.
Sin duda, en mi casa ya respiraba cierta aureola pro-shií. Luego del Profeta Muhammad (bp) no había dudas de quien seguía: el Imam Alí (p.). ¿Mujeres del Islam? Jadiya (p) y Fátima (p). Pero como en toda familia, era más una cuestión sentimental, válida por cierto, pero necesitaba mis respuestas. Pues el shiísmo en particular, exige y mucho la práctica del Islam a base de razonamientos. Así, entendí que me era imposible suponer que el Profeta de Dios (bp) no hiciera mención sobre una cuestión tan delicada como la sucesión. Me parecía raro. Cualquiera de nosotros, cuando debe, por ejemplo, salir de viaje, trata de dejar todo más o menos acomodado. Ejemplo concreto: te vas de viaje y tenés una casa, seguro pensás si alguien te la puede cuidar. O alguien que tiene una empresa o un negocio, en su ausencia quiere que alguien lo maneje o siga… ¿Cómo algo tan importante tiene un vacío inexplicable?
Entonces me pongo a investigar, consultando todas las fuentes y escuelas. Y me encontré con serios cuestionamientos a lo que denomino la “Historia Oficial del Islam”. Y aparece Gadir Jumm, suceso donde Muhammad (p) señala sin lugar a dudas quién es su sucesor, pero que en el ámbito sunni, o bien se niega o se lo interpreta desde una manera, a mi juicio, inaceptable. ¿Cómo es posible que Fátima (p) desaparezca de la historia? ¿Cómo pueden equiparse todos los sahabas por igual con la Familia del Mensajero-Ahlul Bait (p)?
Luego, ¿si el ciclo de la profecía se cierra, qué nos queda? Y comprendo el rol de los Imames de Ahlul Bait (p), quienes son los custodios de la correcta interpretación de lo revelado. Y percibo que en el Shiísmo la cuestión “esotérica”-“mística” se percibe por doquier, está siempre presente.
Y aparecen libros de súplicas y prácticas, como Maftihul yinan (llaves del paraíso) o el libro del Imam Zainul A’bidin, o el Nahyul Balaga que mencioné antes, por citar lo más conocidos.
Y surgen libros de hadiz, que no son tratados como el Corán. Quiero decir, muchos hermanos sunníes los consideran “sahih” (correctos) y entonces nadie puede poner en tela de juicio a esos libros… en el shiísmo eso no ocurre. Y no se considera a los libros sunnies (en especial, Bujari y Muslim) como los únicos libros de hadices, ni siquiera dentro del ámbito sunni “académico” es así.
Y lo que terminó la elección, sin duda, fue el suceso de Karbalá. Que el nieto del Profeta- el Imam Husein (p)- haya sido decapitado y se asesinara a su familia, y que ni siquiera se haga mención, me provoca un dolor enorme.
En fin, percibo entonces al shiísmo como la interpretación ortodoxa del Islam, y por eso es justamente la minoría. Así como el Islam es revelación, el shiísmo es rebelión revelada, por lo menos para quien te habla.
Insisto con no querer generar discrepancias, y mi intención no es ofender a nadie, sobre todo en momentos donde nuestra Umma necesita unidad y respeto entre los hermanos, pero me considero un fervoroso shií. Por supuesto, sólo desde lo teórico, pues se narró que una noche el Príncipe de los Creyentes Ali (p.) salió de la mezquita... Algunas personas iban detrás suyo.
Entonces Ali (p.) les interrogó: "¿Quienes son ustedes?", le contestaron: "Somos tus seguidores". Dijo Ali (p.): "¿Por qué no veo en ustedes la fisonomía de mis seguidores?" Ellos preguntaron: "¿Cuál es la fisonomía de tus seguidores?" Ali (p.) explicó: "La palidez del rostro a causa de la vigilia, la inflamación de los ojos por el llanto, la espalda encorvada a causa de mantenerse de pie rezando, el vientre hundido por el ayuno, los labios ajados por la súplica y el polvo de la humildad sobre ellos".
– Eres presidente de la Unión Árabe, una entidad fundada hace más de 75 años. ¿Se ha cuantificado el número de argentinos con ascendencia árabe? ¿En qué medida influye la memoria de la inmigración árabe en la realidad del islam argentino?
La corriente inmigratoria árabe, proveniente de lo que actualmente es Siria y Líbano, es una de las más grandes de la Argentina. La tercera, luego de la española y la italiana. Si bien son muchos los descendientes, ya sean hijos o nietos, la cierto es que muchos argentinos se vuelcan a lo árabe, ya sea por su idioma, su gastronomía, cultura, etc.
Sin duda, el Islam en la Argentina sigue siendo todavía un Islam árabe, donde sus principales dirigentes lo son, o se han arabizado. No hay dudas. Pero también es cierto que cada vez más hay musulmanes argentinos. Aunque bien agradecidos estamos del esfuerzo de nuestros inmigrantes al traer a nuestras tierras la hermosa tradición islámica, consideramos como un modelo acabado lo árabe vinculado al Islam. Es evidente que la cantidad de practicantes que se suman al Islam no son árabes, y si bien muchos se confunden tomando matices extranjeros, la idea de un islam autóctono crece y se desarrolla. Somos varios los que queremos musulmanes desde América Latina. En Europa se nota hace tiempo que tienen ciertas características propias también. Es cuestión de tiempo, in sha Allah.
– En tus textos, enlazas los principios del islam con la tradición latinoamericana. Pienso en el texto “Desde la Revolución de Mayo al islam”, en el cual contrapones al General San Martín con Fátima, la hija del Profeta (saws), o en “¿Qué puede ofrecer el Islam en América Latina?”, donde trasladas los principios de la Revolución islámica de Irán al contexto americano, pero también en las referencias a ideas-fuerza de la tradición indígena, como son “el Buen Vivir” o la Pachamama. Y todo en aras de un “islam nacional y popular”. ¿Puedes hablarnos sobre esto? ¿Se trata acaso de avanzar hacia un modelo islámico contextualizado en la realidad social, cultural y espiritual de Hispanoamérica?
Hermano, qué alegría que tengas en mente esos artículos y saber que nuestro humilde esfuerzo es recompensado con personas que se toman el tiempo para leernos. Y el plural es importante, porque si bien los artículos están firmados por mí, hay muchas personas que participan con sus ideas, debates, críticas, y entre todos tratamos de conformar una identidad islámica no importada.
En el texto “Desde la Revolución de Mayo al Islam”, relacionamos la Historia Oficial impuesta en nuestras tierras, con lo ocurrido con el Islam y su relato. Consideramos que surgen muchas coincidencias, que tienen que ver con proyectos que se han impuesto por la fuerza. Y reforzamos la vinculación entre política, intereses económicos e historia, que siempre se tratan de ocultar.
Por eso hablamos de San Martín, hoy “marmolizado”, que se pone en el altar de los próceres con hombres nefastos, como Rivadavia, enemigo del proyecto sanmartiano, que era el proyecto de Bolívar. Y la Historia Oficial muestra a Rivadavia como un hombre que “se adelantó a su tiempo” (ese visionario… escribió San Martín despectivamente sobre él) y a Bolivar se lo denigra y se lo muestra como enemigo. Y es Mitre, ligado a los intereses de Gran Bretaña, el que literalmente inventará todo lo mencionado, al precio de dos genocidios que se ocultan: el de la Guerra del Paraguay, y la masacre a toda la resistencia en el norte argentino. Entonces, la historia que nos relatan es la historia impuesta, y aunque a muchos musulmanes les duela, en el Islam ocurrió lo mismo. Pero insisto, se tratan estos temas con mucho cuidado y respeto, fomentando la unidad como premisa innegociable.
Por eso, desde la Argentina, consideramos que ha llegado el momento de hablar de un “Islam Nacional y Popular”. Nunca desde una perspectiva “entrista”, siempre con sinceridad, luchando por la liberación de nuestros pueblos – de ahí lo popular. Y con “nacional” queremos decir siempre la Patria Grande, la que soñaron Bolivar y San Martín. Nacional como contraposición a la oligarquía y al Imperialismo militar o económico. Nacional intentando no encasillarse ni en la “izquierda” ni en la “derecha”. Contribuir a desarrollar la Celac, el Unasur, el Alba, Mercosur, etc. Un Islam Nacional y Popular que lucha contra el neoliberalismo, el capital financiero y todas sus expresiones, que defienda el rol del estado, la sustitución de importaciones, el desarrollo de la producción, el crecimiento del consumo, la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. Que luche por nuestras islas Malvinas.
Queremos pensar el Islam sin “recortes“, ni intentos de “pegar” que no funcionan, un Islam desde aquí. No queremos decir que debemos modificar el Islam, no, en absoluto. Pero entender que la práctica nuestra no puede ser la de los persas, la de los árabes, la de los turcos, etc. Cada uno de esos pueblos tiene un Islam adecuado a sus características. Y vemos, lamentablemente, que muchos musulmanes que empiezan a transitar el camino del Islam se arabizan, o toman las características de tal o cual maestro. Y algunos son anti-imperialistas “abstractos”, en seguida denuncian lo que ocurre en el mundo, pero en la Argentina, esos musulmanes –no todos, por supuesto- no ven en el peronismo, por ejemplo, la expresión de lo nacional. Y ni hablar del Kichnerismo.
Por eso a nuestros hermanos les hablo de “Tres Revoluciones y sus Cuatro Caminos”.
Por supuesto, criticamos a Occidente -es decir, a la civilización moderna-, y reivindicamos y sentimos como propia a la cosmovisión indianista, con grandes coincidencias con el Islam. Aquí aparecen autores como Guenón, Nasr, Tobajas, etc, por mencionarte los más usados. Con Guenón leemos más su crítica a Occidente, el resto no tanto, porque lo tenemos resuelto desde el Islam. Y por supuesto, nuestra lectura dista mucho de parecerse a la de masones y sectores de derecha, o sufís a la europea. Es nuestra Revolución Civilizacional, existencial. Entonces, Bolivia e Irán son mucho más que revoluciones, son alternativas a un mundo en crisis.
Nuestra segunda revolución es más político-social, y cultural. Más vinculada a detectar la “colonización pedagógica”, denunciarla y combatirla. Ahora vienen en nuestra ayuda el querido Jauretche, Scalabrini Ortiz y Galasso, entre otros. Por ejemplo, en la crítica a Occidente, le pegamos y mucho al consumismo, pero somos consientes de que nuestra indo-afro-latinoamérica no entiende qué es eso de derrochar, porque nuestros pueblos -hoy cada vez menos gracias a Dios- sí saben lo que es el hambre. Es la batalla cultural. Donde nosotros también debemos dar lucha, porque, o bien se nos mira desde la empresa orientalista, o se trata de ocultarnos y/o mostrarnos como algo “exótico”, ajeno a las necesidades de nuestras tierras.
Y nuestra última revolución, que es el hilo conductor, es la crítica donde Occidente se llama dunia (mundo mundanal). Aquí aparece el nafs (ego, alma) como principal enemigo. Y aparece el Imam Jomeini, las enseñanzas del líder Jameneí, Mutahari, Tabatabi y los grandes pensadores de la revolución islámica, junto con grandes místicos, como Ibn Arabi, entre varios. Y otra vez consultamos las enseñanzas de nuestros hermanos indianistas. Es la revolución de los corazones. Y el Islam como guía para el hombre, su sociedad y la naturaleza. Se trata, por supuesto, de tener coherencia revolucionaria. Y si el cristianismo está en crisis, entonces el Islam puede ser la continuación del mensaje revolucionario, y la Virgen María (p) puede, con Fátima (p), ser ejemplo de mujeres llenas de amor y espiritualidad, ejemplo de mujeres que no se desentienden del mundo y sus problemas.
Y entonces, surgen los Cuatro Caminos: el camino del amor, del servicio, el de la tinta, y de la sangre.
Y en el amor, aparece la lágrima como manifestación. En el servicio, es el sudor. En la tinta, intentando ser intelectuales en el verdadero sentido de la palabra, y siendo hombres de crítica y construcción. Y el camino de la sangre, el más elevado sin duda, que admiramos en nuestros hermanos, en especial los de Hezbollah.
Resumiendo: El Islam es la Revolución y la Mística de los tiempos. No somos los únicos, cuidado.
Por supuesto, lo nacional y popular queda bien en la Argentina, quizás en Uruguay. Pero el Islam debe colorearse según su lugar. Así, el Islam afro-américano será fuerte en lugares como Colombia, será rojo socialista (del siglo XXI) en Venezuela, y colaborará en el nacimiento del Estado plurinacional en Bolivia y Ecuador. Es un poco lo que queremos decir en ¿Qué puede ofrecer el Islam en América Latina?
Por eso, los musulmanes de estos pagos tienen cada uno, pienso, que trabajar sus tres revoluciones y sus cuatro caminos desde su realidad. La cosa sigue, pero ya es mucho…
– Has estudiado en Irán, país que vive hoy bajo la amenaza del imperialismo. Pero también un país con una vida intelectual y espiritual del más alto nivel. ¿Qué nos puedes decir sobre el actual debate teológico-político en Irán? ¿Hasta qué punto esta (o no) distorsionado por dicha amenaza?
He tenido el placer de estar en Irán, país al que espero Dios me permita regresar nuevamente. Mi paso fue por poco tiempo, pero lo suficiente para identificarme con su pueblo digno, lleno de fuerza y amor. Viajar desde la Argentina a Irán es un problema, porque el sionismo acá tiene mucha fuerza -por ahora- y luego del penoso atentado a la mutual judía Amia, se ha utilizado el lamentable suceso para fines ajenos a las necesidades argentinas, y vinculados más a la política exterior norteamericana y sionista. Hace un tiempo ya en el diario Página 12 se publicaba una nota donde la embajada norteamericana pedía información sobre las comunidades shiís de América Latina y se llamaba a seguir e investigar a quienes habían viajado a Irán. Pero el viaje vale la pena. Irán es un centro espiritual mundial, generador de grandes sabios, místicos, revolucionarios. Tienen una movida cultural enorme, y dan mucha importancia al conocimiento, no sólo vinculado a lo estrictamente islámico. Por algo tienen un desarrollo nuclear que quieren bombardear. Todavía recuerdo cuando el país estuvo de duelo tres días por la muerte de un sabio. Su conciencia anti-imperialista, y su sacrificio por su causa, hacen de Irán un serio problema para las pretensiones de EE.UU. e Israel en la región.
En Irán el debate de ideas es muy profundo y pude charlar y conocer personas con diferentes opiniones sobre diversos temas. Por supuesto, los enemigos juegan sus fichas dentro y fuera de Irán, y los iraníes lo saben. El país está en una situación difícil, hace años se los amenaza con una guerra, se le aplican sanciones económicas, matan a sus científicos, se proyecta una imagen distorsionada sobre muchas cosas, padecen atentados terroristas y asesinatos selectivos de sus principales figuras políticas y militares. La presión sobre ese pueblo es tremenda. Sin duda alguna, la espiritualidad de Karbalá es su herramienta más efectiva. Sus lágrimas de amor por el Husein (p) son el secreto de su resistencia. De mi parte, mi total solidaridad con un pueblo que lucha por su dignidad frente al decadente Imperialismo yanqui y su aliado sionista. En fin, la República Islámica es un epicentro espiritual para un mundo encerrado en paredes materialistas.

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