miércoles, 2 de mayo de 2012
pintura "El Grito" sobre el volcan krakatoa transito de venus 1882 despues
Quizá fue su atormentada vida la que condujo a Munch a pintar El Grito, pero hubo factores externos que le inspiraron. Y mucho. Uno de ellos fue la erupción del volcán de Krakatoa, en Indonesia, en 1883. A raíz de ese estallido la atmósfera se envolvió en un fino manto de hollín, que en Europa tiñó los atardeceres de colores rojizos. Los mismos colores que vemos en este icono del expresionismo.
El cielo rojizo
”Paseaba por un sendero con dos amigos, el sol se puso, de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio”. Eso escribió Munch después de pintar ‘El grito’ y también lo que llevó a físicos y astrónomos de la Universidad de Texas, Estados Unidos, a investigar el porque del cielo teñido de rojo de su pintura.
Después de analizar los diarios personales del artista y estudiar diversos resultados topográficos de la época llegaron a la conclusión que el cielo rojizo del lienzo se debe a las erupciones del volcán indonesio Krakatoa producidas en los años 80 del siglo XIX.
Inspirado por la tragedia
Hasta ahora se había creído que la única fuente de inspiración para ese cuadro tan inquietante había sido la tragedia de la muerte de sus familiares, pero parece que no todo era fantasía. Las espectaculares erupciones del volcán de Indonesia en 1883, que creó olas de lava de hasta 37 metros de altura, inspiraron el contenido dramático de la más famosa obra del pintor noruego. Los gases expulsados por el volcán llenaron la atmósfera de Noruega desde noviembre de 1883 hasta febrero del año siguiente.
Un paisaje de Oslo
Munch quedó tan impresionado por este fenómeno natural que aprovechó esta imagen para 'El Grito'. Y no sólo se inspiró en eso. Se sabe también que el paisaje del fondo es la ciudad de Oslo visto desde la colina de Ekeberg. Y la modelo que inspiró la figura andrógina que aparece en primer plano es una momia del Perú que se expone en el Musée de l´Homme de París.
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