miércoles, 26 de septiembre de 2012
Descubriendo a los Angeles
Descubriendo a los Angeles
Introducción de Sachiko Murata
15/06/1998 - Autor: Hisham Kabbani - Fuente: Verde Islam 9
angeles descubriendo sufismo
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pluma webEl Islam como religión no puede ser entendida sin ángeles. La palabra árabe para ángel —Malak— significa mensajero y, de acuerdo a la creencia Islámica, Dios ha consignado a Sus ángeles con todo tipo de mensajes divinos en el más amplio sentido del término. A través de estos "mensajes" Él desempeña Sus actividades en el universo. Por ejemplo, se dice que un ángel acompaña cada gota de lluvia, y que se necesitan siete ángeles para que crezca una hoja de un árbol. Desde el principio de la creación de los seres humanos —e incluso mucho antes— los ángeles jugaron importantes roles en el universo. Cuando Dios decidió crear a Adán, le ordenó a un ángel que le trajera un puñado de tierra, y luego Él amasó y dió forma a la tierra con Sus propias dos manos. Luego, Dios dió vida al barro de Adán soplando dentro de él algo de Su propio espíritu, y ordenó a los ángeles que se postraran ante Adán. Dios provee guía para la gente durante su vida en este mundo a través de los mensajes proféticos y estos mensajes sucesivamente fueron traídos a los profetas por los ángeles. De este modo, el arcángel Gabriel fue enviado a María con la palabra de Dios, Jesús, y también fue enviado al Profeta Muhammad con el Corán. Y de igual forma que Gabriel hizo descender la palabra de Dios a Muhammad, él también fue el guía de Muhammad en su viaje nocturno —miraj— volviendo a Dios. Estas enseñanzas verdaderamente sugieren que los ángeles son el medio a través del cuál Dios da a conocer la estructura teórica para una vida buena y saludable, y también provee la guía interior y luminosa a través de la cuál la gente se mueve hacia Él en sus propios "viajes nocturnos". Cuando los seres humanos alcanzan el final de sus períodos de vida asignados, Dios envía a Azrail, el ángel de la muerte, para tomar sus almas. Cuando entran en la tumba, la primera noche son visitados por dos ángeles, Nakir y Munkar, quienes preguntan sobre sus creencias y actividades en este mundo. A lo largo de la vida de cada persona, hay dos ángeles a cargo de anotar cómo se comportan, y los rollos de papel que ellos escriben se convierten en documentos decisivos en el Día del Juicio.
Se dice que los ángeles son creados de luz, los seres humanos de agua y tierra y los jinn de fuego. El espíritu humano —Ruh— es un aliento divino que es soplado en el cuerpo, y de este modo da vida a la tierra y al agua. De acuerdo con las enseñanzas cosmológicas Islámicas, el ser humano está hecho de espíritu, alma, y cuerpo, o luz, fuego, y barro. El espíritu es una substancia luminosa y clara semejante a los ángeles y por ello podemos decir que todos los seres humanos llevan una naturaleza angélica en sí mismos. El alma es la suma total de las facultades humanas que están situadas entre la luz y la oscuridad, o entre el espíritu y el cuerpo, y este es el dominio del "fuego" del cuál los jinn fueron creados. Esto ayuda a entender por qué el Profeta dijo que Satán, que es un jinn malvado, corre en la sangre de cada ser humano.
La confesión de la fe en el Islam comienza con una afirmación del Tawhid, la Unidad de Dios. Pero las fórmulas coránicas que definen la fe con más detalle, incluyen la fe no sólo en Dios y Su Unidad, sino también en los ángeles de Dios, Sus Profetas, Sus Libros, el Último Día, y la medición tanto de lo bueno como de lo malo. De este modo, la fe no puede ser fe Islámica si deja de lado a los ángeles. Y esto tiene mucho que ver con el hecho que de acuerdo a las enseñanzas cosmológicas y psicológicas islámicas, los seres humanos no son realmente humanos a menos que vivan dentro de su propia naturaleza angélica —el luminoso aliento divino que fue soplado en su barro después de ser amasado y moldeado por el Mismo Dios.
SACHIKO MURATA. New York, Agosto de 1995
Ciertamente los ángeles existen. Tienen un lugar en el cosmos y se cuentan por millares, incontables servidores de nuestro Creador y cumplen un papel específico en el plan divino.
Desde el comienzo de la vida humana en este mundo han existido, y aún existen, personas entre nosotros que poseen un don precioso y extraordinario: la habilidad de penetrar y entender algunos de los misterios de este universo sutil y entregar luego a los demás seres humanos las perlas de su sabiduría y experiencia. Estos hombres y mujeres son los santos y la gente consagrada que son conocidos y reconocidos por todas las culturas y civilizaciones. El corazón de cada buscador anhela encontrarse con alguno de ellos.
Yo fui privilegiado y honrado en extremo, no sólo por conocer sino por acompañar a dos grandes santos de la mística tradición islámica de la Orden Sufí Naqshbandi: al Sheij Abdullah al-Daghestani del Cáucaso y al Sheij Muhammad Nazim al-Haqqani de Chipre, quiera Dios santificar sus benditas almas y elevarlos más y más alto en conocimiento y sabiduría.
Hisham Kabbani.
¿Qué son los Angeles?
Los ángeles son la esperanza de la humanidad. Ellos son la fuente de luz y de energía de la creación. Ellos son las luces de todo buscador, el oasis en todo desierto, las olas en todo océano, el manantial de todo río, el cristal de todo diamante. Son el rocío del cielo en cada hoja. Son la vida en cada gota de sangre de los seres animados, el impulso contenido en cada célula viva. Son la fuerza conductora de las constelaciones y las galaxias. Son las estrellas, los soles y las lunas en cada firmamento. Los universos nadan en sus órbitas. Ellos son los superpoderes conocidos por todas las tradiciones, creencias y filosofías.
Es universalmente conocido, basado en estas fuentes, que Dios creó a los ángeles para que llevaran a cabo Sus ordenes y transmitieran los mensajes que atañen a los seres humanos. Los ángeles son seres honorables y sutiles, creados de luz, que están al servicio de su Señor. Ejemplifican las cualidades de perfección, obediencia y dedicación. Poseen ilimitados poderes milagrosos, a través de los cuáles pueden alcanzar a cualquiera en un instante para ayudar y curar, para servir y consolar, para amar y ser amado.
Los ángeles toman cualquier forma que ellos deseen en el mundo físico en cualquier momento o lugar. De igual manera que el agua cristalina toma la forma de la taza en la que es vertida, los ángeles pueden tomar la forma de cualquier creación que ellos visiten. No conservan su total forma de luz original cuando son enviados a los seres humanos.
"Di: Si hubiera en la tierra ángeles caminando seguros, Nosotros hubiéramos enviado de los cielos un ángel sin cambios como mensajero".(Corán, 17:95)
Los ángeles pueden aparecer como pájaros, como seres humanos o como una forma de luz..., como un arco iris adornando el cielo. Tienen mente y corazón, pero no tienen voluntad ni otro deseo que el de servir y obedecer a Dios. Nunca son demasiado orgullosos como para no obedecerlo.
Los ángeles alaban día y noche sin fatiga. No necesitan dormir, ya que sus ojos nunca se cansan. No conocen la distracción. Su atención nunca cesa. Su alimento es la glorificación a Dios. Su bebida es santificar y magnificarlo a Él. Su intimidad reside en la llamada a su Señor a través del canto de himnos y alabanzas. Su placer es servirlo a Él. Están libres de cualquier traba psicológica. No sufren cambios de humor.
Los ángeles habitan el Paraíso y los siete cielos. Son más devotos que los seres humanos porque fueron creados antes que ellos con facultades mayores y más poderosas. Son más piadosos que los seres humanos, porque son inocentes e incapaces de caer en errores o equivocaciones. Nunca piden perdón para sí mismos, sino siempre por los seres humanos. Esto nos muestra lo mucho que nosotros les importamos y hasta que punto Dios los creó para que cuiden de nosotros. Dios hizo de ellos nuestros guardianes, porque un guardián es más perfecto que aquél a quien cuida.
Los ángeles tienen más conocimiento que los hombres. Nuevamente, el profesor es mejor que el alumno. Su conocimiento es de dos tipos: intelectual y tradicional. "Intelectual" aquí significa: "de la esencia de la Realidad" o "del corazón". "Tradicional" significa: "revelado y traducido desde el cielo".
Conocimiento Intelectual
El conocimiento intelectual, al igual que el conocimiento de Dios y de Sus atributos, es un deber. Es imposible que los ángeles, los profetas, y la gente piadosa no lo posean. No tienen excusa para no tenerlo. El conocimiento que no es obligatorio, es la forma en que Dios hizo las maravillas de la creación, tales como el conocimiento del Trono, del Cálamo, del Paraíso, del Infierno y de los Cielos. Existe además el conocimiento de los diferentes tipos de ángeles, de seres humanos, de los habitantes de la tierra sobre el suelo, debajo del suelo, en el aire, y bajo el mar. En el último tipo de conocimiento, sin duda, los ángeles son más versados que los hombres. Esto es así porque ellos fueron creados mucho antes que los hombres: los ángeles acompañaron el proceso entero de la creación de los universos al igual que el de los seres humanos. Ellos están más familiarizados con ese conocimiento a causa de la visión y el oído que les fueron dados por Dios. Pero tal conocimiento, entre los seres humanos, sólo es accesible a aquellos que han purificado sus corazones y su visión.
Conocimiento Tradicional
En cuanto al conocimiento tradicional, es conocimiento profético que no puede ser alcanzado por los seres humanos sin la ayuda de la Revelación. Y sólo lo pueden recibir a través de los ángeles. En ese sentido, los ángeles fueron y son verdaderamente los intermediarios entre Dios y los hombres. Además, es posible que ellos sean los continuos intermediarios de los eventos del Ultimo Día. Ellos son especialmente conocedores de las tradiciones que tienen relación con ellos mismos y que Dios les ha confiado. Esta es la razón por la que los ángeles tienen mucho más conocimiento que los seres humanos y están investidos con seis clases de atributos perfectos:
Ellos son mensajeros de la Divina Presencia; Ellos son nobles a la vista de Dios; Ellos han sido facultados por Dios con un poder que les hace ser capaces de tener una obediencia pura; Ellos son bienamados y están firmemente establecidos en la Divina Presencia; Ellos son obedecidos en el mundo terrestre; Ellos son dignos de confianza para recibir, guardar y distribuir la Revelación.
La Perfección Humana
Sin duda, el estado perfecto de los seres humanos nunca será alcanzado hasta que éstos se unan al poder angélico. Con el permiso de Dios, los ángeles monopolizan ese poder angélico que ilumina a cualquier ser humano que sintoniza con él. Por lo tanto, la perfección de los seres humanos depende de la capacidad de aniquilar la propia alma en el crisol luminoso de los ángeles. La conclusión de este proceso está descrita en el ayat Coránico:
¡Oh alma sosegada! ¡Regresa a tu Señor, satisfecha y sumisa! ¡Y entra con Mis siervos los ángeles, entra a Mi Jardín!".(Corán, 89:27-30)
De acuerdo a este ayat, Dios induce al espíritu de los hombres a que entren primero en la multitud de ángeles, luego en el Paraíso. Una condición para entrar en el Paraíso es recibir los saludos angélicos y la Revelación, y en ese momento uno penetra como espíritu dotado de atributos angélicos. Luego Dios hace de esos espíritus mensajeros para Sus continuas creaciones. A ellos se les concede la felicidad de vivir en el Paraíso y de disfrutar de la visión de su Señor. Dios hizo que los saludos de los ángeles fuesen necesarios para los hombres, cuando sus espíritus entren en contacto con el poder angélico. Esto los eleva a un estado superior y les produce una gran felicidad. Por lo tanto, sin la fuerza celestial de los ángeles, el espíritu de los seres humanos no puede alcanzar la felicidad eterna.
La contribución de los ángeles a la felicidad humana deriva de su perfección. Los ángeles están libres de todo tipo de ira, ilusión, imaginación y engaño. Esta característica les otorga el poder de estar en la Divina Presencia y bajo la Luz divina de Dios. Son estas imperfecciones las que impiden a los seres humanos disfrutar de la Divina Presencia. Debido a que la perfección reside solamente en el estado de quien alcanza la Divina Presencia, se puede decir que, entre los seres creados, solamente los ángeles tienen el atributo de la perfección.
Las Dimensiones Espirituales de los Angeles
Las dimensiones espirituales de los ángeles tienen aspectos diferentes. El ángel es una luminiscencia sublime. Su conocimiento es perfecto y completo porque conoce el secreto de lo oculto y conoce los secretos escondidos de la creación. Su conocimiento es real, activo y continuo. La acción del ángel es genuina, porque los ángeles están encargados de servir, y su cometido es llevado a término con perfección.
Los ángeles tienen influencia sobre todo en la naturaleza, incluyendo la naturaleza humana. Nada puede crecer en el planeta tierra: ni árboles, ni césped, ni vegetación, ni vida, sin su intervención. Se puede ver el efecto del poder angélico en el crecimiento de una pequeña planta empujando en el medio de una gran roca. Un poder especial se derrama sobre esa planta desde arriba, un poder que es esencialmente angélico.
Con el permiso de Dios, los ángeles son el poder que existe detrás de cada movimiento y de cada acción en el dominio físico de este universo. Tienen el poder de cambiar las órbitas de las estrellas y de los planetas, de ajustar los movimientos de las galaxias, y de proteger a la tierra del movimiento de otros cuerpos celestes tales como cometas y asteroides. Ellos no sienten el más mínimo peso de esta carga, sea cual sea, porque están fuera de la dimensión de la gravedad. Son capaces de mover los vientos a voluntad. Las nubes aparecen y desaparecen como ellos quieren. Los terremotos se mueven bajo sus órdenes. Los volcanes erupcionan bajo su mandato. Continentes enteros emergen del mar y son sumergidos a través de su poder. La naturaleza florece por la fragancia de su toque celestial.
Los ángeles habitan los planetas en movimiento, la estrella polar y todas las estrellas fijas de todas las galaxias. Las órbitas son como sus cuerpos cuyos corazones son los planetas. Los movimientos de estos planetas en sus órbitas son la causa de los cambios en la Tierra. Los movimientos de los ángeles en este universo tienen una influencia en los estados de los seres humanos. De los movimientos de estos ángeles, por orden de Dios, dependen la relaciones entre los movimientos de las galaxias. La transmisión de señales, incluso a millones de años luz de distancia de nosotros, afectan los diversos estados de la naturaleza humana. De esta forma, el mundo celestial siempre mantiene influencia sobre el mundo terrenal.
Todo es creado en jerarquías y todo está conectado con lo que está arriba. Los seres humanos siempre miran hacia arriba, no hacia abajo. El deseo de mejorar está arraigado en ellos tanto a nivel material como espiritual. Todo en la creación siempre repite ese modelo. El principio de las influencias celestiales se funda en esto: el efecto de lo ascendente sobre lo descendente y el anhelo de lo descendente por lo ascendente.
Luz Angelical
De la luz angelical Dios creó el sol. Esto le permite a este mundo ver todos los objetos materiales que previamente estaban envueltos en la oscuridad. Sin esa luz del sol, nada puede ser visto. El resultado de la creación de la luz es la formación del día y la noche. Sin embargo, el sol está siempre brillando, día y noche, y su luz nunca se extingue. Porque la tierra gira sobre su eje, se siente el cambio entre los dos estados. La tierra hace parecer como si la luz del sol se extinguiera. De forma similar, el poder angélico siempre brilla sobre la tierra. Sin embargo, el giro de los seres humanos alrededor de sus deseos crea un día y una noche en sus corazones: un lado brilla y el otro está en la oscuridad.
Puesto que la luna no tiene luz propia, toma su luz del sol. Este siempre brilla y se refleja en la luna como un espejo, por eso la luna parece un cuerpo brillante. De la misma forma los seres humanos, aunque están inscriptos por un poder angélico, se obscurecen a través de la opresión de sus egos. No obstante, ellos están en una posición de brillo constante, brillando mucho más radiantemente que la luna.
La luna no posee nada de la luz del sol en sí misma; sólo refleja de la mejor manera. El poder esencial, pertenece al sol. De igual forma, Dios ha colocado y organizado, en cada órbita de los paraísos, cielos, galaxias y planetas, una creación que difiere de una órbita a otra. Ellos actúan como espejos, que reflejan la luz de los ángeles desde la divina presencia. Este fenómeno celestial, extiende esa luz angélica en forma de espejo para el beneficio de los seres humanos y otras creaciones. Esa luz "es subordinable" a cualquier cosa que la creación necesite; nace del poder angélico, es el propio poder angélico en sí mismo. Verdaderamente, es la esencia de la bondad y beneficia a todos los lugares de la creación.
Así como los ángeles se mueven en la divina presencia, sus luces se mueven dentro y sobre las órbitas que Dios creo para ser gobernadas por ellos. Los poderes angélicos, afectan los movimientos y los contenidos de estas órbitas. Puesto que estas órbitas reflejan las luces angélicas sobre la tierra, vemos como los seres humanos pueden sucesivamente, ser afectados por el movimiento de órbitas en sus vidas. Las luces angélicas también afectan las emociones, el humor, el carácter y las acciones.
Vestimenta Espiritual
Los elementos y las cualidades de los seres humanos y de otros objetos creados en la tierra, varían de acuerdo a sus respectivas distancias de la fuente de poder angélico. Por lo tanto, encontramos diferencias entre los seres humanos, aunque sus cuerpos son similares. Esto se debe, a que ellos difieren respecto a su conexiones con los ángeles. En realidad, las diferencias no están en los cuerpos, sino en los atributos y características espirituales de los seres humanos.
Los seres humanos poseen desde la niñez ó bien las características de bondad y santidad, ó las de maldad y extravío. Esa es verdaderamente una imagen real de la "vestimenta" espiritual de los seres humanos y sus jerarquías: uno recibe un poder angélico, mientras que el otro no. Esto es lo que hace que uno sea mejor que el otro, al igual que los diamantes son superiores a las esmeraldas, que a su vez son mejores que los zafiros, y éstos, mejores que los rubíes. Todas éstas son joyas preciosas, pero varían en su excelencia. No obstante, todas estas joyas son más preciosas que el oro. El oro es más precioso que la plata, y la plata más preciosa que el hierro. El último acaba como fragmentos, mientras los otros siempre se mantienen como elementos valiosos.
La luz es mejor que la oscuridad. Lo transparente es mejor que lo opaco. Lo sutil es mejor que lo denso. La persona iluminada es mejor que la que está en la oscuridad. Un carácter bello es mejor que uno malo. Aquel que llama a la bondad es mejor que el que llama a la maldad. Aquel que es discreto, valiente, generoso, paciente, es mejor que el que posee odio, enemistad, maldad, codicia y avaricia. Todas las características anteriormente mencionadas, dependen de la cercanía o la lejanía, de sus respectivos portadores, de las fuentes de poder angélico.
Por lo tanto, en este mundo el espíritu humano es un signo que señala borrosamente la perfección del mundo superior. Es como la luz de la vela en relación a la luz del sol, o una pequeña gota en relación al océano. La luz angelical es el medio de la visibilidad de la luz en la tierra, ambas material y espiritual. Nosotros conocemos al sol por sus rayos. De igual forma, conocemos acerca de Dios por las creaciones de los cielos y de la tierra, cuya percepción se origina por el brillo de la luz angélica sobre ellos, y sus expresiones a través de la revelación por intermedio de esa luz. Para nosotros no existe oscuridad más profunda, que la no existencia de la luz angelical; ni una luz Divina más enérgica que la luz angelical. La aparición de cada cosa singular es el resultado de esta luz, al igual que la existencia de cada cosa procede de la existencia de la luz angelical. De esta forma, Dios preserva la creación a través de la luz de los ángeles.
Otra forma de describir la manera que el espíritu humano manifiesta el mundo celestial, es mediante la analogía del eclipse solar. Si una porción del sol es eclipsada, ustedes pueden ver el sol en una taza de agua. El velo del eclipse es la luz angelical. Esto hace posible contemplar la fuente de luz. Los seres humanos son en sí mismos, como un velo o un eclipse de la luz angelical. Esto significa, que ellos eclipsan la luz angelical, la cuál eclipsa la luz de Dios. De este modo, ustedes pueden ver los atributos del Creador a través de Sus maravillosas creaciones. Este es el significado del dicho del Profeta Muhammad, "Piensen en las creaciones de Dios. No piensen en Su esencia."
Los espíritus de los seres humanos pueden ser descritos como átomos dentro del mundo celestial, y sus cuerpos como las casas de sus espíritus. Ahora bien, la casa tiene un estado y el habitante de la casa tiene un estado diferente. Es claro para nosotros, que el habitante es más honorable que la casa, ya que la grandeza de la casa depende de su habitante.
Estos espíritus humanos son una parte real del espíritu angélico. Es por esto, que la condición para la entrada del alma al paraíso de una persona moribunda, es que primero sea aceptada en el reino angélico, como hemos dicho. Esa también es la causa por la cuál el espíritu humano está capacitado para recibir la transmisión de los poderes angélicos, como un radar satelital está hecho para recibir la transmisión de la estación principal.
En la medida en que las personas estén conectadas con los poderes angélicos, ellas indudablemente, se convertirán en más y más importantes para otros seres humanos en la tierra. Sin embargo, los cuerpos humanos siguen siendo un compuesto de diferentes elementos mezclados. Los cuerpos de los ángeles, por otro lado, son hechos sólo de la luz de la divina presencia. Es importante saber que esta diferencia nunca desaparece en el mundo material. Es por esta causa que los ángeles prefieren ayudar a los espíritus de los cuerpos de los profetas, ya que los espíritus proféticos han elevado sus receptáculos corporales a tal punto que es dónde ellos obtienen todo tipo de estados gnósticos y espirituales. Esto, sucesivamente, les permite convertirse en antorchas de luz, desparramando regalos celestiales y llevando el mensaje de Dios a Su creación. Todas estas relaciones entre ángeles y profetas, santos y gente piadosa, son obtenidas por voluntad de Dios y con Su permiso.
La creencia en los Angeles
"Y en el día cuando El los reúna a todos juntos, El les preguntará a los ángeles: ¿Los alabaron ?" (Corán, 34 :40).
¿Por qué, entonces, no se le ha puesto a él brazaletes de oro, o por qué no ha venido acompañado de ángeles ?" (Corán, 43 :53).
Se dice que la palabra "ángel", viene del latín "angelus", la cuál es copiada del griego "angelos" (mensajero). En árabe la palabra es "malak" o "malaak", plural "malaaikat". La raíz árabe del verbo "alaka", que significa "dar un mensaje", confirma la conexión etimológica de ángel con la función de mensajero de Dios de las lenguas semíticas.
La existencia de los ángeles es uno de los pilares de la creencia de la mayoría de las tradiciones religiosas, y es así también en el Islam. Dios menciona a los ángeles en el Corán, en más de noventa y nueve lugares diferentes. Ellos también ocupan lugares prominentes, en las narraciones del Profeta Muhammad, y en muchos relatos de santos, y de hombres y mujeres piadosos del pasado reciente y del presente. Las páginas siguientes son una pequeña selección de algunos de los relatos y explicaciones, que nos han llegado de estas tres fuentes.
El Corán dice:
"El Mensajero cree en aquello que le ha sido revelado por su Señor y los creyentes también. Todos ellos creen en Dios, en Sus ángeles, Sus escrituras y Sus mensajeros — Nosotros no hacemos distinción entre ninguno de Sus mensajeros — Y ellos dicen : nosotros escuchamos y obedecemos, otórganos Tu perdón, Señor nuestro. El viaje es hacia Ti". (Corán, 2 :285)
Dios, de este modo, ordena a todas las personas a creer en Sus ángeles, como una obligación igual a la de creer en El mismo, en Sus libros y en Sus mensajeros.
Los Angeles del Corán
"Pero Dios mismo testifica que lo que Él te ha revelado, lo ha revelado con Su conocimiento; y los ángeles también testifican. Y Dios es testigo suficiente" . (Corán, 4 :166)
Dios ha creado un árbol en el séptimo cielo, en cada hoja se encuentra una letra del Corán. Cada hoja es un trono tallado en una piedra preciosa, y cada letra es representada por un ángel sentado en ese trono. Cada ángel es la llave a diferentes océanos de conocimiento sin fin, que no tienen ni principio ni fin. En cada océano hay un universo completo con su propia y única creación. El que bucea en estos océanos, es el Arcángel Gabriel. Fue él quien llevó al Profeta las perlas de esos océanos cuando se apareció ante él y dijo tres veces: "¡Recita!" A esta orden el Profeta Muhammad cada vez respondía: "¿Qué debo recitar?" y Gabriel dijo:
"Recita : En el Nombre de tu Señor Quien creó, creó al ser humano de un coágulo. Recita: Y tu Señor es el Más Generoso, Quien enseñó a través de la pluma. Enseñó al hombre aquello que no conocía".(Corán, 96 :1-5)
En ese momento, el Arcángel le llevó al Profeta dos piezas verdes de tela del cielo, una de ellas estaba decorada con todo tipo de piedras preciosas de la tierra, y la otra con elementos preciosas del cielo. El abrió la primer tela y le dijo al Profeta que se sentara sobre ella. Le entregó la segunda y le dijo que la abriera. Cuando la abrió, recibió el Corán con letras de luz, y le fue revelado el secreto de ese árbol del séptimo cielo. Quienquiera que lea el Corán con sinceridad y devoción, será capaz de entrar a estos océanos de conocimiento y luz.
El Profeta Muhammad vio una tabla hecha de raras perlas debajo del Trono de Dios y otra tabla de esmeraldas. Sobre la primera estaba el primer capítulo, Surat al-Fatiha, que consiste en siete versos, y sobre la segunda tabla estaba el Corán completo. El le preguntó al Arcángel Gabriel: "¿Cuál es la recompensa de aquel que lea el Capítulo de Apertura?" Gabriel dijo: "Las siete puertas del infierno estarán cerradas para él y las siete puertas del paraíso estarán abiertas para él." El Profeta preguntó: "¿Cuál es la recompensa de aquel que recite todo el Corán?" Gabriel contestó: "Por cada letra que él recite, Dios creará un ángel que plantará un árbol para él en el paraíso." Luego el Profeta vio una triple luz radiando en tres dimensiones y preguntó qué era. Gabriel dijo: "Una de ellas es la luz del Verso del Trono (2 :255), la segunda es del "Surat Ya Sin" (Capítulo 36), y la tercera es el Surat de la Unidad" (Capítulo 112). El Profeta Muhammad preguntó: "¿Cuál es la recompensa de aquel que recite el Verso del Trono?" Gabriel respondió: "Dios dijo: Es Mi Atributo, y quienquiera que lo recite, me verá a Mi sin velos en el Día del Juicio." Luego, el Profeta preguntó: "¿Cuál es la recompensa de aquel que recita Surat Ya Sin?" La respuesta vino de Dios: "Consiste en ochenta versos, y quienquiera que lo recite recibirá ochenta misericordias. Veinte ángeles le llevarán veinte misericordias en su vida, veinte ángeles más le llevarán veinte misericordias en su muerte, veinte más le llevarán veinte misericordias en la tumba, y otros veinte, veinte misericordias en el Día del Juicio." El Profeta preguntó: "¿Cuál es la recompensa por recitar el Capítulo de la Unidad?" La respuesta llegó: "Los ángeles le darán para beber de los cuatro ríos celestiales que están mencionados en el Corán: el río de cristalina agua pura, el río de leche, el río de vino y el río de miel."
Los Angeles de la Torah
"Y su Profeta les dijo: ¡Oh! la señal de su reino es que a ustedes vendrá, llevada por los ángeles, el Arca de la Alianza de vuestro Señor, y un remanente de lo que dejaron las gentes de Moisés y de Aarón. ¡Oh! Aquí habrá una señal para ustedes, si realmente sois creyentes" (Corán, 2 :248).
Este verso muestra los poderes milagrosos de los ángeles y su habilidad superlativa para actuar en el dominio físico. Ellos llevaron el Arca de la Alianza delante del ejército de Saul, y las reliquias que dejaron las familias de Moisés y Aaron. Los ángeles llevaron el Arca de la Alianza porque era muy importante para la humanidad. Contenía uno de los Libros sagrados, la Torah, en su forma original. Cuando Dios le ordenó a Moisés que escribiera la Torah, El dijo: "¡Oh Moisés! Debes escribirlo sobre tablas de oro." Cuando Moisés preguntó dónde podría encontrar ese metal, Dios le envío al Arcángel Gabriel y a otros noventa y nueve ángeles. Cada uno representaba un Atributo de Dios y ellos le enseñaron a Moisés ciento veinticuatro mil palabras. Con cada palabra Moisés fue elevado a un estado superior; en cada nivel Moisés vio luz viniendo hacia él desde la Divina Presencia que lo iba vistiendo, hasta que alcanzó un estado de pureza similar a la transparencia del agua cristalina. Esto provocó que los que observaban a Moisés vieran sólo luz. En ese momento, Gabriel ordenó a los noventa y nueve ángeles que lo adornaran con los atributos y poderes que ellos poseían. Moisés usaba un velo para cubrir la intensa luz que emanaba de él y que a otros causaba desmayos si lo miraban. Luego, Gabriel derramó en el corazón de Moisés el conocimiento celestial que iba a ser consignado en las tablas. El le enseñó la química del oro. Moisés sucesivamente le enseño a su hermana un tercio de esta química, a Josué otro tercio y a Aaron el último tercio. Luego él escribió la Torah en el oro que había fabricado. Todo el tiempo los ángeles parados a su lado le enseñaron cómo escribir y adornar ese libro celestial. Después, Dios creo un ángel de cuatro alas y le ordenó hacerle compañía a Moisés y ser el guardián del Arca.
Los Angeles del Trono
"Y tú (Oh Muhammad) mira los ángeles amontonándose alrededor del Trono, cantando himnos de alabanza a su Señor. Se decide entre ellos según justicia. Y se dice: Alabado sea Dios, el Señor de los Mundos !" (Corán, 39 :75)
"Y los ángeles estarán a los lados, y ese día, ocho de ellos llevarán encima, el Trono de su Señor" (Corán, 69 :17)
Dios ha creado el Trono divino con luz de Su Luz. La grandeza del Trono es tal, que a su lado todos los siete cielos y las siete tierras son como una pequeña semilla de mostaza en el medio de un enorme desierto. Cuando Dios quiso mostrar la grandeza del Trono, creó un ángel con el nombre de Harquaeel. Este ángel tiene dieciocho mil alas. Deleitándose en tantas alas, este ángel fue llevado por el deseo a estimar el tamaño del Trono divino. Dios le dijo: "Oh Harquaeel, Yo sé que tienes la ambición de ver la grandeza de Mi Trono divino, por ello Te estoy otorgando dieciocho mil alas y Te estoy permitiendo volar con todo tu poder alrededor de Mi Trono divino."
Harquaeel desplegó sus alas y voló durante tres mil años luz hasta que llegó a cansarse, a pesar de que los ángeles nunca se cansan, y tuvo que descansar. Nuevamente, la orden divina vino, diciéndole: "¡Harquaeel, vuela!" Por segunda vez, el ángel desplegó sus alas y voló durante otros tres mil años luz. Otra vez se cansó y tuvo que parar. Por tercera vez le llegó la orden de seguir volando, y por tercera vez él desplegó sus alas. Voló por otros tres mil años luz hasta que volvió a parar, ofuscado por la gran distancia que ni siquiera sus alas le permitían abarcar.
Harquaeel preguntó a su Señor: "Oh mi Señor y Creador, dime ahora ¿cuántas veces he circundado Tu Trono?"
El Señor de los cielos y la tierra y de toda la creación respondió: "¡Oh Harquaeel! ¿Has estado volando durante nueve mil años luz, pero ni siquiera has alcanzado un pilar de la base del Trono!" Harquaeel sintió vergüenza y se arrepintió de su deseo de medir la grandeza de la creación de su Señor y de conocer la extensión de Sus secretos. Dios luego le habló y le dijo: "¡Oh Harquaeel! Si Yo te hubiera ordenado volar incesantemente hasta el Día de la Resurrección, aún así no serias capaz de alcanzar el conocimiento del primer pilar del Trono divino. Nadie puede conocer la Causa Primera excepto por Mi favor y Mi gracia."
Dios ha creado ocho ángeles para llevar el Trono divino. Estos ángeles son inmensamente poderosos e imponentes. Cada uno tiene el rostro repetido siete veces: una cara en el frente, una cara detrás, una cara a la derecha, una cara a la izquierda, una cara mirando hacia arriba, una cara mirando hacia abajo, y una cara en un punto central o corazón, conectando todas las seis caras. Esta cara es la más radiante y poderosa, es el receptáculo y fuente de la energía angélica. Estos siete rostros corresponden a los siete cielos y a las siete tierras.
En la corte del Todopoderoso, a estos ángeles se les ha otorgado inmenso honor. Ellos están entre los primeros ángeles creados. El primero de los ocho ángeles tiene una forma humana y esta constantemente rezando en beneficio de la raza humana, diciendo: "¡Oh Señor! entrégale a la humanidad abundante provisión y considéralos con ternura y gracia." El segundo ángel tiene la forma de un león y su plegaria es: "¡Oh Señor! entrégale su provisión a cada animal entre los depredadores." El tercer ángel tiene la forma de un buey, y él intercede a favor de los animales domésticos y las bestias de pastoreo. Él reza para que su provisión nunca les falte y para que puedan estar descansados. El cuarto ángel tiene la forma de un águila y reza para el beneficio de los pájaros y de todas las criaturas con alas. El quinto ángel tiene la forma del sol y su luz brilla sobre el planeta tierra. Él reza por el beneficio de la raza humana, animales y naturaleza, para que puedan disfrutar de la energía que se está enviando. El sexto ángel tiene la forma de un árbol cuyas hojas representan todo lo que Dios ha creado. Él reza para que todas estas hojas prosperen al recibir el néctar de la alabanza de Dios. El séptimo ángel tiene la forma de una constelación y abarca los mundos. El octavo ángel es la fuente y el centro de los otros. Él se torna hacia Dios y recibe Su luz.
Dios ubicó la grandeza del Trono divino sobre los hombros de estos ángeles. Sus cabezas están debajo del Trono y sus pies llegan más abajo que las siete tierras. Aunque los ángeles nunca se cansan, el peso del Trono del Todopoderoso se hizo muy pesado para ellos. Ellos eran muy débiles para soportarlo. Entonces Dios los inspiró para que Lo alaben de esta forma: "¡Gloria a Ti, nuestro Señor y la más grande alabanza! ¡Sea Tu Nombre bendecido, y Tu Fuerza y Tu Poder! No hay otro dios sino Tú." Luego el Trono puso luz sobre sus hombros.
Dios ha ordenado a todos los ángeles en los cielos ir diariamente a ofrecer sus alabanzas a los portadores del Trono. Ellos realizan su tarea de alabanza en dos turnos: un grupo los saluda a la mañana y el otro a la tarde. Dios les ha ordenado pedir perdón en nombre de la humanidad. Sus lágrimas son como ríos. De cada gota Dios crea aún más ángeles que Lo alaban y que piden perdón por los seres humanos hasta el Día del Juicio.
Los ángeles del trono siempre inclinan sus cabezas. Ellos no pueden levantar sus ojos por miedo de que la luz que viene del Trono los aniquile. Cuando el ángel Harquaeel vio la grandeza del Trono y de sus portadores, él recitó :
"Puede algo sostener al Todopoderoso — Un servidor puede transportar cuerpo y alma. Pero sostener el Trono de Dios — ¿Quién puede abarcar Su Realidad, Su inmensidad ? ¿Qué ojo ve la totalidad ?De ninguna manera el ojo ve ni la palabra comprende, excepto cuando Dios dice : "Sobre Su Trono existe Misericordia sin fin." Ocho son sus pilares, conocidos sólo por su Señor. Muhammad está parado primero en orden, por derecho, luego Ridwan, Malik, Adán en columnas y brillando, se paran ordenados por rango a su lado. Sobre Gabriel, Miguel, e Israfil, Abraham preside: Ocho velados en oscuridad vislumbran la visión: Cómo los pilares se mantienen ocultos en la inmensidad de sus alturas."
Los Cuatro Arcángeles a Cargo de la Tierra
"Casi se separan los cielos allí arriba, cuando los ángeles cantan himnos de alabanza a su Señor, y piden Su perdón por aquellos que están en la tierra. ¡Oh! Dios es el Perdonador, el Misericordioso" (Corán, 42 :5)
"Y cuántos ángeles hay en los cielos cuya intercesión de nada servirá, a menos que antes Dios dé permiso a quien El quiere y acepta!" (Corán, 53 :26)
"Un documento escrito, que verán con sus propios ojos los allegados" (Corán, 83 :20-21)
Hay cuatro ángeles y su innumerable séquito a cargo de este mundo. El primero es Gabriel y su ejército; él esta a cargo de los ángeles soldados y de la revelación. Gabriel asegura la victoria y es responsable de la extinción de naciones: humanas, animales, vegetales u otras, cuando Dios lo quiere. El segundo es Miguel y sus ejércitos, a cargo de la lluvia y la vegetación. El envía los alimentos para nutrir a la humanidad. El tercero es Azrail, el ángel de la muerte, y sus asistentes. Ellos están a cargo de tomar las almas de aquellos que mueren. El cuarto es Israfil y sus asistentes, a cargo de la Hora del Día del Juicio. Cuando la tierra termine, Dios ordenará a estos ángeles que saquen sus pergaminos, y ellos los llevarán. Luego, Dios les mandará que abran el Libro de la Vida. Entonces, ellos descubrirán que sus pergaminos son iguales a dicho Libro.
Urwa y el Angel del Consuelo
El ángel del consuelo sigue al ángel del llanto. Cuando el ángel del llanto toca con su ala el corazón de alguien, esa persona comienza a llorar.
Uno de los grandes santos, llamado Urwa, que vivió hasta muy viejo, comienza a rezar para que Dios lo retorne hacia Él y lo ubique entre Sus amados. Un día, mientras realizaba esa plegaria al lado de la tumba del profeta Juan el Bautista, en Damasco, ve a un joven muy hermoso, vestido de verde y cubierto con una luz resplandeciente, que viene hacia él. El joven le sonríe y dice: "¡Oh mi padre, quiera Dios bendecirte! ¿Qué plegaria estás ofreciendo?"
Urwa le cuenta: "¡Oh mi hijo, quiera Dios tener misericordia de ti! Estoy pidiendo por un buen final y un rápido retorno a Dios, por un buen reencuentro con los amados. ¿Quién eres tu, mi querido hijo?"
El dice: "Yo soy la misericordia de tu Señor, enviado para consolar a los seres humanos. Mi nombre es Artiyail y soy un ángel. Fui creado para borrar la tristeza y el dolor del pecho de aquellos amados por Dios." Luego el ángel desaparece y la tristeza de Urwa se va con él.
Un día, los discípulos de otro gran santo van con cierta tribu en Asia Central. Pasan las semanas y ellos no regresan. Un día su maestro, abatido, está meditando, preocupado de que algo pudiera haberles ocurrido. Un pájaro verde del Paraíso llega a su ventana, y comienza a cantar con una voz que limpia su corazón de toda tristeza: "Yo soy Artiyail. ¡Soy el destructor de la tristeza! Soy el portador de las buenas noticias a los corazones de niños, mujeres y hombres, jóvenes o viejos. Les traigo noticias de sus amados."
Luego, el maestro dice: "¡Sabia que Artiyail vendría, pero primero tuve que desesperarme!"
Artiyail es el ángel que permite a la gente retornar a sus vidas normales y liberarse de los tormentos de la depresión y la ansiedad.
"Verdaderamente los amigos de Dios son aquellos que no temen, ni se afligen.....Para ellos son las buenas nuevas en la vida del mundo y en el Más Allá"
(10 : 62,64).
Estas enfermedades del alma son grandes pruebas que Dios envía a los seres humanos, para recordarles que ellos no deberían correr detrás de cosas materiales y olvidar su herencia angelical. Los ángeles siempre recuerdan a Dios. Si ellos pararan, instantáneamente dejarían de existir. Similarmente, los seres humanos necesitan recordar al Creador de todo lo que los rodea, para vivir en felicidad y gratitud.
Dios ordenó a los ángeles que sirvieran a aquellos que Lo recuerdan, y que combatan a aquellos que Lo olvidan. Esto no es para castigarlos, sino para ayudarlos y corregirlos. Los bebés y los niños lloran cuando se les da medicina amarga. Los adultos saben que necesitan las energías angélicas de bondad y belleza y si eligen ignorar tal necesidad, se les recuerda a través de la medicina de la depresión. Este último es el efecto del "shock al sistema" de aquellos que se olvidan de Dios, el Creador de la bondad y la belleza.
La característica de una naturaleza angélica es ser capaz de alimentarse y dormirse en el recuerdo de Dios, mientras que las bestias brutas son incapaces de alimentarse de otra cosa que no sean pasturas, o de dormirse sin abandonar la conciencia. Cuando los seres humanos se olvidan de recordar a Dios por un largo período de tiempo, se forma herrumbre en el corazón. La depresión se establece y la melancolía encuentra un hogar permanente. Es por esto que el Profeta dijo: "Todo tiene un lustre, y el lustre de los corazones es el recuerdo de Dios."
La depresión es una enfermedad del corazón y del alma, que sólo es posible a través de la distracción ó estado de inatención. Un corazón vigilante mantiene la creencia, la esperanza y la confianza apostados en su puerta como muchos ángeles guardianes. Nunca permite que entren la oscuridad de la depresión y la duda. Los corazones humanos son un tesoro precioso. Muchos ladrones espían en las sombras circundantes para robarlo y saquearlo. Los ladrones nunca irán a una casa vacía. Sin embargo, cuando el dueño del tesoro es un amigo de Dios, el tesoro está bien guardado. Sus guardianes son alimentados y pagados con la moneda corriente de la fe y el recuerdo. Si no hay fe, no hay guardianes. Si no hay recuerdo, no hay salario. Sin guardianes, las puertas del palacio quedan abiertas para lo no deseado. Es por ello que el Corán insiste en que: "Verdaderamente hemos honrado a todos los hijos de Adán" (17 : 70). La explicación de ese honor, es el tesoro que Dios depositó en los corazones de los seres humanos.
Los ángeles enseñan a aquellos entre los seres humanos que son capaces de conectarse con ellos y que nunca los engañarían o robarían la luz angelical contenida dentro de sus corazones.
Un Santo y el Arcángel Miguel
Dios creó al Arcángel Miguel y lo puso a cargo de la naturaleza, la lluvia, la nieve, los truenos, los relámpagos, el viento y las nubes. Luego asignó a una creación completa de ángeles para que lo ayuden y los colocó bajo su comando. Estos ángeles son incontables y nadie salvo Dios conoce su número. Dios le dio poder a Miguel para ver la dimensión completa de los universos creados en un instante, sin interferencia. El sabe, en todo momento, dónde tiene que enviar lluvia, viento, nieve y nubes sin esfuerzo de su parte.
Los ángeles que lo ayudan se clasifican por tamaño, desde el tamaño más inmenso que el hombre pueda imaginar hasta las especies más pequeñas que viven en esta tierra. Ellos llenan la atmósfera entera de cada estrella y planeta en todo universo. Sus alabanzas a Dios pueden ser oídas por los otros ángeles, por los profetas, por los santos y por los niños pequeños.
"El trueno ensalza con himnos Su alabanza, e igual hacen los ángeles, por temor de El. El lanza los rayos, y conmueve con ellos a quien El desea, mientras que ellos discuten dudando por lo concerniente a Dios, y El es Poderoso en ira"
(13 : 13).
Miguel es el ángel de la misericordia, que es otro nombre para lluvia en Arabe. Fue creado de la luz del atributo de Dios al—Rahman, "el Misericordioso". Nunca se lo vio sonreir después de que se creó el infierno. Fue creado antes que Gabriel.
Una vez, Gabriel y Miguel visitaron al Profeta Muhammad. El Profeta tenia un cepillo de dientes de madera en la mano, que inmediatamente se lo entregó a Gabriel, el ángel que constantemente le trajo la Revelación. Gabriel dijo: "¡Oh Muhammad! dáselo al ángel mas viejo." El Profeta Muhammad se lo dio a Miguel y luego dijo: "Dios me dio dos asistentes celestiales para que me ayuden a transmitir mi Mensaje — Gabriel y Miguel." Dios siempre envió a Gabriel y a Miguel cuando se trataba de temas importantes para los seres humanos.
Gabriel es el que llama a la oración en los cielos y Miguel es el que dirige la oración (imam).Dios creó una casa para Si Mísmo en el paraíso (al—bayt al—mamur), a la que los ángeles van en peregrinación todos los días, cinco veces. Allí se realizan las cinco oraciones y todas son anunciadas por Gabriel y dirigidas por Miguel. Todos los ángeles vienen con sus luces y ornamentos, sus joyas y fragancias, cantando y alabando a Dios con su música celestial. Algunas personas en la tierra, especialmente los niños, son capaces de escuchar sus voces. Este sonido les da un placer indescriptible. Cada ángel canta y alaba en un idioma diferente, sin antagonismo ni desarmonía. Todos ruegan a Dios por misericordia para los seres humanos y le piden que eleve el estado de la gente para que puedan escuchar y ver estas ceremonias diarias. Para recompensar a los ángeles por sus alabanzas, por la sinceridad de sus intercesiones y para mostrarles la gran extensión de Su misericordia, Dios en todo momento derrama Su misericordia sobre los seres humanos.
Hasta el tiempo de Noé, la Casa de Dios existió en la faz de la tierra. La gente venia de todas partes del mundo, para caminar ceremoniosamente a su alrededor, de la misma forma en que los peregrinos caminan alrededor de la Kaaba en Meca hoy en día. Cuando Dios resolvió enviar el diluvio para sumergir al mundo, ordenó a Sus ángeles transportar la casa celestial elevándola hasta el cuarto cielo. Desde entonces está allí, con los ángeles caminando continuamente a su alrededor en estado solemne. Se transformó en un palacio del paraíso. Su único remanente en la tierra es la Piedra Negra en la Kaaba, que solía ser blanca como el palacio de donde venia, pero fue oscurecida, ennegrecida por los pecados de la humanidad. Fue dejada en la tierra para el recuerdo. Todo el que la bese, es como si besara la mano derecha de Dios en la tierra.
Cuando los ángeles llevan la Casa celestial hacia los cielos, sus brazos cercan todo el edificio. Por orden divina, ellos caen desmayados y no se sabe si son los ángeles los que llevan la Casa o es la Casa la que lleva a los ángeles, porque el sólo hecho de levantar esa morada sagrada les hace perder sus sentidos. En el cuarto cielo, Dios Todopoderoso creó un púlpito de esmeralda verde dentro de la Casa. Aumentó el número de sus puertas a tres. Una puerta está hecha de topacio, una de berilio verde y la última de oro rojo. Él creó una capilla de oración de perlas blancas y delante de ella puso una cortina divisoria de muchas variedades de piedras preciosas. Luego levantó el minarete, enfrente de la puerta del medio de la Casa, hecho todo de diamantes. En la oración semanal en congregación, cuando los que llaman a la oración se suben a los minaretes de la mezquita, Dios ordena al ángel Gabriel que suba a esa minarete de diamantes y que haga el llamado a la oración. Cuando los ángeles de los siete cielos escuchan su voz, todos se congregan alrededor de la Casa celestial en el cuarto paraíso.
Luego, el ángel Miguel se sube al púlpito y da el sermón. Cuando el sermón termina, Miguel desciende y el ángel Israfil dirige a los ángeles reunidos en la realización de la oración semanal del Viernes. Después de las últimas palabras de la oración, Gabriel se levanta y dice a los ángeles: "¡Oh mis ángeles hermanos! Den testimonio de lo que yo voy a decir. Estoy transfiriendo todas la recompensas que Dios Todopoderoso ha escrito para mí por realizar hoy el llamado a la oración, a los hijos de Adán — aquellos que hoy hayan convocado a la gente a rezar por amor a Dios, desde todos los minaretes del mundo." Luego Miguel se levanta y dice: "¡Ustedes asamblea de ángeles! Den testimonio de mis palabras. Las recompensas por el sermón de hoy las doy como un regalo a todos aquellos que hoy hayan dado un sermón en congregación en la tierra para el placer de Dios." Luego Israfil también se para y se dirige a los ángeles: "¡Oh ustedes ángeles de Dios! Den testimonio de que estoy entregando todas las recompensas que Dios Todopoderoso me otorgó por dirigir la oración semanal, a todos los que hoy han dirigido la oración en todo el mundo."
Entonces todos los otros ángeles se unen y dicen: "Dios nos creó para amar a los seres humanos, para cuidarlos y para enviar paz y felicidad a sus corazones. Nosotros somos sus servidores, y al mismo tiempo, sus amantes guardianes. Todo el que fue creado por Dios en los cielos y en la tierra, debe dar testimonio de que nosotros donamos las recompensas de nuestras plegarias a todos aquellos que han hecho esta oración con buena intención y pureza de corazón."
El Señor Todopoderoso de los cielos, les habla y dice: "Oh Mis amados ángeles, a quienes he creado de la luz del amor y la belleza, ¿tratan de ser más magnánimos que su Señor? Sepan que Yo, de la abundancia de Mi munificencia, he mandado toda Mi misericordia para todos los servidores en Mi corte, cuyas frentes se inclinaron hacia Mí y tocaron el suelo hoy, y también por Mis servidores que no pudieron participar de la oración en congregación por cualquier excusa. Yo he dado recompensas innumerables para todos aquellos que han honrado este día y han inclinado sus cabezas en respetuosa devoción."
Para cada creyente y sus ángeles guardianes, Dios crea un árbol en el paraíso. Bajo su sombra, uno puede caminar por cien años. Sus hojas están hechas de esmeralda verde, sus flores de un raro diamante del color del oro. Sus ramas son de brocado de seda. Sus frutos tienen un sabor celestial y su savia es de jengibre y miel. Su tronco es de zafiro, su suelo de musk y su césped de azafrán. De sus raíces brotan ríos sin fin y fluyen por todas partes. A sus pies se levanta un trono de oro erigido para su dueño y adornado con todo tipo de ornamentos.
Dios creó ángeles especiales, incomparables en belleza, para atender a esa persona. Ellos están a su servicio, con rostros radiantes como lunas y cabellos como hilos de perlas. De sus ojos emana una luz que abre innumerables ventanas hacia nuevas creaciones, formadas sólo para que la persona las contemple.
Miguel es el custodia de los Árboles—Campanas del paraíso. Estos son arboles de oro con campanas hechas de plata, de cada una de las campanas emana una luz a una distancia de mil años. Los ángeles guían a los habitantes del paraíso a través de la luz de esas campanas. Esa luz les permite ver lo que ningún ojo ha visto antes, escuchar lo que ningún oído escuchó, ni ninguna mente imaginó antes. Dios le dice a Miguel: "Ordénale al Árbol—Campana que exude de sus ramas un musk, cuya fragancia nunca antes haya sido percibida, para deleitar a los habitantes del paraíso. Miguel ordena que un viento de sándalo emane de debajo del Trono de Dios y descienda sobre estos árboles. El viento agita las campanas de plata y provoca un sonido tan dulce en el aire que si las personas de la tierra lo pudieran escuchar, morirían instantáneamente. ¡Tan intenso es el placer de escucharlo!
Un santo entra en un bosque para buscar madera para su chimenea. Es invierno y está nevando fuerte. Ve una luz en el medio del bosque. Al aproximarse a la luz, se da cuenta de que hay un hombre parado en el medio y lo escucha recitando:
"Alabado sea Dios, Quien hace que los corazones crean y hace dulces a las lenguas que declaran que Él es Uno, Quien ha hecho a los tiranos postrarse ante Él. ¡Y enrolló como un globo apresado en Su mano lo que fue, y es, y lo que vendrá!"
El santo se aproximó a él y le dijo: "¡La paz esté contigo!"
"Y que contigo sea la paz, ¡Oh santo de Dios!"
"¿Quién eres tú y cómo me conoces?"
"La luz del conocimiento iluminó mi corazón. Te conozco con la certeza del Uno, Quien se sienta en el Trono. Mi nombre es Miguel, el ángel."
"¡Oh Miguel! ¿Cuándo alcanza un servidor de Dios el estado de santidad?"
"Cuando la bandera de la guía se agita sobre él y la luz de la protección lo abarca. En ese momento, el estado de perfección comienza a aparecer en él."
"Cuéntame más sobre este estado."
"Dios tiene servidores de escasas palabras, que mantienen la vigilia con frecuencia y se visten con los hábitos de la alabanza de Dios. Sus lágrimas son como ríos en la Divina Presencia de Dios; su intercesión a favor de los seres humanos es constante. Su alimento es lo único que necesitan para sobrevivir. Sólo duermen cuando la fatiga los vence. Se purifican a si mismos hasta alcanzar el estado de cercanía. Cuando se aproximan, Dios cambia la vestimenta de su pobreza por aquella de Su poder y generosidad. Quienquiera que los mire en ese momento, sólo lo verá a Él."
Luego Miguel recitó:
Jardines del Edén en dónde ellos entran, junto con todos lo que hacen justicia por sus padres, y sus compañeros y sus generaciones. Los ángeles entran hacia ellos desde todas las puertas diciendo: La paz sea con ustedes porque ustedes perseveraron. Oh, será un paso dulce el éxito del Hogar celestial.
(13:23-24).
Miguel es ayudado por un ángel llamado Trueno, el guardián de las nubes, quien las envía a dónde Miguel quiera que vayan. El sostiene un enorme palo con el que golpea las nubes, y las mueve en cualquier dirección que Dios desee. La voz que nosotros escuchamos cuando truena, es el sonido de su alabanza. De ese sonido, Dios crea ángeles que acompañan cada gota de agua que cae en la tierra y en el mar. Estos ángeles hacen descender la misericordia de la lluvia y luego retornan a la Divina Presencia. Todos están bajo las ordenes de Miguel, excepto las gotas de nieve. Los ángeles que acompañan la nieve, descienden y se quedan con los seres humanos para alabar y glorificar a Dios. Sus recompensas son escritas en los libros de los seres humanos y serán contadas como propias en el Día del Juicio. Es por esto, que la nieve es una bendición aún mayor que la lluvia.
Las nubes tienen otro ángel guardián llamado Annan, y los relámpagos tienen otro, llamado Rafael. Rafael tiene cuatro caras diferentes: una celestial, una humana, una visible para la gente de las tumbas y otra visible para aquellos que están en el Mas Allá. Un santo de nombre al—Ghujduwani una vez recibió una orden celestial transmitida por Miguel, de visitar cierta montaña y mirar una roca con el poder divino que Dios le había concedido. Cuando miró la roca, miles de manantiales comenzaron a brotar de ella y formaron una gran catarata. Dios dijo: "De cada gota de esta agua Yo estoy creando un ángel cuya alabanza continuará hasta el Mas Allá. Sus recompensas serán escritas en el libro de los seres humanos. Tu trabajo, Oh Ghujduwani, será el de darle un nombre diferente a cada uno de estos ángeles y ellos estarán bajo las ordenes de Miguel."
Al pedirle a Ghujduwani que le de nombres a millones de ángeles y al permitirle conocerlos por sus características individuales, Dios estaba mostrando que le estaba otorgando un poder de creación angelical y un conocimiento superior al de Sus otros servidores. Tal es el obsequio de Dios a Sus santos — El hace que ellos sean como ángeles y se vanagloria por ellos ante la multitud celestial.
Un Santo y los Angeles del Arbol de las Hojas, de los Sueños y Premoniciones, y del Atardecer y Amanecer
Dios creó a un grupo entre los ángeles diferente al de los ángeles del recuerdo. Ellos están a cargo de cada semilla en la tierra, cada hoja que cae al suelo y de todo en la naturaleza, tanto húmedo como seco, verde y muerto. "Ni una hoja cae sin que El lo sepa, ni una semilla en medio de la oscuridad de la tierra, húmeda o seca, sin que sea anotado en un claro registro" (6:59). Ellos también vigilan los eventos de los humanos y otros seres que entran en el reino de la naturaleza inhabitada. Si un ser humano está en algún lugar sin ayuda, él deberá decir: "¡Oh servidores invisibles de Dios, auxílienme con su ayuda! Y quiera la misericordia de Dios estar con ustedes."
Ahmad ibn Hanbal dijo: "Yo hice la peregrinación cinco veces y en tres de estas cinco veces fui a pie. Una vez me perdí en el desierto, entonces repetía continuamente, ¡Oh servidores de Dios, guíenme al camino correcto!, y encontré mi camino poco después." Si uno pronuncia esta oración sinceramente, los ángeles lo guiaran y lo protegerán de los perjuicios del viaje y de la hostilidad de los espíritus rebeldes.
Los ángeles de la naturaleza están bajo la autoridad del Arcángel Miguel. Ellos tienen a su mando legiones y multitudes angelicales, constantemente pidiendo perdón para los seres humanos. Su intercesión es según el infinito número de especies y géneros en la naturaleza que ellos vigilan. Piden la intercesión del Señor y Creador de todo lo grande y lo pequeño. Hasta las hojas de los árboles son causa del perdón de los seres humanos y el Señor de la creación bendice a los seres humanos por su intermedio.
Un santo famoso se purificó a si mismo a un punto tal, que podía escuchar la intercesión de los ángeles de las hojas de los árboles y de toda la naturaleza. El comenzó a recitar con ellos:
"Alabado sea el Dios de la creación, El Señor de todo, Quien creó antes que el cielo se alzara y la tierra se aplanara, antes que se instalen las montañas y los manantiales se formen para brotar, antes que los océanos fueran contenidos y los ríos amansados, antes que el sol fuera situado encendido, y la luna y las estrellas, Quien escribió en el Libro de Su conocimiento el nombre de cada gota de lluvia, de cada hoja y semilla, Quien es dueño de todo lo que desciende del cielo y asciende de la tierra, y todo lo que crece bajo ella. Y la ha confiado a Sus servidores, los leales, determinados, infatigables ángeles."
El también creó a los ángeles de los sueños y las premoniciones. Una Tradición del Profeta Muhammad dice: "El buen soñar es la cuarentaiseisava parte del mensaje profético." Dios creó ángeles específicos que despliegan visiones y sonidos a la persona dormida. Estas visiones toman una forma física, que puede ser sentida dentro del sueño de los individuos. Cada sueño corresponde al soñador. Esto está probado por el hecho de que la persona que duerme en un lugar donde hay muchas personas despiertas, ve lo que nadie más ve en ese momento. Esto es, porque cada persona tiene su propio ángel individual a cargo de enviar la información contenida en sus sueños.
Por lo tanto los sueños pueden ser reales, confirmando lo que pueda ocurrir en el futuro de ese individuo, pero él lo ve ocurrir de antemano. Por otro lado, el sueño se puede referir a un ítem especifico de conocimiento, fenoménico o espiritual, relacionado con la vida diaria del soñador. En ambos casos, pueden ser buenas nuevas o una advertencia.
Abu Bakr Ibn Furq escribió sobre el tema de los sueños que nos advierten sobre un evento futuro y su relación al reino angélico. Él se durmió la noche de un martes en el año 1165. Vio a un ángel aproximarse, vestido en un hermoso y sutil cuerpo de luz. El ángel le dijo: "Dios nos ha creado a nosotros y Te ha creado a ti. Es Él Quien hace que tu vivas o mueras. Es Él Quien te resucita y te lleva al paraíso, es Él Quien te conecta con tu alma después de la muerte. Todo lo que recibimos en los cielos proviene de Él. Todo lo que tu recibes en la tierra, proviene de Él." El ángel desapareció y Abu Bakr se despertó. El escribió: "Yo supe desde el principio que el ángel me había provisto de todo el conocimiento que yo necesitaba para completar mi trabajo. Cuando terminé de escribir, mi libro sobre ángeles y sueños contaba con seiscientas páginas."
Dios creó un ángel llamado Sharahil, que es el maestro a cargo de la noche. En el lugar de la puesta del sol, él cuelga un diamante negro sobre el horizonte Occidental. En el lugar de la salida del sol, otro ángel llamado Harahil, a quién se le confió el amanecer de la luz del día, sostiene un diamante blanco y lo cuelga sobre el horizonte Oriental. Como los polos de un imán gigante, estos diamantes angélicos actúan para mantener la rotación de la tierra y aseguran la progresión ordenada de la noche y el día: "No debe el sol alcanzar la luna, ni la noche aventajar al día. Cada uno flota en una órbita (de acuerdo a la Ley Divina)" (36:40).
¡Por el sol y su brillo, por la luna cuando lo sigue, por el día cuando lo descubre brillante, por la noche cuando lo oculta, por el cielo y Quien lo construye, por la tierra y Quien la extiende, por el alma y Quien la perfecciona y la inspira con conciencia de lo que está mal y lo que está bien para ella! Verdaderamente tendrá éxito quien la haga crecer, y verdaderamente fracasará quien la corrompa...
(91:1-10)
El sol nunca brilla voluntariamente, sino que es obligado e incitado por setenta mil ángeles a cada momento. Estos ángeles se dirigen al sol con palabras muy duras, diciendo: "¿Brillarás o deberemos golpearte y apedrearte?"
Pero el sol contesta: "¿Cómo puedo brillar cuando sé que yo debería ser alabado en lugar del Creador?"
Los ángeles continúan: ¡El Señor te ordena brillar, por lo tanto brilla!"
Esto ocurre continuamente, ya que el sol siempre está brillando en algún lugar, y a veces los ángeles tienen que hacer realidad sus amenazas. Por eso el sol es "apedreado" con asteroides que caen dentro de él, provocando inmensos incendios y formando cráteres enormes.
Gabriel, el Arcángel Servidor
"Y si os confabuláis contra él (Muhammad), ciertamente, Dios es su Protector y le ayudarán Gabriel, los buenos creyentes y hasta los ángeles" (66 :4).
"Quienquiera sea enemigo de Dios, de Sus ángeles, de Sus enviados, de Gabriel y de Miguel, sepa que Dios es adversario de los incrédulos" (2:98).
Cuando Dios creó al Arcángel Gabriel lo hizo alto y adornado con un vestido celestial blanco, con rojos rubíes y perlas diseminadas. Su tez es blanca como la nieve. Tiene mil seiscientas alas. La distancia entre dos alas es de quinientos años. Tiene un cuello largo, pies de diamantes rojos y verdes y piernas amarillas. Está cubierto con setenta mil plumas de azafrán, desde su cabeza hasta sus pies. En cada pluma, hay una luna y muchas estrellas. Entre sus dos ojos hay un sol. Dios lo creó quinientos años después de crear a Miguel. Todas las noches él se baña en un río del Paraíso. Cuando él emerge del río, se sacude el agua. De setenta mil gotas que vienen de él, Dios crea de cada gota un ángel que circunvala la Casa de Dios en el paraíso hasta el Día del Juicio. Antes del amanecer, Gabriel nuevamente se sumerge en uno de los ríos que fluyen a la derecha del Trono. Entonces es cubierto con luz sobre luz, belleza sobre belleza y majestad sobre majestad. Él emerge y se sacude, y de cada gota que viene de sus plumas, Dios crea setenta mil ángeles que envía a la tierra, que nunca volverán hasta el Día del Juicio. Ellos están para cuidar a la gente, para custodiarlos, para ayudarlos, para entretenerlos y aparecen ante ellos en todo tipo de formas. Luego, Gabriel se para frente a Dios y sus piernas tiemblan sin parar. De cada temblor, Dios crea cien mil ángeles que no hablan excepto con permiso de Dios. Si se les concede el permiso, sus únicas palabras son: "No hay mas dios excepto Dios." Estos ángeles piden perdón por quienquiera que crea, entre los habitantes de la tierra, que no hay más dios excepto Dios.
Dios ha inspirado a Gabriel para pararse en la puerta de la servidumbre, para testificar la dignidad del poderío de Dios, para jugar en el campo del agradecimiento a Dios y para conocer Su poder majestuoso. "Yo te he concedido mucho," le dijo Dios, "por lo tanto, escucha lo que te es revelado. Tú eres Mi mensajero para Mis profetas, y tú eres Mi bandera de la guía."
El nombre de Gabriel en la divina presencia es el Servidor de Dios (Abd Allah). Se lo conoce por ese nombre entre los ángeles. Siempre se lo ve usando un manto verde, que llena todo el espacio entre el cielo y la tierra. Gabriel se le apareció al Profeta Muhammad muchas veces, en la forma de distintos seres humanos. Un día, el Profeta Muhammad pidió ver a Gabriel en su forma original. Gabriel le dijo de encontrarse en determinado lugar a la noche. Cuando el Profeta llegó al lugar designado, él vio a Gabriel parado en el cielo con sus alas extendidas más allá, hasta donde no había mas cielo, ni horizonte a la vista. Hamza, el tío del Profeta Muhammad, también pidió ver a Gabriel en su forma original, y el Profeta Muhammad le dijo: "Tú no puedes." Cuando él insistió, el Profeta Muhammad le dijo que se sentara en un banco cerca de la Kaaba. Luego le dijo que levantara sus ojos y mirara. Cuando él levanto sus ojos un poco, comenzó a ver pies de verdes esmeraldas e instantáneamente se desmayó. Gabriel desapareció.
Gabriel es uno de los principales entre los qué están más cerca de Dios. Cuando Dios menciona a un servidor que está cantando y llamando a su Señor, El le dice a Gabriel: "Alaba a esa persona porque Me está alabando." Entonces, Gabriel hace que todos los habitantes del cielo alaben a esa persona.
Dios le ha dado a Gabriel la responsabilidad de cuidar de las necesidades de Sus servidores en la tierra. Dios le dice: "¡Oh Gabriel! Cuida del corazón de Mi servidor. Remueve del corazón de Mi creyente servidor la dulzura que experimentó en Mi amor. Permite que Yo vea cómo anhelará por Mi y si su amor es verdadero." Luego Él dice: "¡Oh Gabriel! Devuelve al corazón de Mi servidor lo que le has sacado, porque él es confiable. Le otorgaré más."
Un día, Gabriel llegó al Profeta Muhammad llorando. Cuando el profeta Muhammad le preguntó porque estaba llorando, él respondió: "¿Y por qué no llorar? Juro por Dios, que desde que El creó el infierno, nunca paré de llorar por miedo de cometer un error y que Él me ponga allí."
Y él dijo: "Dios le ha dicho a este mundo; ¡Oh mundo! Sé duro y difícil para aquellos que Me aman. Sé una prisión para ellos, para que ellos estén ansiosos de encontrarse conmigo y ansíen el paraíso como una liberación."
Gabriel siempre se acercó a los profetas con cuatro ángeles más. El dijo: "Dios creó un reino en este universo, cuyos habitantes montan los mejores caballos abigarrados. Cada uno de ellos lleva una caja que contiene un tesoro celestial. El período de vida de cada habitante, al igual que el de cada caballo, es de mil años. No pueden ver su principio, ni su fin." A él se le preguntó: "¿Quienes son éstos?" El respondió: "¿No han escuchado el dicho de Dios: ¿Nadie conoce a Sus soldados excepto Él? Yo los vi en mi ascenso y en mi descenso; No sé de donde vienen, o adónde van. Su reino consiste en setenta planetas de oro, setenta planetas de alcanfor y setenta planetas de ámbar. Detrás de estos planetas, hay setenta mil más. En cada planeta, hay un número infinito de ángeles, que no saben nada sobre Adán y sus hijos. Ellos son mantenidos por un servicio divino completamente diferente. Nunca vieron una criatura que haya desobedecido a Dios. Ellos esperan las órdenes de Dios en relación al tesoro que ellos llevan y no lo usan para sí mismos."
Después de que casi todos mueran en este planeta, Dios le pide al ángel de la muerte que tome todas las almas que quedan de cada ser creado, luego le pregunta: "¿Quién queda?"
El ángel de la muerte contesta: "¡Oh Mi exaltado Señor! Sólo estamos Gabriel, Miguel, Israfil y yo."
Dios dice: "Toma el alma de Israfil." Luego Dios pregunta: "¿Quién queda?"
El ángel de la muerte dice: "¡La alabanza Te pertenece! Quedamos sólo Miguel, Gabriel y yo."
Dios dice: "Toma el alma de Miguel." Luego Él pregunta: "¿Quién queda?"
El ángel de la muerte dice: "Oh mi Señor, quedamos sólo Gabriel y yo".
Entonces Dios dice: "Muere, Oh ángel de la muerte." Luego, Dios se dirige a Gabriel y le pregunta; "¿Quién queda, Oh Gabriel?"
Gabriel contesta: "Sólo queda Tu rostro, Oh mi Señor, y Gabriel quien está muerto y extinguido."
Entonces Dios le dice: "Tú tienes que morir." Inmediatamente, Gabriel cae en postración, sacudiendo sus alas y muere.
Luego Dios dice: "Yo he creado a la creación y Yo soy Quien la hará retornar." Gabriel será el segundo ángel que retorne a la vida, después que Israfil toque la Trompeta de la Resurrección. El será responsable de la balanza de las acciones de los seres humanos en el Día del Juicio.
Los Ángeles y la Energía Material
«Si lo que dices es Verdad, ¿por qué no nos traes a los ángeles? Haremos descender a los ángeles de verdad y, entonces, a los no creyentes ya no les será dado esperar» (15:7-8).
«No creeremos en ti, hasta que no hagas caer sobre nosotros parte del cielo, conforme a lo que pretendes, o nos traigas a Dios y a los ángeles como testimonio» (17 : 92).
«Los que no cuentan con encontrarnos (en el Día del Juicio), dicen: ¿Por qué no se nos ha enviado de lo alto ángeles, o por qué no vemos a nuestro Señor? Fueron soberbios en sus adentros y se insolentaron sobremanera. El día que vean a los ángeles, no habrá, ese día, buenas nuevas para los pecadores. Dirán: ¡Barrera infranqueable!» (25 : 21-22).
Los no creyentes se niegan a creer en Dios, en Sus ángeles, y en Sus revelaciones. Ellos sólo creen en cosas materiales. Para ellos, es más práctico creer en lo que uno ve y en lo material. Esa gente con mentalidad práctica y material está ciega a la realidad que Dios otorgó a los ojos de los niños, profetas, santos, y creyentes el poder de ver. A ellos se les dio ese poder para ver y sentir a los seres angélicos que residen entre nosotros y para visualizar estas cosas espirituales. Cuando vemos cosas así con ojos creyentes, nos convertimos en receptores, tomando claramente las imágenes enviadas por los emisarios espirituales. Los visualizamos como figuras reales, no falsas, en nuestras vidas diarias.
La energía es una forma del poder angélico. A los seres humanos se les ha otorgado el permiso para usarlo. A medida que podemos mejorar los instrumentos para usar estas energías con mayor sofisticación, podemos lograr más y más poderes visibles en el mundo material. La energía que es utilizada para encender una lámpara, para transportar sonidos a un parlante, para ver imágenes en un televisor, para manejar un auto, para lanzar un satélite, para calentarnos en invierno y enfriarnos en verano, es toda la misma. Solo varían los instrumentos. De igual forma, la energía angélica varía de una persona a otra. El origen es uno y el mismo. Cuando los seres humanos se elevan a sí mismos a estados de purificación superiores, pueden usar esta energía para ser más poderosos y visibles a otros como servidores de Dios, y ellos mismos se convierten en mensajeros de este poder angélico.
Los ángeles y su poder no son enviados a la tierra para satisfacer el capricho o la curiosidad de los no creyentes. Son enviados para llevar inspiraciones a los servidores de Dios, para ejecutar Sus mandatos, para ayudar a la gente en sus vidas diarias y resolver sus problemas. Ellos crían y protegen a los niños en su infancia para llevar a todos los seres humanos al más alto nivel que pueden alcanzar en la divina presencia. Los ángeles y su poder angélico, no ayudan a los tiranos y opresores para que dominen este mundo. En cambio, ellos buscan gente con corazones blandos para dirigirlos e instruirlos en cómo mantener este mundo en orden y puro de la polución espiritual y material. Ellos desconectan sus energías de cualquiera que trate de dañar a la naturaleza, a los animales, o a seres humanos, o que quiera explotarlos con fines egoístas.
La fuente del poder angélico descansa sobre trescientos sesenta pilares. Cada pilar, puede contener el universo visible completo. La distancia entre un pilar y el siguiente es de quinientos mil años de Dios, y "Un día en la visión de Dios es como mil de sus años" (32 : 5). Dios ha creado para este poder angélico, un millón seiscientos mil cabezas. Cada cabeza tiene un millón seiscientas mil caras. Cada cara es más grande que este universo, por un millón seiscientas mil veces, y cada cara tiene un millón seiscientas mil bocas. Cada boca, contiene un millón seiscientas mil lenguas. Cada lengua, alaba a Dios en un millón seiscientos mil idiomas. Por cada alabanza, Dios crea un millón seiscientos mil ángeles. Todos estos ángeles dirán en el Día del Juicio: "¡Oh Dios! Entrega la recompensa de nuestras alabanzas a Tus creyentes servidores entre los seres humanos."
Conclusión
"Señor de los cielos y la tierra y de lo que entre ellos hay, el Compasivo, a Quien no podrán dirigir la palabra. El día en que el Espíritu y los ángeles estarán de pie, en fila, sin hablar, excepto aquel a quien el Compasivo se lo permita y diga algo oportuno" (78: 37-38)
Dios muestra con estas palabras, que los ángeles están dentro de Sus más grandes creaciones. Ellos están ubicados en segundo lugar después de Él y ellos son Sus mensajeros de la revelación enviada a Sus profetas. Él los ha honrado permitiéndoles revelar el asombroso conocimiento en dos maneras: espiritual y fenomenológicamente. Él lo revela espiritualmente, permitiendo a los profetas traer ese conocimiento en libros sagrados, y de tal modo, guiar a otros hacia la fe y hacia las características más honorables de los servidores de Dios. Él lo revela fenomenológicamente, inspirando los corazones de la humanidad a investigar y descubrir el mundo visible y acumular datos empíricos. En consecuencia, ellos logran la tecnología más sofisticada que les es posible alcanzar en cualquier siglo.
Esto abre otra ventana para la comprensión del rol de los ángeles entre los seres humanos. En realidad, los científicos están usando las energías que irradian los ángeles en esta tierra, para reforzar el conocimiento tecnológico. Con el uso de la energía angélica ellos logran un modo de vida más perfecto: educando, ayudando y curando a los necesitados.
La gente espiritual utiliza el poder angelical como un camino de descubrimiento para diferentes propósitos. Ellos usan este poder sabiendo que es una gracia especial de Dios, Quién les confía una sagrada y noble tarea, la cuál tiene el potencial de gobernar innumerables cuerpos aparte del propio. Esta habilidad es definida como "el poder angelical en ellos". Estas personas espirituales son conocidas en la espiritualidad islámica como abdal : "los transformados." Se pueden mover de un lugar a otro en un instante. Pueden vivir al mismo tiempo en el primer y segundo lugar. Pueden vivir en muchos otros lugares también y aún así, mantener la misma apariencia de su ser original. Esto es llamado ubicuidad. Son famosos "abdales" en la historia Sufí: al-Junayd, Abd al-Qadir Jilani, Jalal al-Din Rumi, Muhyiddin ibn Arabi, Mansur al-Hallaj.
Los santos escolásticos sufíes como éstos, también conocidos como los santos conocedores o gnósticos (arif, pl. Arifun), han confirmado que existe otro mundo entre aquel de los cuerpos humanos en la tierra y el de los ángeles, y han llamado a ese mundo, el mundo imaginario. Este mundo imaginario, es más sutil que el mundo terrestre y más denso que el mundo angélico. Esta característica del mundo imaginario le permite al abdal viajar dentro de esa dimensión en la forma que hemos mencionado.
El método utilizado por esta gente espiritual puede ser descrito como un auto liberarse de las ataduras de la gravedad. Todo anhela su origen y el cuerpo añora la tierra, a la que es atraído por la gravedad. El espíritu, sin embargo, anhela el reino celestial que lo atrae hacia arriba. Estos abdales eran capaces de balancear los elementos opuestos, tierra/cielo, o ascendente/descendente, dentro de ellos mismos de tal manera que el elemento tierra que una vez dominó sobre el otro, ahora está dominado por el elemento cielo y lo sigue.
El intelecto domina la conciencia al grado de que algunos han dicho que la conciencia esta en la prisión de la mente. Si el intelecto es del tipo destructivo, esa persona usará el conocimiento y el propio descubrimiento para lastimar, en vez de para curar. Los rayos láser pueden se usados para la destrucción como para la curación, siendo ellos los mismos rayos en cualquiera de los dos casos. Si ese intelecto no se balancea apropiadamente entre lo correcto y lo incorrecto, entonces estará usando el conocimiento adquirido en una forma inapropiada. Sin embargo, si la conciencia domina y juega un rol mayor, dominará sobre la mente y garantizará que ésta sea controlada por el anhelo de hacer el bien. Esto es mejor para la persona y para la humanidad en general, ya que esa persona estará constantemente motivada a utilizar su conocimiento para ayudar y servir a otros.
Este es el caso del cuerpo que aprisiona al espíritu: la persona que pueda balancear los dos polos será calificada como sabia. Aún más, si esa persona puede progresar más en la dirección espiritual, podrá usar su espíritu para dominar el cuerpo y adquirir esos poderes que cortan totalmente las cadenas de la gravedad. Esto le permite usar el espíritu para mover la masa del cuerpo, no sólo la propia, sino también la de otros. Ese espíritu, cuando se conecta con su poder angelical, se convertirá en una forma de energía y luz. Estos seres pueden mover la masa a velocidades mayores que lo que la mente puede concebir.
Así es como esta gente piadosa, conocida como santos o abdales, aparecen en cualquier momento y en cualquier lugar que ellos quieran. Así, ellos ayudan a la gente y le enseñan. La apariencia omnipresente de una persona en muchos lugares, es como el reflejo de imágenes del mismo cuerpo, a través del espejo de un poder angelical. Este espejo produce miles de miles de imágenes al mismo tiempo, pero esas imágenes son tan reales en cada fragmento como la original que está siendo reflejada.
Dios creará un ángel llamado el Angel Informante (al—natiq), de Su propio recuerdo (dhikr) de Sí Mismo, para todos estos tipos de personas realizadas. Al ángel se lo instruye para que habite el corazón del piadoso servidor de Dios. Su trabajo es el de continuamente informar a ese servidor de sus tareas y obligaciones en cada ciclo de veinticuatro horas, además de las conocidas tareas de devoción. Este vinculo de información establece una posibilidad más para el santo de llegar a otros seres humanos a través del poder de su corazón.
Además, Dios lo capacitará para escuchar a la célula más pequeña en su cuerpo. El ángel le habla y le explica por qué Dios creó esa célula, para qué propósito físico sirve en el cuerpo, qué puede envenenarla y qué puede curarla. Por otra parte, le informará cómo curarse a si mismo de cualquier enfermedad de su cuerpo y le permitirá curar a otros a través de su adquirida energía angelical.
De este modo, la energía angelical del santo le permite conversar libremente con cualquier célula en su cuerpo, como si él estuviera hablando con otra persona sentada en la misma habitación. Esta habilidad lo abrirá a la comprensión de que el cuerpo humano, al cuál se une un poder angelical, es mayor e incluso menos penetrable que este universo entero. Realmente, cada célula es un mundo en sí misma. Está habitada por todo tipo de trabajadores espirituales infinitamente pequeños. Su función es dirigir el sistema de sostén vital de esa célula. Una fábrica necesita todo tipo de instrumentos y máquinas, trabajadores y directores, para mantenerla viva y protegerla de cualquier tipo de error y destrucción. De igual forma, científicamente hablando, la célula tiene su propio sistema de defensa contra cualquier invasor externo: esa protección es producida por el diminuto personal angélico a quien Dios creó para ese fin.
A medida que el santo se vuelve más y más perceptivo en su oído y su comunicación interior, él concentrará todo su poder. Entonces lo colocará en su corazón, excluyendo cualquier otro foco. Este proceso puede ser comparado con el de la concentración de la luz, que no quema si se dispersa sobre el papel, pero sí lo hace si se vuelve a concentrar en un rayo bajo un lente de aumento. En ese momento, el santo será capaz de enviar esa luz angelical acumulada desde su corazón hacia a cualquier ser humano en esta tierra y a cualquier ser celestial.
La continua reconstitución de este poder angélico en el corazón del santo le permite ser testigo de visiones espirituales y adquirir conocimiento celestial. Esto continúa hasta que llega el día en que una luz indescriptible aparece en el horizonte de su corazón. Esta luz expande su corazón a un grado infinito y remueve de él todos los velos que hasta ese momento le impiden alcanzar las realidades del mundo espiritual. Mientras tanto, Dios ordena a los ángeles, cada uno en su estado, tarea, y posición, que le informen a ésa persona piadosa sobre tres cosas: la razón de su creación, su posición en el plan divino, y su trabajo en la creación. Luego, cada uno de estos ángeles adornará a esta persona piadosa. Ellos lo dotarán con un tipo de regalo. En un momento determinado él se convertirá en "difuso" que, en el lenguaje de los místicos, significa que él será vestido con un sutil cuerpo de luz, la misma luz que caracteriza a los seres angélicos. Ese cuerpo no es visiblemente manifiesto a otros seres humanos. Sin embargo ellos pueden sentir la luz que emana del cuerpo del santo y ser atraídos hacia él como un imán atrae el hierro.
Cuando la gente es atraída hacia este santo conocedor, él no debe mostrar que es diferente de los demás ni presumir ser más elevado que ellos. El debe ser un instrumento de este poder angélico. El estar orgulloso lo pondría en la misma categoría que Satán. Aunque Satán poseía un poder angélico, él cayó del paraíso a causa del orgullo y ése poder le fue quitado. El santo sólo debe usar el poder angélico en una forma constructiva, para la felicidad y beneficio de los seres humanos. Debe hacerlo sin pedir nada a cambio de aquellos a quien ayuda. Los ángeles nunca piden nada para sí mismos, en cambio, ellos siempre piden por los seres humanos.
Los niños no han estado involucrados en los bajos deseos que despojan al corazón de su poder angélico. De hecho, ellos están al nivel de los santos, aunque ellos mismos no son conscientes de esto, mucho menos sus padres y parientes. El niño que dice que ha tenido visiones está diciendo la verdad; mientras que el padre que escucha el relato del niño, lo tamiza a través de la red de la mente y no lo considera factible. — "Yo escuché una música," "un ángel vino a mi," "gente vino y desapareció," "ellos me trajeron regalos," son declaraciones frecuentes de niños que cuentan estos relatos tal cuál ocurren. El niño no se puede controlar a sí mismo. El santo, sin embargo, mantiene todos estos eventos escondidos.
Existe un estado intermedio de conocimiento entre el de los niños y los santos conocedores, que puede ser llamado "santidad prematura". En ese estado, mucha gente experimenta visitas, visiones y sonidos que pueden ser pocos y lejanos entre sí o frecuentes. Estos sucesos parecen discontinuos, y hasta incoherentes, como alguien a quien se le habla en un lenguaje extranjero y difícil de entender. La razón radica, en que aquellos que la experimentan no han alcanzado el estado de purificación que les permite conversar fluidamente con su poder angélico. Como los niños, ellos no pueden evitar revelar estas experiencias en cuanto ocurren, o poco después, de una manera que puede tener sentido o no, para ellos o para otros.
La felicidad que sienten estos relatores de visitas angelicales al contar a otros su experiencia es como la felicidad de un niño al que se le ofrece un caramelo o un diamante. El niño se pondrá feliz con el caramelo y se olvidará del diamante. No obstante nuestro objetivo debe seguir siendo el diamante. Es importante que las personas siempre se vuelvan a dirigir hacia ese objetivo: la continua conexión de su corazón con el poder angélico, en cada momento de sus vidas.
Cada espíritu humano evoluciona desde el momento cuando estaba presente y testificó ante Dios en el Día de las Promesas, hacia la realidad de la vida terrena, luego hacia la vida en la tumba, luego hacia la vida eterna. Esta evolución consiste en cambios de una imagen a otra. La vestimenta que el espíritu toma en el cuarto mes de su vida en el útero se mantiene hasta la muerte. Otra vestimenta es colocada en la tumba, la cuál también se deteriora. Finalmente, el espíritu se pone el cuerpo del mas allá. Este cuerpo cambia a un cuerpo angélico en el momento que entra en contacto con los ángeles, como ya hemos mencionado en relación al verso coránico: "Entren ustedes Mis servidores" (89 :29).
Ese cuerpo angélico continuará cambiando, continuamente y para siempre, desde una vestimenta excelente hacia una aún más excelente, de acuerdo a la infinita creación de Dios de los niveles de paraíso. Cada vestido del paraíso, cuando se usa, abre un nuevo nivel. Cuando uno ve este nuevo nivel, desea alcanzarlo. Se pone esta nueva vestimenta por permiso divino. Y una resurrección desde un nivel del paraíso al siguiente, continua ad infinitum. Este asombroso fenómeno muestra la enorme extensión del poder de creación de Dios.
Antes del paraíso, en cada período de evolución de una vestimenta a otra, la persona puede entender su entorno y el estado en el que está. Estará viviendo y experimentando ese estado, pero no podrá entender los otros estados. La persona está virtualmente aprisionada en el nivel en el que está y no puede ver ningún otro nivel. Por otro lado, la persona que logra el estado total de santidad, puede entender todo desde el principio al fin. Esto es lo que diferencia a la persona común de un santo. Un santo ya ha adquirido el sutil cuerpo de luz, que le permite ver el pasado, el presente y el futuro en un solo momento. Verdaderamente, él puede lograr el conocimiento de las almas desde el momento en que se pararon ante la divina presencia, al día que vinieron a este mundo, entraron en la tumba, fueron resucitadas, se pararon ante Dios nuevamente y entraron en el Paraíso. Esta realidad está relatada en la siguiente tradición profética, en la que a uno de los Compañeros del Profeta, el mismo Profeta le pidió que diera a la gente presente una vislumbre de su visión angélica.
Harith ibn Laman dijo: "Una vez fui al Profeta y él me preguntó en qué estado yo había pasado el día. Yo respondí: Como un verdadero creyente. Luego el Profeta me preguntó por el nivel de mi fe. Yo respondí: Yo veo el trono de Dios y a la gente del paraíso ayudándose mutuamente, y a la gente del infierno lamentándose allí. Yo veo frente a mi ocho cielos y siete infiernos, tan claro como los adoradores de ídolos ven a sus ídolos. Puedo reconocer a cada persona, al igual que un molinero puede diferenciar el trigo de la cebada. Esto es, quien irá al paraíso y a quién se lo encontrará en el infierno. Frente a mí, las personas son como peces y hormigas. ¿Me quedo en silencio o continuo? El Profeta me dijo que parara y no dijera más." Ver Abu Hanifa, al-Fiqh al-Akbar.
Uno de estos verdaderos santos de tiempos más recientes dijo: "Me encontré con un ángel parado en la orilla de un vasto océano. Lo saludé y el ángel respondió: Y la paz y la misericordia de Dios estén contigo. Luego el ángel me preguntó llamándome por mi nombre: Oh tal y tal, ¿cómo está tu Sheikh, el maestro de abdal? y lo nombró. Le respondí dándole buenas nuevas sobre mi Sheikh, entonces le pregunté cómo lo conocía. Él se sorprendió y contestó: ¿Tú piensas que no lo conocemos? Todos en nuestro reino lo conocen y lo respetan. Cuando Dios lo elevó a su nivel, Él les informo a todos en Su creación, a todos los ángeles y a cada creación en la tierra, que esa persona había alcanzado la estación de "Lo amo," y quiero que todos lo amen también. Por lo tanto, cada piedra, árbol, animal, ángel y genio lo ama. Yo dije: Hay algunas personas en la tierra que quieren matarlo porque están celosos de su conocimiento y su poder angélico. El ángel dijo: Es imposible que alguien pueda matar a aquel a quién Dios ama y ha elevado a un poder angelical.
"El ángel continuó: Tu maestro puede escuchar y ver la imagen de todo objeto creado en este universo. En este universo, no hay nada salvo estos reflejos creados. Ellos representan ángeles, seres humanos, y cada elemento, viviente o no viviente; y todos ellos están alabando a su Señor. A toda la creación, salvo los seres humanos que no han alcanzado el estado de la visión angélica, se le da un conocimiento que les permite escuchar las alabanzas y los himnos de los otros, en cualquier órbita del espacio o de la existencia en que ellos se muevan. Todos alaban a su Señor con sus propios atributos y en las palabras de su propio lenguaje. Dios les da a todos la comprensión del lenguaje de los demás pero no el permiso para usarlo. Cada uno tiene que usar su propio lenguaje.
"Yo interrumpí al ángel: ¿Incluso los objetos inanimados pueden entender la alabanza de los demás? Si, incluso ellos pueden entender. Una piedra es inanimada para los ojos humanos, pero es una creación viviente que alaba a Dios. ¿No has oído de aquellos que escucharon a las piedras alabando a Dios, en la presencia del Profeta y sus Compañeros santos?
"El continuó: ¡Nosotros, los ángeles, hemos sido creados por la luz divina, y hemos sido enormemente honrados! No obstante, nosotros los admiramos y nos compadecemos de ustedes, seres humanos, porque ustedes han sido creados a imagen de Dios. ¿No has oído el dicho del Profeta: "Dios creo a Adán a Su semejanza?" Entendemos que esto significa que los seres humanos han sido elevados a un nivel donde Él los honró al permitirles que reflejen Su imagen. Este honor ha elevado a los seres humanos a un nivel muy alto. Es por esto que Dios dijo en el Santo Corán : "Verdaderamente hemos honrado a los seres humanos y los hemos transportado por sobre la tierra y sobre el mar" (17:70). Estos dos cuerpos, tierra y océano, aquí representan el conocimiento interno y externo.
El ángel continuó: Ese honor de los seres humanos está principalmente representado por su rostro, y la cabeza es el verdadero centro de los hombres. Ya que ustedes no pueden decir que la semejanza a Dios existe en este o aquel miembro del cuerpo, por que son todos iguales de una persona a otra. Pero cada persona tiene un rostro único y allí radica la semejanza a Dios. Por ello, el Profeta reprendía al hombre que le pegaba a otro en la cara y prohibió golpear en la cara a los seres humanos, incluso en batalla.
"Cuando Dios quiere manifestarse a Sí Mismo, Él mira a Su creación. Su primer atención va a los seres humanos, porque ellos se asemejan a Él. La mayoría de los que se asemejan a Él son santos; de aquí, que el Profeta dijo sobre ellos: "Ellos les hacen recordar a Dios." Nosotros, ángeles, sólo podemos hablar a profetas y santos.
"Nosotros también los compadecemos, porque los seres humanos no quieren abrirse a sí mismos para atraer el poder angelical, por el cuál ellos logran el estado de conocimiento celestial, que es su herencia. Eso nos hace aparecer con aspecto humano en formas y niveles de luz variables, en diferentes lugares y a diferentes edades de la vida humana, para recordarles que ustedes han sido honrados con un poder angélico y una semejanza divina. ¡Mantengan la semejanza! ¡Usen el poder angélico! Él los elevará a esa estación luminosa, sin la cuál Dios dice: "¡Verdaderamente, aquellos a quienes Dios no les destinó luz, nunca heredarán luz!" (24:40) y Él dijo: "¡Luz sobre luz!" (24:35) declarando que la luz de la visión del corazón debe estar conectada con la luz del poder angélico, asegurando éxito y guía a todos los seres humanos. Luego, esa luz aparecerá sobre todo el dominio humano, como una salida de sol y una salida de la luna sobre toda la creación, sin nunca ponerse. La luz de este poder, en ese momento, hará a todas las personas como una luna, eso es, un cuerpo celestial que reflejará la luz original para el resto de la creación. Por esta luz, el mundo será preservado, el amor a la naturaleza gobernará la tierra, y todos vivirán en paz y amor, nadando en un océano de belleza angélica y armonía."
Luego, el santo terminó diciendo: "Así habló el ángel. Luego él dio el saludo angélico de paz y se fue."
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