miércoles, 26 de septiembre de 2012
El debate público sobre Irán siembra el pánico
El debate público sobre Irán siembra el pánico
Fecha: 20/08/12
Roxana Levinson
Periodista, comunicadora, conferenciante y editora
Más allá de la cuestión de fondo acerca de la viabilidad, efectividad y proximidad de un ataque israelí contra Irán, el debate público al que se han dedicado los políticos israelíes en las últimas semanas comienza a tener consecuencias negativas. Uno de los aspectos que ha resultado afectado es la aliá, incluso por parte de quienes ya tenían la decisión tomada.
"Israel atacará a Irán con o sin el respaldo de EEUU"… "No, no, únicamente si Arabia Saudita se compromete a permitirle utilizar su espacio aéreo". "Antes de las próximas elecciones norteamericanas"… "No, no, en el otoño"… "En doce semanas". "Netanyahu ya tomó la decisión de atacar"… "No, no, decidirá en el momento oportuno".
En los últimos meses los ciudadanos israelíes somos testigos de un debate público sin precedentes acerca de un posible ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel contra las instalaciones nucleares de Irán. A través de los medios de comunicación, nuestros políticos discuten la fecha y hora del eventual ataque, sus características, cuántos muertos estiman que habrá en Israel y si dicho ataque alcanzará para terminar con las aspiraciones nucleares iraníes o sólo las suspenderá por un rato.
Hasta el mismísimo secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah se ha invitado a sí mismo a participar en este debate abierto, burlándose de las discusiones entre políticos y militares israelíes. Nasrallah aseguró que "estas discusiones y desacuerdos provienen de la fortaleza, la superioridad de Irán y su valentía", y se preguntó "¿Será que Israel le dará a Irán la excusa que está esperando desde hace 32 años?"
Pero el jeque chiita no es el único que ha notado los desacuerdos entre políticos y militares, presidentes y ex funcionarios del servicio secreto, ministros y diputados.
Todos ellos dirimen sus diferencias a voz en cuello, en programas de televisión y noticieros, y en "prime time".
Un editorial del periódico The New York Times advierte: "Los líderes israelíes vuelven a hablar de una posible acción militar contra Irán. Esto es, en el mejor de los casos, malicioso, y en el peor, irresponsable".
Israel es un país que ha llevado a cabo operativos secretos para traer a decenas de miles de inmigrantes desde Adén o los campos de refugiados en Sudán, para rescatar rehenes secuestrados en Entebbe, destruir un reactor nuclear en pleno Iraq y quizás también – de acuerdo con la prensa extranjera – otro reactor en Siria.
Y la lista es mucho más larga, por supuesto.
¿Cómo se explica, entonces, que los políticos no puedan llamarse a silencio, un prudente y responsable silencio, ante un asunto de semejante gravedad? ¿Acaso no es este vecindario en el que vivimos suficientemente incierto e inflamable?
La verborragia afecta incluso a la aliá
Cuando alguien utiliza una retórica amenazante, no sabe de antemano cómo serán interpretadas sus palabras por la otra parte y el resultado se vuelve impredecible. Pero, más allá de la cuestión de fondo sobre una probable guerra con Irán y el costo que ésta tendría, sembrar el pánico tiene su precio, y el debate público ya tiene consecuencias concretas y palpables.
En este sentido, el presidente de la Agencia Judía Mundial, Natan Sharansky, dijo que "las declaraciones acerca de un posible ataque contra Irán están sembrando la alarma entre los judíos de todo el mundo y han provocado que decenas de posibles inmigrantes suspendieran o cancelaran su aliá (inmigración) a Israel".
Quién sabe cuánto tiempo habrá de pasar hasta que comiencen a sentirse los efectos en áreas tales como turismo e inversiones extranjeras.
En cuanto a la aliá, Sharansky especificó que "decenas de personas que ya habían definido todos los detalles de su llegada al país e incluso dónde vivirían, han suspendido los trámites hasta que retorne la calma". "La verborragia acerca de Irán cruzó todas las líneas rojas y perjudica la capacidad de disuasión de Israel", dijo el funcionario. Por otra parte, Sharansky destacó que "el mundo entero reprueba hoy en día la posibilidad de que Irán tenga armamento nuclear", un logro que – como muchos – el funcionario le adjudica a Binyamin Netanyahu.
No son pocos los que coinciden en que Netanyahu y los funcionarios de su gobierno le abrieron los ojos al mundo sobre el peligro que representa Irán y sobre el hecho de que está lejos de ser un problema exclusivo de Israel. En este aspecto la capacidad de expresión de Binyamin Netanyahu , ha sido de gran utilidad. Sin embargo, visto lo visto, queda claro que los mismos que pueden adjudicarse ese logro son quienes no han sabido frenar a tiempo y han convertido un discurso sensato en verborragia perjudicial, irresponsable e innecesaria.
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