miércoles, 3 de octubre de 2012
República Popular China no es más el gigante dormido de Asia
República Popular China no es más el gigante dormido de Asia
República Popular China no es más el gigante dormido de Asia
Este 1º de octubre se cumplieron 63 años desde que el Ejército Popular
de Liberación tomó el poder en China. El "Gigante dormido de Asia" se
despertó. Soluciones y problemas del socialismo chino.
EMILIO MARIN
La leyenda cuenta que Napoleón señaló a China en el mapa y expresó:
"Ahí yace un gigante dormido. Déjenlo dormir. Para cuando despierte,
él moverá el mundo". El vaticinio está en vías de cumplimiento, pero
no por el acierto del francés sino por el duro trabajo económico de
millones de chinos, dirigidos por una organización política, y
garantizados por ese nuevo tipo de ejército.
En aquellos años heroicos, de la Larga Marcha y guerras contra los
ocupantes japoneses y el Kuomintang de Chiang Kai Shek, así como en
los primeros años de la construcción del socialismo, el liderazgo
indiscutible lo ejerció Mao Tsé Tung. Su retrato sigue presidiendo
-desde la tribuna de Tiananmen- los actos y festejos de su gente.
Desde 1978 en adelante, con la reforma y apertura de la economía, que
más que cuatriplicó el producto bruto y los ingresos de los ahora
1.360 millones de chinos, la batuta de gran dirigente pasó a un
socio-adversario de Mao en los ´60 y ´70, Den Xiaoping, ya fallecido.
Expulsión.
En los últimos diez años el secretario general del poderoso Partido
Comunista y presidente del país ha sido Hu Jintao. El próximo 8 de
noviembre, cuando delibere el XVIII Congreso Nacional partidario, Hu
dejará su puesto a Xi Jinping. El relevo es reputado como un cuadro
que continuará las líneas directrices de la actual conducción, de la
que forma parte. Si la convención partidaria confirma esta tendencia,
habrá sonado el réquiem para otros dirigentes, como Bo Xilai, separado
en marzo del Buró Político del PCCh y hace poco expulsado de la
organización bajo acusaciones de corrupción. En medios occidentales se
presentaba a Bo como parte de la línea dura "maoísta" que se oponía a
la excesiva liberalización económica y un "conservador" capaz de
provocar una "revolución cultural" como la de 1966-1976.
Un despacho de la agencia oficial Xinhua, del 28 de septiembre daba
cuenta de esa expulsión en términos bien políticos: "Bo aprovechó su
cargo para lograr beneficios para otros a cambio de una gran cantidad
de sobornos, que percibieron él o sus parientes. Su posición en el
gobierno también fue empleada por su esposa para beneficiar a otros y
a su familia ya que aceptó una gran suma de dinero y propiedades de
otros". Sin embargo, junto con esa crítica, el cable agregaba
acusaciones difíciles de entender en otros países: "Además, Bo mantuvo
relaciones sexuales impropias con muchas mujeres".
El 1º de noviembre próximo se reunirá el Comité Central comunista y
hará toques finales a los documentos y propuestas dirigenciales para
el XVIII Congreso, que tendrá lugar en Beijing una semana después.
Aunque la expulsión de Bo Xilai será la comidilla de muchas agencias
noticiosas, sin negar la importancia de esa lucha interna, lo que
importa centralmente para Asia y el mundo es que la China actual no es
más el "Gigante Dormido del Asia" aludido por el emperador francés. En
los últimos diez años ha sacado de la pobreza a 150 millones de sus
ciudadanos, cumpliendo uno de los Objetivos del Milenio de la ONU. En
2015, cuando se rinda examen, muchos otros países deberán hacer una
autocrítica.
Los logros económicos.
El punto fuerte de estos 63 años, especialmente desde los ´80 en
adelante, es el avance económico. Al principio basada en la atracción
de inversiones extranjeras y la exportación industrial aprovechando el
tipo de cambio y los salarios menores a los de los grandes países, y
desde 2009 promoviendo más su mercado interno e buscando integrar al
interior profundo, el Gigante ha mostrado buenos músculos.
Su economía creció al 10 por ciento anual y aunque este año bajará al
7 por ciento, han pegado un salto impresionante; mucho más en
comparación con la crisis intermitente que hace crujir las economías
estadounidense, europea y japonesa desde 2007-2008.
Ya en 2011 la economía china superó a Japón como número 2 del mundo y
abrió interrogantes sobre cuándo pasaría la línea de la número 1, de
EEUU. Unos economistas vaticinaron que ese fenómeno será en 2015,
otros en 2020 y los más escépticos arriesgaron 2030.
Milagros.
¿Cuánto de este avance va a favorecer directamente a la población
china? La pregunta es pertinente porque muchos "milagros" como los de
Japón y Alemania, no favorecieron precisamente a sus trabajadores.
Para los chinos sí hubo mejoras sustanciales del ingreso y las
condiciones de vida. El objetivo es lograr "un nivel de vida
moderadamente acomodada", lo que trasunta los avances pero que no han
puesto la vara a altura extraordinaria. Los progresos están
certificados en el apoyo social que gozan el PCCh y el gobierno. Hu
Jin tao, como antes Jiang Zemin y en el futuro quinquenio Xi Jinping,
ha contado con el aval de muchos millones de chinos que viven mejor
que antes.
Esas mejoras tienen entre otros índices uno que los argentinos
envidiarán: la inflación del año en curso hasta septiembre fue
inferior al 2 por ciento (1,9 por ciento para ser exactos). El
gobierno la había calculado para todo el año en 4 por ciento, pero
será inferior.
El gobierno admite problemas pendientes, que son varios y graves. Uno
es la polarización entre chinos que tienen un buen ingreso y viven en
las ciudades, y otros que aún penan y viven en zonas rurales.
El 10 de septiembre pasado el presidente Hu hizo un discurso ante el
Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) reconociendo que
China debe armonizar esos diferentes niveles de vida. Xinhua dio un
ejemplo. En la provincia de Hunan, los niños tenían que llevar sus
propios pupitres a la escuela debido a las deficiencias
presupuestarias. Mientras tanto, los estudiantes de las grandes
ciudades se sientan en clases con aire acondicionado, aprendiendo
inglés con ayuda de "PowerPoint" y ordenadores portátiles. "Desde el
principio, los dos grupos de niños disfrutan de diferentes recursos,
lo que les dará acceso a diferentes oportunidades en el futuro",
concluyó la agencia.
En el Cielo como en la Tierra.
Los progresos chinos han dado lugar a grandes festejos en su día
nacional del 1º de octubre. Una nación de cultura varias veces
milenaria pero con altísimos índices de analfabetismo y atraso al
momento de la revolución, ha mudado en otra que el año pasado graduó
22 millones de profesionales universitarios.
A su vez, dialécticamente, esa nueva China tiene que resolver
inconvenientes derivados de tanta graduación, porque la mayoría de los
profesionales no se orienta hacia las carreras técnicas más ligadas a
la producción. Y este es un desafío planteado por las autoridades
chinas, que desde antaño supieron -por Mao- que la teoría debe ir de
la mano y al servicio de la práctica. Aún hay muchas contradicciones
en ese campo educacional.
Los trabajadores gozan hoy de mejores condiciones que en el pasado,
pero en muchos casos no son nada idílicas. En septiembre pasado 2.000
empleados de la taiwanesa Foxconn, de la ciudad de Taiyuan, Shanxi, se
levantaron contra las condiciones de explotación de esta
multinacional. En la revuelta hubo 40 heridos; en las plantas de
Foxconn desde 2010 el sistema de explotación es brutal y hubo varios
casos de suicidios entre los operarios.
En estos meses de crisis mundial, que tendrán su negativa repercusión
aún en tierra socialista, los procedimientos de compañías como esa de
Taiwán pueden ser más antiobreros. El gobierno socialista deberá tomar
más intervención en este drama laboral.
Armados.
Aún con esos límites, lo avanzado desde 1949 es muchísimo. Y eso
preocupa al imperio estadounidense, que el 5 de enero del corriente
año aprobó un documento de estrategia titulado "Mantenimiento del
Liderazgo Global de EEUU: Prioridades para la Defensa del Siglo XXI".
Según sus lineamientos, "las fuerzas armadas estadounidenses
protagonizarán un gradual desplazamiento hacia la región de Asia y el
Pacífico". No hace falta tener el linaje de Sun Tzu para darse cuenta
que la superpotencia en decadencia busca contener, cercar y
eventualmente agredir a China.
En esa maniobra busca aprovechar su superioridad militar, plasmada
entre otros rubros en que cuenta con once portaaviones, frente al
único de China, puesto en marcha hace poco. El EPL viene modernizando
su armamento, como el principal tanque de batalla tipo 99, los misiles
crucero desplegados en tierra, los nuevos tipos de misiles nucleares
estratégicos, las aeronaves de alerta oportuna y los nuevos tipos de
buques de superficie. Los chinos tienen una canción que dice: "Cuando
un amigo viene, hay vino. Pero si viene un lobo, hay una escopeta para
recibirlo".
Cuando finalizaba diciembre de 2011, la agencia espacial china informó
que antes de 2015 enviará una misión tripulada a la Luna. Hay que
creerle porque en 2003 puso su primer astronauta en órbita y cinco
años después otro "taikonauta" hizo una caminata espacial. Esos logros
y la victoria en los Juegos Olímpicos de 2008 hacen también al balance
de la revolución, porque no sólo de pan vive el hombre.
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