sábado, 24 de noviembre de 2012

REESTRENAN SALA TOLTECA DEL MUSEO DE ANTROPOLOGÍA


REESTRENAN SALA TOLTECA DEL MUSEO DE ANTROPOLOGÍA

*** Con nueva museografía y 270 piezas prehispánicas, la sala dedicada a dicha civilización será reabierta al público este viernes 23 de noviembre, tras permanecer cerrada durante cinco meses

*** La renovación del espacio representó una inversión de tres millones de pesos; el nuevo guión museográfico incorpora temas pendientes, como el militarismo y la cosmogonía toltecas

Con nueva museografía, la sala dedicada a la cultura tolteca del Museo Nacional de Antropología será reabierta este viernes 23 de noviembre, luego de permanecer cerrada durante cinco meses en los que fue sometida a un proceso de actualización de su guión y la incorporación de piezas prehispánicas inéditas, algunas de hasta 1,000 años de antigüedad.

            La renovación de este espacio, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) representó una inversión de tres millones de pesos. La nueva puesta museográfica presenta 270 piezas arqueológicas e incorpora datos derivados de las más recientes investigaciones, como el militarismo y la cosmogonía toltecas, así como la inclusión de la antigua ciudad de Cantona (Puebla), como una de las urbes antecesoras de esta civilización.

“En este nuevo guión, el recorrido comienza con la caída de Teotihuacan (650 d.C.) y su impacto en los diversos grupos étnicos del centro del país, que provocó reordenamientos poblacionales y disputas por el poder político de la región del Altiplano Central”, informó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal, curador de la Sala Los Toltecas y el Epiclásico.

            El espacio hace un recuento del origen de los toltecas durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.) con la creación de Tula Chico, hasta su esplendor con su gran capital Tula (Hidalgo), y decadencia en el Posclásico Temprano (900-1250 d.C.).

            De acuerdo con el especialista del INAH, los conflictos bélicos que tuvieron lugar después del declive de Teotihuacan, “fueron el surgimiento del militarismo durante el periodo Epiclásico, que más tarde se consolidó con los toltecas durante su esplendor (900-1250 d.C.), quienes hicieron de esta actividad un ejercicio del Estado, lo que les permitió convertirse en el grupo cultural más fuerte y poderoso de la época”.

Castillo Bernal señaló que la nueva museografía también expone objetos que hacen referencia a Xochicalco, Cacaxtla-Xochitécatl y Cantona (esta última de reciente inclusión en el guión), como ciudades antecesoras al esplendor tolteca, que se desenvolvieron entre los años 600 y 950 d.C.
Asimismo, ahora “se aborda la cosmogonía tolteca, la cual dotaba de significado a elementos de la naturaleza, como las fieras a las que representaban con características humanas, en tanto el hombre “adquiría” propiedades de los felinos, como la ferocidad, la valentía, el coraje y la eficacia para matar, elementos necesarios para esta cultura, pues su poderío se basó en las prácticas militares”, explicó el curador.

Stephen Castillo adelantó que una escultura de cerámica elaborada hace un milenio, conocida como El Creador (de 1.5 metros de alto), relacionada con el origen de las dinastías gobernantes de Xochicalco, será una de las piezas inéditas que dará la bienvenida a los visitantes en la nueva Sala Los Toltecas y el Epiclásico, junto con las reproducciones de los murales de Cacaxtla-Xochitécatl, en los cuales hace 1300 años se plasmaron representaciones bélicas y sacerdotes ataviados.

“Dicha figura de cerámica con recubrimiento de estuco muestra al personaje arrodillado, barbado y con cabellera larga que le llega a nivel de la cintura; tiene además un tocado triangular, orejeras y brazaletes en ambos brazos; dos largos falos lo circundan, en tanto dos colmillos salen por su boca semiabierta”, describió el arqueólogo.

            Asimismo, abundó, se incluyen piezas inéditas de la Zona Arqueológica de Cantona, entre ellas un caracol de mar que se usó como trompeta entre 600 y 950 d.C., además de objetos de obsidiana —desde lascas hasta artefactos terminados, como puntas de proyectil— que explican la producción lítica desarrollada tanto en dicho sitio (el principal productor de objetos de este material tras la caída de Teotihuacan) como en Tula.

            Otras piezas son un recipiente con forma de murciélago, característica del esplendor tolteca; y dos vasijas trípodes correspondientes a la cultura de los Volcanes (conformada por los sitios de Tenenepango y Ananahuac, en el hoy Estado de México) y a Teotenango (en esa misma entidad), civilizaciones que junto con Cholula (Puebla) fueron contemporáneas de Tula.

            Un imponente atlante de casi cinco metros de altura, 1.2 de ancho y 1 de espesor, demuestra al público el esplendor de la cultura tolteca. “Esta escultura —que llegó al MNA en los años sesenta—, fue una de las columnas que sostenían el techo de la Pirámide B de Tula, conocida como de Los Atlantes”, destacó el arqueólogo Castillo Bernal.

            “El personaje, que es la representación de los guerreros toltecas, posee un tocado cilíndrico con plumas de quetzal, un pectoral rectangular de concha, un taparrabo, sandalias, orejeras y un brazalete en la mano derecha con la que además sostiene un lanza dardos, mientras con la izquierda porta un arma curva. Sobre su espalda lleva un disco solar que en el centro tiene una figura humana”, describió.

La sala incluye la reproducción de la fachada del Palacio Quemado de Tula, del que se observan tres columnas, cinco lápidas de guerreros en la parte superior con representaciones de discos solares y personajes recostados, y parte de la banqueta de esa casa con figuras de gobernantes en procesión.

La temática de la cosmogonía tolteca se representa con piezas como la Cabeza-coyote, localizada en Tula a mediados de los años cincuenta. La pieza de cerámica plumbate y cubierta con teselas de concha nácar, representa la cara de un personaje barbado que se asoma entre las fauces de un coyote, cuyos dientes están hechos con hueso.

            Además, se muestran piezas inéditas de alrededor de hace mil años, entre ellas un pectoral de concha roja y caracol, así como tres fragmentos de concha quemada con las figuras de Mictlantecuhtli, dios de la muerte, un puma y un personaje que quizá se trate del dios Quetzalcóatl.

“La sala concluye con piezas de la Zona Arqueológica de Tenayuca, sitio prehispánico que floreció a la caída de Tula, entre 1200 y 1300 d.C., así como objetos mexicas que por primera vez el público podrá observar, los cuales fueron recuperados en la antigua ciudad tolteca y que sugieren la ocupación de la Cuenca de México por parte de los tenochcas”, indicó Stephen Castillo.

            Entre dichas piezas inéditas hay una vasija cuauhxicalli (considerada contenedor de ofrendas divinas) de casi 37 cm de diámetro y 14 de alto, que tiene pigmentación roja al exterior y una franja alrededor de la boca que emula la piel de un jaguar. Además de un sahumador de cerámica cuya cazoleta de 19 cm de diámetro tiene forma de cráneo, y el mango —de 55 cm— simula un fémur, concluyó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal.
El Museo Nacional de Antropología se localiza en Paseo de la Reforma y calzada Gandhi, s/n, colonia Chapultepec Polanco, delegación Miguel Hidalgo. Horario: martes a domingo, de 9:00 a 19:00 horas. Costo: 57 pesos. Entrada gratuita a niños menores de 13 años de edad y adultos mayores de 60, pensionados, jubilados, así como maestros y alumnos con credencial vigente. Domingos entrada gratuita a público nacional y extranjeros residentes.

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