REESTRENAN
SALA TOLTECA DEL MUSEO DE ANTROPOLOGÍA
*** Con nueva museografía y 270 piezas
prehispánicas, la sala dedicada a dicha civilización será reabierta al público
este viernes 23 de noviembre, tras permanecer cerrada durante cinco meses
*** La renovación del espacio
representó una inversión de tres millones de pesos; el nuevo guión museográfico
incorpora temas pendientes, como el militarismo y la cosmogonía toltecas
Con nueva museografía, la sala
dedicada a la cultura tolteca del Museo Nacional de Antropología será reabierta
este viernes 23 de noviembre, luego de permanecer cerrada durante cinco meses
en los que fue sometida a un proceso de actualización de su guión y la
incorporación de piezas prehispánicas inéditas, algunas de hasta 1,000 años de
antigüedad.
La
renovación de este espacio, a cargo del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH-Conaculta) representó una inversión de tres millones de pesos.
La nueva puesta museográfica presenta 270 piezas arqueológicas e incorpora
datos derivados de las más recientes investigaciones, como el militarismo y la
cosmogonía toltecas, así como la inclusión de la antigua ciudad de Cantona (Puebla),
como una de las urbes antecesoras de esta civilización.
“En
este nuevo guión, el recorrido comienza con la caída de Teotihuacan (650 d.C.)
y su impacto en los diversos grupos étnicos del centro del país, que provocó
reordenamientos poblacionales y disputas por el poder político de la región del
Altiplano Central”, informó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal, curador de la
Sala Los Toltecas y el Epiclásico.
El espacio hace un recuento del origen de los
toltecas durante el periodo Epiclásico (650-900 d.C.) con la creación de Tula
Chico, hasta su esplendor con su gran capital Tula (Hidalgo), y decadencia en
el Posclásico Temprano (900-1250 d.C.).
De
acuerdo con el especialista del INAH, los
conflictos bélicos que tuvieron lugar después del declive de Teotihuacan, “fueron
el surgimiento del militarismo durante el periodo Epiclásico, que más tarde se
consolidó con los toltecas durante su esplendor (900-1250 d.C.), quienes
hicieron de esta actividad un ejercicio del Estado, lo que les permitió convertirse
en el grupo cultural más fuerte y poderoso de la época”.
Castillo
Bernal señaló que la nueva museografía también expone objetos que hacen
referencia a Xochicalco, Cacaxtla-Xochitécatl y Cantona (esta última de
reciente inclusión en el guión), como ciudades antecesoras al esplendor
tolteca, que se desenvolvieron entre los años 600 y 950 d.C.
Asimismo,
ahora “se aborda la cosmogonía tolteca, la cual dotaba de significado a
elementos de la naturaleza, como las fieras a las que representaban con características
humanas, en tanto el hombre “adquiría” propiedades de los felinos, como la ferocidad,
la valentía, el coraje y la eficacia para matar, elementos necesarios para esta
cultura, pues su poderío se basó en las prácticas militares”, explicó el curador.
Stephen
Castillo adelantó que una escultura de cerámica elaborada hace un milenio,
conocida como El Creador (de 1.5
metros de alto), relacionada con el origen de las
dinastías gobernantes de Xochicalco, será una de las piezas inéditas que dará
la bienvenida a los visitantes en la nueva Sala Los Toltecas y el Epiclásico,
junto con las reproducciones de los murales de Cacaxtla-Xochitécatl, en los
cuales hace 1300 años se plasmaron representaciones bélicas y sacerdotes
ataviados.
“Dicha figura de
cerámica con recubrimiento de estuco muestra al personaje arrodillado, barbado
y con cabellera larga que le llega a nivel de la cintura; tiene además un
tocado triangular, orejeras y brazaletes en ambos brazos; dos largos falos lo
circundan, en tanto dos colmillos salen por su boca semiabierta”, describió el
arqueólogo.
Asimismo,
abundó, se incluyen piezas inéditas de la Zona Arqueológica de Cantona,
entre ellas un caracol de mar que se usó como trompeta entre 600 y 950 d.C.,
además de objetos de obsidiana —desde lascas hasta artefactos terminados, como
puntas de proyectil— que explican la producción lítica desarrollada tanto en
dicho sitio (el principal productor de
objetos de este material tras la caída de Teotihuacan) como en Tula.
Otras
piezas son un recipiente con forma de murciélago, característica del esplendor
tolteca; y dos vasijas trípodes correspondientes a la cultura de los Volcanes (conformada por los sitios de Tenenepango y Ananahuac,
en el hoy Estado de México) y a Teotenango (en esa misma entidad), civilizaciones
que junto con Cholula (Puebla) fueron contemporáneas de Tula.
Un imponente atlante de
casi cinco metros de altura, 1.2 de ancho y 1 de espesor, demuestra al público
el esplendor de la cultura tolteca. “Esta escultura —que llegó al MNA en los
años sesenta—, fue una de las columnas que sostenían el techo de la Pirámide B de Tula,
conocida como de Los Atlantes”, destacó el arqueólogo Castillo Bernal.
“El
personaje, que es la representación de los guerreros toltecas, posee un tocado
cilíndrico con plumas de quetzal, un pectoral rectangular de concha, un
taparrabo, sandalias, orejeras y un brazalete en la mano derecha con la que
además sostiene un lanza dardos, mientras con la izquierda porta un arma curva.
Sobre su espalda lleva un disco solar que en el centro tiene una figura
humana”, describió.
La
sala incluye la reproducción de la fachada del Palacio Quemado de
Tula, del que se observan tres columnas, cinco lápidas de guerreros en la parte
superior con representaciones de discos solares y personajes recostados, y
parte de la banqueta de esa casa con figuras de gobernantes en procesión.
La
temática de la cosmogonía tolteca se representa con piezas como la Cabeza-coyote, localizada
en Tula a mediados de los años cincuenta. La
pieza de cerámica plumbate y cubierta con teselas de concha nácar, representa
la cara de un personaje barbado que se asoma entre las fauces de un coyote,
cuyos dientes están hechos con hueso.
Además,
se muestran piezas inéditas de alrededor de hace mil años, entre ellas un
pectoral de concha roja y caracol, así como tres fragmentos de concha quemada
con las figuras de Mictlantecuhtli, dios de la muerte, un puma y un personaje
que quizá se trate del dios Quetzalcóatl.
“La
sala concluye con piezas de la Zona
Arqueológica de Tenayuca, sitio prehispánico que floreció a
la caída de Tula, entre 1200 y 1300 d.C., así como objetos mexicas que por
primera vez el público podrá observar, los cuales fueron recuperados en la
antigua ciudad tolteca y que sugieren la ocupación de la Cuenca de México por parte
de los tenochcas”, indicó Stephen Castillo.
Entre dichas piezas inéditas hay una
vasija cuauhxicalli (considerada
contenedor de ofrendas divinas) de casi 37 cm de diámetro y 14 de alto, que tiene
pigmentación roja al exterior y una franja alrededor de la boca que emula la
piel de un jaguar. Además de un sahumador de cerámica cuya cazoleta de 19 cm de diámetro tiene forma
de cráneo, y el mango —de 55 cm— simula un fémur, concluyó el arqueólogo Stephen Castillo Bernal.
El Museo
Nacional de Antropología se localiza en
Paseo de la Reforma
y calzada Gandhi, s/n, colonia Chapultepec Polanco, delegación Miguel Hidalgo.
Horario: martes a domingo, de 9:00 a 19:00 horas. Costo: 57 pesos. Entrada
gratuita a niños menores de 13 años de edad y adultos mayores de 60,
pensionados, jubilados, así como maestros y alumnos con credencial vigente.
Domingos entrada gratuita a público nacional y extranjeros residentes.
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