Desmitificando el "sacrificio humano" entre los mayas (2da. parte)
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Siguiendo por correo electrónico mi conversación con la Dra. Elizabeth Graham, ella me expone con mayor detalle su crítica a la idea del "sacrificio humano" para explicar la ejecución pública de individuos entre los mayas y los aztecas. Entre otras cosas, me indica que sus argumentos se presentan de forma más extensa en un libro suyo de reciente aparición “Los Mayas Cristianos y Sus Iglesias en el Siglo XVI en Belice”.
En el capítulo segundo, me dice, la línea argumental que utiliza es la siguiente: “Explico (usando el maravilloso trabajo de los estudiosos Sergio Quezada y Tsubasa Okoshi, así como Simon Martin y Nikolai Grube sobre las ciudades-estado) que los territorios [mayas] no estaban 'delimitados'. La riqueza era acumulada a través del acceso al tributo, no al territorio. Las guerras se peleaban (como en todo el mundo) de forma que la gente pudiera incrementar su riqueza y su poder. Pero la forma de apropiarse de la riqueza (mi teoría) era que las élites tenían que capturar a otras élites en combate, y cuando alguien era capturado, el cautivo perdía por lo tanto sus derechos al tributo en favor de su captor. Probablemente había muchas negociaciones, y en la mayoría de los casos, las personas no eran ejecutadas. Pero cuando sí eran ejecutadas (los registros nos dicen que en los templos), ésta era una CONTINUACIÓN DE LA GUERRA y así es como se justificaba entre los mayas y entre los aztecas. Los hombres no morían en el fragor de la pelea en el campo de batalla. Esa es una convención europea. Los hombres que eran capturados morían después al ser ejecutados en algún lugar de la comunidad maya, posiblemente un templo o un lugar sagrado. La información contenida en las estelas indica que su muerte era por decapitación (una práctica muy inglesa también). No existen palabras en los idiomas mayas o en el náhuatl para “sacrificio” o “sacrificio humano”. Por lo tanto, el concepto no existía. Los hombres eran ejecutados y la razón principal era la guerra. […]” (En el párrafo anterior, así como en los que siguen a continuación, las mayúsculas, negritas, cursivas y subrayados son míos).
En efecto, en los textos epigráficos mayas los términos que se utilizan para describir estos eventos (de acuerdo con estudiosos como David Stuart) son: decapitar (ch’ak baah) y arrojar (yal). Éste último verbo supuestamente describe la acción que se efectuaba con las cabezas de los ejecutados, las cuáles eran despeñadas desde arriba de los templos sobre las escalinatas. De ninguno de estos verbos se puede inferir directamente que estas acciones tengan relación con una supuesta “ofrenda a los dioses”.
A un comentario mío sobre el hecho de que estas ejecuciones tendrían, de todas formas, que verse como formas rituales muy elaboradas, ella me responde: “Utilizas la expresión “altamente ritualizados” pero yo pienso que, de hecho, lo “ritual” depende del cristal con que se mire. Estamos tan acostumbrados a las formas occidentales de combate, que les atribuimos un carácter práctico más que ritual – pero la guerra es una forma ritual en todas partes. La guerra es una forma de matar socialmente aceptada, y la matanza puede ocurrir donde sea. Lo más extraño es que aceptamos la muerte en una guerra como algo legítimo. En cierta forma, el concepto de “guerra” en sí mismo es lo que representa el ritual. Estamos tan habituados a él, que no lo analizamos de esta manera.”
Ejecución de T. Armstrong (detalle)
En otro artículo escrito por esta misma investigadora acerca del “sacrificio humano” entre los aztecas, presenta de nuevo su crítica al hecho de que se le otorgue un excesivo sentido religioso a estas prácticas y nos dice: “[T]oda sociedad explica las guerras, de una forma u otra, invocando a Dios, o a algún concepto abstracto como la verdad o la justicia, aún cuando la guerra implique una ganancia económica, la cual casi siempre se logra. La guerra en Irak fue justificada por los estadounidenses como una lucha contra el Eje del Mal. Las guerras coloniales inglesas se lucharon en nombre de Dios y de la reina. Pero, ¿qué fue lo que se ganó con estas guerras? Recursos como el oro, riqueza y poder.”
A la idea de Dios, la verdad, o la justicia, podríamos agregar la de “la soberanía absoluta del monarca”, y con estos lentes voltear hacia las ejecuciones relacionadas con “alta traición” en Europa. De nuevo, el ejemplo más gráfico nos lo da el Reino Unido en la imagen de la ejecución de Thomas Armstrong en 1684, acusado de intentar asesinar a Carlos II de Inglaterra y su hermano, también por “motivos religiosos” (ver detalle arriba, cortesía de Wikipedia).
Para cerrar esta reflexión, es de esperarse que esta re-interpretación del “sacrificio humano” generará polémica, así como un fuerte debate, entre arqueólogos, epigrafistas y mayistas, en general. Por mi parte, espero pronto tener la oportunidad de leer el libro de Elizabeth Graham, y así formarme una opinión sobre la solidez de sus argumentos.
Sin embargo, lo que me parece importante de este nuevo enfoque es que nos puede ayudar a entender a los mayas y a los aztecas de una manera distinta. Ya no como los supersticiosos salvajes obsesionados con la satisfacción de las caprichosas demandas de sus dioses, sino como sociedades políticas organizadas a partir de la lógica de conquista y expansión igual que cualquier otra civilización en el mundo, incluyendo desde luego a las muy cristianas y pías monarquías europeas.
Decapitación, Chichén Itzá. Dibujo de L. Schele; cortesía FAMSI
Decapitación de Carlos I de Inglaterra, 1649 (detalle)
Arqueólogos e historiadores nos han enseñado a ver a los mayas y a los aztecas como civilizaciones de grandes logros, pero también de gran violencia. El prejuicio eurocéntrico, sin embargo, nos presenta a estos pueblos como civilizaciones decadentes, incapaces de superar el inferior estadio ideológico del “sacrificio humano” por motivos religiosos. Lo que la Dra. Graham nos propone es mirar estos ritos con ojos desprejuiciados y entenderlos por lo que tienen en común con el ritualismo militar de otros pueblos y naciones del mundo, tanto los de la antiguedad como los de la era moderna. Y así verlos como lo que probablemente son: ejecuciones públicas de los enemigos y rivales del “soberano”; propaganda militarista que se justifica en base a una interpretación “religiosa”, “filosófica”, a final de cuentas profundamente política, que propaga la ideología del poder imbatible del linaje, o la clase gobernante. En este sentido, nótese como las escenas de decapitación maya e inglesa, de las imágenes anteriores, parecieran ilustraciones de “ceremonias” fundamentalmente idénticas.
Visto de esa manera pareciera que pocas “civilizaciones” en el mundo han superado la “etapa primitiva” del “sacrificio humano” (ciertamente, en el Reino Unido, la sanguinaria costumbre de “colgar, eviscerar y descuartizar” a los culpables de “alta traición” solamente se volvió obsoleta hacia 1870, y formalmente se abolió unicamente hasta 1998), a pesar de los discursos en boga que hablan de “guerras humanitarias”, “bombardeos inteligentes”, o “ejecuciones selectivas”.
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04/09/2011
Desmitificando el “sacrificio humano” entre los mayas (1ra. parte)
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Una de las imágenes más arraigadas en el imaginario de los europeos y las élites mestizas acerca de las culturas originarias de América es la de la práctica generalizada de los “sacrificios humanos”. Aunque en un principio su existencia fue puesta en tela de juicio, hoy día existe un amplio consenso entre los estudiosos de la América precolombina acerca de la presencia de estas "inmolaciones". Los debates se centran ahora en la importancia que esta práctica supuestamente tenía en el pensamiento religioso y político de sociedades amerindias, como la de los aztecas y los mayas. La centralidad de los “sacrificios humanos” es ofrecida en ocasiones como prueba de lo supersticiosas que eran estas sociedades y de lo poco que valoraban la vida humana, en oposición a las prácticas y creencias más devotas del cristianismo europeo medieval.
La presunción de que entre los aztecas y los mayas existió la noción del “sacrificio humano” se basa en la interpretación del asesinato de individuos en los templos como una forma de “aplacar la ira de los dioses” para “mantener el orden cósmico”. Sin embargo, la arqueóloga británica Elizabeth Graham rechaza la idea del “sacrificio” para explicar estas prácticas, y a partir de su trabajo de investigación ha tratado de demostrar que el homicidio público de individuos cumplía fundamentalmente una función político-militar, tanto entre los mayas como entre los aztecas. Una muestra de su trabajo es el artículo de divulgación que abajo traduzco con su autorización. El texto en cursivas y en negritas ha sido resaltado por mí.
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La sustancia vital de los mayas
Traducción del artículo “Lifeblood of the Maya” de Elizabeth Graham, publicado el 9 de noviembre de 2010 en el suplemento “The Ancient World”, del periódico The Guardian, en coordinación con El Museo Británico.
Detalle de mural de Bonampak
En general, sabemos mucho más acerca de las clases altas en la sociedad maya antigua que de los ciudadanos comunes. Esto es debido a que los gobernantes y los nobles dejaron registrados a su paso pinturas en cerámica y monumentos tallados en piedra que describen e ilustran aspectos de la vida cortesana así como de sus relaciones con la gente de otras ciudades y pueblos. Sabemos, por ejemplo, que las danzas rituales fueron muy importantes ya que hombres y mujeres de alto rango aparecen frecuentemente danzando en escenas cortesanas.
Los gobernantes también son representados en el acto de sacarse sangre – el llamado “auto-sacrificio”. Estos se muestran pinchándose partes del cuerpo con un objeto punzante de obsidiana (un cristal volcánico oscuro) o a veces con la espina de una raya o un espino vegetal, y dejando que la sangre salpique y sea absorbida por pedazos de papel depositados en un tazón o canasta. El contenido de estos recipientes sería posteriormente quemado. A veces, los hombres se pinchaban el lóbulo de la oreja, el dedo, o el pene, mientras que las mujeres se pinchaban la lengua.
Sacrificio
Por lo que sabemos, solamente los gobernantes y sus familias llevaban a cabo el “auto-sacrificio”. El sangrado era un ritual que se realizaba por el bienestar público, presuntamente como ofrenda a los dioses. Las inscripciones en los monumentos de piedra llamados estelas, que se hacían erigir en las plazas y enfrente de los templos, también nos dicen que los gobernantes mayas y sus seguidores hacían la guerra.
Sin embargo, los cautivos de guerra que aparecen en estas estelas o en la cerámica no eran gente del pueblo – contrario a lo que Mel Gibson nos muestra en su película Apocalypto. En realidad, estos personajes pertenecen a la nobleza. Al igual que en la Inglaterra medieval, las guerras eran ocupación de los reyes y los señores feudales, y se peleaba para ganar poder, prestigio y riqueza. Morir en el campo de batalla no era el objetivo de las guerras. Por el contrario, lo que se intentaba era capturar a los nobles y gobernantes de alto rango de las ciudades rivales. Al verse sojuzgados, los prisioneros eran incapaces de impedir que sus derechos y privilegios pasaran a manos de sus captores. De esta forma, la riqueza y el poder de unos pasaban a manos de otros.
¿Qué les ocurría a los prisioneros? Los registros jeroglíficos nos enseñan que generalmente se convertían en vasallos del gobernante que los capturaba. En otros casos, quizás hayan sido ejecutados en un templo, lo que se ha llamado comúnmente “sacrificio humano”. El problema con el término “sacrificio” es que los prisioneros eran guerreros cuya muerte pareciera estar justificada por los mayas como parte de la guerra. De hecho, no existe ningún término en las lenguas mayenses equivalente a “sacrificio humano”.
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De primera intención pareciera difícil entender por qué la arqueóloga Graham rechaza el término “sacrificio” para referirse a estas ejecuciones. La clave está en la definición que esta palabra tiene, tanto en inglés como en español. En ambos idiomas, el principal significado atribuido a “sacrificio” es “acto de ofrecer algo a una deidad en propiciación u homenaje, especialmente la matanza ritual de un animal o una persona”. De acuerdo con Graham, si aceptamos la idea de que los mayas, y los aztecas “extraían corazones” simplemente para “congraciarse con sus dioses”, estaríamos exotizando y atribuyéndole un sentido eminentemente religioso a una práctica que probablemente no lo tenía. Los europeos, y otros muchos pueblos en el mundo, también tenían por costumbre ejecutar públicamente a los representantes de los linajes a los que conquistaban y sojuzgaban, como se muestra en el detalle de la ejecución de los nobles escoceses que pretendían re-instaurar a la Casa de Estuardo en contra de la Casa de Hannover en la Inglaterra del siglo XVIII.
Decapitación de líderes de la rebelión jacobina, 1746 (Tomado de Wikipedia)
Entonces, ¿por qué a estas matanzas públicas no se les da el calificativo de "sacrificios humanos"? En la segunda parte de esta conversación, abundaré un poco más en las bases para la crítica acerca de la idea de los "sacrificios humanos" de esta estudiosa de la arqueología y la historia mayas.
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01/06/2011
Aprendizaje experto: ideas frescas sobre la educación maya prehispánica
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En la tercera edición de su libro “Tradiciones educativas no-occidentales: enfoquesindígenas sobre el pensamiento y la práctica educativos”, el educador y lingüista estadounidense Timothy G. Reagan nos ofrece una visión más actualizada de este aspecto de la sociedad maya antigua, inspirada en los más recientes hallazgos de la arqueología y el estudio comparado de la literatura prehispánica y colonial.
De manera significativa, Reagan reconoce que no existe hasta ahora evidencia de que la educación entre los mayas prehispánicos se llevara a cabo en “escuelas”, como las que supuestamente existieron entre los aztecas, llamadas calmécac y telpochcalli. Lo que sí es evidente, dadas “la presencia de una literatura escrita altamente compleja, producida por escribas, así como la clara existencia de conocimientos arquitectónicos, ingenieriles, matemáticos y astronómicos, por no mencionar las que fueron evidentemente prácticas religiosas altamente ritualizadas” (94) es que sí existía una educación formal dirigida hacia ciertos individuos pertenecientes a determinadas clases sociales.
Basándose en el trabajo del arqueólogo Robert Sharer, Reagan nos dice que ciertos niños eran seleccionados en base a sus aptitudes o posición social para ser educados en el desempeño de roles especializados. La forma en que esto ocurría era a través de la adopción de estos niños y jóvenes como aprendices por parte de los especialistas mayas. De esta forma, escribas, sacerdotes, constructores, canteros, escultores, pintores, alfareros, entre otros expertos, reclutaban novatos para entrenarlos en el oficio.
Photo by Carol Blyberg (CC)
Siguiendo a Ana Luisa Izquierdo, Reagan subraya que la educación maya prehispánica era de un carácter profundamente religioso. En este punto específico, me parece que Reagan, al igual que Izquierdo, tiende a esencializar a los mayas prehispánicos, sobre todo al afirmar que logros tales como el alto conocimiento, la integración social o el éxito personal eran solamente reconocidos cuando éstos apuntaban al cumplimiento de su misión intrínseca, la de rendir culto a la divinidad, y que todas las actividades cotidianas del “hombre maya” tenían por tanto una orientación religiosa. A mi parecer, resulta difícil saber hasta qué punto los aspectos sacros en los procesos de instrucción y aprendizaje entre los mayas tuvieron más peso que consideraciones prácticas, estéticas, o incluso, hedonísticas.
Existe por otra parte evidencia de que la crianza y educación infantil seguirían, de acuerdo con Reagan, una orientación socialmente conservadora, al promover la conformidad del individuo con los valores de la sociedad y la aceptación del papel que cada persona tenía asignado en ella. Sobre esto nos dice que: “La costumbre y la religión gobernaban virtualmente todos los aspectos del ciclo de vida de un individuo, y tanto la educación formal como la informal no eran la excepción” (94-95).
Reagan considera que la tradición se preservaba a través de mecanismos de aprendizaje basados en la transmisión oral. De esta manera, los mayas transmitirían y se apropiarían de conceptos, ideas y valores por medio de la memorización de las palabras que contenían estos elementos. Reagan reconoce que si bien este método tiene muchas ventajas, restringiría el desarrollo de lo que hoy llamaríamos “pensamiento crítico” y la creatividad, una afirmación que me parece (a la luz del trabajo de otros antropólogos como Jean Lave, Tim Ingold, y Trevor Marchand) que tendría que ser reconsiderada. Sobre este aspecto en particular espero poder escribir con más detalle en una futura entrada de este blog.
Reagan también discute la epistemología y la implícita teoría del aprendizaje maya. Su propuesta al respecto se basa en la historia narrada en el Popol Vuh, según la cual los primeros hombres y mujeres de la creación tenían todos los atributos y poderes de los dioses.
“Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas, sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo veían.”
Pero los dioses no estaban contentos con esta condición humana y decidieron nublar la capacidad de los primeros hombres y mujeres para ver y conocer el mundo.
“Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos.”
Reagan subraya la extraordinaria similitud entre esta metáfora acerca de la limitada capacidad de conocimiento de los seres humanos en la mitología maya, con el mito bíblico de la Torre de Babel, así como la teoría del conocimiento expuesta por Platón en el mito de la caverna.
Para mí, lo más importante en este breve capítulo de un libro que aspira a hacer notar la valiosa diversidad de aproximaciones a la educación y el aprendizaje que existieron y aún existen en el mundo, es que en éste se destacan dos elementos sumamente cruciales para entender la transmisión de conocimientos entre los mayas: 1) las relaciones especialista-aprendiz como un principio educativo central de múltiples procesos de aprendizaje en la práctica, así como 2) la metáfora propuesta en el relato mito-histórico que vincula la observación con la capacidad de conocer.
Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)
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Interesados comunicarse a correo: erubielcamacho43@yahoo.com.mx si quieren versión impresa o electrónica donativo voluntario .
miércoles, 30 de noviembre de 2011
(Consejo de Ancianos y Sacerdotes Mayas)
Kuch Kaab Yéetel J-Meen Maya'ob A.C.
(Consejo de Ancianos y Sacerdotes Mayas)
Es una Organización con fines sociales y culturales no lucrativas, su lema es: “Ka’ans ba’ax wojel utia’al junp’eel ma’alob kuxtal”. Que en español significa: Enseña lo que sabes para una vida mejor.
Objetivos
•Promover el desarrollo y la defensa de los valores morales, así como los conocimientos ancestrales de la cosmovisión maya, para herencia de las nuevas generaciones.
•Gestionar apoyos económicos y materiales para la realización de todos los proyectos y programas culturales, científicos y sociales del pueblo maya, que redunden en beneficio para toda la hermandad.
•Pugnar por una sociedad nacional y regional más justa y equitativa, sin discriminación de ninguna clase.
Misión
Transmitir los conocimientos y la cosmovisión del pueblo maya, para beneficio de la humanidad, logrando la hermandad y la paz mundial, tan necesarias para la integridad de la vida.
Visión
Recuperar los valores ancestrales de la cosmovisión del pueblo maya, para su aplicación en el presente y en lo futuro, sin olvidar la espiritualidad, esencia de todas las cosas.
CONSEJO MAYA "EL NUEVO SOL" COORDINACIÓN EN MÉXICO
En el marco del XI Encuentro Lingüístico y Cultural del Pueblo Maya, realizado del 12 al 15 de junio de 2011 en Machaca Outreach, Center, Punta Gorda, Distrito de Toledo, Belize. En el que se presentó un documento denominado “Llamamiento”, como Propuesta para la elaboración de un Proyecto para la Celebración del Cierre del Gran Ciclo de Tiempo Maya y el inicio de otro, elaborado por representantes de Belice, Guatemala y México, el 13 y 14 de marzo del presente año, en el paraje Turístico “Julie Jungle”, Puerto Morelos, Quintana Roo. Documento que se analizó y consolidó en el Evento, surgiendo la necesidad de la conformación de un Consejo Maya entre los representantes de los países asistentes al Encuentro. Para enfrentar los retos de la Organización del Gran Evento, mismo que, después de un análisis de la trascendencia de la propuesta, de las acciones al respecto, así como de las estrategias para la elección de los Integrantes del Consejo Maya, se procedió a la elección, primero, entre los tres Países representados elegir a cuatro Consejeros y en el País Sede de la Celebración siendo Guatemala, por considerar también trascendente El Gran Centro Ceremonial de Tikal, que traducido en español significa, Ti’ lugar, K’al cerrar. Lugar de cierre en este caso, del Gran Ciclo de Tiempo Maya.
Las primeras actividades de los miembros del Consejo fue acordar la realización de una ceremonia del Fuego Sagrado a realizarse el día 17 de junio próximo en la comunidad de Tumulkin, Distrito de Toledo, Belize, en donde fueron consagrados todos los integrantes del Consejo Maya “El Nuevo Sol” ante el Fuego Sagrado por Dignatarios Sacerdotes Mayas de Guatemala, Belize y México. Así como el documento del Llamamiento.
Actualmente, se ha designado coordinadores Generales de países y en el caso de México, a Valerio Canché Yah y Jorge Alberto Coronado Arceo como Subcoordinador, del Estado de Yucatán, y quedan como coordinadores de los Estados de: Campeche, a Gaspar Cauich Ramirez, Chiapas a Edgar Martinez, a Quintana Roo, a María Floridelma Poot , a San Luis Potosí a Andrés Cruz Cruz del grupo Tenek. Faltando del Estado de Tabasco.
(Consejo de Ancianos y Sacerdotes Mayas)
Es una Organización con fines sociales y culturales no lucrativas, su lema es: “Ka’ans ba’ax wojel utia’al junp’eel ma’alob kuxtal”. Que en español significa: Enseña lo que sabes para una vida mejor.
Objetivos
•Promover el desarrollo y la defensa de los valores morales, así como los conocimientos ancestrales de la cosmovisión maya, para herencia de las nuevas generaciones.
•Gestionar apoyos económicos y materiales para la realización de todos los proyectos y programas culturales, científicos y sociales del pueblo maya, que redunden en beneficio para toda la hermandad.
•Pugnar por una sociedad nacional y regional más justa y equitativa, sin discriminación de ninguna clase.
Misión
Transmitir los conocimientos y la cosmovisión del pueblo maya, para beneficio de la humanidad, logrando la hermandad y la paz mundial, tan necesarias para la integridad de la vida.
Visión
Recuperar los valores ancestrales de la cosmovisión del pueblo maya, para su aplicación en el presente y en lo futuro, sin olvidar la espiritualidad, esencia de todas las cosas.
CONSEJO MAYA "EL NUEVO SOL" COORDINACIÓN EN MÉXICO
En el marco del XI Encuentro Lingüístico y Cultural del Pueblo Maya, realizado del 12 al 15 de junio de 2011 en Machaca Outreach, Center, Punta Gorda, Distrito de Toledo, Belize. En el que se presentó un documento denominado “Llamamiento”, como Propuesta para la elaboración de un Proyecto para la Celebración del Cierre del Gran Ciclo de Tiempo Maya y el inicio de otro, elaborado por representantes de Belice, Guatemala y México, el 13 y 14 de marzo del presente año, en el paraje Turístico “Julie Jungle”, Puerto Morelos, Quintana Roo. Documento que se analizó y consolidó en el Evento, surgiendo la necesidad de la conformación de un Consejo Maya entre los representantes de los países asistentes al Encuentro. Para enfrentar los retos de la Organización del Gran Evento, mismo que, después de un análisis de la trascendencia de la propuesta, de las acciones al respecto, así como de las estrategias para la elección de los Integrantes del Consejo Maya, se procedió a la elección, primero, entre los tres Países representados elegir a cuatro Consejeros y en el País Sede de la Celebración siendo Guatemala, por considerar también trascendente El Gran Centro Ceremonial de Tikal, que traducido en español significa, Ti’ lugar, K’al cerrar. Lugar de cierre en este caso, del Gran Ciclo de Tiempo Maya.
Las primeras actividades de los miembros del Consejo fue acordar la realización de una ceremonia del Fuego Sagrado a realizarse el día 17 de junio próximo en la comunidad de Tumulkin, Distrito de Toledo, Belize, en donde fueron consagrados todos los integrantes del Consejo Maya “El Nuevo Sol” ante el Fuego Sagrado por Dignatarios Sacerdotes Mayas de Guatemala, Belize y México. Así como el documento del Llamamiento.
Actualmente, se ha designado coordinadores Generales de países y en el caso de México, a Valerio Canché Yah y Jorge Alberto Coronado Arceo como Subcoordinador, del Estado de Yucatán, y quedan como coordinadores de los Estados de: Campeche, a Gaspar Cauich Ramirez, Chiapas a Edgar Martinez, a Quintana Roo, a María Floridelma Poot , a San Luis Potosí a Andrés Cruz Cruz del grupo Tenek. Faltando del Estado de Tabasco.
Visión maya sobre 2012 fue tergiversada: INAH
Visión maya sobre 2012 fue tergiversada: INAH
Señala que las ideas judeocristianas del apocalipsis llevaron a una interpretación fácil sobre la visión maya, la cual refiere a fines de ciclos
Reunión. Unos 60 especialistas en la cultura maya se reunirán del 27 de noviembre al 2 de diciembre en la VII Mesa Redonda de Palenque. (Foto: Archivo )
Notas Relacionadas
• Supervisan construcción del Museo Maya en Yucatán 2011-11-22
• Expertos abordarán la concepción maya del tiempo 2011-11-22
• Sociedad y tiempo mayas, al Museo de Oro de Colombia 2011-10-28
MÉXICO | Jueves 24 de noviembre de 2011 EFE | El Universal18:19
Las ideas judeocristianas del apocalipsis llevaron a una "interpretación fácil" sobre la visión maya de los ciclos cósmicos y derivaron en las presuntas profecías del fin del mundo, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) .
"Cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo", según expertos citados por el INAH en un comunicado.
Los mayistas Mario Aliphat y Rafael Cobos coincidieron en que el pensamiento mesiánico occidental "tergiversó la cosmovisión de las antiguas civilizaciones como la maya".
Además, dijeron, permitió que los "profetas modernos" empezaran a vaticinar el supuesto "fin del mundo" a partir del fin de una era y el comienzo de otra, que corresponde a una cuenta en el calendario maya.
Unos 60 especialistas en la cultura maya se reunirán del 27 de noviembre al 2 de diciembre en la VII Mesa Redonda de Palenque, en el municipio homónimo, aledaño a la zona arqueológica en el estado mexicano de Chiapas, donde habrá una sesión especial "para dilucidar sobre las profecías mayas 2012" .
Los expertos precisaron que solo en dos textos glíficos mayas, de unos 15 mil conocidos, se menciona el año 2012; la primera de estas citas está en el monumento 6 en la zona arqueológica
El Tortuguero, en el municipio de Macuspana, y el segundo en el municipio de Comalcalco, ambos en el estado de Tabasco.
El epigrafista Carlos Pallán, autor de una guía del Calendario Maya, explica que para los mayas antiguos el tiempo estaba conformado por ciclos concretos, los cuales eran personificados por seres animados y tenían su propio nombre, "por ejemplo, el ciclo de 400 años o b'ak'tun estaba representado por un ave mitológica".
Los rituales mayas tenían como fin lograr que los próximos ciclos fueran favorables y hay una "cierta insistencia" en que en 2012 se conmemorara un ciclo calendárico, lo que ha sido "el meollo de la confusión", apuntó.
Aliphat y Cobos coinciden en que todo el sistema ritual maya trataba de pronosticar, "mediante la observación astronómica, las fechas convenientes o inconvenientes para la siembra, la cosecha, e incluso la guerra".
Según los expertos, los mayas crearon nuevos ciclos de muy larga duración, que les permitían calcular fechas hacia tiempos pretéritos lejanos, míticos e incluso futuros.
Para los mayas cada ciclo estaba compuesto de 400 años y cada era se componía de 13 ciclos, lo que suma 5 mil 200 años mayas (5 mil 125 según el calendario gregoriano), y de acuerdo con esa cuenta, la era actual concluye el 23 de diciembre de 2012 y comenzará una nueva.
Los especialistas indicaron que para los mayas el final de cada era el cosmos se regeneraba, con lo que se "completaba así un ciclo de creación".
En la Mesa de Palenque, los expertos analizarán diversos aspectos de las investigaciones en torno a interpretaciones de los jeroglíficos y sobre diversos aspectos del calendario maya.
Señala que las ideas judeocristianas del apocalipsis llevaron a una interpretación fácil sobre la visión maya, la cual refiere a fines de ciclos
Reunión. Unos 60 especialistas en la cultura maya se reunirán del 27 de noviembre al 2 de diciembre en la VII Mesa Redonda de Palenque. (Foto: Archivo )
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MÉXICO | Jueves 24 de noviembre de 2011 EFE | El Universal18:19
Las ideas judeocristianas del apocalipsis llevaron a una "interpretación fácil" sobre la visión maya de los ciclos cósmicos y derivaron en las presuntas profecías del fin del mundo, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) .
"Cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo", según expertos citados por el INAH en un comunicado.
Los mayistas Mario Aliphat y Rafael Cobos coincidieron en que el pensamiento mesiánico occidental "tergiversó la cosmovisión de las antiguas civilizaciones como la maya".
Además, dijeron, permitió que los "profetas modernos" empezaran a vaticinar el supuesto "fin del mundo" a partir del fin de una era y el comienzo de otra, que corresponde a una cuenta en el calendario maya.
Unos 60 especialistas en la cultura maya se reunirán del 27 de noviembre al 2 de diciembre en la VII Mesa Redonda de Palenque, en el municipio homónimo, aledaño a la zona arqueológica en el estado mexicano de Chiapas, donde habrá una sesión especial "para dilucidar sobre las profecías mayas 2012" .
Los expertos precisaron que solo en dos textos glíficos mayas, de unos 15 mil conocidos, se menciona el año 2012; la primera de estas citas está en el monumento 6 en la zona arqueológica
El Tortuguero, en el municipio de Macuspana, y el segundo en el municipio de Comalcalco, ambos en el estado de Tabasco.
El epigrafista Carlos Pallán, autor de una guía del Calendario Maya, explica que para los mayas antiguos el tiempo estaba conformado por ciclos concretos, los cuales eran personificados por seres animados y tenían su propio nombre, "por ejemplo, el ciclo de 400 años o b'ak'tun estaba representado por un ave mitológica".
Los rituales mayas tenían como fin lograr que los próximos ciclos fueran favorables y hay una "cierta insistencia" en que en 2012 se conmemorara un ciclo calendárico, lo que ha sido "el meollo de la confusión", apuntó.
Aliphat y Cobos coinciden en que todo el sistema ritual maya trataba de pronosticar, "mediante la observación astronómica, las fechas convenientes o inconvenientes para la siembra, la cosecha, e incluso la guerra".
Según los expertos, los mayas crearon nuevos ciclos de muy larga duración, que les permitían calcular fechas hacia tiempos pretéritos lejanos, míticos e incluso futuros.
Para los mayas cada ciclo estaba compuesto de 400 años y cada era se componía de 13 ciclos, lo que suma 5 mil 200 años mayas (5 mil 125 según el calendario gregoriano), y de acuerdo con esa cuenta, la era actual concluye el 23 de diciembre de 2012 y comenzará una nueva.
Los especialistas indicaron que para los mayas el final de cada era el cosmos se regeneraba, con lo que se "completaba así un ciclo de creación".
En la Mesa de Palenque, los expertos analizarán diversos aspectos de las investigaciones en torno a interpretaciones de los jeroglíficos y sobre diversos aspectos del calendario maya.
Los mayas y el tiempo en VII Mesa Redonda de Palenque
Los mayas y el tiempo en VII Mesa Redonda de Palenque
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Arqueología
|
Cultura Maya
Además disertarán sombre las nociones que los mayas utilizaron en el periodo Clásico para ordenar en secuencias los sucesos. ARCHIVO
o Se analizará el pronóstico del supuesto 'Fin del mundo'
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México y Estados Unidos discutirán temas de arqueología, epigrafía y arqueoastronomía, entre otros
PALENQUE, CHIAPAS (22/NOV/2011).- De manera anticipada a la conmemoración del fin de una Era en el calendario maya, estudiosos mexicanos y extranjeros se darán cita en la VII Mesa Redonda de Palenque, a desarrollarse en esta ciudad del 27 de noviembre al 2 de diciembre con el tema 'Los mayas y las concepciones del tiempo'.
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México, Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania, discutirán temas de arqueología, epigrafía, arqueoastronomía, etnohistoria y antropología.
Además disertarán sombre las nociones que los mayas utilizaron en el periodo Clásico (250-900 d.C.) para ordenar en secuencias los sucesos, y la continuidad de este conocimiento durante la Colonia y en la época moderna.
La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo, debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito.
Cabe mencionar que el sistema de numeración indoarábiga se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.
De ahí que este complejo manejo cronológico sea el tema de la VII Mesa Redonda de Palenque. El encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), incluye más de 40 ponencias, divididas en cinco sesiones, así como un panel especial en el que se analizará el tema Las profecías mayas 2012.
Las dos primeras sesiones del encuentro serán: El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad; y La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos.
El par de sesiones subsecuentes se centrarán en La concepción histórica del tiempo entre los mayas, desde las fuentes coloniales, una perspectiva contemporánea.
Mientras que, la quinta y última abordará La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía, correlaciones.
A modo de homenaje a los destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011, cada mesa abrirá con la semblanza de cada uno de ellos: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Otra de las disciplinas que tendrá una importante presencia en este foro de mayistas es la restauración, a través de un simposio que tratará las intervenciones realizadas a últimas fechas en distintas zonas arqueológicas mayas, inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, entre ellas, Chichén Itzá, Uxmal y Palenque.
Entre las instituciones a las que se hallan adscritos los expertos partícipes están, en el caso de México, diversos organismos del INAH y de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma de Yucatán, así como del Colegio de Posgraduados de Puebla.
También destacan organismos estadunidenses, como las universidades de Arizona, Boston, Estatal de California-Stanislaus, de Tulane, Austin, Carbondale, Vanderbilt, así como el Nuevo Colegio de Florida.
Otras instancias convocadas son las universidades Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos (España); la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, y la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala); las universidades Estatal de Rusia; de Bonn y Frankfurt, Alemania; de La Trobe, Australia; de Sofía, Japón; de Copenhague, Dinamarca; y de Ljubljana, Eslovenia.
Como parte del programa de la VII Mesa Redonda de Palenque se presentará la publicación Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso; y la Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, España.
Además, en el Museo de Sitio 'Alberto Ruz L’huillier', será inaugurada la exposición temporal: Los mayas y el tiempo, bajo la curaduría del doctor Guillermo Bernal.
Se compone de textos glíficos y materiales arqueológicos descubiertos en Palenque, que ilustran el complejo cúmulo de creencias y concepciones que los antiguos mayas tejieron en torno a las dimensiones temporales.
Las actividades del foro académico concluirán con la entrega del Premio Palenque a los mejores ensayos presentados por investigadores menores de 35 años de edad.
El ciclo de mesas redondas, originalmente denominado 'Palenque Round Table', surgió por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, con el fin de discutir los estudios en la materia.
Para brindarle mayor impulso al foro académico, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque.
Los temas debatidos han sido: 'La guerra entre los antiguos mayas. Arquitectura e ideología de los antiguos mayas', en 1997; 'La organización social entre los mayas', en 1999; 'El culto funerario en la sociedad maya', en 2002; 'El territorio maya', en 2004, y 'Arqueología, imagen y texto', en 2008.
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Cultura Maya
Además disertarán sombre las nociones que los mayas utilizaron en el periodo Clásico para ordenar en secuencias los sucesos. ARCHIVO
o Se analizará el pronóstico del supuesto 'Fin del mundo'
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México y Estados Unidos discutirán temas de arqueología, epigrafía y arqueoastronomía, entre otros
PALENQUE, CHIAPAS (22/NOV/2011).- De manera anticipada a la conmemoración del fin de una Era en el calendario maya, estudiosos mexicanos y extranjeros se darán cita en la VII Mesa Redonda de Palenque, a desarrollarse en esta ciudad del 27 de noviembre al 2 de diciembre con el tema 'Los mayas y las concepciones del tiempo'.
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México, Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania, discutirán temas de arqueología, epigrafía, arqueoastronomía, etnohistoria y antropología.
Además disertarán sombre las nociones que los mayas utilizaron en el periodo Clásico (250-900 d.C.) para ordenar en secuencias los sucesos, y la continuidad de este conocimiento durante la Colonia y en la época moderna.
La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo, debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito.
Cabe mencionar que el sistema de numeración indoarábiga se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.
De ahí que este complejo manejo cronológico sea el tema de la VII Mesa Redonda de Palenque. El encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), incluye más de 40 ponencias, divididas en cinco sesiones, así como un panel especial en el que se analizará el tema Las profecías mayas 2012.
Las dos primeras sesiones del encuentro serán: El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad; y La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos.
El par de sesiones subsecuentes se centrarán en La concepción histórica del tiempo entre los mayas, desde las fuentes coloniales, una perspectiva contemporánea.
Mientras que, la quinta y última abordará La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía, correlaciones.
A modo de homenaje a los destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011, cada mesa abrirá con la semblanza de cada uno de ellos: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Otra de las disciplinas que tendrá una importante presencia en este foro de mayistas es la restauración, a través de un simposio que tratará las intervenciones realizadas a últimas fechas en distintas zonas arqueológicas mayas, inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, entre ellas, Chichén Itzá, Uxmal y Palenque.
Entre las instituciones a las que se hallan adscritos los expertos partícipes están, en el caso de México, diversos organismos del INAH y de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma de Yucatán, así como del Colegio de Posgraduados de Puebla.
También destacan organismos estadunidenses, como las universidades de Arizona, Boston, Estatal de California-Stanislaus, de Tulane, Austin, Carbondale, Vanderbilt, así como el Nuevo Colegio de Florida.
Otras instancias convocadas son las universidades Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos (España); la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, y la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala); las universidades Estatal de Rusia; de Bonn y Frankfurt, Alemania; de La Trobe, Australia; de Sofía, Japón; de Copenhague, Dinamarca; y de Ljubljana, Eslovenia.
Como parte del programa de la VII Mesa Redonda de Palenque se presentará la publicación Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso; y la Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, España.
Además, en el Museo de Sitio 'Alberto Ruz L’huillier', será inaugurada la exposición temporal: Los mayas y el tiempo, bajo la curaduría del doctor Guillermo Bernal.
Se compone de textos glíficos y materiales arqueológicos descubiertos en Palenque, que ilustran el complejo cúmulo de creencias y concepciones que los antiguos mayas tejieron en torno a las dimensiones temporales.
Las actividades del foro académico concluirán con la entrega del Premio Palenque a los mejores ensayos presentados por investigadores menores de 35 años de edad.
El ciclo de mesas redondas, originalmente denominado 'Palenque Round Table', surgió por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, con el fin de discutir los estudios en la materia.
Para brindarle mayor impulso al foro académico, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque.
Los temas debatidos han sido: 'La guerra entre los antiguos mayas. Arquitectura e ideología de los antiguos mayas', en 1997; 'La organización social entre los mayas', en 1999; 'El culto funerario en la sociedad maya', en 2002; 'El territorio maya', en 2004, y 'Arqueología, imagen y texto', en 2008.
Los mayas no pronosticaron el fin del mundo en 2012
Los mayas no pronosticaron el fin del mundo en 2012• 26 noviembre, 2011 – 7:17 PM
• Escrito en Arkeopatías, Arqueoastronomía, Arqueología, Congresos, Difusión, Iconografía, Sociedad
• Etiquetado 2012, astronomía, calendario, fin del mundo, Mayas, VII Mesa Redonda de Palenque
• Dejar un comentario
MIGUEL ÁNGEL CRIADO 26/11/2011 09:00
Fuente: Público.es http://www.publico.es/ciencias/409035/los-mayas-no-pronosticaron-el-fin-del-mundo-en-2012
El 23 de diciembre de 2012 no se acabará el mundo, aunque, según el calendario maya, será como una Nochevieja a lo grande. Unos 60 especialistas en esta cultura prehispánica debaten desde mañana las concepciones que tenía este pueblo sobre el tiempo. El fin del año que viene coincide con el cambio de era para los mayas. Los expertos sostienen que la influencia judeocristiana en la cultura occidental, con su milenarismo y querencia por el Juicio Final, explica que tantos vean el Apocalipsis donde sólo hay un cambio de ciclo.
De los aproximadamente 15.000 glifos (textos grabados) recogidos hasta ahora en distintos lugares del área donde floreció la cultura maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012. Una es el llamado Monumento 6, encontrado en Tortuguero (Tabasco, México). La piedra, grabada en el siglo VII de nuestra era, menciona la bajada a la Tierra del dios o conjunto de dioses Balun Yookte Kuh con el fin del decimotercer ciclo baktun. En el complejo calendario maya, cada uno de estos ciclos se correspondía con algo más de 394 años occidentales. Tras 13 baktunes (unos 5.120 años occidentales), el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación y vuelta a empezar. Y eso es lo que ocurrirá el 23 de diciembre de 2012.
“La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que, cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo”, explicaron en una nota los investigadores Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del comité académico de la Mesa Redonda de Palenque, el foro académico que reúne desde mañana en la ciudad de Chiapas a especialistas en la cultura maya de varios países, incluido España. El encuentro se abrirá con una sesión especial sobre las profecías mayas para 2012.
Ayer, un teletipo de la agencia AP confundió a periódicos de medio mundo y avivó los rescoldos sobre el fin del mundo. En él, se decía que había aparecido otra inscripción con referencias al 23 de diciembre de 2012. En un ladrillo de la pirámide de Comalcalco (también en Tabasco), aparece fragmentada una rueda calendárica, un mecanismo que superponía los tres calendarios mayas: el civil (360 días), el ritual (260 días) y la cuenta larga (5.120 años). En realidad, el ladrillo es conocido desde hace años y está en los alma-cenes del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Peor aún para los agoreros: no está claro que hable del 23 o del 21 de diciembre. Además, podría estar haciendo referencia al pasado y no al futuro. “No hay ninguna razón por la que no pueda ser una fecha pasada, que describa un acontecimiento histórico importante en el período clásico; de hecho, en el tercer glifo del ladrillo parece leerse el verbo huli, el o ella llega“, explica a AP el arqueólogo especialista en epigrafía maya de la Universidad de Texas David Stuart. Este tiempo verbal diferencia esta referencia a 2012 de la que aparece en la frase del Monumento 6, donde está en futuro. Esto sirve a Stuart para pensar que “la fecha de Comalcalco es más histórica que profética”.
En todo caso, el congreso de Palenque servirá para reconocer la importancia que daban los mayas a la ordenación del tiempo. Además de servirles para organizar su vida, era la base para realizar rituales para que cada nuevo ciclo les fuera propicio. Tan apocalíptico como brindar con cava en la noche de cada 31 de diciembre.
• Escrito en Arkeopatías, Arqueoastronomía, Arqueología, Congresos, Difusión, Iconografía, Sociedad
• Etiquetado 2012, astronomía, calendario, fin del mundo, Mayas, VII Mesa Redonda de Palenque
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MIGUEL ÁNGEL CRIADO 26/11/2011 09:00
Fuente: Público.es http://www.publico.es/ciencias/409035/los-mayas-no-pronosticaron-el-fin-del-mundo-en-2012
El 23 de diciembre de 2012 no se acabará el mundo, aunque, según el calendario maya, será como una Nochevieja a lo grande. Unos 60 especialistas en esta cultura prehispánica debaten desde mañana las concepciones que tenía este pueblo sobre el tiempo. El fin del año que viene coincide con el cambio de era para los mayas. Los expertos sostienen que la influencia judeocristiana en la cultura occidental, con su milenarismo y querencia por el Juicio Final, explica que tantos vean el Apocalipsis donde sólo hay un cambio de ciclo.
De los aproximadamente 15.000 glifos (textos grabados) recogidos hasta ahora en distintos lugares del área donde floreció la cultura maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012. Una es el llamado Monumento 6, encontrado en Tortuguero (Tabasco, México). La piedra, grabada en el siglo VII de nuestra era, menciona la bajada a la Tierra del dios o conjunto de dioses Balun Yookte Kuh con el fin del decimotercer ciclo baktun. En el complejo calendario maya, cada uno de estos ciclos se correspondía con algo más de 394 años occidentales. Tras 13 baktunes (unos 5.120 años occidentales), el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación y vuelta a empezar. Y eso es lo que ocurrirá el 23 de diciembre de 2012.
“La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que, cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo”, explicaron en una nota los investigadores Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del comité académico de la Mesa Redonda de Palenque, el foro académico que reúne desde mañana en la ciudad de Chiapas a especialistas en la cultura maya de varios países, incluido España. El encuentro se abrirá con una sesión especial sobre las profecías mayas para 2012.
Ayer, un teletipo de la agencia AP confundió a periódicos de medio mundo y avivó los rescoldos sobre el fin del mundo. En él, se decía que había aparecido otra inscripción con referencias al 23 de diciembre de 2012. En un ladrillo de la pirámide de Comalcalco (también en Tabasco), aparece fragmentada una rueda calendárica, un mecanismo que superponía los tres calendarios mayas: el civil (360 días), el ritual (260 días) y la cuenta larga (5.120 años). En realidad, el ladrillo es conocido desde hace años y está en los alma-cenes del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Peor aún para los agoreros: no está claro que hable del 23 o del 21 de diciembre. Además, podría estar haciendo referencia al pasado y no al futuro. “No hay ninguna razón por la que no pueda ser una fecha pasada, que describa un acontecimiento histórico importante en el período clásico; de hecho, en el tercer glifo del ladrillo parece leerse el verbo huli, el o ella llega“, explica a AP el arqueólogo especialista en epigrafía maya de la Universidad de Texas David Stuart. Este tiempo verbal diferencia esta referencia a 2012 de la que aparece en la frase del Monumento 6, donde está en futuro. Esto sirve a Stuart para pensar que “la fecha de Comalcalco es más histórica que profética”.
En todo caso, el congreso de Palenque servirá para reconocer la importancia que daban los mayas a la ordenación del tiempo. Además de servirles para organizar su vida, era la base para realizar rituales para que cada nuevo ciclo les fuera propicio. Tan apocalíptico como brindar con cava en la noche de cada 31 de diciembre.
Analizarán profecías mayas en la VII Mesa Redonda de Palenque
Analizarán profecías mayas en la VII Mesa Redonda de Palenque
Judith Amador Tello
22 de noviembre de 2011 • Sin comentarios
Cultura y Espectáculos
MÉXICO, D.F. (apro).- El hipotético “fin del mundo” que supuestamente pronosticaron los mayas en sus testimonios, será uno de los temas a analizarse en la VII Mesa Redonda de Palenque, que se llevará a cabo del 27 de noviembre al 2 de diciembre, en esa ciudad arqueológica, ubicada cerca del río Usumacinta, en el estado de Chiapas.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, la antigua ciudad maya de Palenque fue descubierta, tras su abandono por sus habitantes originales, en 1773 por Ramón de Ordóñez y Aguilar.
Durante el siglo XIX se hicieron varias exploraciones, e incluso se publicaron libros como el del anticuario y cartógrafo francés Jean Fréderic Waldeck.
Fue entre 1949 y 1952 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (el INAH se fundó en 1939, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas) envió un equipo de excavación y exploración dirigido por el famoso arqueólogo nacionalizado mexicano Alberto Ruz L’Huillier (1906-1979), quien exploró bajo el llamado Templo de las Inscripciones y descubrió, entre otros hallazgos, la tumba de Pakal.
Aunque desde 1973 se instituyeron las Mesas sobre Palenque, por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, fueron suspendidas por un tiempo y se retomaron en 1995, ya bajo la organización del INAH.
Ahora se llevará a cabo la VII mesa con el título Los mayas y las concepciones del tiempo.
Participarán alrededor de 60 mayistas nacionales y extranjeros. Son investigadores principalmente de México, pero asistirán también especialistas de Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania.
Tratarán temas tan diversos como arqueología, epigrafía, arqueoastronomía, etnohistoria y antropología, así como las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar en secuencias los sucesos. Conocimiento que, según el INAH, tuvo continuidad durante la época colonial y pervive en la época moderna.
“La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo, debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito. Cabe mencionar que el sistema de numeración indo-arábigo se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
“Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.”
Este manejo cronológico es el tema de la mesa en la cual se presentarán 40 ponencias, bajo los temas: “El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad”; “La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos”; “La concepción histórica del tiempo entre los mayas desde las fuentes coloniales”, y “La concepción histórica del tiempo entre los mayas, una perspectiva contemporánea”.
La última mesa abordará el tema: “La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía y correlaciones”.
Y habrá un panel especial con el título “Las profecías mayas 2012”, que se anticipa a la conmemoración del fin de una era en el calendario maya, supuestamente anunciado para el próximo año.
Aunque se habla del fin del mundo y hasta se han relacionado las profecías mayas con las de Nostradamus, diversos especialistas en esta civilización han señalado que los mayas sólo hablaron del fin de una era.
Cabe recordar también que antes de la llegada del año 2000, en el cual también se profetizaba el fin del mundo o algunas debacles, algunos astrónomos aclararon que el calendario Gregoriano, que es el que se utiliza en prácticamente todo el mundo, tiene un atraso de cinco años, por lo cual el año 2012 debió celebrarse en 2007.
Durante la VII Mesa de Palenque se rendirá homenaje a destacados mayistas mexicanos, estadunidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Asimismo, habrá un simposio sobre las zonas arqueológicas mayas inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y se presentarán las publicaciones Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso, y Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, de España.
Y en el museo de sitio Alberto Ruz L’Hhuillier se inaugurará la exposición temporal Los mayas y el tiempo, curada por el doctor Guillermo Bernal.
Judith Amador Tello
22 de noviembre de 2011 • Sin comentarios
Cultura y Espectáculos
MÉXICO, D.F. (apro).- El hipotético “fin del mundo” que supuestamente pronosticaron los mayas en sus testimonios, será uno de los temas a analizarse en la VII Mesa Redonda de Palenque, que se llevará a cabo del 27 de noviembre al 2 de diciembre, en esa ciudad arqueológica, ubicada cerca del río Usumacinta, en el estado de Chiapas.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, la antigua ciudad maya de Palenque fue descubierta, tras su abandono por sus habitantes originales, en 1773 por Ramón de Ordóñez y Aguilar.
Durante el siglo XIX se hicieron varias exploraciones, e incluso se publicaron libros como el del anticuario y cartógrafo francés Jean Fréderic Waldeck.
Fue entre 1949 y 1952 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (el INAH se fundó en 1939, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas) envió un equipo de excavación y exploración dirigido por el famoso arqueólogo nacionalizado mexicano Alberto Ruz L’Huillier (1906-1979), quien exploró bajo el llamado Templo de las Inscripciones y descubrió, entre otros hallazgos, la tumba de Pakal.
Aunque desde 1973 se instituyeron las Mesas sobre Palenque, por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, fueron suspendidas por un tiempo y se retomaron en 1995, ya bajo la organización del INAH.
Ahora se llevará a cabo la VII mesa con el título Los mayas y las concepciones del tiempo.
Participarán alrededor de 60 mayistas nacionales y extranjeros. Son investigadores principalmente de México, pero asistirán también especialistas de Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania.
Tratarán temas tan diversos como arqueología, epigrafía, arqueoastronomía, etnohistoria y antropología, así como las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar en secuencias los sucesos. Conocimiento que, según el INAH, tuvo continuidad durante la época colonial y pervive en la época moderna.
“La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo, debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito. Cabe mencionar que el sistema de numeración indo-arábigo se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
“Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.”
Este manejo cronológico es el tema de la mesa en la cual se presentarán 40 ponencias, bajo los temas: “El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad”; “La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos”; “La concepción histórica del tiempo entre los mayas desde las fuentes coloniales”, y “La concepción histórica del tiempo entre los mayas, una perspectiva contemporánea”.
La última mesa abordará el tema: “La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía y correlaciones”.
Y habrá un panel especial con el título “Las profecías mayas 2012”, que se anticipa a la conmemoración del fin de una era en el calendario maya, supuestamente anunciado para el próximo año.
Aunque se habla del fin del mundo y hasta se han relacionado las profecías mayas con las de Nostradamus, diversos especialistas en esta civilización han señalado que los mayas sólo hablaron del fin de una era.
Cabe recordar también que antes de la llegada del año 2000, en el cual también se profetizaba el fin del mundo o algunas debacles, algunos astrónomos aclararon que el calendario Gregoriano, que es el que se utiliza en prácticamente todo el mundo, tiene un atraso de cinco años, por lo cual el año 2012 debió celebrarse en 2007.
Durante la VII Mesa de Palenque se rendirá homenaje a destacados mayistas mexicanos, estadunidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Asimismo, habrá un simposio sobre las zonas arqueológicas mayas inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO y se presentarán las publicaciones Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso, y Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, de España.
Y en el museo de sitio Alberto Ruz L’Hhuillier se inaugurará la exposición temporal Los mayas y el tiempo, curada por el doctor Guillermo Bernal.
Mesa Redonda aborda ciclos mayas del tiempo
Mesa Redonda aborda ciclos mayas del tiempo
El investigador Erik Boot, mayista independiente, dictó la conferencia "Ciclos del pasado, ciclos del presente y ciclos del futuro"
Recinto. La VII Mesa Redonda de Palenque se realiza en esta ciudad. (Foto: Archivo )
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PALENQUE | Martes 29 de noviembre de 2011 Notimex | El Universal17:29
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El proyecto de erección de estelas de Tiliiw Yoaat K'ahk ‘Chan incluye la Estela E, el monumento más alto en su tipo construido en la zona maya de Quiriguá, en Guatemala. Y eso, sirvió de tema central para la conferencia que dictó esta tarde aquí el investigador Erik Boot.
Mayista que desarrolla sus investigaciones de manera independiente, Boot dictó la conferencia magistral "Ciclos del pasado, ciclos del presente y ciclos del futuro: Un análisis comparativo de los textos y la iconografía de la Estela E de Quiriguá", dentro de la VII Mesa Redonda de Palenque se realiza en esta ciudad.
En dicha conferencia, Boot habló tanto del interesante texto, como de la imagen representada en este elemento, relacionándolos con el conjunto de estelas y monumentos erigidos por Tiliiw K'ahk‘, así como en la práctica común de erigir monumentos con inscripciones de nombres y en otros sitios mayas en el área.
Destacó que la Estela E tiene dos fechas de Cuenta Larga. La primera de 725 d. C. se relaciona con la ascensión al poder de K'ahk' Tiliiw, y la segunda, 771 d.C., corresponde a la fecha en la que la estela, también llamada la "Piedra 13 Ajaaw", fue erigida. Se trata de un monumento de capital interés.
"La fecha 9.17.0.0.0 de la Cuenta Larga corresponde al 771 d.C. y con el día 13 Ajaaw del calendario tzolk'in, que también coincide con el último día del ciclo conocido como uxokol k'atunob o 'Cuenta de los k'atunes', periodo de 256 años del que sólo se tenía referencia en los libros del Chilam Balam", subrayó.
El especialista en esta arista de la cultura maya supone que con este monumento, 'K'ahk' Tiliiw vincula su gobierno con el último día de un ciclo que solamente era conocido para el periodo Posclásico Tardío en las Tierras Bajas del Norte, y así lo dejó ver a quienes lo escucharon con interés en el segundo día de la mesa.
De acuerdo con una serie de investigaciones realizadas tanto en gabinete como en campo, el hecho de que la Estela E de Quiriguá fuera nombrada como la "Piedra 13 Ajaaw", podría indicar que quizá, y por única vez, el llamado 'Ciclo de los katunes' fuera usado en el Clásico Tardío en las Tierras Bajas del sureste.
Además, añadió, "el texto en la Estela E proporciona fechas de ciclos temporales muy largos que se remontan a acontecimientos en un pasado distante". Mediante el análisis del texto e imágenes de la estela, y de todos los monumentos erigidos por K'ahk' Tiliiw Chan Yopaat en Quiriguá, explicó una 'enorme racionalidad".
El investigador independiente se refirió al uso adecuado, inteligente y racional, de la fecha "13 Ajaaw" y de los ciclos pasados, presentes y futuros plasmados en las inscripciones durante el periodo en el poder de este gobernante, con independencia de la "Cuenta de los k'atunes" conocida para el Posclásico Tardío.
El investigador Erik Boot, mayista independiente, dictó la conferencia "Ciclos del pasado, ciclos del presente y ciclos del futuro"
Recinto. La VII Mesa Redonda de Palenque se realiza en esta ciudad. (Foto: Archivo )
Notas Relacionadas
• Mayas marcaban el tiempo con monumentos 2011-11-29
• Abre sus puertas la VII Mesa Redonda de Palenque 2011-11-28
PALENQUE | Martes 29 de noviembre de 2011 Notimex | El Universal17:29
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El proyecto de erección de estelas de Tiliiw Yoaat K'ahk ‘Chan incluye la Estela E, el monumento más alto en su tipo construido en la zona maya de Quiriguá, en Guatemala. Y eso, sirvió de tema central para la conferencia que dictó esta tarde aquí el investigador Erik Boot.
Mayista que desarrolla sus investigaciones de manera independiente, Boot dictó la conferencia magistral "Ciclos del pasado, ciclos del presente y ciclos del futuro: Un análisis comparativo de los textos y la iconografía de la Estela E de Quiriguá", dentro de la VII Mesa Redonda de Palenque se realiza en esta ciudad.
En dicha conferencia, Boot habló tanto del interesante texto, como de la imagen representada en este elemento, relacionándolos con el conjunto de estelas y monumentos erigidos por Tiliiw K'ahk‘, así como en la práctica común de erigir monumentos con inscripciones de nombres y en otros sitios mayas en el área.
Destacó que la Estela E tiene dos fechas de Cuenta Larga. La primera de 725 d. C. se relaciona con la ascensión al poder de K'ahk' Tiliiw, y la segunda, 771 d.C., corresponde a la fecha en la que la estela, también llamada la "Piedra 13 Ajaaw", fue erigida. Se trata de un monumento de capital interés.
"La fecha 9.17.0.0.0 de la Cuenta Larga corresponde al 771 d.C. y con el día 13 Ajaaw del calendario tzolk'in, que también coincide con el último día del ciclo conocido como uxokol k'atunob o 'Cuenta de los k'atunes', periodo de 256 años del que sólo se tenía referencia en los libros del Chilam Balam", subrayó.
El especialista en esta arista de la cultura maya supone que con este monumento, 'K'ahk' Tiliiw vincula su gobierno con el último día de un ciclo que solamente era conocido para el periodo Posclásico Tardío en las Tierras Bajas del Norte, y así lo dejó ver a quienes lo escucharon con interés en el segundo día de la mesa.
De acuerdo con una serie de investigaciones realizadas tanto en gabinete como en campo, el hecho de que la Estela E de Quiriguá fuera nombrada como la "Piedra 13 Ajaaw", podría indicar que quizá, y por única vez, el llamado 'Ciclo de los katunes' fuera usado en el Clásico Tardío en las Tierras Bajas del sureste.
Además, añadió, "el texto en la Estela E proporciona fechas de ciclos temporales muy largos que se remontan a acontecimientos en un pasado distante". Mediante el análisis del texto e imágenes de la estela, y de todos los monumentos erigidos por K'ahk' Tiliiw Chan Yopaat en Quiriguá, explicó una 'enorme racionalidad".
El investigador independiente se refirió al uso adecuado, inteligente y racional, de la fecha "13 Ajaaw" y de los ciclos pasados, presentes y futuros plasmados en las inscripciones durante el periodo en el poder de este gobernante, con independencia de la "Cuenta de los k'atunes" conocida para el Posclásico Tardío.
Presentan el libro Chilam Balam de Ixil en la VII Mesa de Palenque
Presentan el libro Chilam Balam de Ixil en la VII Mesa de Palenque
Hoy, 09:07 h. | lainformacion.mx
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(Ampliación)
* Celebra García Moll la reciente aparición de esta traducción completa
Por Juan Carlos Castellanos C. Enviado
Palenque, Chis., 30 Nov. (Notimex).- El libro Chilam Balam de Ixil, presentado la víspera, pasa a ser una pieza clave para ensamblar temas y textos de la cultura europea que fueron considerados relevantes por los mayas para retomarlos, adoptarlos y combinarlos con su propio sistema simbólico y cultural.
Así se expresó el arqueólogo mexicano Roberto García Moll (Puebla, 19 de octubre de 1943) del texto traducido por Laura Caso Barrera, que incluye un estudio de almanaques, estrellas y calendarios de Mario Aliphat, durante su presentación, en el marco de la VII Mesa Redonda de Palenque.
García Moll agregó que lo anterior es una situación en la que abunda la autora al señalar que un texto como el Ixil pertenece al tipo de fuentes que permiten entender la culturación desde el punto de vista indígena, y presenta el impacto que produjo el mundo americano en la mentalidad y creencia europeas.
Fue de tal magnitud, que el Viejo Mundo requirió algún tiempo para asimilarlo. La información proporcionado por las indias fue incorporado a la mentalidad europea, por lo que no es extraño que, a nuestro juicio, estos textos cobren una dimensión diferente, pues son más que meras recopilaciones, mencionó.
Son, añadió, una herramienta bibliográfica de los mayas para entender y modificar las novedosas concepciones europeas, y amalgamarlas con sus conocimientos. Explicó que el libro es hasta ahora inédito en su versión completa, resultado de lecturas que realizaron los mayas coloniales de distintos textos europeos como la Biblia vulgata latina o El Cantar del mío Cid.
El maestro en Ciencias Antropológicas añadió que es una obra sorprendente, que refiere el encuentro entre pueblos con culturas y formas de vida diferentes, una historia que rebasa las tensiones internas desencadenadas por el encuentro de Europa con el mundo de ultramar.
Esas tensiones, advirtió, significaron un desafío para el espíritu occidental no sólo en lo que concierne a su capacidad receptiva sino también a su sustancia ética. Así lo refiere la autora en su estudio, cuando afirma que los libros del Chilam Balam son fuentes de gran riqueza para el estudio de la cultura y las lenguas mayas desde el periodo Posclásico hasta el siglo XIX.
Hoy, 09:07 h. | lainformacion.mx
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(Ampliación)
* Celebra García Moll la reciente aparición de esta traducción completa
Por Juan Carlos Castellanos C. Enviado
Palenque, Chis., 30 Nov. (Notimex).- El libro Chilam Balam de Ixil, presentado la víspera, pasa a ser una pieza clave para ensamblar temas y textos de la cultura europea que fueron considerados relevantes por los mayas para retomarlos, adoptarlos y combinarlos con su propio sistema simbólico y cultural.
Así se expresó el arqueólogo mexicano Roberto García Moll (Puebla, 19 de octubre de 1943) del texto traducido por Laura Caso Barrera, que incluye un estudio de almanaques, estrellas y calendarios de Mario Aliphat, durante su presentación, en el marco de la VII Mesa Redonda de Palenque.
García Moll agregó que lo anterior es una situación en la que abunda la autora al señalar que un texto como el Ixil pertenece al tipo de fuentes que permiten entender la culturación desde el punto de vista indígena, y presenta el impacto que produjo el mundo americano en la mentalidad y creencia europeas.
Fue de tal magnitud, que el Viejo Mundo requirió algún tiempo para asimilarlo. La información proporcionado por las indias fue incorporado a la mentalidad europea, por lo que no es extraño que, a nuestro juicio, estos textos cobren una dimensión diferente, pues son más que meras recopilaciones, mencionó.
Son, añadió, una herramienta bibliográfica de los mayas para entender y modificar las novedosas concepciones europeas, y amalgamarlas con sus conocimientos. Explicó que el libro es hasta ahora inédito en su versión completa, resultado de lecturas que realizaron los mayas coloniales de distintos textos europeos como la Biblia vulgata latina o El Cantar del mío Cid.
El maestro en Ciencias Antropológicas añadió que es una obra sorprendente, que refiere el encuentro entre pueblos con culturas y formas de vida diferentes, una historia que rebasa las tensiones internas desencadenadas por el encuentro de Europa con el mundo de ultramar.
Esas tensiones, advirtió, significaron un desafío para el espíritu occidental no sólo en lo que concierne a su capacidad receptiva sino también a su sustancia ética. Así lo refiere la autora en su estudio, cuando afirma que los libros del Chilam Balam son fuentes de gran riqueza para el estudio de la cultura y las lenguas mayas desde el periodo Posclásico hasta el siglo XIX.
2012 El fin del mundo ¿mito o realidad?
..El fin del mundo ¿mito o realidad?
EFE – jue, 10 nov 2011....
Share0Correo electrónicoImprimir......Contenido Relacionado.
...Un líder religioso de la ancestral cultura maya practica un ritual en tierras guatemaltecas.Para …
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Artículo: El 11 del 11 del 2011 es la fecha elegida para pedir por la paz
Télam - jue, 10 nov 2011
Artículo: El fin del mundo predicho por los mayas es un error de interpretación
EFE - jue, 27 oct 2011
....Las alarmas infundadas sobre el fin del mundo se repiten continuamente, pero 2012 es especial, es el año en el que termina "la cuenta larga" del calendario maya, una fecha muy señalada para los matemáticos y los astrólogos de todos los tiempos. Unos lo interpretan como un cambio de ciclo, pero otros piensan que la Tierra desaparecerá... Un enigma que se resolverá llegado el momento.
Para muchos, el fin del mundo tiene año, mes y día: sería el 21 de diciembre de 2012 cuando la Tierra deje de existir tal y como la conocemos y se ponga en juego la continuidad de la especie humana, o al menos ese es el rumor que circula por la red.
El calendario Tzolkin, uno de los veinte cómputos de tiempo que utilizaban los mayas, afirma que 2012 pone fin a lo que llaman “la cuenta larga”, un ciclo de tiempo que comenzó en 3113 A. de C.
Según Enrique de Vicente, periodista especializado en temas paracientíficos desde 1968, este dato es relevante porque la cultura maya ha dejado un legado de conocimiento astral “tan preciso que asombra a los matemáticos y a los astrónomos”.
Aunque el fin de un ciclo no suponga la destrucción de la Tierra, 2012 se ha convertido en un “año apocalíptico”, en el que unos ven preocupaciones y otros negocios.
De Vicente, que además dirige la revista Año Cero, publicación sobre esoterismo y ciencias ocultas, afirma que “en la red hay desinformación” y los responsables son “la rumorología y películas como ‘2012’”.
Roland Emmerich, director de esta cinta y de otras como “Godzilla” o “El día de mañana” es, según De Vicente, “un productor de temas apocalípticos porque venden” y ha hecho “una manipulación interesada”.
De Vicente asegura que “en Occidente el número de personas que creen en el fin de mundo es mínimo, sin embargo esa tendencia catastrofista es muy superior en otros lugares como India o Japón”.
En la actualidad, señala el experto, “muchos mayas, la mayoría analfabetos, piensan que se va a acabar el mundo, no porque se lo hayan dicho sus sacerdotes, sino porque es el rumor que corre”.
Como recalca De Vicente, “para los sacerdotes, 2012 no significa ninguna destrucción, sino un cambio de conciencia que interpretan como que el ser humano se considere parte de la tierra y del cosmos, porque, si no existe una armonía, todo va mal”.
Esta cosmovisión tiene un sentido para Enrique de Vicente, que reflexiona sobre acontecimientos recientes como los catastróficos terremotos de Indonesia, Japón y Chile, “tres de los siete mayores acaecidos en la historia”.
Aunque el periodista rechaza el sonado y corrido rumor sobre el fin del mundo, reconoce que “el mundo está pasando por un momento de transformación y habrá gente que tome conciencia y otros que no”.
Laura G. Orihuela.
Efe-Reportajes.
Un líder religioso de la ancestral cultura maya practica un ritual en tierras guatemaltecas.
Para los sacerdotes mayas 2012 significa un cambio de conciencia para el hombre, que ha de comulgar con la Tierra y el cosmos.
EFE – jue, 10 nov 2011....
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....Las alarmas infundadas sobre el fin del mundo se repiten continuamente, pero 2012 es especial, es el año en el que termina "la cuenta larga" del calendario maya, una fecha muy señalada para los matemáticos y los astrólogos de todos los tiempos. Unos lo interpretan como un cambio de ciclo, pero otros piensan que la Tierra desaparecerá... Un enigma que se resolverá llegado el momento.
Para muchos, el fin del mundo tiene año, mes y día: sería el 21 de diciembre de 2012 cuando la Tierra deje de existir tal y como la conocemos y se ponga en juego la continuidad de la especie humana, o al menos ese es el rumor que circula por la red.
El calendario Tzolkin, uno de los veinte cómputos de tiempo que utilizaban los mayas, afirma que 2012 pone fin a lo que llaman “la cuenta larga”, un ciclo de tiempo que comenzó en 3113 A. de C.
Según Enrique de Vicente, periodista especializado en temas paracientíficos desde 1968, este dato es relevante porque la cultura maya ha dejado un legado de conocimiento astral “tan preciso que asombra a los matemáticos y a los astrónomos”.
Aunque el fin de un ciclo no suponga la destrucción de la Tierra, 2012 se ha convertido en un “año apocalíptico”, en el que unos ven preocupaciones y otros negocios.
De Vicente, que además dirige la revista Año Cero, publicación sobre esoterismo y ciencias ocultas, afirma que “en la red hay desinformación” y los responsables son “la rumorología y películas como ‘2012’”.
Roland Emmerich, director de esta cinta y de otras como “Godzilla” o “El día de mañana” es, según De Vicente, “un productor de temas apocalípticos porque venden” y ha hecho “una manipulación interesada”.
De Vicente asegura que “en Occidente el número de personas que creen en el fin de mundo es mínimo, sin embargo esa tendencia catastrofista es muy superior en otros lugares como India o Japón”.
En la actualidad, señala el experto, “muchos mayas, la mayoría analfabetos, piensan que se va a acabar el mundo, no porque se lo hayan dicho sus sacerdotes, sino porque es el rumor que corre”.
Como recalca De Vicente, “para los sacerdotes, 2012 no significa ninguna destrucción, sino un cambio de conciencia que interpretan como que el ser humano se considere parte de la tierra y del cosmos, porque, si no existe una armonía, todo va mal”.
Esta cosmovisión tiene un sentido para Enrique de Vicente, que reflexiona sobre acontecimientos recientes como los catastróficos terremotos de Indonesia, Japón y Chile, “tres de los siete mayores acaecidos en la historia”.
Aunque el periodista rechaza el sonado y corrido rumor sobre el fin del mundo, reconoce que “el mundo está pasando por un momento de transformación y habrá gente que tome conciencia y otros que no”.
Laura G. Orihuela.
Efe-Reportajes.
Un líder religioso de la ancestral cultura maya practica un ritual en tierras guatemaltecas.
Para los sacerdotes mayas 2012 significa un cambio de conciencia para el hombre, que ha de comulgar con la Tierra y el cosmos.
Exposición sobre el Tiempo Maya abre Mesa de Palenque
Exposición sobre el Tiempo Maya abre Mesa de Palenque
Martes, 29 de Noviembre de 2011 01:44 | | |
Civilización creadora del Día 0
EXPOSICIÓN SOBRE EL TIEMPO MAYA, ABRE MESA DE PALENQUE
*** La muestra, compuesta por piezas arqueológicas y textos glíficos, marcó el comienzo del foro académico que reúne en Chiapas a cerca de 60 estudiosos de esta cultura
*** En la inauguración del encuentro, fueron recordados los aportes de 10 mayistas homenajeados de manera póstuma
Con la apertura de una exposición de piezas arqueológicas, que datan de antes de nuestra era y de los siglos VI y VIII d.C., que refieren algunas facetas de los cómputos cronológicos mayas y acontecimientos asociados con las fechas registradas, fue inaugurada la VII Mesa Redonda de Palenque, en la que cerca de 60 expertos sobre esta antigua cultura divulgarán —hasta el próximo viernes 2 de diciembre— sus estudios más recientes en torno al tema
En representación de Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), institución organizadora del encuentro académico, Emiliano Gallaga, delegado del INAH en Chiapas, recordó que este importante encuentro surgió en 1973 gracias al interés de la investigadora estadunidense Merle Greene Robertson.
A partir de tertulias que tenían lugar en la casa de Greene —dijo—, un grupo de estudiosos de esta civilización fueron intercambiando sus conocimientos sobre la misma, hasta que en los años 90 y bajo el auspicio del INAH, el encuentro adquirió un carácter más formal y ambicioso, manteniéndose el espíritu generoso de quienes lo hacen posible.
Esa generosidad —continuó— fue la que caracterizó a los diez homenajeados en esta VII Mesa Redonda de Palenque, destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte, Juan Antonio Valdés, y la misma Merle Greene.
Carlos Morelos Rodríguez, presidente municipal de la ciudad de Palenque; Juan Antonio Ferrer, director de la zona arqueológica de Palenque; y Mercedes de la Garza, representante del Comité Académico de la Mesa Redonda, manifestaron su deseo en que estas jornadas –que congregan a mayistas provenientes de 12 países-- sean exitosas.
En lo que respecta a la exposición Las eras, los dioses y los gobernantes mayas, inaugurada en el Museo de Sitio “Alberto Ruiz Lhuilllier”, ésta refiere que los componentes centrales que contribuyeron a las concepciones de tiempo entre la sociedad maya prehispánica, fueron el contraste y la conexión entre rutinas diarias y eventos extraordinarios como ceremonias.
El epigrafista Guillermo Bernal, curador de la muestra que permanecerá hasta febrero de 2012, explicó que el tiempo, los calendarios y particularmente los movimientos del Sol, llegaron a ser considerados elementos “controlados” por los gobernantes mayas, con la ayuda de un séquito de sacerdotes del calendario.
“De acuerdo con la concepción de los antiguos mayas, los gobernantes eran la representación en la Tierra de sus dioses, y por tanto tenían capacidades para ver y percibir las hazañas de las deidades, trasladándose a los tiempos y espacios míticos donde ocurrieron, facultades que se acentuaban después de su muerte. Por ejemplo, en 683 d.C., al fallecer el señor de Palenque, Pakal II, le fueron colocadas, en las manos, dos piezas de jade: una esfera y un cubo, símbolos universales del tiempo y el espacio”, anotó.
Este impresionante y suntuoso poder “cosmo-político”, se revela en las aproximadamente 15 piezas que componen la exhibición, descubiertas en Palenque y datadas entre fines del siglo VI d.C. y VIII d.C., durante el apogeo de esta civilización en el periodo Clásico.
Entre los objetos arqueológicos sobresalen el Tablero del Trono del Templo XXI, una ofrenda de corales marinos que fue encontrada frente al Tablero del Templo XIV, así como una jamba esculpida del Templo de la Cruz Foliada.
También destacan piezas que datan de antes de nuestra era, como una estatuilla de rasgos olmecas que fue depositada al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones (edificio funerario de Pakal II). Cabe mencionar que los mayas adoptaron en el siglo I d.C., el sistema de cómputo temporal de cuenta larga y rueda calendárica usado por la llamada “cultura madre”, y lo desarrollaron mediante la integración de nuevos periodos rituales y astronómicos.
Al igual que otras dinastías mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.), la de Palenque reconoció la importancia que había tenido la cultura olmeca, de manera que a menudo recuperaban objetos creados por esa cultura y los apreciaban tanto que los depositaban como ofrendas, explicó el investigador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM.
Asimismo, reconocían que hubo un tiempo primigenio, anterior a su fecha Era o Día 0: 4 Ajaw 8 Kumk’u, que en términos de nuestro sistema calendárico equivale al 8 de septiembre de 3114 a.C. Una losa con fósiles de peces y un diente de fósil de tiburón, localizado en el adoratorio central del Grupo de las Cruces y que se exhibe en la muestra, son testimonio de su creencia sobre la existencia de un mar antiguo y primordial.
La fecha Era de los mayas también se ubica en un tiempo mítico; el acontecimiento fundamental de esa gesta fue el reemplazo de un fogón de tres piedras, simbolizadas como tronos pétreos que fijaron los niveles del cielo, la tierra y el inframundo. Los dioses remeros Espina de Raya y Jaguar, de los que se presentan dos portaincensarios con su representación (s.VII d.C.), jugaron un papel importante en este acto al colocar el trono de piedra del jaguar, puntal cósmico del mundo subterráneo.
Las eras, los dioses y los gobernantes mayas se complementa con imágenes de textos glíficos que ilustran algunas facetas de los cómputos cronológicos mayas y de los acontecimientos asociados con fechas registradas, como la Estela C de Quiriguá, Guatemala, en cuya inscripción se asienta la fecha Era; o el Altar I de Piedras Negras, que refiere que un gobernante de esta ciudad vio la sustitución del fogón primordial, también en la fecha Era.
Martes, 29 de Noviembre de 2011 01:44 | | |
Civilización creadora del Día 0
EXPOSICIÓN SOBRE EL TIEMPO MAYA, ABRE MESA DE PALENQUE
*** La muestra, compuesta por piezas arqueológicas y textos glíficos, marcó el comienzo del foro académico que reúne en Chiapas a cerca de 60 estudiosos de esta cultura
*** En la inauguración del encuentro, fueron recordados los aportes de 10 mayistas homenajeados de manera póstuma
Con la apertura de una exposición de piezas arqueológicas, que datan de antes de nuestra era y de los siglos VI y VIII d.C., que refieren algunas facetas de los cómputos cronológicos mayas y acontecimientos asociados con las fechas registradas, fue inaugurada la VII Mesa Redonda de Palenque, en la que cerca de 60 expertos sobre esta antigua cultura divulgarán —hasta el próximo viernes 2 de diciembre— sus estudios más recientes en torno al tema
En representación de Alfonso de Maria y Campos, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), institución organizadora del encuentro académico, Emiliano Gallaga, delegado del INAH en Chiapas, recordó que este importante encuentro surgió en 1973 gracias al interés de la investigadora estadunidense Merle Greene Robertson.
A partir de tertulias que tenían lugar en la casa de Greene —dijo—, un grupo de estudiosos de esta civilización fueron intercambiando sus conocimientos sobre la misma, hasta que en los años 90 y bajo el auspicio del INAH, el encuentro adquirió un carácter más formal y ambicioso, manteniéndose el espíritu generoso de quienes lo hacen posible.
Esa generosidad —continuó— fue la que caracterizó a los diez homenajeados en esta VII Mesa Redonda de Palenque, destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte, Juan Antonio Valdés, y la misma Merle Greene.
Carlos Morelos Rodríguez, presidente municipal de la ciudad de Palenque; Juan Antonio Ferrer, director de la zona arqueológica de Palenque; y Mercedes de la Garza, representante del Comité Académico de la Mesa Redonda, manifestaron su deseo en que estas jornadas –que congregan a mayistas provenientes de 12 países-- sean exitosas.
En lo que respecta a la exposición Las eras, los dioses y los gobernantes mayas, inaugurada en el Museo de Sitio “Alberto Ruiz Lhuilllier”, ésta refiere que los componentes centrales que contribuyeron a las concepciones de tiempo entre la sociedad maya prehispánica, fueron el contraste y la conexión entre rutinas diarias y eventos extraordinarios como ceremonias.
El epigrafista Guillermo Bernal, curador de la muestra que permanecerá hasta febrero de 2012, explicó que el tiempo, los calendarios y particularmente los movimientos del Sol, llegaron a ser considerados elementos “controlados” por los gobernantes mayas, con la ayuda de un séquito de sacerdotes del calendario.
“De acuerdo con la concepción de los antiguos mayas, los gobernantes eran la representación en la Tierra de sus dioses, y por tanto tenían capacidades para ver y percibir las hazañas de las deidades, trasladándose a los tiempos y espacios míticos donde ocurrieron, facultades que se acentuaban después de su muerte. Por ejemplo, en 683 d.C., al fallecer el señor de Palenque, Pakal II, le fueron colocadas, en las manos, dos piezas de jade: una esfera y un cubo, símbolos universales del tiempo y el espacio”, anotó.
Este impresionante y suntuoso poder “cosmo-político”, se revela en las aproximadamente 15 piezas que componen la exhibición, descubiertas en Palenque y datadas entre fines del siglo VI d.C. y VIII d.C., durante el apogeo de esta civilización en el periodo Clásico.
Entre los objetos arqueológicos sobresalen el Tablero del Trono del Templo XXI, una ofrenda de corales marinos que fue encontrada frente al Tablero del Templo XIV, así como una jamba esculpida del Templo de la Cruz Foliada.
También destacan piezas que datan de antes de nuestra era, como una estatuilla de rasgos olmecas que fue depositada al pie de la escalinata del Templo de las Inscripciones (edificio funerario de Pakal II). Cabe mencionar que los mayas adoptaron en el siglo I d.C., el sistema de cómputo temporal de cuenta larga y rueda calendárica usado por la llamada “cultura madre”, y lo desarrollaron mediante la integración de nuevos periodos rituales y astronómicos.
Al igual que otras dinastías mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.), la de Palenque reconoció la importancia que había tenido la cultura olmeca, de manera que a menudo recuperaban objetos creados por esa cultura y los apreciaban tanto que los depositaban como ofrendas, explicó el investigador del Centro de Estudios Mayas de la UNAM.
Asimismo, reconocían que hubo un tiempo primigenio, anterior a su fecha Era o Día 0: 4 Ajaw 8 Kumk’u, que en términos de nuestro sistema calendárico equivale al 8 de septiembre de 3114 a.C. Una losa con fósiles de peces y un diente de fósil de tiburón, localizado en el adoratorio central del Grupo de las Cruces y que se exhibe en la muestra, son testimonio de su creencia sobre la existencia de un mar antiguo y primordial.
La fecha Era de los mayas también se ubica en un tiempo mítico; el acontecimiento fundamental de esa gesta fue el reemplazo de un fogón de tres piedras, simbolizadas como tronos pétreos que fijaron los niveles del cielo, la tierra y el inframundo. Los dioses remeros Espina de Raya y Jaguar, de los que se presentan dos portaincensarios con su representación (s.VII d.C.), jugaron un papel importante en este acto al colocar el trono de piedra del jaguar, puntal cósmico del mundo subterráneo.
Las eras, los dioses y los gobernantes mayas se complementa con imágenes de textos glíficos que ilustran algunas facetas de los cómputos cronológicos mayas y de los acontecimientos asociados con fechas registradas, como la Estela C de Quiriguá, Guatemala, en cuya inscripción se asienta la fecha Era; o el Altar I de Piedras Negras, que refiere que un gobernante de esta ciudad vio la sustitución del fogón primordial, también en la fecha Era.
Palenque, paraíso maya
Palenque, paraíso maya
Entre la densa vegetación selvática chiapaneca se yergue la ciudad prehispánica de Palenque, descubierta en 1784, que a la fecha sigue maravillándonos con la elegancia de sus templos y relieves, delicadamente esculpidos en piedra caliza. Eminente santuario maya declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987.
Esta urbe precolombina, ubicada en el estado mexicano de Chiapas, tiene una superficie aproximada de 2.5 kilómetros cuadrados y fue asiento de los nobles mayas palencanos que habitaron este sitio durante más de mil años, desde el año 100 a.C. hasta el 900 d.C. El esplendor de su historia quedó plasmado en códices, tableros, estelas y diversas manifestaciones artísticas.
De acuerdo con relatos históricos, esta ciudad se llamaba Otolum, vocablo chol que en español significa “empalizada” o “lugar fortificado”. Posteriormente, en el siglo XVI, fray Pedro Lorenzo de la Nada fundó en las cercanías el pueblo de Palenque, nombre como ahora se conoce mundialmente a la antigua Otolum.
La ancestral cultura maya es una de las más notables de Mesoamérica; admirada por su legado astronómico, religioso y matemático; se extendió por los estados de Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, en México, así como en otros países centroamericanos: Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.
Palenque es uno de los asentamientos más importantes del periodo Clásico maya (250 al 900 d.C.); de pequeña aldea de agricultores y cazadores se convirtió en la capital de una poderosa dinastía que tuvo gran influencia en toda la cuenca del río Usumacinta.
Entre los años 615 y 783 de nuestra era, esta ciudad vivió su época de auge, momento de una intensa actividad constructiva en la que levantaron palacios, templos, áreas administrativas y tumbas; su población alcanzó los 10 mil habitantes.
De los impresionantes complejos arquitectónicos destaca El Palacio, el edificio más grande de la zona, cuyas galerías y patios interiores sin techo están decorados con figuras antropomorfas al relieve. En este lugar se encuentra una torre de cuatro niveles, símbolo inconfundible del sitio arqueológico.
En el centro del área ceremonial se alza el Templo de las Inscripciones, así llamado por los 620 glifos esculpidos en tres grandes tableros, que contienen la segunda inscripción más larga conocida en el clásico maya de las tierras bajas. Fue construido en el año 765 d.C. bajo el señorío de K’inich Janaab’ Pakal, el dignatario más notable de esta ciudad, para honrarlo en vida; y que a la postre se convirtió en su cripta funeraria.
Los mayas depositaron a su señor hace más de mil 300 años -en el 683 d.C.- dentro de un imponente sarcófago colocado en el interior y al pie de pirámide, y lo sellaron con una gran lápida de aproximadamente siete toneladas grabada en bajorrelieve.
El arqueólogo mexicano Alberto Ruz Lhuillier localizó la escalinata que conduce a la cámara funeraria el 12 de junio de 1952. Estaba cubierta escombro y sellada con gigantescas losas. Tras dos años de excavación pudo remover la piedra milenaria en forma de triángulo que impedía el paso a la tumba donde descansan los restos del soberano maya. Su esqueleto estaba adornado con una máscara, collares y anillos de jade, y cubierto por un polvo rojo llamado cinabrio, mineral que le daba a los cuerpos una apariencia de estar vivos.
Otro de los edificios que destacan en este sitio arqueológico es el Templo XIII, complejo donde se descubrió —en el año 1994— el entierro de una mujer a quien los arqueólogos denominaron la Reina Roja, puesto que sus restos presentaban un tono rojizo.
Finalmente, Palenque cuenta con un museo de sitio, recinto que exhibe más de 200 piezas prehispánicas localizadas en esta ciudad como: figurillas de barro, esculturas en piedra caliza, tableros esculpidos con glifos, ornamentos de jadeíta, malaquita, concha y coral.
Dado que uno de los principales atractivos de esta urbe maya es la tumba de Pakal, el museo cuenta con una réplica exacta de este sepulcro, ya que la cripta original permanece cerrada para su correcta conservación.
Entre la densa vegetación selvática chiapaneca se yergue la ciudad prehispánica de Palenque, descubierta en 1784, que a la fecha sigue maravillándonos con la elegancia de sus templos y relieves, delicadamente esculpidos en piedra caliza. Eminente santuario maya declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1987.
Esta urbe precolombina, ubicada en el estado mexicano de Chiapas, tiene una superficie aproximada de 2.5 kilómetros cuadrados y fue asiento de los nobles mayas palencanos que habitaron este sitio durante más de mil años, desde el año 100 a.C. hasta el 900 d.C. El esplendor de su historia quedó plasmado en códices, tableros, estelas y diversas manifestaciones artísticas.
De acuerdo con relatos históricos, esta ciudad se llamaba Otolum, vocablo chol que en español significa “empalizada” o “lugar fortificado”. Posteriormente, en el siglo XVI, fray Pedro Lorenzo de la Nada fundó en las cercanías el pueblo de Palenque, nombre como ahora se conoce mundialmente a la antigua Otolum.
La ancestral cultura maya es una de las más notables de Mesoamérica; admirada por su legado astronómico, religioso y matemático; se extendió por los estados de Yucatán, Campeche, Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, en México, así como en otros países centroamericanos: Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.
Palenque es uno de los asentamientos más importantes del periodo Clásico maya (250 al 900 d.C.); de pequeña aldea de agricultores y cazadores se convirtió en la capital de una poderosa dinastía que tuvo gran influencia en toda la cuenca del río Usumacinta.
Entre los años 615 y 783 de nuestra era, esta ciudad vivió su época de auge, momento de una intensa actividad constructiva en la que levantaron palacios, templos, áreas administrativas y tumbas; su población alcanzó los 10 mil habitantes.
De los impresionantes complejos arquitectónicos destaca El Palacio, el edificio más grande de la zona, cuyas galerías y patios interiores sin techo están decorados con figuras antropomorfas al relieve. En este lugar se encuentra una torre de cuatro niveles, símbolo inconfundible del sitio arqueológico.
En el centro del área ceremonial se alza el Templo de las Inscripciones, así llamado por los 620 glifos esculpidos en tres grandes tableros, que contienen la segunda inscripción más larga conocida en el clásico maya de las tierras bajas. Fue construido en el año 765 d.C. bajo el señorío de K’inich Janaab’ Pakal, el dignatario más notable de esta ciudad, para honrarlo en vida; y que a la postre se convirtió en su cripta funeraria.
Los mayas depositaron a su señor hace más de mil 300 años -en el 683 d.C.- dentro de un imponente sarcófago colocado en el interior y al pie de pirámide, y lo sellaron con una gran lápida de aproximadamente siete toneladas grabada en bajorrelieve.
El arqueólogo mexicano Alberto Ruz Lhuillier localizó la escalinata que conduce a la cámara funeraria el 12 de junio de 1952. Estaba cubierta escombro y sellada con gigantescas losas. Tras dos años de excavación pudo remover la piedra milenaria en forma de triángulo que impedía el paso a la tumba donde descansan los restos del soberano maya. Su esqueleto estaba adornado con una máscara, collares y anillos de jade, y cubierto por un polvo rojo llamado cinabrio, mineral que le daba a los cuerpos una apariencia de estar vivos.
Otro de los edificios que destacan en este sitio arqueológico es el Templo XIII, complejo donde se descubrió —en el año 1994— el entierro de una mujer a quien los arqueólogos denominaron la Reina Roja, puesto que sus restos presentaban un tono rojizo.
Finalmente, Palenque cuenta con un museo de sitio, recinto que exhibe más de 200 piezas prehispánicas localizadas en esta ciudad como: figurillas de barro, esculturas en piedra caliza, tableros esculpidos con glifos, ornamentos de jadeíta, malaquita, concha y coral.
Dado que uno de los principales atractivos de esta urbe maya es la tumba de Pakal, el museo cuenta con una réplica exacta de este sepulcro, ya que la cripta original permanece cerrada para su correcta conservación.
Cuenta del tiempo de los mayas, tema de Premio Palenque
Cuenta del tiempo de los mayas, tema de Premio Palenque
Viernes, 04 de Noviembre de 2011 19:35 | | |
El INAH abrió la convocatoria de este certamen académico.
Incentivo a la investigación
CUENTA DEL TIEMPO DE LOS MAYAS, TEMA DE PREMIO PALENQUE
*** El INAH abrió la convocatoria de este certamen académico, cuyo galardón será entregado en el último bimestre del año en la VII Mesa Redonda de Palenque
*** En esta ocasión el objetivo es reconocer investigaciones recientes que indaguen sobre el conocimiento tan preciso que desarrolló la cultura maya en torno al cómputo del tiempo
Con el objetivo de reconocer investigaciones recientes que indaguen sobre el conocimiento tan preciso que desarrolló la cultura maya en torno al cómputo del tiempo, así como sus nociones matemáticas y astronómicas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) abrió la convocatoria del Premio Palenque, que será entregado en el último bimestre de este año.
De acuerdo con Ramón Carrasco Vargas, miembro del Comité Académico de la VII Mesa Redonda de Palenque, la antigua civilización maya se distinguió de otros pueblos mesoamericanos —entre otros aspectos—, por el manejo de una cronología del tiempo, a través de un sistema de cuenta con el cual registraron los eventos históricos y organizaron sus actividades cotidianas.
La premiación del certamen, dirigido a jóvenes investigadores, tendrá lugar en dicho foro académico, que se celebrará del 27 de noviembre al 2 de diciembre, en la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas.
El 20 de septiembre próximo será la fecha límite para la recepción de ensayos que aborden el tema central del concurso Los mayas y las concepciones del tiempo, o alguno de los tres subtemas en los que se ha dividido.
El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad por región; La concepción histórica del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos. Una perspectiva desde la epigrafía, las fuentes y la etnografía, y La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas: calendarios, astronomía, correlaciones, cómputo del tiempo.
El Premio Palenque convoca a estudiantes y especialistas nacionales y extranjeros menores de 35 años, quienes podrán participar de forma individual o colectiva (máximo dos personas).
Las investigaciones —en español o inglés— deben ser inéditas, no se aceptarán aquellas publicadas o presentadas previamente en cualquier otro concurso, ni las entregadas después del cierre del plazo de recepción, excepto aquellos que hayan sido enviados a tiempo por correo, en cuyo caso se considerará la fecha del sello postal.
La evaluación de los estudios estará a cargo del Comité Académico de la VII Mesa Redonda de Palenque, integrado por destacados especialistas del INAH y la Universidad Nacional Autónoma de México, como los arqueólogos Laura Pescador Cantón, Roberto García Moll, Marta Cuevas, Rodrigo Liendo Estuardo, Erick Velásquez García, Rafael Cobos Palma, y Salvador Guilliem, coordinador nacional de Arqueología del INAH, entre otros.
Ramón Carrasco indicó que la notificación del fallo de dicho comité se dará a conocer de forma personal a más tardar el 10 de noviembre de 2011. “El ganador podrá exponer su ensayo en la mesa redonda, en una sesión especial dedicada al Premio Palenque; además se hará acreedor de 40 mil pesos y diploma de participación”.
La investigación debe entregarse impresa y por triplicado, así como en una versión electrónica contenida en un CD, así mismo debe acompañarse de un resumen de media cuartilla, no mayor de 300 palabras, con los siguientes datos: nombre completo, edad, institución en la que estudia o trabaja, dirección con código postal, teléfonos con clave lada y correo electrónico.
Los trabajos deben enviarse en un sobre sellado en atención a la arqueóloga Laura Pescador Cantón, secretaria de la VII Mesa Redonda de Palenque, en la Secretaría Técnica del INAH, ubicada en Insurgentes Sur 421, Piso 14, colonia Hipódromo Condesa, C.P. 06100, delegación Cuauhtémoc, México, D.F.
Mayor información en los teléfonos 4040 4300 y 4040 4624, extensión 416 940, de 10:00 a 18:00 horas, o a los correos electrónicos: laura_pescador@inah.gob.mxEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla y pescadorlaura@yahoo.com.mxEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla .
El arqueólogo Ramón Carrasco comentó que la importancia del Premio Palenque radica en fomentar la participación de jóvenes investigadores, quienes pueden presentar sus estudios a la comunidad académica y a la vez ser recompensados económicamente. Además permite incentivar investigaciones serias y de calidad académica.
Finalmente, respecto al tema central del certamen, relativo al registro del tiempo por los antiguos mayas, el especialista del INAH comentó que sobre las especulaciones en torno al ‘fin del mundo’ en 2012, “no hay ningún texto académico serio en torno a esta cultura que hable de ello. En el caso de la concepción maya de la temporalidad, ésta aludía al término de periodos históricos y no de la vida; su calendario estaba basado un sistema cerrado de ciclos, de tal modo que en el momento que se cerraba uno, comenzaba otro”.
Actualizado (Viernes, 04 de Noviembre de 2011 19:38)
Viernes, 04 de Noviembre de 2011 19:35 | | |
El INAH abrió la convocatoria de este certamen académico.
Incentivo a la investigación
CUENTA DEL TIEMPO DE LOS MAYAS, TEMA DE PREMIO PALENQUE
*** El INAH abrió la convocatoria de este certamen académico, cuyo galardón será entregado en el último bimestre del año en la VII Mesa Redonda de Palenque
*** En esta ocasión el objetivo es reconocer investigaciones recientes que indaguen sobre el conocimiento tan preciso que desarrolló la cultura maya en torno al cómputo del tiempo
Con el objetivo de reconocer investigaciones recientes que indaguen sobre el conocimiento tan preciso que desarrolló la cultura maya en torno al cómputo del tiempo, así como sus nociones matemáticas y astronómicas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) abrió la convocatoria del Premio Palenque, que será entregado en el último bimestre de este año.
De acuerdo con Ramón Carrasco Vargas, miembro del Comité Académico de la VII Mesa Redonda de Palenque, la antigua civilización maya se distinguió de otros pueblos mesoamericanos —entre otros aspectos—, por el manejo de una cronología del tiempo, a través de un sistema de cuenta con el cual registraron los eventos históricos y organizaron sus actividades cotidianas.
La premiación del certamen, dirigido a jóvenes investigadores, tendrá lugar en dicho foro académico, que se celebrará del 27 de noviembre al 2 de diciembre, en la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas.
El 20 de septiembre próximo será la fecha límite para la recepción de ensayos que aborden el tema central del concurso Los mayas y las concepciones del tiempo, o alguno de los tres subtemas en los que se ha dividido.
El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad por región; La concepción histórica del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos. Una perspectiva desde la epigrafía, las fuentes y la etnografía, y La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas: calendarios, astronomía, correlaciones, cómputo del tiempo.
El Premio Palenque convoca a estudiantes y especialistas nacionales y extranjeros menores de 35 años, quienes podrán participar de forma individual o colectiva (máximo dos personas).
Las investigaciones —en español o inglés— deben ser inéditas, no se aceptarán aquellas publicadas o presentadas previamente en cualquier otro concurso, ni las entregadas después del cierre del plazo de recepción, excepto aquellos que hayan sido enviados a tiempo por correo, en cuyo caso se considerará la fecha del sello postal.
La evaluación de los estudios estará a cargo del Comité Académico de la VII Mesa Redonda de Palenque, integrado por destacados especialistas del INAH y la Universidad Nacional Autónoma de México, como los arqueólogos Laura Pescador Cantón, Roberto García Moll, Marta Cuevas, Rodrigo Liendo Estuardo, Erick Velásquez García, Rafael Cobos Palma, y Salvador Guilliem, coordinador nacional de Arqueología del INAH, entre otros.
Ramón Carrasco indicó que la notificación del fallo de dicho comité se dará a conocer de forma personal a más tardar el 10 de noviembre de 2011. “El ganador podrá exponer su ensayo en la mesa redonda, en una sesión especial dedicada al Premio Palenque; además se hará acreedor de 40 mil pesos y diploma de participación”.
La investigación debe entregarse impresa y por triplicado, así como en una versión electrónica contenida en un CD, así mismo debe acompañarse de un resumen de media cuartilla, no mayor de 300 palabras, con los siguientes datos: nombre completo, edad, institución en la que estudia o trabaja, dirección con código postal, teléfonos con clave lada y correo electrónico.
Los trabajos deben enviarse en un sobre sellado en atención a la arqueóloga Laura Pescador Cantón, secretaria de la VII Mesa Redonda de Palenque, en la Secretaría Técnica del INAH, ubicada en Insurgentes Sur 421, Piso 14, colonia Hipódromo Condesa, C.P. 06100, delegación Cuauhtémoc, México, D.F.
Mayor información en los teléfonos 4040 4300 y 4040 4624, extensión 416 940, de 10:00 a 18:00 horas, o a los correos electrónicos: laura_pescador@inah.gob.mxEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla y pescadorlaura@yahoo.com.mxEsta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla .
El arqueólogo Ramón Carrasco comentó que la importancia del Premio Palenque radica en fomentar la participación de jóvenes investigadores, quienes pueden presentar sus estudios a la comunidad académica y a la vez ser recompensados económicamente. Además permite incentivar investigaciones serias y de calidad académica.
Finalmente, respecto al tema central del certamen, relativo al registro del tiempo por los antiguos mayas, el especialista del INAH comentó que sobre las especulaciones en torno al ‘fin del mundo’ en 2012, “no hay ningún texto académico serio en torno a esta cultura que hable de ello. En el caso de la concepción maya de la temporalidad, ésta aludía al término de periodos históricos y no de la vida; su calendario estaba basado un sistema cerrado de ciclos, de tal modo que en el momento que se cerraba uno, comenzaba otro”.
Actualizado (Viernes, 04 de Noviembre de 2011 19:38)
Debatirán expertos sobre los mayas y el tiempo
Debatirán expertos sobre los mayas y el tiempo
Miércoles, 23 de Noviembre de 2011 15:40 | | |
Abordarán “profecías” de 2012
*** Alrededor de 60 mayistas nacionales y extranjeros se reunirán en Chiapas para discutir las nociones que alcanzó esta cultura para el ordenamiento de los sucesos
*** La VII Mesa Redonda de Palenque se desarrollará del 27 de noviembre al 2 de diciembre; tendrá una sesión especial en la que se analizará el pronóstico del supuesto “Fin del mundo”
De manera anticipada a la conmemoración del fin de una era en el calendario maya, estudiosos nacionales y extranjeros se darán cita en la VII Mesa Redonda de Palenque, a desarrollarse en esa ciudad chiapaneca del 27 de noviembre al 2 de diciembre próximos, bajo el tema: Los mayas y las concepciones del tiempo.
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México, Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania, se reunirán en la ciudad de Palenque, para discutir desde la arqueología, la epigrafía, la arqueoastronomía, la etnohistoria y la antropología, las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar en secuencias los sucesos, y la continuidad de este conocimiento durante la Colonia y en la época moderna.
La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito. Cabe mencionar que el sistema de numeración indoarábiga se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.
De ahí que este complejo manejo cronológico sea el tema de la VII Mesa Redonda de Palenque. El encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), incluye más de 40 ponencias, divididas en cinco sesiones, así como un panel especial en el que se analizará el tema Las profecías mayas 2012.
Las dos primeras sesiones del encuentro serán: El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad; y La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos.
El par de sesiones subsecuentes se centrarán en La concepción histórica del tiempo entre los mayas desde las fuentes coloniales, y La concepción histórica del tiempo entre los mayas, una perspectiva contemporánea. Mientras que, la quinta y última abordará La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía, correlaciones.
A modo de homenaje a los destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011, cada mesa abrirá con la semblanza de cada uno de ellos: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Otra de las disciplinas que tendrá una importante presencia en este foro de mayistas es la restauración, a través de un simposio que tratará las intervenciones realizadas a últimas fechas en distintas zonas arqueológicas mayas, inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, entre ellas, Chichén Itzá, Uxmal y Palenque.
Entre las instituciones a las que se hallan adscritos los expertos partícipes están, en el caso de México, diversos organismos del INAH y de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma de Yucatán, así como del Colegio de Posgraduados de Puebla. También destacan organismos estadunidenses, como las universidades de Arizona, de Boston, Estatal de California-Stanislaus, de Tulane, de Austin, de Carbondale, de Vanderbilt, así como el Nuevo Colegio de Florida.
Otras instancias convocadas son las universidades Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos (España); la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, y la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala); las universidades Estatal de Rusia; de Bonn y Frankfurt, Alemania; de La Trobe, Australia; de Sofía, Japón; de Copenhague, Dinamarca; y de Ljubljana, Eslovenia.
Como parte del programa de la VII Mesa Redonda de Palenque se presentará la publicación Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso; y la Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, España.
Además, en el Museo de Sitio “Alberto Ruz L’huillier”, será inaugurada la exposición temporal: Los mayas y el tiempo, bajo la curaduría del doctor Guillermo Bernal. Se compone de textos glíficos y materiales arqueológicos descubiertos en Palenque, que ilustran el complejo cúmulo de creencias y concepciones que los antiguos mayas tejieron en torno a las dimensiones temporales.
Las actividades del foro académico concluirán con la entrega del Premio Palenque a los mejores ensayos presentados por investigadores menores de 35 años de edad.
Mesas anteriores
El ciclo de mesas redondas, originalmente denominado Palenque Round Table, surgió por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, con el fin de discutir los estudios en la materia.
Para brindarle mayor impulso al foro académico, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque. Los temas debatidos han sido: La guerra entre los antiguos mayas. Arquitectura e ideología de los antiguos mayas (1997), La organización social entre los mayas (1999), El culto funerario en la sociedad maya (2002), El territorio maya (2004), y Arqueología, imagen y texto (2008).
Semblanzas
Alejandro Martínez Muriel (1946-2009). En el afán por adentrarse cada vez más en el conocimiento de la arqueología, disciplina que fue su pasión, el investigador mexicano se doctoró en la Universidad de California en Los Ángeles, EU, con la tesis: Prehistoric Rural Population trends in Central Chiapas, México, por la que obtuvo en 1988 el Premio Alfonso Caso a la Mejor Tesis de Doctorado. Además de esta fecunda labor académica, fueron varios e importantes los cargos que desempeñó en el INAH, entre ellos, el de coordinador Nacional de Arqueología, entre 1995 y 2005.
Enrique Nalda (1936-2010). En busca de un sitio que pudiera documentar el llamado “colapso maya”, llegó al sitio de Dzibanché, al sur de Quintana Roo, al que dedicó muchos años de trabajo. Su trayectoria también se enfocó en el estudio de los asentamientos de Kohunlich e Ichkabal, también en esa entidad. Aparte de su destacada labor profesional en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, fue funcionario del INAH.
Merle Greene Robertson (1913-2011). La artista, historiadora del arte, fotógrafa y mayista de origen estadunidense, prácticamente se mudó a vivir a las selvas de México y Centroamérica en 1961. Llevó a cabo cuatro mil calcas de monumentos mayas, documentos de una importancia esencial, pues muchos conservan detalles de las superficies talladas que se han deteriorado con el tiempo. Parte de su trayectoria estuvo enfocada en Palenque, donde descubrió la tumba del Templo XX, aún inexplorada. En 1993, el gobierno mexicano le otorgó la Orden del Águila Azteca.
David H. Kelley (1924-2011). El arqueólogo y epigrafista canadiense fue uno de los primeros mayistas en apoyar, al final de la década de los 50, las teorías de Yuri Knorosov, enfocadas a la naturaleza silábica y fonética del desciframiento de la escritura maya. En 1962 escribió La fonética en la escritura maya, en el aportó conocimientos para las posteriores interpretaciones fonológicas de los jeroglíficos de esta cultura.
Elsa Malvido Miranda (1941-2011). La historiadora mexicana publicó múltiples artículos que versan sobre demografía histórica, salud-enfermedad, momias y sus rituales en el México prehispánico y colonial, la muerte y sus ritos a través de la comparación del México colonial y la Europa católica. Instauró el Congreso Internacional sobre Salud y Enfermedad. De la Prehistoria al Siglo XXI, y fundó el Museo de la Muerte, en San Juan del Río, Querétaro.
Jan de Vos (1936-2011). A lo largo de su vida mostró un fuerte compromiso con las causas sociales, particularmente las de los indígenas chiapanecos. Entre la decena de libros que publicó el historiador belga, destaca una trilogía sobre el devenir de la selva Lacandona, así como Nuestra raíz (2001), historia de los pueblos indios de Chiapas escrita para ellos en los cuatro idiomas mayas más hablados en el estado: tzotzil, tzeltal, ch’ol y tojolabal, así como en español.
Carlos Lenkersdorf (1926-2010). El filósofo y lingüista nacido en Alemania, investigador de la UNAM, fue uno de los especialistas más reconocidos por sus más de 30 años de convivencia y arduo trabajo con grupos indígenas tojolabales, que le enseñaron su lengua y su cultura, y lo introdujeron en su cosmovisión. En 1995 recibió el Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky.
Virginia Fields (1953–2011). La curadora de arte precolombino del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, EU, participó en la presentación de exposiciones como: El universo de la pintura maya: Cerámica real del periodo Clásico (1994-95), El camino a Aztlán: Arte de una tierra mítica (2001) y Señores de la creación: Los orígenes de la realeza sagrada maya (2005-2006).
Juan Pedro Laporte (1945 – 2010). Dirigió y coordinó el Proyecto Atlas Arqueológico de Guatemala, y creó en 2005 el Museo Regional del Sureste de Petén. Tras una importante labor docente y profesional en México, a partir de los años 70 regresó a su país para realizar trabajos arqueológicos en Uaxactún y sitios alrededor del Lago de Izabal, además tuvo bajo su cargo, entre 1979 y 1984, la excavación y restauración del Complejo Mundo Perdido, en Tikal.
Juan Antonio Valdés (1954-2011). Fue un formador de generaciones de arqueólogos guatemaltecos, a través de su docencia en las universidades de San Carlos y del Valle de Guatemala. Dirigió varios proyectos de investigación, entre ellos: Guamarcaaj, El Limonar y Palo Viejo, en Quiché (2009-2011); Kaminaljuyú, Guatemala (2006); y Casa Herrera, en Antigua Guatemala (2004).
Miércoles, 23 de Noviembre de 2011 15:40 | | |
Abordarán “profecías” de 2012
*** Alrededor de 60 mayistas nacionales y extranjeros se reunirán en Chiapas para discutir las nociones que alcanzó esta cultura para el ordenamiento de los sucesos
*** La VII Mesa Redonda de Palenque se desarrollará del 27 de noviembre al 2 de diciembre; tendrá una sesión especial en la que se analizará el pronóstico del supuesto “Fin del mundo”
De manera anticipada a la conmemoración del fin de una era en el calendario maya, estudiosos nacionales y extranjeros se darán cita en la VII Mesa Redonda de Palenque, a desarrollarse en esa ciudad chiapaneca del 27 de noviembre al 2 de diciembre próximos, bajo el tema: Los mayas y las concepciones del tiempo.
Poco más de 60 mayistas de 12 países, principalmente de México, Estados Unidos, Guatemala, España y Alemania, se reunirán en la ciudad de Palenque, para discutir desde la arqueología, la epigrafía, la arqueoastronomía, la etnohistoria y la antropología, las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar en secuencias los sucesos, y la continuidad de este conocimiento durante la Colonia y en la época moderna.
La civilización maya puede considerarse entre las más avanzadas del mundo antiguo debido a que logró el uso de una abstracción: el cero, que le permitió contar de modo infinito. Cabe mencionar que el sistema de numeración indoarábiga se conocería en Europa hasta la Edad Media, hacia 1200 d.C., cuando siete siglos antes los mayas dominaban ya la noción del cero.
Este adelanto para la medición del espacio-tiempo, resultado del rigor de la observación astronómica por un grupo de sabios, le permitió a esa cultura prehispánica predecir los acontecimientos de la vida terrestre y del inframundo, planos que según la cosmogonía maya eran afectados por los fenómenos celestes.
De ahí que este complejo manejo cronológico sea el tema de la VII Mesa Redonda de Palenque. El encuentro académico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), incluye más de 40 ponencias, divididas en cinco sesiones, así como un panel especial en el que se analizará el tema Las profecías mayas 2012.
Las dos primeras sesiones del encuentro serán: El tiempo de los mayas desde la investigación arqueológica: procesos culturales y temporalidad; y La concepción del tiempo entre los mayas precolombinos, coloniales y modernos.
El par de sesiones subsecuentes se centrarán en La concepción histórica del tiempo entre los mayas desde las fuentes coloniales, y La concepción histórica del tiempo entre los mayas, una perspectiva contemporánea. Mientras que, la quinta y última abordará La concepción y el cómputo del tiempo entre los mayas. Calendarios, astronomía, correlaciones.
A modo de homenaje a los destacados mayistas mexicanos, estadounidenses, guatemaltecos y europeos, fallecidos entre 2009 y 2011, cada mesa abrirá con la semblanza de cada uno de ellos: Alejandro Martínez Muriel, Enrique Nalda, Merle Greene, David H. Kelley, Elsa Malvido, Jan de Vos, Carlos Lenkersdorf, Virgina Fields, Juan Pedro Laporte y Juan Antonio Valdés. Todos ellos miembros, alguna vez, del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque.
Otra de las disciplinas que tendrá una importante presencia en este foro de mayistas es la restauración, a través de un simposio que tratará las intervenciones realizadas a últimas fechas en distintas zonas arqueológicas mayas, inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, entre ellas, Chichén Itzá, Uxmal y Palenque.
Entre las instituciones a las que se hallan adscritos los expertos partícipes están, en el caso de México, diversos organismos del INAH y de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma de Yucatán, así como del Colegio de Posgraduados de Puebla. También destacan organismos estadunidenses, como las universidades de Arizona, de Boston, Estatal de California-Stanislaus, de Tulane, de Austin, de Carbondale, de Vanderbilt, así como el Nuevo Colegio de Florida.
Otras instancias convocadas son las universidades Complutense de Madrid y Rey Juan Carlos (España); la Dirección General del Patrimonio Cultural y Natural, y la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala); las universidades Estatal de Rusia; de Bonn y Frankfurt, Alemania; de La Trobe, Australia; de Sofía, Japón; de Copenhague, Dinamarca; y de Ljubljana, Eslovenia.
Como parte del programa de la VII Mesa Redonda de Palenque se presentará la publicación Chilam Balam de Ixil, de Laura Caso; y la Guía de arquitectura y paisajes mayas, editada por la UNAM y la Junta de Andalucía, España.
Además, en el Museo de Sitio “Alberto Ruz L’huillier”, será inaugurada la exposición temporal: Los mayas y el tiempo, bajo la curaduría del doctor Guillermo Bernal. Se compone de textos glíficos y materiales arqueológicos descubiertos en Palenque, que ilustran el complejo cúmulo de creencias y concepciones que los antiguos mayas tejieron en torno a las dimensiones temporales.
Las actividades del foro académico concluirán con la entrega del Premio Palenque a los mejores ensayos presentados por investigadores menores de 35 años de edad.
Mesas anteriores
El ciclo de mesas redondas, originalmente denominado Palenque Round Table, surgió por iniciativa de la arqueóloga estadunidense Merle Greene Robertson, quien en 1973 se preocupó por reunir a varios investigadores interesados en el área maya, con el fin de discutir los estudios en la materia.
Para brindarle mayor impulso al foro académico, desde 1995 el INAH asumió el liderazgo en la organización y convocatoria de la Mesa Redonda de Palenque. Los temas debatidos han sido: La guerra entre los antiguos mayas. Arquitectura e ideología de los antiguos mayas (1997), La organización social entre los mayas (1999), El culto funerario en la sociedad maya (2002), El territorio maya (2004), y Arqueología, imagen y texto (2008).
Semblanzas
Alejandro Martínez Muriel (1946-2009). En el afán por adentrarse cada vez más en el conocimiento de la arqueología, disciplina que fue su pasión, el investigador mexicano se doctoró en la Universidad de California en Los Ángeles, EU, con la tesis: Prehistoric Rural Population trends in Central Chiapas, México, por la que obtuvo en 1988 el Premio Alfonso Caso a la Mejor Tesis de Doctorado. Además de esta fecunda labor académica, fueron varios e importantes los cargos que desempeñó en el INAH, entre ellos, el de coordinador Nacional de Arqueología, entre 1995 y 2005.
Enrique Nalda (1936-2010). En busca de un sitio que pudiera documentar el llamado “colapso maya”, llegó al sitio de Dzibanché, al sur de Quintana Roo, al que dedicó muchos años de trabajo. Su trayectoria también se enfocó en el estudio de los asentamientos de Kohunlich e Ichkabal, también en esa entidad. Aparte de su destacada labor profesional en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, fue funcionario del INAH.
Merle Greene Robertson (1913-2011). La artista, historiadora del arte, fotógrafa y mayista de origen estadunidense, prácticamente se mudó a vivir a las selvas de México y Centroamérica en 1961. Llevó a cabo cuatro mil calcas de monumentos mayas, documentos de una importancia esencial, pues muchos conservan detalles de las superficies talladas que se han deteriorado con el tiempo. Parte de su trayectoria estuvo enfocada en Palenque, donde descubrió la tumba del Templo XX, aún inexplorada. En 1993, el gobierno mexicano le otorgó la Orden del Águila Azteca.
David H. Kelley (1924-2011). El arqueólogo y epigrafista canadiense fue uno de los primeros mayistas en apoyar, al final de la década de los 50, las teorías de Yuri Knorosov, enfocadas a la naturaleza silábica y fonética del desciframiento de la escritura maya. En 1962 escribió La fonética en la escritura maya, en el aportó conocimientos para las posteriores interpretaciones fonológicas de los jeroglíficos de esta cultura.
Elsa Malvido Miranda (1941-2011). La historiadora mexicana publicó múltiples artículos que versan sobre demografía histórica, salud-enfermedad, momias y sus rituales en el México prehispánico y colonial, la muerte y sus ritos a través de la comparación del México colonial y la Europa católica. Instauró el Congreso Internacional sobre Salud y Enfermedad. De la Prehistoria al Siglo XXI, y fundó el Museo de la Muerte, en San Juan del Río, Querétaro.
Jan de Vos (1936-2011). A lo largo de su vida mostró un fuerte compromiso con las causas sociales, particularmente las de los indígenas chiapanecos. Entre la decena de libros que publicó el historiador belga, destaca una trilogía sobre el devenir de la selva Lacandona, así como Nuestra raíz (2001), historia de los pueblos indios de Chiapas escrita para ellos en los cuatro idiomas mayas más hablados en el estado: tzotzil, tzeltal, ch’ol y tojolabal, así como en español.
Carlos Lenkersdorf (1926-2010). El filósofo y lingüista nacido en Alemania, investigador de la UNAM, fue uno de los especialistas más reconocidos por sus más de 30 años de convivencia y arduo trabajo con grupos indígenas tojolabales, que le enseñaron su lengua y su cultura, y lo introdujeron en su cosmovisión. En 1995 recibió el Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky.
Virginia Fields (1953–2011). La curadora de arte precolombino del Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, EU, participó en la presentación de exposiciones como: El universo de la pintura maya: Cerámica real del periodo Clásico (1994-95), El camino a Aztlán: Arte de una tierra mítica (2001) y Señores de la creación: Los orígenes de la realeza sagrada maya (2005-2006).
Juan Pedro Laporte (1945 – 2010). Dirigió y coordinó el Proyecto Atlas Arqueológico de Guatemala, y creó en 2005 el Museo Regional del Sureste de Petén. Tras una importante labor docente y profesional en México, a partir de los años 70 regresó a su país para realizar trabajos arqueológicos en Uaxactún y sitios alrededor del Lago de Izabal, además tuvo bajo su cargo, entre 1979 y 1984, la excavación y restauración del Complejo Mundo Perdido, en Tikal.
Juan Antonio Valdés (1954-2011). Fue un formador de generaciones de arqueólogos guatemaltecos, a través de su docencia en las universidades de San Carlos y del Valle de Guatemala. Dirigió varios proyectos de investigación, entre ellos: Guamarcaaj, El Limonar y Palo Viejo, en Quiché (2009-2011); Kaminaljuyú, Guatemala (2006); y Casa Herrera, en Antigua Guatemala (2004).
Mayistas aclaran predicciones del "Fin del mundo"
Mayistas aclaran predicciones del "Fin del mundo"
Jueves, 24 de Noviembre de 2011 01:39 | | |
Augurio para diciembre de 2012
MAYISTAS ACLARAN PREDICCIONES DEL “FIN DEL MUNDO”
*** Para discutir sobre lo que jeroglíficos mayas refieren acerca de un supuesto evento apocalíptico, 60 especialistas se reunirán la próxima semana en la Mesa Redonda de Palenque
*** Previo al debate, expertos despejan algunas dudas en torno a lo que será el término de un era y el comienzo de otra, en la cuenta larga del calendario maya
El pensamiento mesiánico de Occidente ha tergiversado la cosmovisión de antiguas civilizaciones como la maya, cuyos avances sobre el cómputo del tiempo resultan atractivos para los profetas modernos, quienes vaticinan lo mismo el supuesto “fin del mundo”, que una transformación profunda de la humanidad, a partir de lo que será el término de una era y el comienzo de otra, en la cuenta larga del antiguo calendario maya.
Coinciden en lo anterior los mayistas Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque, foro académico organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en cuya séptima edición —que se efectuará la semana próxima en Chiapas—, se abrirá una sesión especial para dilucidar sobre Las profecías mayas 2012.
Dicho panel será moderado por los expertos Laura Caso, Jesús Galindo, Erik Velázquez y Sven Gronemeyer, cuatro de los más de 60 especialistas en el estudio de esta antigua civilización, que se darán cita en dicho encuentro.
Previo a este debate, los arqueólogos Aliphat y Cobos intentan despejar algunas dudas en torno a los supuestos augurios mayas para 2012, que en realidad hacen referencia al término del décimo tercer ciclo b’ak’tun, dentro de la cuenta larga del calendario maya, y que correspondería al 23 de diciembre del próximo año. De acuerdo con la concepción maya, cada 13 b’aktunoob’ (que en conjunto suman 5,200 años) el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación.
“La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo”, explicaron los investigadores.
De los aproximadamente 15 mil textos glíficos registrados hasta ahora en distintos lugares del área maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012: el Monumento 6, en Tortuguero, y un fragmento encontrado en Comalcalco, zonas arqueológicas de Tabasco relativamente cercanas entre sí.
Como explica el epigrafista Carlos Pallán Gayol, autor de la guía Lo esencial del Calendario Maya (INAH-Editorial Verás), el texto del Monumento 6 de Tortuguero —elaborado en el siglo VII d.C.—, describe lo que ocurrirá cuando culmine el treceavo b’ak’tun, el 23 de diciembre de 2012 d.C., como el “descenso” de un dios o conjunto de deidades llamado(s) B’alu’n Yookte’ K’uh’, que se traduce como “de los Nueve pilares/soportes”.
A diferencia de las sociedades modernas —explica el investigador del INAH—, para los antiguos mayas el tiempo no era algo abstracto, estaba conformado por ciclos que a veces eran tan concretos que tenían nombre y se podían personificar mediante retratos de seres animados, por ejemplo, el ciclo de 400 años o b’ak’tun estaba representado como un ave mitológica.
Más que una obsesión por el tiempo, los mayas se preocupaban por efectuar rituales que de algún modo garantizaran que el ciclo por venir sería propicio. “Para el caso particular de la mención de 2012 sí se nota cierta insistencia en que, aun en fecha tan distante, se va a conmemorar un determinado ciclo calendárico. Éste ha sido el meollo de la confusión”.
En eso también concuerdan los arqueólogos Mario Aliphat y Rafael Cobos; “el ciclo calendárico maya servía para efectuar todo un sistema ritual y de augurios, es decir, para pronosticar mediante la observación astronómica las fechas convenientes o inconvenientes para la siembra, la cosecha, e incluso la guerra. De manera que reconocían las facetas de las divinidades, de los humanos y de la naturaleza en sí”.
Hacia el siglo I d.C. los mayas adoptaron el sistema de cómputo de cuenta larga y rueda calendárica, articulado mediante un esquema posicional y una base vigesimal, y que fuera creado alrededor del siglo I a.C. por olmecas tardíos.
Además, los mayas crearon nuevos ciclos de muy larga duración, que les permitían calcular fechas hacia tiempos pretéritos lejanos, míticos, e incluso futuros, abundaron los expertos del Colegio de Posgraduados, Puebla, y de la Universidad Autónoma de Yucatán, respectivamente.
Como todo sistema calendárico, la cuenta maya del tiempo tiene una fecha Era o “Día 0”, correspondiente a 13.0.0.0.0. (4 Ajaw 8 Kumk’u), que en términos de nuestro sistema calendárico equivale al 8 de septiembre de 3114 a.C. (fecha juliana), a partir del cual establecían unidades como el b’ak’tun, que equivale a cerca de 400 años.
Cada era —actualmente estamos en la tercera— concluía al cumplirse trece b’ak’tunes, que suman 5, 200 años mayas o 5,125 en el calendario gregoriano. De manera que después del 23 de diciembre de 2012, iniciaría otra era.
Asimismo, al igual que otras culturas mesoamericanas, los mayas usaron el calendario de cuenta corta —compuesto a su vez por el solar y el ritual—, los cuales partían el mismo día, pero dada su duración (el primero de 360 días, más cinco días aciagos; y el otro de 260 días) se desfasaban y volvían a coincidir cada 52 años. Como ruedas dentadas que iban girando, estos ciclos se integraban mecánica y simétricamente dentro del cómputo lineal de la cuenta larga.
Del 27 de noviembre al 2 de diciembre próximos, la VII Mesa Redonda de Palenque reunirá a poco más medio centenar de estudiosos de la cultura maya, procedentes de 12 países, quienes discutirán desde la arqueología, la epigrafía, la arqueoastronomía, la etnohistoria y la antropología, las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar los sucesos en secuencias.
Jueves, 24 de Noviembre de 2011 01:39 | | |
Augurio para diciembre de 2012
MAYISTAS ACLARAN PREDICCIONES DEL “FIN DEL MUNDO”
*** Para discutir sobre lo que jeroglíficos mayas refieren acerca de un supuesto evento apocalíptico, 60 especialistas se reunirán la próxima semana en la Mesa Redonda de Palenque
*** Previo al debate, expertos despejan algunas dudas en torno a lo que será el término de un era y el comienzo de otra, en la cuenta larga del calendario maya
El pensamiento mesiánico de Occidente ha tergiversado la cosmovisión de antiguas civilizaciones como la maya, cuyos avances sobre el cómputo del tiempo resultan atractivos para los profetas modernos, quienes vaticinan lo mismo el supuesto “fin del mundo”, que una transformación profunda de la humanidad, a partir de lo que será el término de una era y el comienzo de otra, en la cuenta larga del antiguo calendario maya.
Coinciden en lo anterior los mayistas Mario Aliphat y Rafael Cobos, integrantes del Comité Académico de la Mesa Redonda de Palenque, foro académico organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en cuya séptima edición —que se efectuará la semana próxima en Chiapas—, se abrirá una sesión especial para dilucidar sobre Las profecías mayas 2012.
Dicho panel será moderado por los expertos Laura Caso, Jesús Galindo, Erik Velázquez y Sven Gronemeyer, cuatro de los más de 60 especialistas en el estudio de esta antigua civilización, que se darán cita en dicho encuentro.
Previo a este debate, los arqueólogos Aliphat y Cobos intentan despejar algunas dudas en torno a los supuestos augurios mayas para 2012, que en realidad hacen referencia al término del décimo tercer ciclo b’ak’tun, dentro de la cuenta larga del calendario maya, y que correspondería al 23 de diciembre del próximo año. De acuerdo con la concepción maya, cada 13 b’aktunoob’ (que en conjunto suman 5,200 años) el cosmos se regeneraba, completándose así un ciclo de creación.
“La concepción actual sobre el fin del mundo parte de la cultura judeocristiana, de modo que cuando comenzó a descifrarse la escritura maya y se vio que, entre otros aspectos, refería a fines de ciclos, se hizo una interpretación fácil desde la perspectiva del pensamiento occidental, ligando esto a una visión apocalíptica sobre el fin del mundo”, explicaron los investigadores.
De los aproximadamente 15 mil textos glíficos registrados hasta ahora en distintos lugares del área maya, únicamente en dos inscripciones existe la mención del año 2012: el Monumento 6, en Tortuguero, y un fragmento encontrado en Comalcalco, zonas arqueológicas de Tabasco relativamente cercanas entre sí.
Como explica el epigrafista Carlos Pallán Gayol, autor de la guía Lo esencial del Calendario Maya (INAH-Editorial Verás), el texto del Monumento 6 de Tortuguero —elaborado en el siglo VII d.C.—, describe lo que ocurrirá cuando culmine el treceavo b’ak’tun, el 23 de diciembre de 2012 d.C., como el “descenso” de un dios o conjunto de deidades llamado(s) B’alu’n Yookte’ K’uh’, que se traduce como “de los Nueve pilares/soportes”.
A diferencia de las sociedades modernas —explica el investigador del INAH—, para los antiguos mayas el tiempo no era algo abstracto, estaba conformado por ciclos que a veces eran tan concretos que tenían nombre y se podían personificar mediante retratos de seres animados, por ejemplo, el ciclo de 400 años o b’ak’tun estaba representado como un ave mitológica.
Más que una obsesión por el tiempo, los mayas se preocupaban por efectuar rituales que de algún modo garantizaran que el ciclo por venir sería propicio. “Para el caso particular de la mención de 2012 sí se nota cierta insistencia en que, aun en fecha tan distante, se va a conmemorar un determinado ciclo calendárico. Éste ha sido el meollo de la confusión”.
En eso también concuerdan los arqueólogos Mario Aliphat y Rafael Cobos; “el ciclo calendárico maya servía para efectuar todo un sistema ritual y de augurios, es decir, para pronosticar mediante la observación astronómica las fechas convenientes o inconvenientes para la siembra, la cosecha, e incluso la guerra. De manera que reconocían las facetas de las divinidades, de los humanos y de la naturaleza en sí”.
Hacia el siglo I d.C. los mayas adoptaron el sistema de cómputo de cuenta larga y rueda calendárica, articulado mediante un esquema posicional y una base vigesimal, y que fuera creado alrededor del siglo I a.C. por olmecas tardíos.
Además, los mayas crearon nuevos ciclos de muy larga duración, que les permitían calcular fechas hacia tiempos pretéritos lejanos, míticos, e incluso futuros, abundaron los expertos del Colegio de Posgraduados, Puebla, y de la Universidad Autónoma de Yucatán, respectivamente.
Como todo sistema calendárico, la cuenta maya del tiempo tiene una fecha Era o “Día 0”, correspondiente a 13.0.0.0.0. (4 Ajaw 8 Kumk’u), que en términos de nuestro sistema calendárico equivale al 8 de septiembre de 3114 a.C. (fecha juliana), a partir del cual establecían unidades como el b’ak’tun, que equivale a cerca de 400 años.
Cada era —actualmente estamos en la tercera— concluía al cumplirse trece b’ak’tunes, que suman 5, 200 años mayas o 5,125 en el calendario gregoriano. De manera que después del 23 de diciembre de 2012, iniciaría otra era.
Asimismo, al igual que otras culturas mesoamericanas, los mayas usaron el calendario de cuenta corta —compuesto a su vez por el solar y el ritual—, los cuales partían el mismo día, pero dada su duración (el primero de 360 días, más cinco días aciagos; y el otro de 260 días) se desfasaban y volvían a coincidir cada 52 años. Como ruedas dentadas que iban girando, estos ciclos se integraban mecánica y simétricamente dentro del cómputo lineal de la cuenta larga.
Del 27 de noviembre al 2 de diciembre próximos, la VII Mesa Redonda de Palenque reunirá a poco más medio centenar de estudiosos de la cultura maya, procedentes de 12 países, quienes discutirán desde la arqueología, la epigrafía, la arqueoastronomía, la etnohistoria y la antropología, las nociones que los mayas del periodo Clásico (250-900 d.C.) utilizaron para ordenar los sucesos en secuencias.
La decapitación solar en los procesos de legitimidad de los mayas prehispánicos*
La decapitación solar en los procesos de legitimidad de los mayas prehispánicos*
Por AVIÑA CERECER GUSTAVO • Jul, 2009 • Revista Volumen 21
* Agradezco a Luis Enrique Hernández Niño, del Departamento de Cómputo del PROIMMSE, quien se encargó de la digitalización de las imágenes aquí presentadas.
Para cumplir con la finalidad de encontrar el sentido simbólico y político del ritual de decapitación se ha de reconocer algún elemento clave que de manera lógica, pero de acuerdo a la ideología maya, sea capaz de unir los diversos elementos que componen al ritual. Aquí se demostrará que el acto de cortar cabezas, como todo ritual maya prehispánico, es la manifestación de un orden universal, de una cosmovisión sistemáticamente ordenada. De tal manera, que los diversos elementos que incluye este acto se corresponden y complementan dentro de una misma estructura de significación simbólica.
Como se verá, aquí se propone la evidencia proveniente de cuatro excavaciones arqueológicas; más de diez autores etnólogos, seis antropólogos clásicos por su conocimiento de la cultura maya; seis fuentes etnohistóricas de los siglos XVI, XVII y XVIII (en donde se incluyen símbolos míticos y construcciones proféticas); más de 32 piezas arqueológicas, considerando imágenes y objetos, provenientes de más de trece sitios arqueológicos; 17 páginas de los tres códices reconocidos del área maya; 27 definiciones nominales y semánticas de palabras yucatecas, choles y tzeltales. Toda esta información representa más de 130 relaciones simbólicas evidenciables, mismas que nos han permitido corroborar esta propuesta, al tiempo que junto a otros artículos ya publicados nos ha obligado también a perfeccionar el modelo explicativo.
En apego a esta figura ideológica, de considerar a la cultura como una totalidad1 simbólica incluyente, la vasta variabilidad de la evidencia aquí presentada nos demuestra que la episteme2 maya que tenemos, es una reproducción hologramática,3 en donde la totalidad está en cada una de las partes; de tal manera que un símbolo se puede pensar como un conjunto de conjuntos actuante dentro de ciertos contextos en diferente forma y medida, pero siempre de manera similar. Así por ejemplo, la palabra “casa” significa algo similar (pero en distinta manera y medida) al decir “la casa de Juan” o “la casa”, o “la casa chica/ la casa grande”.
Aquí apreciaremos cómo un mismo dios y sus componentes formales se reproducen como holograma dentro de un enorme complejo místico, ritual y mítico, del orden de lo abstracto y lo concreto, en donde el cuerpo del dios y sus atributos sirven como mapa conceptual, guía para la decodificación de cada uno de sus componentes, mismos que nos permitirán entender un poco más las relaciones dadas en un ritual de decapitación.
Presentando la relación que hay entre un dios, el Sol, la actividad atmosférica (que implica la aparición del rayo), la muerte, la cabeza del dios, un instrumento para decapitar y un báculo de poder, veremos cómo lo que se evidencia es que la complejidad cultural y política con un sentido evocativo de creencias, ideales y valores en su vasta diversidad, también encuentra planos explicativos muy específicos. Así, el solo hecho de considerar al pensamiento maya como un sistema de estructura hologramática, nos permite alejarnos del reduccionismo que supone que cada dios y sus elementos siempre, sin movimiento semántico alguno, significa e implica lo mismo, ya sea mediante una supuesta identificación epigráfica y/o iconográfica.
Para entender la variabilidad semántica, y en apego a lo anterior, proponemos que el conjunto mayor de la cosmovisión maya prehispánica, que funcionó como unidad de sentido, aglutinante de diversidades irreductibles, son los dioses actuantes en toda la Mesoamérica clásica y posclásica. Estos dioses, en el caso de las culturas mayenses, han sido identificados en los códices por Schellhas con las letras del abecedario.4
Ahora, un dios se manifiesta en diversos elementos que se copertenecen bajo su potestad; su función es la de evidenciar, señalar y distinguir una serie de relaciones específicas de similitud y diferencia, de tal manera que en ningún sentido su significado se agota en la identificación de algún objeto o de alguna simple definición de tipo nominal. Aquí se demostrará cómo en las relaciones pertinentes que controla el dios identificado por Schellhas con la letra K están aquellas que se conjugan en todo acto sacrificial, especialmente el de la pérdida de la cabeza. De tal suerte que bajo su potestad se interrelacionan una serie de acciones y objetos de poder cuyo sentido por separado aparece disperso y excéntrico, pero que al ir encontrando el lugar de cada elemento dentro de la sintaxis cultural -incluyendo a cada uno dentro de un conjunto y subconjuntos participativos e interactivos-, el sentido de la estructura teórica y práctica se revela de una manera insospechada (para nosotros los occidentales), pero perfectamente coherente y verosímil para los grupos mayenses.
Esta lógica de lo divino no es más que el esfuerzo humano por identificar en su complejidad real cosas que de primera intención, son eso simples cosas, pero que al ser pensadas y relacionadas dentro del sistema de la cosmovisión cobran una multiplicidad significativa sujeta a su manifestación fenomenológica y contextual. Así, las representaciones simbólicas de los dioses (que nunca llegan a ser unívocas), al tiempo que se mantienen como una unidad ordenadora, expresan no sólo cómo son percibidos algunos fenómenos sino también algunas relaciones semánticas y su razón de ser dentro del cosmos.
En este sentido, hemos identificado al ritual maya de la decapitación con un dios, con un señor del orden universal que, como todo dios, tiene bajo su potestad una serie compleja de elementos, con sus relaciones incluyentes/excluyentes de cosas, espíritus y otras cualidades de lo real.
El nombre propio de este dios, que siguiendo a Schellhas tiene la letra K, proponemos que sea Rayo, con r mayúscula para diferenciarlo del simple fenómeno atmosférico, identificación que hacemos a partir de la evidencia aquí presentada, pero además teniendo en cuenta otro trabajo que presentamos a manera de tesis de licenciatura en arqueología, y cuyo título es “Rayo de vida y muerte: El Dios K de los mayas prehispánicos”. Incluso invitamos al lector interesado en la ampliación de esta problemática o para la obtención de más información acerca de otras muchas relaciones de este Dios K que vea la bibliografía aquí referida. Así, los materiales de prueba arqueológicos y etnohistóricos ahora presentados, dejando de lado muchas otras relaciones, únicamente son presentados para corroborar la potestad del Dios K en las interacciones dadas entre el Sol, un fenómeno atmosférico, las cabezas humanas y divinas, el hacha decapitadora y otros instrumentos punzocortantes, así como el llamado cetro maniquí; cetro simbólico del poder político y cosmológico, interacciones que dan cuenta también de una serie de significados sobre los que se legitimaba el poder entre estos pueblos prehispánicos.
La evidencia arqueológica
El ritual prehispánico de decapitación se evidencia en tierras mayas como una de las principales formas sacrificiales durante los periodos Formativo superior, Clásico y Posclásico. M.I. Nájera, en el libro El don de la sangre en el equilibrio cósmico, comenta que desde el sitio preclásico de Izapa se constata la práctica de este tipo de sacrificio y es claro, que entre los mayas siempre ha estado relacionado con el uso de los cráneos como evidencias de poder y ofrendas producto de sacrificios divinos.
En el pozo de sondeo 5022 de Kaminaljuyú, Guatemala realizado por el IDAEH se encontró una ofrenda con 33 cráneos, cerámica fina y navajillas de obsidiana, así como otros huesos largos y un cuerpo completo de mujer. Como propone Velásquez,5 todas las características del contexto indican que seguramente se ofició a cielo abierto un gran ritual alrededor de la ofrenda. Aunque ésta no se recuperó completa, sí se pudo constatar que algunos de los cráneos tenían aún las vértebras cervicales, lo que es una evidencia clara de decapitación.
Fechados entre 400 a.C. y 250 d.C., al igual que Kaminaljuyú, hay otros sitios arqueológicos formativos que presentan ofrendas ceremoniales de decapitación, como Chalchuapa en El Salvador; Valle de Salama y Uaxactún, también de Guatemala; Río Hondo y Cerros en Belice, e incluso del centro de México también hay evidencias posibles en Tlatilco y Cuicuilco.
Para la época Clásica y Posclásica en las tierras mayas son muchas las representaciones de grandes personajes que cuelgan de su atuendo, o sostienen entre sus manos, a una o más cabezas. Por ejemplo están los casos del gobernante identificado como “Cielo tormentoso” de Tikal y de algunos guerreros del mural de Bonampak.
Este tipo de sacrificio de amputación cefálica también estaba relacionado con el juego de pelota. Ejemplos de esto son las estelas 1, 3 y 4 del sitio Clásico tardío de Guatemala llamado Santa María Cotzamaluapan. Además, está el hermoso trabajo realizado sobre uno de los muros del juego de pelota de Chichén-Itzá. De hecho, en este último sitio, de acuerdo con la perspectiva tolteca, sus habitantes tenían la costumbre de empalar los cráneos al estilo del llamado tzompantli de los pueblos nahua del centro de México. También en el Popol Vuh, Libro del Consejo de los pueblos quiché, se aclara la íntima relación existente entre el juego de pelota y la decapitación.
Los cráneos trofeo, como los identifica Nájera,6 provenían de la actividad guerrera y eran efigies de poder; pero además estaban relacionados con el culto a los antepasados. Del gobernante de Tikal llamado “Cielo tormentoso”,7 se tiene una tumba con el cuerpo, pero sin el cráneo y esta ausencia, como lo demuestran las excavaciones de W.R. Coe, data de la época de construcción de la estructura contemporánea de su sucesor Ah Cacao quien debió de haber extraído el cráneo de su antecesor.
La misma M.I. Nájera nos da ejemplos etnohistóricos de este culto al cráneo de los ancestros, presenta las evidencias del Códice Dresde y del Rabinal Achí de donde ha extraído una curiosa cita que dice: “¿Es ésa la mesa de tus manjares?, ¿es ésa la copa en que bebes? … ¡pero si ése es el cráneo de mi abuelo; ésa es la cabeza de mi padre, la que veo, la que contemplo!”.8
El Dios Rayo, el hacha y las cabezas
Schellhas, a finales del siglo pasado hizo una clasificación de dioses de los códices mayas, identificando a un dios por su cuerpo serpentiforme y cabeza probósica con la letra K. En 1906, Förstemann apelando a la analogía etnológica pudo otorgarle sustantividad a la imagen, concluyendo que este Dios K era el Dios del rayo y la tormenta.9
La propuesta de Förstemann se basa en el hecho de que la antigua imagen prehispánica, al igual que el San Pedro indígena de Guatemala, tiene un hacha atravesándole la cabeza, mismo instrumento lítico que aun los mayas contemporáneos dicen que es el rayo, por lo que San Pedro es equivalente a un Señor Rayo.
En 1913 Spinden10 acrecentó el acervo iconográfico de este Dios K, identificándolo con el cetro maniquí, ya que este emblema de poder no es más que un hacha estilizada con un demiurgo serpentino cuya pierna hace las veces de mango.
Fig.1. Ejemplos de centros maniquí: Yaxchilán (a), Quirigua (b), Santa Cruz Quiché (c). (Fuente: Spinden, A Study of Maya Art, 1992.)
En los años setenta, Thompson apunta que los mayas mopanes de Belice llaman a las hachitas de piedra pulimentada, que suelen encontrarse al desbrozar el terreno para una milpa, baatchaak (hachas de Chaak) y creen que son los rayos lanzados por los Chaako’ob.11
En 1992, Taube apoyándose también en la etnología y en los estudios iconográficos realizados quince años antes por Thompson y Coggins, concluye lo mismo: el Dios K es el Señor del Rayo. No hay duda acerca de que Rayo se manifiesta en el plano instrumental como un hacha, que en su forma emblemática es un cetro de poder y que como lo demuestra la evidencia iconográfica y los restos óseos, justamente estos objetos pertenecen al ritual de decapitación pues la amputación se realizaba justamente con un hacha. En efecto, sólo un enorme instrumento punzocortante como el hacha de piedra dura o cobre, puede cercenar las vértebras cervicales, para decapitar.
Fig. 2. Estela de Palenque. Personaje con hacha serpiente de fuego. (Fuente: L. Schele y M. E. Miller, The blood of Kings, 1992, p. 275.)
En este sentido también es importante que en la escultura, por ejemplo las estelas 1, 14 y 17 del sitio Dos Pilas, el dintel 2 de La Pasadita, la estela 1 de Jimbal, la 31 de Tikal, y el dintel 3 de este último sitio, entre muchos otros, se evidencian muchas cabezas trofeo de las que cuelgan juegos de dos o tres hachas, denotando así la unidad diferencial entre la cabeza y el utensilio.
En las páginas 34a, 54b y 55b del Códice Madrid se ven claramente varios personajes sin cabeza, y un hacha aparece como indicador del instrumento de su decapitación. También en las páginas 95c, 96c, 98a, b y 99a, b, del mismo códice se muestran cabezas sostenidas en manos de dioses Chaak y en el caso de las dos últimas páginas se repite constantemente un glifo hacha.
También de manera clara la relación entre el Dios K y la decapitación aparece en las fotografías de Kerr y M. Coe de vasos pintados. En el vaso policromo 1 de M. Coe se ha plasmado bellamente una imagen de dos individuos que con enormes hachas están parados frente a una víctima; uno lleva una máscara de Dios K y el otro se dispone a dar el hachazo mortal. Igualmente, en el caso del vaso de Kerr, número 2781, un personaje de alto rango parece esperar la ofrenda de la cabeza, sólo que en esta ocasión hay una figura que está sentada y al parecer es el balam u hombre de conocimiento. Una escena similar se aprecia en el vaso 6, también de la colección de Coe, donde frente al dios jaguar baila un hombre-Dios K sobre una cabeza de serpiente que está echando humo por la boca. De hecho, el danzante aparece empuñando un hacha
Fig. 3. Danzante con hacha de pedernal junto a una serpiente de fuego. (Fuente: M. Coe, The lords of the Under world: master pieces of Classic Maya Ceramics, 1978.)
Aunque la simple presencia de Rayo se observa en algunas de las fuentes de información, se le confunde muchas veces con Chaak, el dios de la lluvia, pero en realidad el contenido simbólico de todos los dioses se ubica en el plano de lo abstracto, por tanto, sólo es cognoscible después de una decodificación simbólica. Solamente de esta manera, Rayo puede ser un elemento divino de mayor nivel, que conjuga cierta diversidad elemental, pues su presencia es ordenadora de lo material y por lo mismo, su acción no se agota en lo objetual o en un simple sustantivo representable de manera nominal. Sí, en efecto es una cosa fenoménicamente perceptible, nombrable mediante palabras, pero además es una función, un adjetivo, un rango, un don, una disposición ante la vida, en fin, un ordenador universal.
La voluntad divina, sonora y resplandeciente de Rayo en gran medida está representada en las relaciones clave que se perciben en el acto de desprender la cabeza con una hacha, de tal manera que su interpretación simbólica llega a permitir entender un poco más la naturaleza misma, y la lógica social del acto ritual de la decapitación.
Como ya apuntaba Robicsek12 el Dios K también se distingue porque su sola cabeza juega un papel destacado en la iconografía de los vasos pintados, misma que aparece en la página 65b del Códice Dresde, donde se ve a un Chaak o Itzam Ná con un tocado de Dios K, al mismo tiempo que está cargando otra cabeza de Dios K. Asimismo, desde la página 2 hasta la 11 del Códice París, se aprecian unos personajes ofrendando cabezas del mismo dios a otro al parecer de más alta alcurnia.
Otro ejemplo en el que se repite la preponderancia de la cabeza en un contexto de sacrificio, y que de hecho llega a establecer una analogía entre el sacrificador y el sacrificado es la escultura del pilar F de la Casa D del Palacio de Palenque, aquí la víctima espera sentada sobre una enorme cabeza del Dios K y el verdugo lo toma de los cabellos para arrancarle la cabeza con una hacha.
Fig. 4. Estructura mural de la pilastra F de la Casa D en Palenque, Chiapas. (Fuente: R. M. Greene, The sculpture of Palenque, 1985.)
Ahora, la pregunta sería ¿por qué la coparticipación simbólica entre Rayo, Dios K, hacha y cabezas? Esto es un problema cuyo tratamiento debe comenzar por los procesos cognitivos de percepción y asociación lógica del pensamiento mesoamericano, lo cual no corresponde aquí tocar, pero ahora sí podemos tratar con los efectos ideológicos de este proceder mental, es decir, con los mitos, las leyendas y sus representaciones gráficas.
Un mito representativo del poder de Rayo
En los mitos en los que se hace referencia a la coparticipación simbólica que aquí nos ocupa son, como la mayoría de los mitos fundadores y divinos, un ruego imperioso de lucha por la sobrevivencia que espera ser un acto de poder y voluntad, la respuesta buscada en la que se une lo humano y su trascender divino.
En los mitos y referencias proféticas se menciona que los hombres poseen el misterio de las palabras y las fuerzas divinas, ordenándolas mediante un objeto: el cetro maniquí. Este instrumento emblema resulta ser, como ya lo apuntaba Spinden,13 un hacha-rayo, éste será el objeto con el que los hombres defenderán sus almas, buscarán su alimento y hablarán con los dioses para la solución de sus problemas. Es necesario entonces buscar en el ámbito de los dioses creadores, la primera pista para la solución de nuestra problemática.
En el Popol Vuh, se aclara cómo entre los dioses quichés creadores y formadores, los más importantes tienen la naturaleza de Rayo, y demandan a los hombres:
…Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestra padre. Invocad, pues, a Hurakán (una pierna) Chipi – Caculhá, (rayo pequeño), Raxa Caculhá (rayo verde), el corazón del cielo, el corazón de la tierra, el formador, los progenitores; ¡hablad, invocadnos, adoradnos!14
La misma aparente confusión entre el creador y Rayo sucede en un mito chol del siglo XX. Aquí el creador tiene otro nombre: Ch’ujtiat, muy similar al dios cristiano, quien se vuelve rayo para extraer la semilla del maíz. Es importante transcribir en su versión completa, el mito traducido por José Morales Bermúdez, ya que en él se relacionan los datos clave de la personalidad de Rayo, y su razón de ser en el ritual.
Ya los días están alumbrados por Ijtzin (el sol) y todas las noches aparece Ch’ujnia (la luna), ya ch’ujtiat había puesto sobre la Tierra a los primeros hombres. No tenían madre los tiomi yem alob, eran hijos de Ch’ujtiat pues él los formó. Solitos él los formó. Solitos él los saco. Con su poder y palabra la vida es que les dio. Ch’ujtiat es de una vez su padre y su madre. Inocentes los tiomi yeb alob es que Ch’ujtiat los hizo. Con inteligencia pero no mucha. Tienen que aprender; tienen que usar la experiencia. Los niños sabían pero no todo; con el esfuerzo propio, con la vida, es que irán descubriendo, conociendo.
Así que los hombres comían frutas, raíces, hongos, carne, hierbas y verduras, hasta que Ch’ujtiat le dice que le va entregar el más sabroso de los alimentos; Ixim se llama, es el maíz… pero los hombres no saben cómo es este alimento, y dónde queda exactamente, la única pista que tienen es que está alimento, y dónde queda exactamente, la única pista que tienen es que está escondido bajo un cerro de rocas. Así que comenzó a buscarlo. El Tiotiojselen, el pájaro carpintero los ayuda, pica muchas rocas con su fuerte pico [...] ¡quiere que va a encontrar el maíz para que va a conocerlo el hombre, hasta que un día encuentra una roca que suena hueco, allí abajo está el maíz !
Pero la roca es tan dura que tampoco Tiotiojselen logra romperla, los hombres no pueden hacer nada, saben que allí abajo está el Ixim pero no pueden sacarlo: un día finalmente Ch’ujtiat manda al Rayo Blanco para ayudar a los hombres, pero nada más el Rayo Blanco logra hacer una rendija chiquita en la roca, todavía los hombres no pueden agarrar el maíz, pero sí mirarlo. Tiene que esperar más tiempo. Más tiempo está esperando con mucha paciencia.
Ch’ujtiat manda al Rayo Rojo que todavía no logra romper la roca, pero sí abre un poco más la rendija. Los hombres son muy tristes y deciden hablar con Ch’ujtiat: “Ya lo tenemos mirado el maíz, ya lo sabemos cómo se forma; también su tamaño lo tenemos visto. Bastante que ya luchamos para sacarlo; bastante nuestro esfuerzo para sacar todo el grano completo; pero en balde. No hemos sembrado. No hemos comido. Queremos conocer su sabrosura. Dadnos pues, de lo que existe.” Después de estas palabras, Ch’ujtiat piensa que los hombres ya han merecido el maíz. Así que manda a Rayo Verde que finalmente quiebra la roca hasta salir todo el Ixim. Pero el Rayo Verde es que cambió varios sus colores …Es como los alcanzó, Rayo Verde así como los fue quemando porque el Rayo Verde los quemó pero no les quitó su vida al maíz; porque su Rayo verde Ch’ujtiat es su Rayo de vida.15
Ha sido importante transcribir toda la versión del mito para considerar la desesperación y la lucha ante lo que parece imposible: extraer el maíz de las profundidades de la tierra y sembrarlo para así acabar con la vergüenza del hambre. Lo mismo sucede entre los mayas mames y mopanes, donde es Chaak, en su manifestación de Rayo quien logra sacar de la tierra al maíz. Este hecho se logra con la ayuda del creador Padre-Madre quien al final de los relatos se confunde con el Rayo verde.
El color es significativo ya que es el color de Rayo Corazón del Cielo, referido por el Libro del Consejo de los quiché e igualmente es el marcador de la posición central, ya que según muchas de las tradiciones provenientes del periodo Posclásico, el verde es el color del centro.16 De igual modo sucede entre los totonacos y las etnias de tradición mixteca y náhuatl, donde hay varios colores de Rayo, uno por cada sector espacial, siendo el central, en este caso el verde, el Rayo de vida. Tal vez por esto las hachas sacrificiales eran de piedra verde. (vease figura 2) Allí están las hermosas hachas de piedra verde del Preclásico olmeca, y otras similares que se han encontrado en diversos sitios del área maya y Mesoamérica, e incluso apuntemos el hecho curioso de que las hachas de cobre, propias del territorio sur de Mesoamérica, tras su oxidación se pintan de color azul verdoso. (Véase figura 4)
Así, lo más destacable para la identificación de Rayo es que representa una parte divina que media entre el hombre y los principales dioses creadores abriendo o cerrando el contacto entre ellos. Así se evidencia claramente en el nombre Bolon Ts’akab, mismo con el que Seler y Thompson identifican a Rayo, pues este nombre es el que Landa otorga al señor sudoriental, mismo sector que en el libro del Chilam Balam de Chumayel pertenece a Cauac, nombre yucateco que quiere decir justamente, rayo.
Con este nombre de Bolon Ts’akab se observa que Rayo, como participante dentro del proceso de creación de la vida, no sólo lo hace como simple dador de la misma, sino que también al contrario, cerrando el flujo divino, se puede llevar las semillas de la vida con lo que suprime la procreación:
También se llevaron habas, nuestro pan diario molido [maíz], los corazones molidos de semillitas de calabaza, grandes semillas molidas de la calabaza, ca, frijoles molidos. El Bolon Dz’akab Verde [o primero] envolvió en un paño estas semillas.17
Bolon Ts’akab, etimológicamente se puede traducir así: la palabra ts’akab como ts’ak más ab, donde ab, es un sufijo verbal, pasivo/activo y Ts’ak es “para siempre, aumentar, añadir, multiplicarse, medicina, jarabe, cura, remedio”. Aunado a la partícula genitiva Ah, esto es: Ah Ts’ak, se traduce como: “médico que lo tiene por oficio y de ordinario se toma en mala parte por hechicero que cura con palabras malas y de idolatría; cirujano, médico de llagas; hechicero o exorcista”. Bolon, significa “supremo, excelso y nueve”, por lo que Bolon Ts’akab quiere decir: “excelso brujo que aumenta o disminuye, extrae o esconde, añade o encarece, cura o enferma por siempre”. La misma palabra Ajts’ak, en chol quiere decir brujo.18
La relación más excelsa y emblemática entre este dios creador y los hombres aparece en el cetro maniquí, pues este objeto lleva el nombre que identifica a la capacidad de dar vida de los Oxlahuntiku (los trece dioses del cielo) y que ha sido apropiada por Bolon Ts’akab, objeto que recibe el nombre en yucateco de cangel. Según Coggins19 y de acuerdo con el Diccionario maya Cordeme, esta última palabra aparece en una profecía del katún 11 ahau del Chilam Balam de Chumayel y ha sido traducido por Barrera Vásquez como “serpiente de vida”; por Thompson como ” facultad de lluvia y rayo”, y por Roys como “insignia”, ya que es el cetro maniquí mismo. (Véase figura 1 y 5)
La relación más clara referida entre el poder de Rayo y el sacrificio de decapitación radica en que hay una diferencia dual de la materia en la concepción tradicional de Mesoamérica; según López Austin,20 una es la invisible y contenida que se identifica con las semillas o los corazones de las cosas, y otra es la visible contenedora, identificable con el fenómeno. Así pues, sólo un poder punzocortante (como el hacha de los dioses), puede extraer o retener las semillas invisibles de la vida que después florecerán sobre la Tierra como materia dura que contiene a su divinidad tutelar. En este sentido, para el maya prehispánico crear es develar, liberar lo divino invisible que está contenido dentro de lo duro visible, por lo que Rayo es fuerza liberadora o contenedora de las semillas invisibles de la vida. Esta liberación resulta ser efectiva cuando la sangre contenida, brota a borbotones del cuello porque este hecho (en un contexto ritual y religioso), resulta ser alimento, y una ofrenda para los dioses.
El interés de lo anterior radica en que esta esencia divina de las semillas de vida sólo es posible retirarla mediante un instrumento poseedor de la dureza equivalente al esfuerzo tan grande que resulta ser un pedido divino “efectivo”, como de hecho lo hace Rayo. La capa dura no sólo es de materia rocosa terrenal, sino que es también cualquier mediación que esté negando la liberación de un don divino, como de alguna manera lo hacen la piel, los músculos y los huesos humanos. Así se puede entender claramente la palabra tzeltal chac zbeja que significa “abrir zanja al agua”, donde, ja – agua, zbe – zanja y chac – abrir.
Fig. 5. Ejemplos de bolon ts’akab con la cabeza del Dios K y el número 9. (Fuente: J. E. S. Thompson, Historia y religión de los mayas, 1987.)
En este mismo contexto, está el tipo de apertura que se nos muestra con las palabras yucatecas relacionadas con Chaak: “Dios de los panes, del agua, de los truenos y relámpagos”. Como Coggins apuntaba, esta palabra tiene una íntima relación con la palabra ch’ak (hacha), que significa “cortar con golpe de hacha u otro instrumento, cualquier cosa cortada”. Asimismo, tiene relación con la palabra chak que significa: muy, atravesar, cocer, y que en conjunción con la partícula luk’ – tierra, chak luk’, quiere decir “atolladero de lodo espeso y profundo”, es decir, una cavidad en la tierra.
Hasta ahora podemos concluir que a Rayo le pertenecen los objetos que poseen la fuerza de quebrar, de romper, liberando lo que permanece encerrado sobre la tierra, y por ende, reproduciendo la vida, aunque también el mismo Rayo puede no hacerlo y con ello provocar la muerte.
La asociación más íntima entre humanos y Dios K se da entonces por esta capacidad de romper, fracturar, o abrir liberando las cosas que permanecen dentro de una protección y que sólo son asequibles al hombre mediante la eliminación de la sólida y persistente capa de lo visible que los envuelve.
En este sentido, la relación entre el Dios K, el hacha y el sacrificio se debe a que todos estos elementos comparten un mismo complejo funcional del Dios K, que implica partir la materia dura para que la sangre, líquido vital que contiene fuerzas divinas, se expanda por la región habitada por el ser humano. Esto se corrobora, una vez más, con la etimología de las palabras tzeltales para sacrificio, que según el diccionario de fray Domingo de Ara, son: xcupauanon, acupazhon, ghupyaquel [sic] que se traducen como: “sacrificar y matar hombres cortando”; la fuente agrega, cupau ubata cupau: “acto de sacrificar hombres cortándolos”. Es claro que el acto mismo de sacrificar implica el romper, actividad propia del rayo y su dios representante.
El pensamiento mesoamericano funciona con relaciones complejas de distintos elementos que se relacionan por su participación dentro de un mismo proceso divino en el que se comparte la misma carga. En este caso, estamos ante la carga divina que comunica lo interno con lo externo dentro del proceso de reproducción de la vida.
Es un hecho que el Dios Rayo hace llover porque logra extraer las esencias divinas que provocan la lluvia. Pero a su vez la lluvia es el proceso principal de producción de la vida; si bien llover equivale a producir toda la vida, es sólo mediante Rayo, que ritualmente se logra la extracción de las fuerzas de la vida. A pesar de toda posible ambigüedad, en el ámbito de la simple percepción, se puede decir de manera precisa que Rayo se ubica junto a la lluvia; cuando se abre o se rompe algo en el cielo, abriéndose para que caiga el agua, de la misma manera que el hacha hace brotar la sangre humana como fuente de vida y alimento para los dioses.
El sol es el vínculo entre Rayo y las cabezas
La fuerza de Rayo habita en el hacha del decapitador; hasta aquí cabe preguntarse ¿por qué las cabezas?, si es un hecho que el Dios K comparte la misma carga divina de las cabezas, ¿qué carga cósmica comparten el Dios K y éstas?
Nájera,21 da una primera respuesta a la pregunta del porqué de las cabezas, remitiéndonos al hecho de que se creía que en éstas estaba la personalidad del individuo, y que por medio de ésta el hombre establece una relación esencial con el orden cósmico, tal como lo hace Rayo. Pero aún esta aseveración debe completarse, pues más allá de la importancia comunicativa del rostro hay algo nuevamente invisible que da la verdadera relación entre la cabeza y Rayo.
Entre los grupos nahua es justamente en la cabeza donde reside el tonalli.22 Esto es una pulsión corporizada, o fuerza anímica, que forma parte de todas las cosas y hace a las entidades ser apetentes por la vida misma. El tonalli es una entidad invisible que posibilita al ser humano su relación con el cosmos, y al igual que Rayo es una fuerza divina del sol que hace crecer el sustento, a los frutos del (y para el) ser humano. Sin esta fuerza, el individuo pierde sus facultades de salud, su memoria, su sabiduría, su honradez, su belleza, su bondad y su poder de contacto con los dioses.
La existencia de una entidad divina similar entre los mayas no es de dudarse, ya que como apunta De la Garza, la palabra cara o rostro en lenguas mayenses es sinónimo de las pulsiones de los hombres.23 Si un hombre miente “su rostro lo dice”, de igual manera si es bueno, sabio o malo. Los mayas también piensan que en la cabeza está la memoria, lo pasado, como ejemplo de esto tenemos lo apuntado arriba sobre la perduración de la memoria mediante la muestra del cráneo del antepasado. Asimismo, cabe mencionar que entre los tzotziles de San Pedro Chenalhó,24 se piensa que para un buen razonamiento o juicio, el corazón y el pensamiento, localizado este último en la cabeza, “deben de ir juntos”.
Además, y aún más importante, los mayas, al igual que los nahua también creen que en la cabeza está la fuerza de reproducción de la vida; claramente nos lo dice el Popol Vuh, en la escena de sacrificio por decapitación sucedida cuando Hun-Camé y Vucub-Camé dijeron a Hun-Hunahpú y Vucub Hunahpú:
Ahora moriréis. Seres destruidos, os haremos pedazos y aquí quedará oculta vuestra memoria. Seréis sacrificados, dijeron [...] En seguida los sacrificaron y los enterraron en el Pucbal-Chah [...] Antes de enterrarlos le cortaron la cabeza a Hun-Hunapú y enterraron al hermano mayor junto con el hermano menor.
-Llevad la cabeza y ponedla en aquel árbol que está sembrado en el camino, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé. Y habiendo ido a poner la cabeza en el árbol, al punto se cubrió de frutas este árbol que jamás había fructificado antes de que pusieran en sus ramas la cabeza de Hun Hunahpú.25
Los señores de la muerte se asustan ante la maravilla de la creación provocada por la fuerza de vida contenida en la cabeza y deciden prohibir que alguien se acerque al árbol, pero poco después una curiosa doncella desobedece. Por esta misma capacidad de absorber la vida, la cabeza de Hun-Hunahpú escupe un chisguete de saliva y le da el poder de la vida a la doncella de nombre Ixquic quien queda preñada.
Además, la relación entre memoria, cabeza, hacha y rayo que decapita -elementos constitutivos de acciones y pensamientos propios del complejo divino del Dios K- queda muy clara en la siguiente nota de Hermitte:
Cuando se entierra a una persona, Rayo le corta la cabeza, donde está la memoria y la pone en otro cuerpo joven. … Otra versión es que la cabeza se queda en el cementerio pero Rayo se lleva el cuerpo y le pone una nueva cabeza.26
Todo lo anterior hace referencia a que el tonalli de los grupos nahuatlatos se identifica también entre los mayas con la memoria, bondad, fuerza de crecimiento, reproducción y por supuesto con la cabeza. Sin duda, esta especie de alma estaba, y tal vez aún esté entre los mayas con el nombre de kinal, nombre identificado por A. Villa Rojas en 1934 y 1940 como calor del cuerpo, es decir, algo exactamente igual al tonalli o fuerza solar, pues k’iin es sol en maya, igual que tona en náhuatl.
Con estas referencias nos queda claro que en la cabeza está la fuerza del calor que permite la procreación, y por ende, las cabezas del Dios K son emblemas de posesión de la fuerza caliente y vital -similar al tonalli náhuatl- de Rayo, en su manifestación de ser uno de los dioses creadores. Así nos parece claro que la cabeza también pertenece al mismo complejo simbólico de Rayo.
Los términos tonalli y kinal nos remiten a otro elemento clave dentro de este complejo ritual del Dios K, y cuya presencia nos permite cerrar el círculo hermenéutico27 que desde el título de este ensayo se viene desarrollando. Este elemento simbólico en náhuatl es Tonatiuh, es decir, k’iin en maya, sol en lengua española.
Al estudiar la religión de los indios chiapas, Carlos Navarrete28 ya apuntaba sobre la posible naturaleza solar del rayo. De hecho, en varias representaciones del Dios K, él lleva claramente el símbolo de k’iin, o sea, el sol. Esta relación semántica de los íconos mayenses se repite también en un mito tetzcocano, mismo que de manera precisa hace referencia a esta naturaleza solar de los rayos:
Los de Tezcuco dieron después por pintura otra manera de la creación del primer hombre [...] Dicen que estando el sol a la hora de las nueve echó una flecha en el dicho término e hizo un hoyo, del cual salió un hombre, que fue el primero [...] este mito del sol, enviando una flecha o rayo a la tierra para abrir en ella un hoyo o cueva y allí engendrar el primer ser humano, se repite en otras partes del México antiguo.29
Esta cita complementa y corrobora lo expresado con respecto al hecho de que Rayo es un aspecto creador del sol; en su manifestación humana mayense es el kinal, misma carga solar que en este caso puede relacionarse con una flecha de átlatl. Cabe recordar también que los toltecas tenían como dios principal a Tonatiuh, dios del sol, y los átlatl eran su manifestación guerrera por antonomasia, es decir, que sucede como en el caso de Huitzilopochtli donde él es el rayo y además el sol, o con más exactitud, una faceta, un movimiento simbólico del mismo dios solar. En este mismo sentido, hay un conjuro en Ruiz de Alarcón que dice:
sacerdote, y tiempo, o calor de verano, única muerte, uno pedernal que antes que otro se ha de teñir de sangre, se ha de teñir la piedra, se ha de embriagar el palo, se ha de embriagar la tierra juntamente conmigo y con mis armas.30
En este conjuro, el traductor Ruiz de Alarcón, nos aclara que calor de verano, itonal en náhuatl, es uno de los nombres que se le aplican al garrote del guerrero. Entonces, el garrote como arma punzocortante participa de la fuerza caliente del sol, al igual que lo hace el hacha-Dios K entre los mayas. De hecho, como lo muestra el panel de Laxtunich en el río Usumacinta, y la Estela 1 de El Baúl en Guatemala, el uso del garrote entre los hombres de poder era también común entre los grupos mayenses arqueológicos.
Por otra parte, es importante la relación que establecieron los tzotziles entre el sol y la cabeza y que a finales de los setenta, del siglo pasado, publicó Voght. Este grupo indígena dividía al cuerpo humano de manera análoga a como lo hacía con toda la bóveda celeste, de tal manera, que el este y el oeste son equivalentes a la parte superior e inferior del cuerpo humano. Sin embargo, al norte y sur se les llama de igual manera que a los lados del cuerpo, simplemente se les identifica como “lados”.31 De esta extrapolación del plano cósmico al corporal resulta claro que el curso solar atañe de manera preponderante a la cabeza, porque no sólo participan de una misma dirección cósmica, sino que además, la cabeza se identifica de manera especial con el sector cardinal de más calor solar, es decir, con el sureste que es por donde sale el sol. Recordemos que este sector cardinal se identifica en muchas tierras mayas, con el nombre de Cauac, es decir, Rayo.
El ritual solar como legitimador del poder
Nuestro análisis contribuye a comprender un poco más la organización y la legitimidad sobre las que se sustentaban las élites gobernantes mayas, recordemos que en los libros del Yucatán colonial, conocidos como Chilam Balam, los miembros de alta alcurnia eran reconocidos con el nombre de Ah K’iino’ob, “los señores del sol”, que incluía a los funcionarios que eran los principales participantes en los grandes rituales de Rayo. Como lo apunta la evidencia arqueológica y etnohistórica, podemos considerar que Rayo estaba con los halach uinico’ob o grandes señores, los batabo’ob, capitanes o caciques, los nacom o sacrificadores y los balam, brujos u hombres sabios.
De hecho, el hacha y el cetro maniquí tienen una importancia fundamental en esta estructura política, y sin duda, los rituales de decapitación eran poderosos legitimadores de la misma, controlados y realizados por los señores del sol, alguno de los cuales es el Rayo que decapita.
Tsubasa Okoshi, en una tesis presentada en 1993, encuentra que el glifo maya en el que aparece un rostro humano junto a un hacha hace referencia a un cargo público que en maya yucateco se denomina bataab y que se puede traducir como “el hombre del hacha” o como “el primero en el mando”. Cuestión nada extraña con todo lo antes referido y con el hecho de que en la gran mayoría del territorio mesoamericano a los dirigentes político-militares se les denomina justamente Rayo.
Según este mismo investigador japonés, para la época en que la familia Canul tenía el poder de la parte occidental de la península de Yucatán, el bataab además de ser uno de los mejores guerreros desempeñaba un cargo gubernamental y tan sólo era superado por el halach uinic, quien además de haber sido bataab, y seguir siendo guerrero, debía poseer el mayor poder religioso. Así había varios bataabo’ob pertenecientes a un mismo linaje que gobernaban en diversas provincias bajo las órdenes del bataab de la ciudad principal y de las del halach uinic, el cual tenía a su cargo no sólo a su comunidad, sino también un vasto territorio, pudiendo incluso influir sobre los bataabo’ob de más de un linaje.
Nos parece claro que los baatabo’ob, con su poder instrumental del sol, eran manifestaciones del sol mismo, pero debían probarlo de manera simbólica en los rituales de decapitación en los que ellos extraían carga solar de las cabezas de los sacrificados que capturaban en las batallas campales y cuyos cráneos después eran ostentados en beneficio de toda la comunidad, su legitimidad y el orden del universo. Así, los gobernantes mayas, los señores del sol, participaban en la producción de la vida emanando la propia naturaleza caliente del cosmos. (figs. 2, 3 y 4).
Rayo es entonces el personaje político clave de la decapitación ya que es la personificación de la posesión del instrumento de los Dioses, es la fuerza divina manifestada en el hacha; es, hablando con más precisión, la fuerza ardiente del sol que sacrifica cortando, y al hacer esto, pone en circulación la misma fuerza solar de reproducción de la vida. Con cada sacrificio de decapitación, Rayo creía reproducirse a sí mismo, y a su pueblo, liberando poder solar por los cuatro vientos.
Finalmente, unas palabras en beneficio de una metodología deductiva para el estudio de lo maya. En las diversas manifestaciones (orales o gráficas) de los dioses, está la expresión cultural en movimiento, cambio, dialéctica, proceso. Si aparentemente los mayas atribuyen un mismo nombre a distintos procesos no debe simplificar la investigación. Lo que sucede es que diversos procesos pueden ser controlados por uno o varios individuos, siempre y cuando compartan entre ellos una misma cualidad dominante o carga divina. Para apreciar esta variabilidad hace falta ubicar a los panteones divinos como hechos ideológicos sujetos a una lógica estructural hologramática, propia de todo sistema de pensamiento humano. En este sentido, ante los dioses y sus diversas manifestaciones se está frente a un hecho vivo de la mente, poseedor de sistematicidad y lógica, de ninguna manera ante una colección de personajes estáticos que supuestamente actúan siempre, a lo largo de todo el tiempo y el espacio, en igual medida y cantidad.
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1.Totalidad es un categoría analítica clásica, propia de toda la problemática filosófica, y por ende, de toda investigación que trate con el problema de lo social y del pensamiento. Se utiliza para referirse a todo el conjunto de variables reconocidas, utilizables o no, por una sociedad específica, perteneciente a determinado tiempo y espacio. Al decir totalidad simbólica, por supuesto que nos referimos al conjunto total de símbolos reconocidos por una sociedad durante X tiempo y lugar. Las ventajas del tratamiento de esta categoría con la combinación de elementos del estructuralismo con el materialismo dialéctico están en el libro de Kosik referido en esta bibliografía. La arqueología, como disciplina científica, se constituye de teorías sustantivas, mediacionales y datos de prueba. Las primeras tratan acerca de los fundamentos del ser y la totalidad que lo constituye, en este artículo es claro entonces que hemos construido nuestro modelo explicativo con una teoría arqueológica estructuralista y dialéctica. Tener en claro estas teorías y normas científicas aparentemente ‘muy abstractas’, es fundamental para el reconocimiento científico de todo modelo antropológico. [↩]
2.Episteme es un concepto que refiere a un conjunto de teorías del conocimiento concreto y abstracto, diferente al de las ciencias del siglo XX, para referirnos a este último grupo de teorías se usa la palabra epistemología. Estamos diciendo entonces, que los grupos mayenses siempre han tenido una teoría del conocimiento, es decir, una gnoseología, a partir de la cual ellos se construyen un saber cosmológico culturalmente determinado. [↩]
3.Una reproducción hologramática, implica la continuidad del sistema de manera que cada uno de sus elementos aparece como individuo, pero de alguna manera contiene información que se refiere a su relación con el todo. A partir de toda teoría de sistemas de los años sesenta y setenta del siglo XX, este concepto retomado desde la física óptica del holograma, se ha reafirmado como una heurística fundamental. [↩]
4.P. Schellhas, Representation of deities of the Maya Manuscripts, 1904. [↩]
5.J. L. Velázquez, ‘Un entierro múltiple dedicatorio a finales del Preclásico medio en Kaminaljuyú, Guatemala’, en Memorias del Primer Congreso Internacional de Mayistas, 1992. [↩]
6.Ilia Nájera, El don de la sangre en el equilibrio cósmico, 1989. [↩]
7.L. Schele y M. E. Miller, The blood of Kings, 1992. [↩]
8.Ilia Nájera, op. cit., p. 175. [↩]
9.Tomado de F. Robicsek, ‘The Mytological Identity of God K’, en Tercera mesa redonda de Palenque, vol. 4, 1979. [↩]
10.Spinden, A Study of Maya Art, 1992. [↩]
11.Para la escritura de las lenguas mayenses se ha seguido la ortografía de la Academia de Lengua Maya, representada por los autores del diccionario maya-español editado por Cordemex. Sólo en caso de aparecer palabras mayas en citas de otros autores, se ha respetado la ortografía original. [↩]
12.F. Robicsek, ‘The Mytological Identity of God K’, en Tercera mesa redonda de Palenque, 1978. [↩]
13.Spinden, A Study of Maya Art, 1992. [↩]
14.Adrián Recinos (ed.), Popol Vuh, 1974, p. 26. [↩]
15.José Morales, On oti’an, antigua palabra. Narrativa indígena chol, 1984, p. 50. [↩]
16.L. Sotelo, Las ideas cosmogónicas mayas del siglo XVI, 1988. [↩]
17.J. E. S. Thompson, Historia y religión de los mayas, 1987, p. 342. [↩]
18.O. Schuman, La lengua chol de Tila, Chiapas, 1973. [↩]
19.C. Coggins, ‘The manikin Scepter: Emblem of linage’, en Estudios de cultura maya, vol. XVII, 1988. [↩]
20.Alfredo López Austin, Los mitos del tlacuache, 1990. [↩]
21.Ilia Nájera, op. cit., 1989. [↩]
22.A. López Austin, Cuerpo humano e ideología, 1989. [↩]
23.Ilia Nájera, op. cit., 1989. [↩]
24.C. Guiteras, Los peligros del alma, visión del mundo de un tzotzil, 1986. [↩]
25.Adrián Recinos (ed.), op. cit., p. 57. [↩]
26.M. E. Hermitte, Poder sobrenatural y control social, 1970. [↩]
27.Aquí entendemos por hermenéutica, el estudio de la interpretación simbólica, que como magistralmente dice Heidegger requiere de una reflexión circular, que comienza con la palabra nombrada, se desplaza hacia su uso histórico para finalmente regresar de manera plena y ya enriquecida nuevamente a su nombramiento. [↩]
28.Carlos Navarrete, ‘La religión de los antiguos chiapanecas, México’, en Anales de Antropología, vol. XI, 1974. [↩]
29.F. Ortiz, El huaracán, su mitología y sus símbolos, 1984, p. 38. [↩]
30.H. Ruiz de Alarcón, ‘Tratado de las supersticiones y costumbres gentilicias que hoy viven entre los indios’, en El alma encantada, 1987, p. 153. [↩]
31.E. Voght, Ofrendas para los dioses, 1979. [↩]
Por AVIÑA CERECER GUSTAVO • Jul, 2009 • Revista Volumen 21
* Agradezco a Luis Enrique Hernández Niño, del Departamento de Cómputo del PROIMMSE, quien se encargó de la digitalización de las imágenes aquí presentadas.
Para cumplir con la finalidad de encontrar el sentido simbólico y político del ritual de decapitación se ha de reconocer algún elemento clave que de manera lógica, pero de acuerdo a la ideología maya, sea capaz de unir los diversos elementos que componen al ritual. Aquí se demostrará que el acto de cortar cabezas, como todo ritual maya prehispánico, es la manifestación de un orden universal, de una cosmovisión sistemáticamente ordenada. De tal manera, que los diversos elementos que incluye este acto se corresponden y complementan dentro de una misma estructura de significación simbólica.
Como se verá, aquí se propone la evidencia proveniente de cuatro excavaciones arqueológicas; más de diez autores etnólogos, seis antropólogos clásicos por su conocimiento de la cultura maya; seis fuentes etnohistóricas de los siglos XVI, XVII y XVIII (en donde se incluyen símbolos míticos y construcciones proféticas); más de 32 piezas arqueológicas, considerando imágenes y objetos, provenientes de más de trece sitios arqueológicos; 17 páginas de los tres códices reconocidos del área maya; 27 definiciones nominales y semánticas de palabras yucatecas, choles y tzeltales. Toda esta información representa más de 130 relaciones simbólicas evidenciables, mismas que nos han permitido corroborar esta propuesta, al tiempo que junto a otros artículos ya publicados nos ha obligado también a perfeccionar el modelo explicativo.
En apego a esta figura ideológica, de considerar a la cultura como una totalidad1 simbólica incluyente, la vasta variabilidad de la evidencia aquí presentada nos demuestra que la episteme2 maya que tenemos, es una reproducción hologramática,3 en donde la totalidad está en cada una de las partes; de tal manera que un símbolo se puede pensar como un conjunto de conjuntos actuante dentro de ciertos contextos en diferente forma y medida, pero siempre de manera similar. Así por ejemplo, la palabra “casa” significa algo similar (pero en distinta manera y medida) al decir “la casa de Juan” o “la casa”, o “la casa chica/ la casa grande”.
Aquí apreciaremos cómo un mismo dios y sus componentes formales se reproducen como holograma dentro de un enorme complejo místico, ritual y mítico, del orden de lo abstracto y lo concreto, en donde el cuerpo del dios y sus atributos sirven como mapa conceptual, guía para la decodificación de cada uno de sus componentes, mismos que nos permitirán entender un poco más las relaciones dadas en un ritual de decapitación.
Presentando la relación que hay entre un dios, el Sol, la actividad atmosférica (que implica la aparición del rayo), la muerte, la cabeza del dios, un instrumento para decapitar y un báculo de poder, veremos cómo lo que se evidencia es que la complejidad cultural y política con un sentido evocativo de creencias, ideales y valores en su vasta diversidad, también encuentra planos explicativos muy específicos. Así, el solo hecho de considerar al pensamiento maya como un sistema de estructura hologramática, nos permite alejarnos del reduccionismo que supone que cada dios y sus elementos siempre, sin movimiento semántico alguno, significa e implica lo mismo, ya sea mediante una supuesta identificación epigráfica y/o iconográfica.
Para entender la variabilidad semántica, y en apego a lo anterior, proponemos que el conjunto mayor de la cosmovisión maya prehispánica, que funcionó como unidad de sentido, aglutinante de diversidades irreductibles, son los dioses actuantes en toda la Mesoamérica clásica y posclásica. Estos dioses, en el caso de las culturas mayenses, han sido identificados en los códices por Schellhas con las letras del abecedario.4
Ahora, un dios se manifiesta en diversos elementos que se copertenecen bajo su potestad; su función es la de evidenciar, señalar y distinguir una serie de relaciones específicas de similitud y diferencia, de tal manera que en ningún sentido su significado se agota en la identificación de algún objeto o de alguna simple definición de tipo nominal. Aquí se demostrará cómo en las relaciones pertinentes que controla el dios identificado por Schellhas con la letra K están aquellas que se conjugan en todo acto sacrificial, especialmente el de la pérdida de la cabeza. De tal suerte que bajo su potestad se interrelacionan una serie de acciones y objetos de poder cuyo sentido por separado aparece disperso y excéntrico, pero que al ir encontrando el lugar de cada elemento dentro de la sintaxis cultural -incluyendo a cada uno dentro de un conjunto y subconjuntos participativos e interactivos-, el sentido de la estructura teórica y práctica se revela de una manera insospechada (para nosotros los occidentales), pero perfectamente coherente y verosímil para los grupos mayenses.
Esta lógica de lo divino no es más que el esfuerzo humano por identificar en su complejidad real cosas que de primera intención, son eso simples cosas, pero que al ser pensadas y relacionadas dentro del sistema de la cosmovisión cobran una multiplicidad significativa sujeta a su manifestación fenomenológica y contextual. Así, las representaciones simbólicas de los dioses (que nunca llegan a ser unívocas), al tiempo que se mantienen como una unidad ordenadora, expresan no sólo cómo son percibidos algunos fenómenos sino también algunas relaciones semánticas y su razón de ser dentro del cosmos.
En este sentido, hemos identificado al ritual maya de la decapitación con un dios, con un señor del orden universal que, como todo dios, tiene bajo su potestad una serie compleja de elementos, con sus relaciones incluyentes/excluyentes de cosas, espíritus y otras cualidades de lo real.
El nombre propio de este dios, que siguiendo a Schellhas tiene la letra K, proponemos que sea Rayo, con r mayúscula para diferenciarlo del simple fenómeno atmosférico, identificación que hacemos a partir de la evidencia aquí presentada, pero además teniendo en cuenta otro trabajo que presentamos a manera de tesis de licenciatura en arqueología, y cuyo título es “Rayo de vida y muerte: El Dios K de los mayas prehispánicos”. Incluso invitamos al lector interesado en la ampliación de esta problemática o para la obtención de más información acerca de otras muchas relaciones de este Dios K que vea la bibliografía aquí referida. Así, los materiales de prueba arqueológicos y etnohistóricos ahora presentados, dejando de lado muchas otras relaciones, únicamente son presentados para corroborar la potestad del Dios K en las interacciones dadas entre el Sol, un fenómeno atmosférico, las cabezas humanas y divinas, el hacha decapitadora y otros instrumentos punzocortantes, así como el llamado cetro maniquí; cetro simbólico del poder político y cosmológico, interacciones que dan cuenta también de una serie de significados sobre los que se legitimaba el poder entre estos pueblos prehispánicos.
La evidencia arqueológica
El ritual prehispánico de decapitación se evidencia en tierras mayas como una de las principales formas sacrificiales durante los periodos Formativo superior, Clásico y Posclásico. M.I. Nájera, en el libro El don de la sangre en el equilibrio cósmico, comenta que desde el sitio preclásico de Izapa se constata la práctica de este tipo de sacrificio y es claro, que entre los mayas siempre ha estado relacionado con el uso de los cráneos como evidencias de poder y ofrendas producto de sacrificios divinos.
En el pozo de sondeo 5022 de Kaminaljuyú, Guatemala realizado por el IDAEH se encontró una ofrenda con 33 cráneos, cerámica fina y navajillas de obsidiana, así como otros huesos largos y un cuerpo completo de mujer. Como propone Velásquez,5 todas las características del contexto indican que seguramente se ofició a cielo abierto un gran ritual alrededor de la ofrenda. Aunque ésta no se recuperó completa, sí se pudo constatar que algunos de los cráneos tenían aún las vértebras cervicales, lo que es una evidencia clara de decapitación.
Fechados entre 400 a.C. y 250 d.C., al igual que Kaminaljuyú, hay otros sitios arqueológicos formativos que presentan ofrendas ceremoniales de decapitación, como Chalchuapa en El Salvador; Valle de Salama y Uaxactún, también de Guatemala; Río Hondo y Cerros en Belice, e incluso del centro de México también hay evidencias posibles en Tlatilco y Cuicuilco.
Para la época Clásica y Posclásica en las tierras mayas son muchas las representaciones de grandes personajes que cuelgan de su atuendo, o sostienen entre sus manos, a una o más cabezas. Por ejemplo están los casos del gobernante identificado como “Cielo tormentoso” de Tikal y de algunos guerreros del mural de Bonampak.
Este tipo de sacrificio de amputación cefálica también estaba relacionado con el juego de pelota. Ejemplos de esto son las estelas 1, 3 y 4 del sitio Clásico tardío de Guatemala llamado Santa María Cotzamaluapan. Además, está el hermoso trabajo realizado sobre uno de los muros del juego de pelota de Chichén-Itzá. De hecho, en este último sitio, de acuerdo con la perspectiva tolteca, sus habitantes tenían la costumbre de empalar los cráneos al estilo del llamado tzompantli de los pueblos nahua del centro de México. También en el Popol Vuh, Libro del Consejo de los pueblos quiché, se aclara la íntima relación existente entre el juego de pelota y la decapitación.
Los cráneos trofeo, como los identifica Nájera,6 provenían de la actividad guerrera y eran efigies de poder; pero además estaban relacionados con el culto a los antepasados. Del gobernante de Tikal llamado “Cielo tormentoso”,7 se tiene una tumba con el cuerpo, pero sin el cráneo y esta ausencia, como lo demuestran las excavaciones de W.R. Coe, data de la época de construcción de la estructura contemporánea de su sucesor Ah Cacao quien debió de haber extraído el cráneo de su antecesor.
La misma M.I. Nájera nos da ejemplos etnohistóricos de este culto al cráneo de los ancestros, presenta las evidencias del Códice Dresde y del Rabinal Achí de donde ha extraído una curiosa cita que dice: “¿Es ésa la mesa de tus manjares?, ¿es ésa la copa en que bebes? … ¡pero si ése es el cráneo de mi abuelo; ésa es la cabeza de mi padre, la que veo, la que contemplo!”.8
El Dios Rayo, el hacha y las cabezas
Schellhas, a finales del siglo pasado hizo una clasificación de dioses de los códices mayas, identificando a un dios por su cuerpo serpentiforme y cabeza probósica con la letra K. En 1906, Förstemann apelando a la analogía etnológica pudo otorgarle sustantividad a la imagen, concluyendo que este Dios K era el Dios del rayo y la tormenta.9
La propuesta de Förstemann se basa en el hecho de que la antigua imagen prehispánica, al igual que el San Pedro indígena de Guatemala, tiene un hacha atravesándole la cabeza, mismo instrumento lítico que aun los mayas contemporáneos dicen que es el rayo, por lo que San Pedro es equivalente a un Señor Rayo.
En 1913 Spinden10 acrecentó el acervo iconográfico de este Dios K, identificándolo con el cetro maniquí, ya que este emblema de poder no es más que un hacha estilizada con un demiurgo serpentino cuya pierna hace las veces de mango.
Fig.1. Ejemplos de centros maniquí: Yaxchilán (a), Quirigua (b), Santa Cruz Quiché (c). (Fuente: Spinden, A Study of Maya Art, 1992.)
En los años setenta, Thompson apunta que los mayas mopanes de Belice llaman a las hachitas de piedra pulimentada, que suelen encontrarse al desbrozar el terreno para una milpa, baatchaak (hachas de Chaak) y creen que son los rayos lanzados por los Chaako’ob.11
En 1992, Taube apoyándose también en la etnología y en los estudios iconográficos realizados quince años antes por Thompson y Coggins, concluye lo mismo: el Dios K es el Señor del Rayo. No hay duda acerca de que Rayo se manifiesta en el plano instrumental como un hacha, que en su forma emblemática es un cetro de poder y que como lo demuestra la evidencia iconográfica y los restos óseos, justamente estos objetos pertenecen al ritual de decapitación pues la amputación se realizaba justamente con un hacha. En efecto, sólo un enorme instrumento punzocortante como el hacha de piedra dura o cobre, puede cercenar las vértebras cervicales, para decapitar.
Fig. 2. Estela de Palenque. Personaje con hacha serpiente de fuego. (Fuente: L. Schele y M. E. Miller, The blood of Kings, 1992, p. 275.)
En este sentido también es importante que en la escultura, por ejemplo las estelas 1, 14 y 17 del sitio Dos Pilas, el dintel 2 de La Pasadita, la estela 1 de Jimbal, la 31 de Tikal, y el dintel 3 de este último sitio, entre muchos otros, se evidencian muchas cabezas trofeo de las que cuelgan juegos de dos o tres hachas, denotando así la unidad diferencial entre la cabeza y el utensilio.
En las páginas 34a, 54b y 55b del Códice Madrid se ven claramente varios personajes sin cabeza, y un hacha aparece como indicador del instrumento de su decapitación. También en las páginas 95c, 96c, 98a, b y 99a, b, del mismo códice se muestran cabezas sostenidas en manos de dioses Chaak y en el caso de las dos últimas páginas se repite constantemente un glifo hacha.
También de manera clara la relación entre el Dios K y la decapitación aparece en las fotografías de Kerr y M. Coe de vasos pintados. En el vaso policromo 1 de M. Coe se ha plasmado bellamente una imagen de dos individuos que con enormes hachas están parados frente a una víctima; uno lleva una máscara de Dios K y el otro se dispone a dar el hachazo mortal. Igualmente, en el caso del vaso de Kerr, número 2781, un personaje de alto rango parece esperar la ofrenda de la cabeza, sólo que en esta ocasión hay una figura que está sentada y al parecer es el balam u hombre de conocimiento. Una escena similar se aprecia en el vaso 6, también de la colección de Coe, donde frente al dios jaguar baila un hombre-Dios K sobre una cabeza de serpiente que está echando humo por la boca. De hecho, el danzante aparece empuñando un hacha
Fig. 3. Danzante con hacha de pedernal junto a una serpiente de fuego. (Fuente: M. Coe, The lords of the Under world: master pieces of Classic Maya Ceramics, 1978.)
Aunque la simple presencia de Rayo se observa en algunas de las fuentes de información, se le confunde muchas veces con Chaak, el dios de la lluvia, pero en realidad el contenido simbólico de todos los dioses se ubica en el plano de lo abstracto, por tanto, sólo es cognoscible después de una decodificación simbólica. Solamente de esta manera, Rayo puede ser un elemento divino de mayor nivel, que conjuga cierta diversidad elemental, pues su presencia es ordenadora de lo material y por lo mismo, su acción no se agota en lo objetual o en un simple sustantivo representable de manera nominal. Sí, en efecto es una cosa fenoménicamente perceptible, nombrable mediante palabras, pero además es una función, un adjetivo, un rango, un don, una disposición ante la vida, en fin, un ordenador universal.
La voluntad divina, sonora y resplandeciente de Rayo en gran medida está representada en las relaciones clave que se perciben en el acto de desprender la cabeza con una hacha, de tal manera que su interpretación simbólica llega a permitir entender un poco más la naturaleza misma, y la lógica social del acto ritual de la decapitación.
Como ya apuntaba Robicsek12 el Dios K también se distingue porque su sola cabeza juega un papel destacado en la iconografía de los vasos pintados, misma que aparece en la página 65b del Códice Dresde, donde se ve a un Chaak o Itzam Ná con un tocado de Dios K, al mismo tiempo que está cargando otra cabeza de Dios K. Asimismo, desde la página 2 hasta la 11 del Códice París, se aprecian unos personajes ofrendando cabezas del mismo dios a otro al parecer de más alta alcurnia.
Otro ejemplo en el que se repite la preponderancia de la cabeza en un contexto de sacrificio, y que de hecho llega a establecer una analogía entre el sacrificador y el sacrificado es la escultura del pilar F de la Casa D del Palacio de Palenque, aquí la víctima espera sentada sobre una enorme cabeza del Dios K y el verdugo lo toma de los cabellos para arrancarle la cabeza con una hacha.
Fig. 4. Estructura mural de la pilastra F de la Casa D en Palenque, Chiapas. (Fuente: R. M. Greene, The sculpture of Palenque, 1985.)
Ahora, la pregunta sería ¿por qué la coparticipación simbólica entre Rayo, Dios K, hacha y cabezas? Esto es un problema cuyo tratamiento debe comenzar por los procesos cognitivos de percepción y asociación lógica del pensamiento mesoamericano, lo cual no corresponde aquí tocar, pero ahora sí podemos tratar con los efectos ideológicos de este proceder mental, es decir, con los mitos, las leyendas y sus representaciones gráficas.
Un mito representativo del poder de Rayo
En los mitos en los que se hace referencia a la coparticipación simbólica que aquí nos ocupa son, como la mayoría de los mitos fundadores y divinos, un ruego imperioso de lucha por la sobrevivencia que espera ser un acto de poder y voluntad, la respuesta buscada en la que se une lo humano y su trascender divino.
En los mitos y referencias proféticas se menciona que los hombres poseen el misterio de las palabras y las fuerzas divinas, ordenándolas mediante un objeto: el cetro maniquí. Este instrumento emblema resulta ser, como ya lo apuntaba Spinden,13 un hacha-rayo, éste será el objeto con el que los hombres defenderán sus almas, buscarán su alimento y hablarán con los dioses para la solución de sus problemas. Es necesario entonces buscar en el ámbito de los dioses creadores, la primera pista para la solución de nuestra problemática.
En el Popol Vuh, se aclara cómo entre los dioses quichés creadores y formadores, los más importantes tienen la naturaleza de Rayo, y demandan a los hombres:
…Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestra padre. Invocad, pues, a Hurakán (una pierna) Chipi – Caculhá, (rayo pequeño), Raxa Caculhá (rayo verde), el corazón del cielo, el corazón de la tierra, el formador, los progenitores; ¡hablad, invocadnos, adoradnos!14
La misma aparente confusión entre el creador y Rayo sucede en un mito chol del siglo XX. Aquí el creador tiene otro nombre: Ch’ujtiat, muy similar al dios cristiano, quien se vuelve rayo para extraer la semilla del maíz. Es importante transcribir en su versión completa, el mito traducido por José Morales Bermúdez, ya que en él se relacionan los datos clave de la personalidad de Rayo, y su razón de ser en el ritual.
Ya los días están alumbrados por Ijtzin (el sol) y todas las noches aparece Ch’ujnia (la luna), ya ch’ujtiat había puesto sobre la Tierra a los primeros hombres. No tenían madre los tiomi yem alob, eran hijos de Ch’ujtiat pues él los formó. Solitos él los formó. Solitos él los saco. Con su poder y palabra la vida es que les dio. Ch’ujtiat es de una vez su padre y su madre. Inocentes los tiomi yeb alob es que Ch’ujtiat los hizo. Con inteligencia pero no mucha. Tienen que aprender; tienen que usar la experiencia. Los niños sabían pero no todo; con el esfuerzo propio, con la vida, es que irán descubriendo, conociendo.
Así que los hombres comían frutas, raíces, hongos, carne, hierbas y verduras, hasta que Ch’ujtiat le dice que le va entregar el más sabroso de los alimentos; Ixim se llama, es el maíz… pero los hombres no saben cómo es este alimento, y dónde queda exactamente, la única pista que tienen es que está alimento, y dónde queda exactamente, la única pista que tienen es que está escondido bajo un cerro de rocas. Así que comenzó a buscarlo. El Tiotiojselen, el pájaro carpintero los ayuda, pica muchas rocas con su fuerte pico [...] ¡quiere que va a encontrar el maíz para que va a conocerlo el hombre, hasta que un día encuentra una roca que suena hueco, allí abajo está el maíz !
Pero la roca es tan dura que tampoco Tiotiojselen logra romperla, los hombres no pueden hacer nada, saben que allí abajo está el Ixim pero no pueden sacarlo: un día finalmente Ch’ujtiat manda al Rayo Blanco para ayudar a los hombres, pero nada más el Rayo Blanco logra hacer una rendija chiquita en la roca, todavía los hombres no pueden agarrar el maíz, pero sí mirarlo. Tiene que esperar más tiempo. Más tiempo está esperando con mucha paciencia.
Ch’ujtiat manda al Rayo Rojo que todavía no logra romper la roca, pero sí abre un poco más la rendija. Los hombres son muy tristes y deciden hablar con Ch’ujtiat: “Ya lo tenemos mirado el maíz, ya lo sabemos cómo se forma; también su tamaño lo tenemos visto. Bastante que ya luchamos para sacarlo; bastante nuestro esfuerzo para sacar todo el grano completo; pero en balde. No hemos sembrado. No hemos comido. Queremos conocer su sabrosura. Dadnos pues, de lo que existe.” Después de estas palabras, Ch’ujtiat piensa que los hombres ya han merecido el maíz. Así que manda a Rayo Verde que finalmente quiebra la roca hasta salir todo el Ixim. Pero el Rayo Verde es que cambió varios sus colores …Es como los alcanzó, Rayo Verde así como los fue quemando porque el Rayo Verde los quemó pero no les quitó su vida al maíz; porque su Rayo verde Ch’ujtiat es su Rayo de vida.15
Ha sido importante transcribir toda la versión del mito para considerar la desesperación y la lucha ante lo que parece imposible: extraer el maíz de las profundidades de la tierra y sembrarlo para así acabar con la vergüenza del hambre. Lo mismo sucede entre los mayas mames y mopanes, donde es Chaak, en su manifestación de Rayo quien logra sacar de la tierra al maíz. Este hecho se logra con la ayuda del creador Padre-Madre quien al final de los relatos se confunde con el Rayo verde.
El color es significativo ya que es el color de Rayo Corazón del Cielo, referido por el Libro del Consejo de los quiché e igualmente es el marcador de la posición central, ya que según muchas de las tradiciones provenientes del periodo Posclásico, el verde es el color del centro.16 De igual modo sucede entre los totonacos y las etnias de tradición mixteca y náhuatl, donde hay varios colores de Rayo, uno por cada sector espacial, siendo el central, en este caso el verde, el Rayo de vida. Tal vez por esto las hachas sacrificiales eran de piedra verde. (vease figura 2) Allí están las hermosas hachas de piedra verde del Preclásico olmeca, y otras similares que se han encontrado en diversos sitios del área maya y Mesoamérica, e incluso apuntemos el hecho curioso de que las hachas de cobre, propias del territorio sur de Mesoamérica, tras su oxidación se pintan de color azul verdoso. (Véase figura 4)
Así, lo más destacable para la identificación de Rayo es que representa una parte divina que media entre el hombre y los principales dioses creadores abriendo o cerrando el contacto entre ellos. Así se evidencia claramente en el nombre Bolon Ts’akab, mismo con el que Seler y Thompson identifican a Rayo, pues este nombre es el que Landa otorga al señor sudoriental, mismo sector que en el libro del Chilam Balam de Chumayel pertenece a Cauac, nombre yucateco que quiere decir justamente, rayo.
Con este nombre de Bolon Ts’akab se observa que Rayo, como participante dentro del proceso de creación de la vida, no sólo lo hace como simple dador de la misma, sino que también al contrario, cerrando el flujo divino, se puede llevar las semillas de la vida con lo que suprime la procreación:
También se llevaron habas, nuestro pan diario molido [maíz], los corazones molidos de semillitas de calabaza, grandes semillas molidas de la calabaza, ca, frijoles molidos. El Bolon Dz’akab Verde [o primero] envolvió en un paño estas semillas.17
Bolon Ts’akab, etimológicamente se puede traducir así: la palabra ts’akab como ts’ak más ab, donde ab, es un sufijo verbal, pasivo/activo y Ts’ak es “para siempre, aumentar, añadir, multiplicarse, medicina, jarabe, cura, remedio”. Aunado a la partícula genitiva Ah, esto es: Ah Ts’ak, se traduce como: “médico que lo tiene por oficio y de ordinario se toma en mala parte por hechicero que cura con palabras malas y de idolatría; cirujano, médico de llagas; hechicero o exorcista”. Bolon, significa “supremo, excelso y nueve”, por lo que Bolon Ts’akab quiere decir: “excelso brujo que aumenta o disminuye, extrae o esconde, añade o encarece, cura o enferma por siempre”. La misma palabra Ajts’ak, en chol quiere decir brujo.18
La relación más excelsa y emblemática entre este dios creador y los hombres aparece en el cetro maniquí, pues este objeto lleva el nombre que identifica a la capacidad de dar vida de los Oxlahuntiku (los trece dioses del cielo) y que ha sido apropiada por Bolon Ts’akab, objeto que recibe el nombre en yucateco de cangel. Según Coggins19 y de acuerdo con el Diccionario maya Cordeme, esta última palabra aparece en una profecía del katún 11 ahau del Chilam Balam de Chumayel y ha sido traducido por Barrera Vásquez como “serpiente de vida”; por Thompson como ” facultad de lluvia y rayo”, y por Roys como “insignia”, ya que es el cetro maniquí mismo. (Véase figura 1 y 5)
La relación más clara referida entre el poder de Rayo y el sacrificio de decapitación radica en que hay una diferencia dual de la materia en la concepción tradicional de Mesoamérica; según López Austin,20 una es la invisible y contenida que se identifica con las semillas o los corazones de las cosas, y otra es la visible contenedora, identificable con el fenómeno. Así pues, sólo un poder punzocortante (como el hacha de los dioses), puede extraer o retener las semillas invisibles de la vida que después florecerán sobre la Tierra como materia dura que contiene a su divinidad tutelar. En este sentido, para el maya prehispánico crear es develar, liberar lo divino invisible que está contenido dentro de lo duro visible, por lo que Rayo es fuerza liberadora o contenedora de las semillas invisibles de la vida. Esta liberación resulta ser efectiva cuando la sangre contenida, brota a borbotones del cuello porque este hecho (en un contexto ritual y religioso), resulta ser alimento, y una ofrenda para los dioses.
El interés de lo anterior radica en que esta esencia divina de las semillas de vida sólo es posible retirarla mediante un instrumento poseedor de la dureza equivalente al esfuerzo tan grande que resulta ser un pedido divino “efectivo”, como de hecho lo hace Rayo. La capa dura no sólo es de materia rocosa terrenal, sino que es también cualquier mediación que esté negando la liberación de un don divino, como de alguna manera lo hacen la piel, los músculos y los huesos humanos. Así se puede entender claramente la palabra tzeltal chac zbeja que significa “abrir zanja al agua”, donde, ja – agua, zbe – zanja y chac – abrir.
Fig. 5. Ejemplos de bolon ts’akab con la cabeza del Dios K y el número 9. (Fuente: J. E. S. Thompson, Historia y religión de los mayas, 1987.)
En este mismo contexto, está el tipo de apertura que se nos muestra con las palabras yucatecas relacionadas con Chaak: “Dios de los panes, del agua, de los truenos y relámpagos”. Como Coggins apuntaba, esta palabra tiene una íntima relación con la palabra ch’ak (hacha), que significa “cortar con golpe de hacha u otro instrumento, cualquier cosa cortada”. Asimismo, tiene relación con la palabra chak que significa: muy, atravesar, cocer, y que en conjunción con la partícula luk’ – tierra, chak luk’, quiere decir “atolladero de lodo espeso y profundo”, es decir, una cavidad en la tierra.
Hasta ahora podemos concluir que a Rayo le pertenecen los objetos que poseen la fuerza de quebrar, de romper, liberando lo que permanece encerrado sobre la tierra, y por ende, reproduciendo la vida, aunque también el mismo Rayo puede no hacerlo y con ello provocar la muerte.
La asociación más íntima entre humanos y Dios K se da entonces por esta capacidad de romper, fracturar, o abrir liberando las cosas que permanecen dentro de una protección y que sólo son asequibles al hombre mediante la eliminación de la sólida y persistente capa de lo visible que los envuelve.
En este sentido, la relación entre el Dios K, el hacha y el sacrificio se debe a que todos estos elementos comparten un mismo complejo funcional del Dios K, que implica partir la materia dura para que la sangre, líquido vital que contiene fuerzas divinas, se expanda por la región habitada por el ser humano. Esto se corrobora, una vez más, con la etimología de las palabras tzeltales para sacrificio, que según el diccionario de fray Domingo de Ara, son: xcupauanon, acupazhon, ghupyaquel [sic] que se traducen como: “sacrificar y matar hombres cortando”; la fuente agrega, cupau ubata cupau: “acto de sacrificar hombres cortándolos”. Es claro que el acto mismo de sacrificar implica el romper, actividad propia del rayo y su dios representante.
El pensamiento mesoamericano funciona con relaciones complejas de distintos elementos que se relacionan por su participación dentro de un mismo proceso divino en el que se comparte la misma carga. En este caso, estamos ante la carga divina que comunica lo interno con lo externo dentro del proceso de reproducción de la vida.
Es un hecho que el Dios Rayo hace llover porque logra extraer las esencias divinas que provocan la lluvia. Pero a su vez la lluvia es el proceso principal de producción de la vida; si bien llover equivale a producir toda la vida, es sólo mediante Rayo, que ritualmente se logra la extracción de las fuerzas de la vida. A pesar de toda posible ambigüedad, en el ámbito de la simple percepción, se puede decir de manera precisa que Rayo se ubica junto a la lluvia; cuando se abre o se rompe algo en el cielo, abriéndose para que caiga el agua, de la misma manera que el hacha hace brotar la sangre humana como fuente de vida y alimento para los dioses.
El sol es el vínculo entre Rayo y las cabezas
La fuerza de Rayo habita en el hacha del decapitador; hasta aquí cabe preguntarse ¿por qué las cabezas?, si es un hecho que el Dios K comparte la misma carga divina de las cabezas, ¿qué carga cósmica comparten el Dios K y éstas?
Nájera,21 da una primera respuesta a la pregunta del porqué de las cabezas, remitiéndonos al hecho de que se creía que en éstas estaba la personalidad del individuo, y que por medio de ésta el hombre establece una relación esencial con el orden cósmico, tal como lo hace Rayo. Pero aún esta aseveración debe completarse, pues más allá de la importancia comunicativa del rostro hay algo nuevamente invisible que da la verdadera relación entre la cabeza y Rayo.
Entre los grupos nahua es justamente en la cabeza donde reside el tonalli.22 Esto es una pulsión corporizada, o fuerza anímica, que forma parte de todas las cosas y hace a las entidades ser apetentes por la vida misma. El tonalli es una entidad invisible que posibilita al ser humano su relación con el cosmos, y al igual que Rayo es una fuerza divina del sol que hace crecer el sustento, a los frutos del (y para el) ser humano. Sin esta fuerza, el individuo pierde sus facultades de salud, su memoria, su sabiduría, su honradez, su belleza, su bondad y su poder de contacto con los dioses.
La existencia de una entidad divina similar entre los mayas no es de dudarse, ya que como apunta De la Garza, la palabra cara o rostro en lenguas mayenses es sinónimo de las pulsiones de los hombres.23 Si un hombre miente “su rostro lo dice”, de igual manera si es bueno, sabio o malo. Los mayas también piensan que en la cabeza está la memoria, lo pasado, como ejemplo de esto tenemos lo apuntado arriba sobre la perduración de la memoria mediante la muestra del cráneo del antepasado. Asimismo, cabe mencionar que entre los tzotziles de San Pedro Chenalhó,24 se piensa que para un buen razonamiento o juicio, el corazón y el pensamiento, localizado este último en la cabeza, “deben de ir juntos”.
Además, y aún más importante, los mayas, al igual que los nahua también creen que en la cabeza está la fuerza de reproducción de la vida; claramente nos lo dice el Popol Vuh, en la escena de sacrificio por decapitación sucedida cuando Hun-Camé y Vucub-Camé dijeron a Hun-Hunahpú y Vucub Hunahpú:
Ahora moriréis. Seres destruidos, os haremos pedazos y aquí quedará oculta vuestra memoria. Seréis sacrificados, dijeron [...] En seguida los sacrificaron y los enterraron en el Pucbal-Chah [...] Antes de enterrarlos le cortaron la cabeza a Hun-Hunapú y enterraron al hermano mayor junto con el hermano menor.
-Llevad la cabeza y ponedla en aquel árbol que está sembrado en el camino, dijeron Hun-Camé y Vucub-Camé. Y habiendo ido a poner la cabeza en el árbol, al punto se cubrió de frutas este árbol que jamás había fructificado antes de que pusieran en sus ramas la cabeza de Hun Hunahpú.25
Los señores de la muerte se asustan ante la maravilla de la creación provocada por la fuerza de vida contenida en la cabeza y deciden prohibir que alguien se acerque al árbol, pero poco después una curiosa doncella desobedece. Por esta misma capacidad de absorber la vida, la cabeza de Hun-Hunahpú escupe un chisguete de saliva y le da el poder de la vida a la doncella de nombre Ixquic quien queda preñada.
Además, la relación entre memoria, cabeza, hacha y rayo que decapita -elementos constitutivos de acciones y pensamientos propios del complejo divino del Dios K- queda muy clara en la siguiente nota de Hermitte:
Cuando se entierra a una persona, Rayo le corta la cabeza, donde está la memoria y la pone en otro cuerpo joven. … Otra versión es que la cabeza se queda en el cementerio pero Rayo se lleva el cuerpo y le pone una nueva cabeza.26
Todo lo anterior hace referencia a que el tonalli de los grupos nahuatlatos se identifica también entre los mayas con la memoria, bondad, fuerza de crecimiento, reproducción y por supuesto con la cabeza. Sin duda, esta especie de alma estaba, y tal vez aún esté entre los mayas con el nombre de kinal, nombre identificado por A. Villa Rojas en 1934 y 1940 como calor del cuerpo, es decir, algo exactamente igual al tonalli o fuerza solar, pues k’iin es sol en maya, igual que tona en náhuatl.
Con estas referencias nos queda claro que en la cabeza está la fuerza del calor que permite la procreación, y por ende, las cabezas del Dios K son emblemas de posesión de la fuerza caliente y vital -similar al tonalli náhuatl- de Rayo, en su manifestación de ser uno de los dioses creadores. Así nos parece claro que la cabeza también pertenece al mismo complejo simbólico de Rayo.
Los términos tonalli y kinal nos remiten a otro elemento clave dentro de este complejo ritual del Dios K, y cuya presencia nos permite cerrar el círculo hermenéutico27 que desde el título de este ensayo se viene desarrollando. Este elemento simbólico en náhuatl es Tonatiuh, es decir, k’iin en maya, sol en lengua española.
Al estudiar la religión de los indios chiapas, Carlos Navarrete28 ya apuntaba sobre la posible naturaleza solar del rayo. De hecho, en varias representaciones del Dios K, él lleva claramente el símbolo de k’iin, o sea, el sol. Esta relación semántica de los íconos mayenses se repite también en un mito tetzcocano, mismo que de manera precisa hace referencia a esta naturaleza solar de los rayos:
Los de Tezcuco dieron después por pintura otra manera de la creación del primer hombre [...] Dicen que estando el sol a la hora de las nueve echó una flecha en el dicho término e hizo un hoyo, del cual salió un hombre, que fue el primero [...] este mito del sol, enviando una flecha o rayo a la tierra para abrir en ella un hoyo o cueva y allí engendrar el primer ser humano, se repite en otras partes del México antiguo.29
Esta cita complementa y corrobora lo expresado con respecto al hecho de que Rayo es un aspecto creador del sol; en su manifestación humana mayense es el kinal, misma carga solar que en este caso puede relacionarse con una flecha de átlatl. Cabe recordar también que los toltecas tenían como dios principal a Tonatiuh, dios del sol, y los átlatl eran su manifestación guerrera por antonomasia, es decir, que sucede como en el caso de Huitzilopochtli donde él es el rayo y además el sol, o con más exactitud, una faceta, un movimiento simbólico del mismo dios solar. En este mismo sentido, hay un conjuro en Ruiz de Alarcón que dice:
sacerdote, y tiempo, o calor de verano, única muerte, uno pedernal que antes que otro se ha de teñir de sangre, se ha de teñir la piedra, se ha de embriagar el palo, se ha de embriagar la tierra juntamente conmigo y con mis armas.30
En este conjuro, el traductor Ruiz de Alarcón, nos aclara que calor de verano, itonal en náhuatl, es uno de los nombres que se le aplican al garrote del guerrero. Entonces, el garrote como arma punzocortante participa de la fuerza caliente del sol, al igual que lo hace el hacha-Dios K entre los mayas. De hecho, como lo muestra el panel de Laxtunich en el río Usumacinta, y la Estela 1 de El Baúl en Guatemala, el uso del garrote entre los hombres de poder era también común entre los grupos mayenses arqueológicos.
Por otra parte, es importante la relación que establecieron los tzotziles entre el sol y la cabeza y que a finales de los setenta, del siglo pasado, publicó Voght. Este grupo indígena dividía al cuerpo humano de manera análoga a como lo hacía con toda la bóveda celeste, de tal manera, que el este y el oeste son equivalentes a la parte superior e inferior del cuerpo humano. Sin embargo, al norte y sur se les llama de igual manera que a los lados del cuerpo, simplemente se les identifica como “lados”.31 De esta extrapolación del plano cósmico al corporal resulta claro que el curso solar atañe de manera preponderante a la cabeza, porque no sólo participan de una misma dirección cósmica, sino que además, la cabeza se identifica de manera especial con el sector cardinal de más calor solar, es decir, con el sureste que es por donde sale el sol. Recordemos que este sector cardinal se identifica en muchas tierras mayas, con el nombre de Cauac, es decir, Rayo.
El ritual solar como legitimador del poder
Nuestro análisis contribuye a comprender un poco más la organización y la legitimidad sobre las que se sustentaban las élites gobernantes mayas, recordemos que en los libros del Yucatán colonial, conocidos como Chilam Balam, los miembros de alta alcurnia eran reconocidos con el nombre de Ah K’iino’ob, “los señores del sol”, que incluía a los funcionarios que eran los principales participantes en los grandes rituales de Rayo. Como lo apunta la evidencia arqueológica y etnohistórica, podemos considerar que Rayo estaba con los halach uinico’ob o grandes señores, los batabo’ob, capitanes o caciques, los nacom o sacrificadores y los balam, brujos u hombres sabios.
De hecho, el hacha y el cetro maniquí tienen una importancia fundamental en esta estructura política, y sin duda, los rituales de decapitación eran poderosos legitimadores de la misma, controlados y realizados por los señores del sol, alguno de los cuales es el Rayo que decapita.
Tsubasa Okoshi, en una tesis presentada en 1993, encuentra que el glifo maya en el que aparece un rostro humano junto a un hacha hace referencia a un cargo público que en maya yucateco se denomina bataab y que se puede traducir como “el hombre del hacha” o como “el primero en el mando”. Cuestión nada extraña con todo lo antes referido y con el hecho de que en la gran mayoría del territorio mesoamericano a los dirigentes político-militares se les denomina justamente Rayo.
Según este mismo investigador japonés, para la época en que la familia Canul tenía el poder de la parte occidental de la península de Yucatán, el bataab además de ser uno de los mejores guerreros desempeñaba un cargo gubernamental y tan sólo era superado por el halach uinic, quien además de haber sido bataab, y seguir siendo guerrero, debía poseer el mayor poder religioso. Así había varios bataabo’ob pertenecientes a un mismo linaje que gobernaban en diversas provincias bajo las órdenes del bataab de la ciudad principal y de las del halach uinic, el cual tenía a su cargo no sólo a su comunidad, sino también un vasto territorio, pudiendo incluso influir sobre los bataabo’ob de más de un linaje.
Nos parece claro que los baatabo’ob, con su poder instrumental del sol, eran manifestaciones del sol mismo, pero debían probarlo de manera simbólica en los rituales de decapitación en los que ellos extraían carga solar de las cabezas de los sacrificados que capturaban en las batallas campales y cuyos cráneos después eran ostentados en beneficio de toda la comunidad, su legitimidad y el orden del universo. Así, los gobernantes mayas, los señores del sol, participaban en la producción de la vida emanando la propia naturaleza caliente del cosmos. (figs. 2, 3 y 4).
Rayo es entonces el personaje político clave de la decapitación ya que es la personificación de la posesión del instrumento de los Dioses, es la fuerza divina manifestada en el hacha; es, hablando con más precisión, la fuerza ardiente del sol que sacrifica cortando, y al hacer esto, pone en circulación la misma fuerza solar de reproducción de la vida. Con cada sacrificio de decapitación, Rayo creía reproducirse a sí mismo, y a su pueblo, liberando poder solar por los cuatro vientos.
Finalmente, unas palabras en beneficio de una metodología deductiva para el estudio de lo maya. En las diversas manifestaciones (orales o gráficas) de los dioses, está la expresión cultural en movimiento, cambio, dialéctica, proceso. Si aparentemente los mayas atribuyen un mismo nombre a distintos procesos no debe simplificar la investigación. Lo que sucede es que diversos procesos pueden ser controlados por uno o varios individuos, siempre y cuando compartan entre ellos una misma cualidad dominante o carga divina. Para apreciar esta variabilidad hace falta ubicar a los panteones divinos como hechos ideológicos sujetos a una lógica estructural hologramática, propia de todo sistema de pensamiento humano. En este sentido, ante los dioses y sus diversas manifestaciones se está frente a un hecho vivo de la mente, poseedor de sistematicidad y lógica, de ninguna manera ante una colección de personajes estáticos que supuestamente actúan siempre, a lo largo de todo el tiempo y el espacio, en igual medida y cantidad.
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1.Totalidad es un categoría analítica clásica, propia de toda la problemática filosófica, y por ende, de toda investigación que trate con el problema de lo social y del pensamiento. Se utiliza para referirse a todo el conjunto de variables reconocidas, utilizables o no, por una sociedad específica, perteneciente a determinado tiempo y espacio. Al decir totalidad simbólica, por supuesto que nos referimos al conjunto total de símbolos reconocidos por una sociedad durante X tiempo y lugar. Las ventajas del tratamiento de esta categoría con la combinación de elementos del estructuralismo con el materialismo dialéctico están en el libro de Kosik referido en esta bibliografía. La arqueología, como disciplina científica, se constituye de teorías sustantivas, mediacionales y datos de prueba. Las primeras tratan acerca de los fundamentos del ser y la totalidad que lo constituye, en este artículo es claro entonces que hemos construido nuestro modelo explicativo con una teoría arqueológica estructuralista y dialéctica. Tener en claro estas teorías y normas científicas aparentemente ‘muy abstractas’, es fundamental para el reconocimiento científico de todo modelo antropológico. [↩]
2.Episteme es un concepto que refiere a un conjunto de teorías del conocimiento concreto y abstracto, diferente al de las ciencias del siglo XX, para referirnos a este último grupo de teorías se usa la palabra epistemología. Estamos diciendo entonces, que los grupos mayenses siempre han tenido una teoría del conocimiento, es decir, una gnoseología, a partir de la cual ellos se construyen un saber cosmológico culturalmente determinado. [↩]
3.Una reproducción hologramática, implica la continuidad del sistema de manera que cada uno de sus elementos aparece como individuo, pero de alguna manera contiene información que se refiere a su relación con el todo. A partir de toda teoría de sistemas de los años sesenta y setenta del siglo XX, este concepto retomado desde la física óptica del holograma, se ha reafirmado como una heurística fundamental. [↩]
4.P. Schellhas, Representation of deities of the Maya Manuscripts, 1904. [↩]
5.J. L. Velázquez, ‘Un entierro múltiple dedicatorio a finales del Preclásico medio en Kaminaljuyú, Guatemala’, en Memorias del Primer Congreso Internacional de Mayistas, 1992. [↩]
6.Ilia Nájera, El don de la sangre en el equilibrio cósmico, 1989. [↩]
7.L. Schele y M. E. Miller, The blood of Kings, 1992. [↩]
8.Ilia Nájera, op. cit., p. 175. [↩]
9.Tomado de F. Robicsek, ‘The Mytological Identity of God K’, en Tercera mesa redonda de Palenque, vol. 4, 1979. [↩]
10.Spinden, A Study of Maya Art, 1992. [↩]
11.Para la escritura de las lenguas mayenses se ha seguido la ortografía de la Academia de Lengua Maya, representada por los autores del diccionario maya-español editado por Cordemex. Sólo en caso de aparecer palabras mayas en citas de otros autores, se ha respetado la ortografía original. [↩]
12.F. Robicsek, ‘The Mytological Identity of God K’, en Tercera mesa redonda de Palenque, 1978. [↩]
13.Spinden, A Study of Maya Art, 1992. [↩]
14.Adrián Recinos (ed.), Popol Vuh, 1974, p. 26. [↩]
15.José Morales, On oti’an, antigua palabra. Narrativa indígena chol, 1984, p. 50. [↩]
16.L. Sotelo, Las ideas cosmogónicas mayas del siglo XVI, 1988. [↩]
17.J. E. S. Thompson, Historia y religión de los mayas, 1987, p. 342. [↩]
18.O. Schuman, La lengua chol de Tila, Chiapas, 1973. [↩]
19.C. Coggins, ‘The manikin Scepter: Emblem of linage’, en Estudios de cultura maya, vol. XVII, 1988. [↩]
20.Alfredo López Austin, Los mitos del tlacuache, 1990. [↩]
21.Ilia Nájera, op. cit., 1989. [↩]
22.A. López Austin, Cuerpo humano e ideología, 1989. [↩]
23.Ilia Nájera, op. cit., 1989. [↩]
24.C. Guiteras, Los peligros del alma, visión del mundo de un tzotzil, 1986. [↩]
25.Adrián Recinos (ed.), op. cit., p. 57. [↩]
26.M. E. Hermitte, Poder sobrenatural y control social, 1970. [↩]
27.Aquí entendemos por hermenéutica, el estudio de la interpretación simbólica, que como magistralmente dice Heidegger requiere de una reflexión circular, que comienza con la palabra nombrada, se desplaza hacia su uso histórico para finalmente regresar de manera plena y ya enriquecida nuevamente a su nombramiento. [↩]
28.Carlos Navarrete, ‘La religión de los antiguos chiapanecas, México’, en Anales de Antropología, vol. XI, 1974. [↩]
29.F. Ortiz, El huaracán, su mitología y sus símbolos, 1984, p. 38. [↩]
30.H. Ruiz de Alarcón, ‘Tratado de las supersticiones y costumbres gentilicias que hoy viven entre los indios’, en El alma encantada, 1987, p. 153. [↩]
31.E. Voght, Ofrendas para los dioses, 1979. [↩]
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