La cultura Maya sigue aportando... conmemorando el dí internacional de los Pueblos Indigenas [Archivos adjuntos 5]
[Más abajo se incluyen archivos adjuntos de BERNARDO CAAMAL ITZA]
Una
cultura que sigue dando frutos a pesar de la falta de incentivos.
· En la actualidad, ser maya, significa
vivir bajo las condiciones de marginación y exclusión.
· Todos los días varias familias mayas,
recurren a sus saberes para hacer producir la tierra, curarse, incluso la
solución de sus problemas relacionadas al matrimonio y de otra indole.
· En pleno siglo XX1, los
Mayas contemporáneos, aplican sus saberes para blindar sus proyectos y de
esa forma asegurar su éxito.
Peto,
Yucatán, México a 8 de agosto de 2013 (Bernardo Caamal Itzá).
Báaxten
bey kuxtala’. Báaxten kpalale’ minan u pajtalil u jóok’ól taanil y tóone’
tso’ok u p’a’atal bey u ní’ichei le kuxtala’ -¿Porque vivimos así? Nuestros
hijos casi sin oportunidades de progresar y nosotros estamos en las peores
condiciones de marginación y exclusión, reflexionaron recientemente los
participantes en los foros organizados durante las ferias de las semillas
criollas realizadas en este año en el territorio peninsular.
-Queremos
que el gobierno apoye realmente la actividad que hacemos en nuestras milpas,
coincidieron los campesinos participantes.
-No
entiendo porque los que no trabajan son los que reciben los subsidios, mientras
que nosotros, casi jamás nos toman en cuenta, resaltaron en ese día.
Amado
Herrera, campesino y médico tradicional de Peto, recientemente en una
entrevista radial, aseguró que el ser campesino milpero, significa realizar las
actividades en tiempo y forma para que se logren las cosechas.
-El
problema inicia porque muchos de nosotros al hacer la milpa, casi lo hacemos a
escondidas; prácticamente el hecho de ser campesino, pareciera que estemos
contra las leyes, y luego de ésto se generan nuestros alimentos, recalcó.
El
Gobierno nos prohíbe en
el mes de abril a que quememos nuestras milpas, mientras que para nosotros es
el mes idóneo para hacer esta actividad, los vientos son propicios
para eso y hay baja humedad, aunque también por ratos hay rachas de
viento que pueden propiciar que el fuego salga de control, pero yo tengo
experiencias de quemar mi milpa a partir de las 10 de la noche y no he tenido
problema alguno en cuanto a la quema de mis milpas, señaló el productor.
Indicó
que uno de los problemas que afecta al productor y contribuye a las malas
cosechas, son los resultados de las leyes que se elaboran en el escritorio y
que no están acordes
a la realidad del campo “Hemos visto desde años pasados, el hecho de no quemar
a tiempo termina por afectar las fechas de siembra y finalmente afectan a la
producción”, indicó.
-.Como
campesinos sabemos que si no sembramos a tiempo, uno termina enfrentando mil
problemas, como los relacionados a las sequías; a los gusanos o que los pájaros
terminen por sacar las semillas que recién sembramos, y es prácticamente lo que sucede
en el mes de julio.
-En
realidad no podemos esperanzar a que siempre compremos lo que vamos a consumir,
sino hay que tener claro, el que siembra su maíz tiene asegurado las
oportunidades de contar con alimentos y decidir por su vida, agregó el
campesino de origen maya.
Estas sencillas
reflexiones que hacen los productores en torno al trabajo y la forma en que
se auto emplean para seguir viviendo en sus comunidades de
origen, nos da idea de lo que enfrentan las familias mayas. En sí,
un sinnúmero de experiencias giran en torno a la emigración que
enfrentan los hijos de las familias que viven en las comunidades mayas ubicadas
en el territorio peninsular.
Peto,
una de los municipios de alta inmigración, su gente emigran en busca de
trabajo; de inicio iban a la Riviera Maya y luego en los Estados Unidos, ahora
con tantas restricciones que existe en su paso por la frontera,
muchos terminan por refugiarse en otro tipo de actividades como el
de ser tricitaxista, y otros mezclan ésta actividad con otros trabajos como el
de la albanileria y de la milpa.
Hoy
por ejemplo, estando en las cercanías del mercado de Akil, uno de que trabajan
con el tricimoto, le decía a uno de sus compañeros “mare compa tengo más de una
hora no he juntado cada nada, veo baja la actividad y que le llevo a mis hijos”
Akil
al igual que otros municipios como Oxkutzcab, Dzan, Maní y Ticul, gran parte de
sus productores trabajan en sus parcelas, quienes lo visitan, tienen la
oportunidad de observar como la gente, al cultivar hace uso de conocimientos
ancestrales para hacer producir la tierra.
Entonces,
en los huertos sureños podemos notar que existe una gran cantidad de especies
que incluyen, desde frutales y maderables, en donde cada uno responde a ciertos
objetivos de quienes lo cultivan.
“Con
la venta de los productos que obtuve de esta parcela, pude pagar los estudios
de mis hijos”, me confió uno de los citricultores de Akil. Este tipo de
experiencias es parecido a la de los apicultores, sin embargo, quienes han
recibido este tipo de financiamiento, raramente regresan a liderear de nuevo el
trabajo de sus padres. Pero, a pesar de la falta de brazos y del financiamiento
real para seguir trabajando la milpa o los huertos, éstos aún siguen generando
algunos ingresos de quienes la trabajan sobre todo en éstos tiempos en que
escasean los empleos.
“Imagínense que
los hijos de los productores regresen y con la formación académica que
tienen, éstos podrían detonar las capacidades locales, me confió en una
ocasión, Tomás Vera, uno de los expertos en Desarrollo Rural.
En
realidad no sólo regresarían los ingenieros agrónomos, sino habrá médicos especialistas,
licenciados en derecho, mercadotecnia, finanzas, etc., y ya no habría la
necesidad de ir en los centros hospitalarios que al no atender a tiempo a sus
pacientes, sus enfermedades terminan por empeorarse por falta de
atención médica, pero en el discurso “hay Seguro Popular y proyectos acordes a
las necesidades de las comunidades indígenas”
Cuantas
cosas no cambiarían si existiese la voluntad política de quienes gobiernan un
territorio, sobre todo en la atención real de los problemas del campo y de su
gente, ahora ante la falta de éstos, y de una visión que contemple la vigencia
de los conocimientos ancestrales y que al no ser aplicados en estas regiones
tropicales, han contribuido en decrementar las condiciones de vida.
Desde
hace muchos años y hasta la fecha, los hijos de los campesinos mayas, son
formados prácticamente por el sistema educativo para “despreciar lo
suyo” y en vez de seguir usando su conocimientos locales, por otro, la práctica
de la milpa y la forma de cultivar los huertos siguen aplicándose.
Basta
con sólo mirar la rica diversidad que existen en los huertos de Akil, Oxkutzcab
y de otros municipio sureños, uno se da cuenta que los actuales herederos de la
gran cultura Maya, quienes al trabajar de ésta forma, muestran que sus
proyectos no lo depositan en un sólo cajón, lo que asegura su futuro
para seguir luchando por sus familias.
Aun
hay muchas familias mayas que todavía continúan reproduciendo sus saberes y con éstos blindan
sus proyectos para que salgan avante, en general, a pesar de los resultados no
tan halagadores que existen en cuanto “al regreso de los hijos” al
sistema donde trabajan, hay familias que tratan de enseñar a sus hijos a
trabajar y conocer la vida “desde lo maya” con la finalidad de que no decaigan
sus ánimos en el momento de afrontar los obstáculos propios del sistema, para
no apuntalar el proyecto de los suyos.
Cuantos
no han aprovechado “hablar de lo maya” sin que se hayan preocupado en trabajar
de forma integral para que esta cultura continué replicándose para asegurar el futuro de los
recursos tangibles e intangibles que existen en el mayab.
Seguramente
en este día, todos hablaran de los mayas muertos, en donde magnificaran
y ensalzaran los conocimientos ancestrales, sin mirar en que
condiciones viven actualmente los legítimos herederos de ésta gran cultura y que hoy en
día demandan una atención integral y que no sólo sean objetos de una mirada
filantrópica para conmemorar este 9 de agosto, se necesita que del discursos
pase al terreno de los hechos...
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