domingo, 24 de noviembre de 2013

Exhortaciones de Al Yilani (III)

Exhortaciones de Al Yilani (III)

01/09/2001 - Autor: Al Yilani
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Morabito.
Exhortación 7
Declara la unicidad del Verdadero hasta que en tu corazón no quede un átomo creado: en el tawhid se disuelve todo, fulminado por la evidencia de la inmensidad de Allah-Uno. El tawhid es remedio, bálsamo y talismán contra los desvaríos del ego. Tu nafs ama las apariencias, se satisface en lo insustancial porque tiene poca consistencia y tú nunca lo has asomado a los espacios insondables de Allah, esos espacios abiertos donde todo adquiere su medida justa.
Tu nafs ha acabado convirtiéndose en una serpiente que se ha revuelto contra ti: ahora te domina y dirige tu vida arrastrándote en pos de tus quimeras. Busca al encantador que le arranque los colmillos y extraiga su veneno. El encantador te enseñará cómo cuidarte de los engaños de la serpiente y te la devolverá inofensiva y mansa. Volverás a ser dueño de ti mismo y tus facultades estarán a tu servicio.
Cuando avances verdaderamente por las sendas del amor a Allah, verás cómo él mismo te socorre y te auxilia, protegiéndote contra los espejismos que sólo son causa de frustración: te conducirá adonde hay agua real que saciará tu sed. El mundo dejará de angustiarte, y serás su dueño y sultán.
Afirmas con la lengua la unicidad de Allah, y sin parar dices “la ilaha illa lah”, pero tu fuerza no traspasa los límites de la boca: después te dispersas de mil modos, y tu dispersión inventa para ti un sinfín de dioses. ¿Te atreverías a salir conmigo una noche y caminar por veredas apartadas y peligrosas, tú armado y yo sin armas? ¿Quién crees, de los dos, que sería espantado por el miedo? Tú has crecido en la hipocresía y yo en el imân.
¡Gentes! Corréis como locos detrás del mundo para que os dé sus migajas, y el mundo corre detrás de los awliyá para recibir sus bendiciones. El mundo se postra ante los conocedores de Allah, se humilla ante ellos, hunde su cabeza antes de acercárseles. Quisiera sobornarlos como a vosotros os ha corrompido, pero nada tiene el mundo que los awliyá ambicionen.
Hiere la codicia de tu nafs con la punta afilada del tawhid, ponte el casco protector de la absoluta confianza en Allah, toma la lanza de tu combate interno y guárdate sólo con el escudo de tu temor a Allah. ¡Lucha! A veces caerás al suelo, otras cabalgarás sobre tu enemigo, pero no desistas hasta que lo hayas sometido por completo. Sólo entonces podrás reconciliarte contigo mismo.
Nada de bueno habrá en ti mientras no te conozcas realmente. Sólo entonces encontrarás reposo: tu corazón se calmará entonces y tu secreto se tranquilizará y tu vida se reconfortará en Allah.
Aforismos sobre el corazón humano
1. “Enmendad vuestros corazones (qulûb), pues si éstos se corrigen se corregirán el resto de vuestras circunstancias (ahwal)”.
Es necesario velar por la salud y el bien del corazón —una salud y un bien que se llaman salâh— para lo cual es esencial el préstamo de atención a Allah, descubriéndolo en todo. Es así como se alcanza la universalidad que permite integrar en uno la grandeza de la existencia. El corazón (qalb) es el órgano con el que se percibe la realidad esencial de las cosas, porque es pura sensibilidad y cuanto existe es pura emoción. Es el órgano que sintoniza con el vibrar del universo y es donde el hombre se reencuentra con su señor.
Sanearlo consiste en eliminar de él las contaminaciones egoístas que distorsionan la Verdad que hay en el núcleo del corazón. Cuando la sensibilidad ha sido purificada en el ejercicio de la atención y el despertar, todas las circunstancias son iluminadas por la luz del espíritu; de lo contrario, esas circunstancias estarán sumidas en las tinieblas del ego y la ilusión.
2. “Por esto, el Profeta, al que Allah bendiga y salude, dijo: ‘En el hijo de Adán hay un trozo de carne (mudga) que, cuando se sanea, se sanea con él el resto del cuerpo (yásad) y, cuando se pudre, se pudre con él el resto del cuerpo, y (ese trozo del cuerpo) es el corazón (qalb)”.
En ese célebre hadiz, el Profeta, la paz sea con él, habla de la centralidad del corazón en el ser humano: cuando ese trozo de carne es objeto de los cuidados del hombre, su salud (salâh) repercute en todo lo que le rodea e ilumina la existencia entera, pero, cuando es desatendido y muere, muere con él todo lo demás. El corazón es lo opuesto al nafs, pues el qalb nos comunica con Allah y con el universo, mientras el nafs, el yo insolidario, nos aísla.
3. “La salud (salah) del corazón (qalb) reside en la conciencia que tiene presente a Allah (taqwa), en la confianza absoluta (tawakkul) en Allah, en la búsqueda de la Unicidad (tawhid) y en la pureza de intención (ijlás) en las acciones, y su corrupción está en la falta de todo eso”.
Las virtudes que se deben practicar son:
Taqwa, que es sobrecogimiento ante la Inmensidad , conciencia de Allah; Tawakkul, confianza absoluta y abandono en ese Océano; Tawhid, que es orientación desidolatrizante hacia Él y búsqueda de su Unidad; Ijlás, que es sinceridad en las acciones con las que el buscador orienta su voluntad en dirección hacia Allah sin otro propósito que el de conquistar a su Señor.

Recopilación, traducción y comentario: Abderrahmán Muhámmad Maanán
Taqwa, Tawakkul, Tawhid e Ijlás son las virtudes que revivifican el corazón y le devuelven su fuerza y capacidad para albergar al Absoluto. Son las claves de su salud y rectitud, mientras que sus contrarios lo corrompen y estropean, sumiendo al corazón en la ruin

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